miércoles, 16 de febrero de 2011

Ecuador. Capitulo VI. Termas de Papallacta

Dejamos Quito. Para la despedida, el día estaba lluvioso desde por la mañana. Aunque había llovido cada día de los que pasamos en la ciudad, el de hoy se presentaba mas gris y frío todavía.
Después de contemplar el brumoso paisaje desde la ventana de la habitación por última vez,

bajamos a reunirnos con nuestro grupo. Desayunamos y emprendimos el camino hacia Papallacta.

Atravesamos el caos circulatorio de Quito. Parece ser que en los últimos años ha aumentado enormemente el número de vehículos de motor, debido a grandes promociones del gobierno y al bajo precio de los carburantes, también subvencionado por el mismo.

Como sin embargo, las calles siguen siendo las mismas, sin que se hayan acometido obras públicas, de ampliación viaria, el caos está servido. Para tratar de arreglarlo, y de reducir la contaminación, se ha implantado una medida, que ya ha tenido pobres resultados o ha fracasado en otros países, desde hace un año, que se llama Pico y placa.

Pico se refiere a las horas puntas y placa al último número de la matricula, que es el referente para circular determinados días solamente. Cada año rota el número de la placa. Hay que reconocer la habilidad de los americanos para inventar nuevas locuciones en el lenguaje común, como esta.
Las medidas han retirado bastantes vehículos cada día, a determinadas horas, y también han dado origen a diversas trampas, como la petición de los compradores de coches por un determinado último número de la matricula, para poder salir los viernes, o la compra de un segundo coche para poder circular siempre, aumentando así el caos.

Las ventanillas del bus se empañaron con la humedad ambiente, y poco podíamos ver.

Bien, pues, después de bastantes dificultades y atascos, atravesamos la ciudad, en dirección este.

Papallacta esta a 67 km de Quito, pero en este país los viajes se miden por horas, no por km.

Es un viaje-tobogan. Primero se desciende el valle de Cumbayá, para luego subir hasta mas de 4.000 m. sobre el nivel del mar, y descender de nuevo alrededor de 1.000 m, ya que las termas están a 3.120 m.

El paisaje andino es, por este lado, menos desolador que otros ya vistos. Los eucaliptos desaparecen con la altura, no hay pinos; la vegetación es en su mayor parte autóctona, propia de esas alturas, compuesta, principalmente de arbustos bajos.

Hay, también gran cantidad de plumeros, (Cortaderia seollana), llamada tambien Cortadera, Carrizo de la Pampa, Hierba de la Pampa, estas ultimas referentes a su lugar de origen, que es la Pampa argentina, aunque se ha adaptado bien en Europa y América del Norte, donde presenta mas robustez y desarrollo.

Sin embargo presenta una forma invasiva, los hay en gran cantidad, como en varias regiones españolas, perjudicando a otras plantas.

En algunas laderas, los arbustos y plantas bajas están quemados; parece que la intención de estas hogueras es convertir ese prado en pastizal, pero, por el momento solo queda negro del fuego pasado.
Y así entre valle y estrecho valle, subiendo y bajando, llegamos a las proximidades de las termas.

Fue entonces cuando nos fue anunciado, como sorpresa, ya que a nuestro organizador le gusta proporcionarnos imprevistos emocionantes, una visita a un, podíamos decir, criadero de colibries, próximo a las termas.



Valió la pena, porque allí pudimos ver en libertad diversas especies de estos diminutos y preciosos pájaros.

El colibrí está entre los pájaros mas pequeños del mundo. En otra época se les mato por millones para obtener sus plumas, que decoraban los tocados de las mujeres, lo cual llevo, seguramente, a la extinción de varias especies.

Generalmente presentan un plumaje de vivos colores, del cual el mas común es el verde metálico; los machos tienen el cuello rojo brillante, azul o verde esmeralda.

Tienen un largo pico, diferente para cada especie, especializado en una flor determinada, con cuyo néctar se alimentan, que les permite ocupar un nicho propio y no competir con otros colibries. Su lengua es también larga, y se puede extender lo necesario para llegar al néctar.

Bien, pues tuvimos la oportunidad en el Jardín Guango, de ver muchos de estos pajarillos, alimentandose en los recipientes preparados para ellos, y volando por todos lados con su velocidad característica.
Saque unas cuantas fotos, pero con resultados muy pobres. Para poder captar a estas diminutas aves hace falta todo un equipo, y pericia para hacerlo, pero os mostrare algunos en fotos prestadas.

Después de un gran rato, en que lo pasamos muy bien observando a los colibries, y también reponiendonos del viaje y de la humedad que había en aquel lugar, que pertenece al bosque húmedo de lluvia horizontal, tomando un café en un agradable salón del Jardín, seguimos hasta las termas de Papallacta.

Llegamos a un bonito y acondicionado hotel, en forma de pequeñas cabañas alrededor de algunas piscinas.

Era la hora de comer y pasamos directamente al comedor. El chef, un ecuatoriano que había residido muchos años en España, nos recibió con gran simpatía.

Para los amantes del fútbol, una enorme pantalla de TV retransmitía en esos momentos el partido de la Liga de campeones entre el Real Madrid y el Milán, con un resultado de 2-0, que regocijo a mi marido.

Comimos locro y una especialidad de la zona: trucha en papillote con lecho de quinoa.
A la sobremesa quedamos con nuestra guía en hacer un paseo por un sendero, que atraviesa varias fincas privadas, preparadas par la caminata. Hay que aprovechar las horas, ya que a las seis se hace de noche.

Fuimos un total de ocho personas, aunque una de ellas tuvo que volver, pues aunque había una senda delimitada, y no era demasiado difícil, no estaba en condiciones para ese nivel de marcha.

El paisaje era muy bonito, con llamas pastando, y arboles que nos parecieron exóticos, sobre los que crecían plantas parásitas.

Pronto nos adentramos entre arboles para seguir la margen de un río de montaña , que bajaba con gran estrépito y velocidad, por rápidos y pequeñas cascadas. Algunas de las empinadas orillas estaban resbaladizas, había que ir con cuidado.


Caminamos media hora y luego emprendimos la bajada. Y allí entre algunas brumas nos esperaba la visión del volcán Antisana (5.753 m), uno de los grandes colosos andinos.


La vista de este nevado andino nos encanto.

Bajamos rápidamente, para tener tiempo de disfrutar del máximo, y tiene muchos, de los atractivos de Papallacta, las piscinas calientes.

Hay dos sectores con piscinas, alrededor de las cabañas para el uso de los clientes del hotel y otro sector con piscinas mas grandes y muy bonitas, con servicios de spa también para disfrute de los huéspedes del hotel.

La riqueza hidro termal de Papallacta, se debe a su situación entre los volcanes Cayambe y Antisana, que calientan las aguas del río Papallacta entre 30ºC-70ºC.


Es una delicia sumergirse en cualquiera de las piscinas. Afuera hace bastante fresco, y eso hace el agua caliente aun mas agradable. Parece que sirven para aliviar diversas dolencias, aunque nosotros no tuvimos tiempo de comprobar mejoras medicinales, al estar solamente un día en el lugar.

Además del efecto placentero del baño, todo el lugar es muy bonito. Las piscinas están hechas con teselas de colores y sus formas son distintas, con asideros, escaleras y toda clase de comodidades.

El entorno son los altos montes andinos, con el volcán Antisana presidiéndolos en la lejanía.

Estuvimos de una a otra piscina, comprobando la temperatura y disfrutando de lo lindo, cerca de una hora.

Se había hecho casi de noche.

Antes de la cena estuvimos tomando una copa en el bar del hotel, de tipo montañés, con una buena chimenea ardiendo.

Un sitio este, Papallacta, en que se quisiera pasar varios días con frecuencia. Solo hay que estar en Ecuador para disfrutarlo.

6 comentarios:

  1. Un paraíso terrenal este Papallacta! Sólo de imaginarme el viaje/montaña rusa en bus y me tengo que tomarme una biodramina...

    Tengo la impresión que vuestros colegas de viaje eran muy flojitos! Menos mal que vosotros estáis en forma. Así disfrutáis el doble. Tuvo que ser una pasada el baño después de la caminata.

    Besos

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  2. Si, todo este lugar es una delicia. La pena es que tienes que hacer 11 horas de avión, y otras dos o tres hasta Papallacta, vamos que no se puede ir en un fin de semana cualquiera.

    A pesar de las subidas y bajadas no mareamos, en eso hubo suerte.

    Besitos

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  3. La descripcion de tu viaje por Ecuador me encantó. Nunca estuve allí y me encantaría ir. Me recordó un viaje que hice por Guatemala y que disfruté muchisimo. Julia

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  4. pues ecudor en si es muy bonito y turistico me encanta

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  5. alguien sabe el nombre del hotel en papallacta gracias

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