martes, 9 de marzo de 2010

Palencia 1ª Parte. Desde el hotel hasta la Catedral

Hace unos días tuve ocasión de visitar Palencia.

Mi marido y yo habíamos estado en esta ciudad con ocasión de la exposición de las Edades del Hombre, que se celebro allí en el año 1.999, y ya nos había sorprendido por su monumentalidad.

Ahora tuve un día y medio para recorrer tranquilamente sus calles y plazas saboreando su, podemos decir, esencia, y contemplando las maravillas que contiene.

El tiempo estaba frío. Nada que un buen abrigo no pueda hacer soportable.

Digamos dos palabras sobre su pasado.

Palencia, ciudad de unos 85.000 habitantes, tiene una historia muy larga, desde los vacceos, romanos, visigodos, árabes, hasta Castilla, que le dio su carácter y esplendor.

Su nombre ha permanecido casi inalterado desde sus primeros pobladores, Pallantia, que quiere decir "cerro amesetado o meseta", muy apropiado para el lugar que ocupa, geograficamente, en la gran meseta.

Fue la primera universidad de España, con el Estudio General, donde estudio, hacia 1.184 Santo Domingo de Guzmán, que fue luego profesor de la misma.

El título de Universidad se lo debe al rey Alfonso VIII de Castilla, ya por el año 1.208.
Mas tarde está Universidad sería trasladada a Salamanca.

Algunos de sus antiguos habitantes han dejado muestras de su paso, pero sobre todo hay arte románico y gótico, renacentista y barroco, con iglesias y conventos, que ocupan el casco antiguo, uno a continuación de otro. Muestras del glorioso pasado de Castilla.

También hay edificios civiles interesantes, mas modernos, de los s. XVIII, XIX y XX, que forman un conjunto verdaderamente monumental.

La ciudad está cuidada; los edificios antiguos y más modernos restaurados, limpios, bien entretenidos. Da gusto pasear por ella.

Han hecho una serie de rutas temáticas para ayudar al visitante.

Paramos en un hotel muy agradable, buenas instalaciones, buen desayuno, al lado del casco antiguo.

Dispuesta a conocer la ciudad, cogí mi cámara de fotos y empecé la visita por la iglesia de San Lázaro, muy cercana al hotel. Delante de la iglesia hay una placita, casi un rellano, que la hace aun mas atractiva.

Esta iglesia construida en el s. XIV, en estilo tardorománico y gótico, fue fundada, según la tradición, en el s. XI, por el Cid Campeador, como hospital de peregrinos y leprosos, tal como indica una inscripción; el lazareto estaba entonces extramuros de la ciudad.

Después de muchas restauraciones, a través de los siglos, hoy día se la ve con un excelente aspecto.

Lo mas sobresaliente de ella es el Retablo Mayor, que no es el original, repartido entre el Museo del Prado, en Madrid, y la National Gallery of Art de Washington. El retablo que hoy vemos allí, de estilo renacentista plateresco, procede de la iglesia del pueblo vallisoletano de Tordehumos; es magnífico.

En el 2.008 se commemoraron los 500 años de la restauración y refundación del templo por D. Sancho de Castilla.

Muy cerca, en la misma calle esta el Monasterio de Santa Clara, popularmente conocido como de las Claras, edificio gótico, construido entre los s. XIV-XV.

Como todos los edificios antiguos ha pasado por mil vicisitudes y usos, pero, desde mediados del s. XIX, es nuevamente convento de clarisas, como en su fundación.

El Retablo Mayor de estilo barroco tiene siempre expuesto el Santísimo Sacramento.

En una capilla lateral, cerca de la entrada, esta el Santísimo Cristo de las Claras también llamado de la Buena Muerte, venerada imagen yacente, en una urna de cristal, tras una reja barroca. Su aparición e instalación en el Monasterio de las Claras están envueltos en leyendas. Ahora luce en su primitivo esplendor después de una concienzuda restauración.

En este monasterio sitúa el escritor José Zorrilla su leyenda Margarita la Tornera.

Si seguimos por la misma calle encontramos varios edificios civiles, mucho más modernos, el Teatro Principal, construido a principios del s. XIX, según los modelos italianos, restaurado en diversas ocasiones, la última en 1.993.

Casi al lado esta el imponente palacio de la Diputación Provincial, inaugurado en 1.916. Es un edificio de estilo ecléctico, con elementos neoclásicos, neorenacentistas y neobarrocos; me recordó el palacio de Monterrey de Salamanca, que debió de inspirar al arquitecto palentino Jerónimo Arroyo (1.871-1.946), para su diseño.

Enfrente está el Mercado de Abastos, otro notable edificio de la ciudad, de finales del s. XIX; arquitectura de hierro y cristal, propia de los mercados de esa época (similar al Mercado del Fontán de Oviedo) que tiene la particularidad, aunque parezca increíble, de estar hecho sin soldaduras. Debido a su singularidad tiene la consideración de Monumento Civil.

Del mercado se accede, un poco más allá a la Plaza Mayor.

Esta preciosa plaza, de gran simetría, cubierta en su tres cuartos por soportales de columnas prismáticas, tiene gran sabor castellano; fue creada en el s. XVII, y tiene su aspecto actual después de numerosas reformas.

El cuarto lado de la plaza está presidido por el Ayuntamiento, edificio neoclásico del s. XIX, pintado de rosa pálido, lo cual le da aspecto palaciego.

En el centro de la plaza hay un monumento a Berruguete (1.490-1.561), del renombrado escultor palentino Victorio Macho (1.887-1.966).

Como nota curiosa, y puede que práctica, diré que la oficina de turismo está en el primer piso del Ayuntamiento, sin cartel que la anuncie en ningún lado de la ciudad, yo al menos no lo vi; llegue a ella preguntando tanto fuera como dentro del edificio. En esa oficina están, sin embargo, bien surtidos de catálogos y mapas.

Deben tener, pues, escaso turismo. Una verdadera injusticia ya que la ciudad bien merece ser visitada y conocida.

De esta plaza se llega a la calle Mayor.

Arteria principal del casco antiguo, tiene casi un km de largo, recubierta de soportales en su cuarta parte, con columnas prismáticas como las de la Plaza Mayor, solo presentes en la parte izquierda, que sostienen los miradores de las casas mas caras de Palencia.

En uno de los lados porticados está el bonito edificio del Casino de Palencia.

Abastecida de buen comercio, aunque hay las mismas franquicias que en otras ciudades, me pareció que conservaba mucho del comercio antiguo, llamado hoy multimarca, mas interesante para el comprador.

La calle esta jalonada por edificios notables, con preciosas decoraciones como la del estudio del arquitecto Arroyo y Gallego, que hizo sus estudios en Barcelona, donde recibió las influencias modernistas y demás que estaban en boga en esa ciudad.

En su estudio se diseñaron buena parte de los edificios levantados en la ciudad a principios del s. XX, el palacio de la Diputación, el nuevo Instituto General y Técnico, la casa García Germán, el colegio de Villandrando, etc.

Este último está situado también en la calle Mayor. Fue fundado a principios del s. XX por una
benefactora palentina, la condesa de Villandrando, para acoger a niñas huerfanas.

La fachada muestra la influencia del gótico veneciano que Arroyo había conocido durante sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Barcelona. Está coronada por un gran friso en cerámica, de Daniel Zuloaga (1.852-1-921), que ilustra la vida de la fundadora.

Mas adelante, hacia la Estación de Ferrocarril, encontramos el Convento de Agustinas Canónigas

Antiguo convento, del s. XVI, hoy ocupado por el archivo y otras dependencias municipales.

La fachada del convento, en piedra y ladrillo, de gusto italianizante, contrasta enormemente con la iglesia, hoy devuelta al culto, enteramente de piedra, de estilo herreriano.

Todo esta reformado varias veces, pues fue saqueado y utilizado como cuartel durante la guerra de la Independencia por las tropas napoleónicas.

También sufrió los efectos de la Desamortización de Mendizabal, del año 1.836.

Nuestro conocido arquitecto Arroyo fue el último en restaurarlo.
Es un edificio atractivo, que se une a los otros muchos que hay en la calle Mayor.

De allí me fui a visitar el convento de San Francisco, situado en la trasera del Ayuntamiento.

El convento tuvo enormes terrenos y gran importancia social y económica en toda la región, desde su fundacion en el s. XIII.

Edificio histórico, pues aquí se celebraron Cortes generales en dos ocasiones, en el s. XIV; tambien acogió un Concilio nacional en 1.388, presidido por el cardenal Pedro de Luna, luego elegido Papa.

Ha sufrido muchísimo, con el paso de los siglos. Hubo dos grandes incendios en los s. XV y XVI, que hicieron necesaria su reconstruccion. Fue ocupado por las tropas de Napoleón en 1.808, que causaron, como en toda España, grandes destrozos. También sufrió con la desamortización.

Ahora solo queda el Claustro, en restauración, y la iglesia. Aún tan disminuido es uno de los rincones mas bonitos de la ciudad.

La iglesia es de estilo gótico y el Retablo Mayor, muy posterior, es barroco-churrigeresco.

Hay una interesante capilla, en estilo gótico con sepulturas de la familia Sarmiento, del s. XV.

Muy cerca, entre la calle Mayor y la iglesia de San Francisco donde estuvo adosada, encontramos la iglesia de la Soledad.

Por su pequeño tamaño mas parece capilla que iglesia. En su interior, la venerada imagen de la Virgen de la Soledad, preside el altar.

Sede de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, ya que la Virgen de la Soledad sale como paso en la procesión del Sábado Santo, durante la Semana Santa palentina.

Bien, pues mientras visitaba todos estos lugares transcurrió la mañana. Había que hacer un alto para comer.

Había quedado con C. y unos amigos en Casa Lucio, el mejor restaurante de la ciudad, en la céntrica calle Don Sancho.

Y en efecto hace honor a su fama. Entre otros platos comimos menestra palentina, que es deliciosa. Tiene como singularidad que la coliflor está rebozada. De segundo plato tomamos cordero asado, una de sus especialidades. Ya sabemos que el cordero se come muy bien en toda Castilla, pero este estaba superior.

Bien repuestos nos fuimos un rato al hotel a descansar y ordenar todo lo visto.

En un principio pensé hacer un solo artículo de Palencia, pero lo que hay que ver es tan importante y extenso que dejare otra parte para un próximo relato, empezando entonces por el monumento principal de Palencia: La Catedral.

6 comentarios:

  1. Hola!! Nunca he comentado aqui, y es que me quedo coorta...
    con lo lindo de tus viajes y las recetas que jamas podre hacer, pues yo para eso soy un desastre!! por eso las recetas se las paso a mi hermana, ella si que sabe.
    Tienes un regalito por mi sitio. Si gustas, pasa a recogerlo.

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  2. Bueno, yo conozco un poco Palencia , tanto la capital como la provincia. Coincido que son monumentales pero está visto que voy a tener que volver. En nuestra visita a la capital nos limitamos al casco antiguo, que es precioso, así que tengo mucho pendiente.
    El mercado me recuerda mucho también al de Zamora, otra joya española.
    Besitos

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  3. Gracias Lunática, me alegro de tenerte como comentarista; Tambien de que mi blog te haga pasar un ratito agradable.
    Yo he empezado a visitar el tuyo. Me gusta tienes mucha gracia contando los hechos pequeños y grandes de la cotidianidad.
    Te agradezco el regalo; lo he mirado, pero no se ponerlo en el blog, le preguntaré a mi hija que es una experta.
    Mientras gracias, otra vez; eres demasiado amable...
    Besos

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  4. Sí, Palencia bien vale mas de una visita. En mi primera, había hecho menos que tú. Como era la exposicion de las Edades del Hombre, casi que nos limitamos a ella. Por otro lado la catedral estaba transfomada interiormente, para la exposición, y no lucia en toda su monumentalidad.
    La provincia,que no conozco apenas creo que tambien es magnifica.
    En fin hay que tener tiempo, y hay que aprovecharlo cuando se tiene
    Besos

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  5. Pues nunca había "caído en la cuenta", no conozco Palencia. Veamos, no conozco muchísimos lugares, pero Palencia es un sitio que no ha existido en mi mente como lugar a conocer, y después de esta descripción y esa comida, entra en el "ranking" de lugares pendientes. Estoy haciendo memoria, creo que no la conozco sino la recordaría. León, Zamora, Salamanca...sí, pero Palencia no.

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  6. Sí, Pulgilla Palencia tambien debería entrar en el circuito de visitas a Castilla. Vale la pena. Y está cerca ...
    Besos

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