sábado, 1 de febrero de 2014

4º día: Amberes


Al día siguiente, nuestro cuarto día en este país, seguía lloviendo.

Salimos bastante temprano hacia Amberes, ya que teníamos un apretado programa de viaje.

Atravesamos calles, plazas y avenidas, que ya nos resultaban familiares, dejando a la izquierda la imponente mole de la iglesia del Sagrado Corazón, para recorrer los 50 km que separan Bruselas de Amberes.

La campiña belga es completamente plana y en este tiempo de primavera, muy verde, salpicada, con frecuencia, por granjas y con ganado vacuno pastando en esos sabrosos prados.  Atravesamos también algunos pueblos. Aunque la agricultura y la ganadería ocupan el último puesto de los sectores productivos en este desarrollado país, no por eso los campos dejan de estar bien aprovechados y cuidados.

Amberes tiene casi medio millón de habitantes, es la segunda ciudad  mas grande de Bélgica; su puerto es uno de los mas grandes de Europa y del mundo, y tiene importantes monumentos, testigos de su compleja historia, que la hacen una bella ciudad.

El nombre de Amberes, en neerlandés Antwerpen, puede venir de una bonita leyenda, acerca del gigante Druoon Antigon, cuya estatua adorna la Plaza Mayor, que vivía en el río Escalda, que atraviesa la ciudad, cobrando peaje a los barcos que quisieran pasar. Si un barco no pagaba, el gigante le cortaba la mano al capitán y la arrojaba al río, hasta que el centurión romano Silvio Brabo se enfrento con el gigante, le corto la mano y la arrojo al río, lo mismo que él hacía con sus víctimas. De ahí el nombre (Ant=mano, Werpen=lanzar) de la ciudad: Antwerpen.

Los descubrimientos arqueológicos indican que hubo en este territorio poblaciones galo-romanas en los s.s. II y III a.C., pero su historia comienza, como el de muchas ciudades belgas, con la creación de dos asentamientos: Aanwerp, que significa montón de tierra, otro posible origen para el nombre de la ciudad, y Caloes, 500 m al sur.

Los vikingos, que asolaron estas costas durante siglos, destruyeron una fortificación que había sido construida hacia el s.VII, pero no fue hasta que san Norberto levanto la Abadía de San Miguel de Caloes, y mas tarde, los canónigos de esta iglesia se trasladaron mas al norte, para fundar una nueva parroquia en torno a una pequeña capilla dedicada a la Virgen, precursora de la catedral, que se desarrollo un burgo en ese lugar.

La ciudad, que pertenecía al Ducado de Brabante, siguió creciendo, hasta convertirse, en el s.XIV, en un importante centro comercial y financiero gracias a su puerto y al mercado de la lana.

Sin embargo durante este siglo la hegemonía la ejerció Brujas, donde se estableció la corte, y no fue recuperada por Amberes hasta medio siglo después, cuando la navegación por el canal Zwin de Brujas se hizo imposible, por la acumulación de sedimentos, y el puerto de Amberes acogió todo el trafico marítimo en el s. XV.

Durante el s. XVI, Amberes fue el centro de las luchas religiosas entre católicos y protestantes, llegando estos últimos a destruir la catedral. La ciudad fue asolada por una serie de acontecimientos desastrosos, que aumentaron en el s. XVII, cuando, tras el Tratado de Westfalia, que puso fin a varias guerras, fue cerrado el paso, por el río Escalda, para todas las embarcaciones que no fueran holandesas. Sin la comunicación por mar, Amberes estaba perdida.

La antigua prosperidad de la ciudad decayó entre los s.s. XVII y XIX, mientras el río Escalda estuvo cerrado. Tras varios intentos de restablecer el tráfico fluvial, y cortos periodos de tiempo donde esto se consiguió, su apertura definitiva llego en 1.863.

Después de las dos guerras mundiales que tanto perjudicaron a Amberes y a toda Bélgica, durante el s. XX, la ciudad ha experimentado un gran crecimiento económico, y hoy día Amberes es una de las ciudades mas prósperas y bellas del país.

Hay que citar, en primer lugar, que Amberes es una de las capitales del tallado y comercio de diamantes mas importantes del mundo; nuestro autobús entro en la ciudad, precisamente, por el barrio donde viven actualmente los judíos ortodoxos, que se ocupan de este gran negocio.

 Se los distingue facilmente por su vestimenta y peinado, la primera tiene su origen en el traje que  usaban en Polonia desde el s. XVIII, al menos. En Bélgica, con su destemplado y frío clima puede ser adecuado, pero cuando se les ve en Israel, vestidos de la misma manera, se piensa en el calor que deben de pasar. Además de por el sombrero, se distinguen por los tirabuzones que llevan a los lados de la cabeza, cerca de las orejas.

Esto en cuanto a los hombres, e incluso a los niños. Las mujeres nunca visten pantalones, sino faldas por debajo de las rodillas, llevan el cabello debajo de un pañuelo y van con varios niños a su lado.

Después de circular por este barrio, bajamos del bus delante de la Estación Central.

El enorme edificio neobarroco, edificado entre 1.895 y 1.905, con varios pisos por los cuales pasan diversas vías, construido en mármol y metal, y coronado por una gran cúpula de 44 m de altura, que la convierten en uno de los edificios mas altos de la ciudad, es digno de visitar.
                                                               

Nuestra guía debía de tener prisa porque, después de una breve visita a la Estación, recorrimos, casi a uña de caballo, las calles que llegaban hasta la Plaza Mayor. Es verdad que estaba lloviendo, pero cuando pasamos por al lado de la casa del pintor Pedro-Pablo Rubens, apenas pudimos echarle una ojeada.
                                                                   

 En cambio paramos, aunque solo unos minutos, el tiempo de recorrer una pequeña fábrica artesanal de chocolate, cerca de la casa de Rubens, establecimiento que debe ser frecuente en este país, dedicado a la confección y venta de bombones y todo lo que se puede elaborar con chocolate.

Poco después llegamos a la Plaza Mayor de Amberes, el centro del casco histórico.
                                                                  

En ella sorprende todo; en primer lugar la forma triangular de la plaza, después, la belleza de los edificios que la forman, y por último la estatua de Brabo, el soldado romano que libero la ciudad del gigante que cobraba peaje en el río Escalda. y que no ocupa el centro de la irregular plaza, sino que está situada delante del Ayuntamiento.

La plaza está rodeada, además del Ayuntamiento y las casas gremiales, por la catedral de Nuestra Señora.
                                                                         
El Ayuntamiento fue construido entre 1.561-64 en estilo renacentista, con influencias  flamencas e italianas.


Las casas gremiales rodean la plaza, tal como sucede en la Gran Plaza de Bruselas. No son las originales, ya que casi todas ardieron en 1.576 y fueron reconstruidas luego. La mas grande es la del número 7, la Casa Española.

                                                               
La fuente central está coronada por la impresionante estatua de Silvius Brabo
                                                                       

En otra esquina de la plaza está la catedral, dedicada a la Virgen María.

Construida, en el emplazamiento de otra iglesia románica, en estilo gótico entre 1.352 y 1.521, la catedral de Nuestra Señora es la mas grande de Bélgica y una de las mas importantes iglesias góticas de Europa. La gran torre de la catedral, mide 123 m de altura, y debía tener otra torre gemela, que no fue levantada por falta de dinero.
                                                                            

                                                                          
 
El interior de la catedral es impresionante por su altura y amplitud.
                                                 


 En ella se encuentran varios cuadros de Rubens, el mas famoso de los cuales es el Descendimiento de Cruz.
                                                                                                                                  

La catedral acoge con frecuencia exposiciones, sobre todo de pintura, y, efectivamente pudimos ver una, que se desarrollaba en esos días, con cuadros flamencos, de distintas épocas, muy interesantes.

Cabe destacar, entre las exposiciones celebradas en la catedral, la V edición de las Edades del Hombre, que tuvo como tema las creaciones artísticas religiosas de la época en que España y Flandes eran un solo reino.

También paramos durante un rato en la capilla de la Virgen de Amberes, donde hay una venerada imagen de la Virgen, que data del s. XVI
                                                                        

Durante las guerras de religión que asolaron Europa, en s. XVI, los iconoclastas protestantes asaltaron la catedral y destruyeron  o vendieron muchas obras de arte.

Cuando salimos de la catedral el tiempo había mejorado; ya no llovía, así que nos llegamos hasta el río Escalda, que esta muy cerca de la catedral.

El río Escalda que nace en Francia, atraviesa Bélgica, hasta desembocar en el Mar del Norte, con un inmenso recorrido de mas de 350 km, ha sido fundamental para el desarrollo e historia de Amberes, constituyendo hoy día uno de los grandes atractivos de la zona del puerto.
                                                                            
Como teníamos un tiempo libre decidimos descansar un rato en una cafetería muy agradable, ubicada entre la catedral y las orillas del Escalda.


                                                                                   
Después de tomar un café nos llegamos hasta el río, que impresiona por su anchura y caudal.



Hubiera estado bien tener mas tiempo para recorrer un trecho de las orillas del gran río, e incluso dar un paseo en barco, pero teníamos que seguir viaje. Dejábamos  Bélgica para llegar a Holanda donde pasaríamos otros cuantos días.                                                                         

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