viernes, 1 de agosto de 2014

Madrigal de las Altas Torres

                                                                               
                                                                 
Hoy dedicamos la mañana a visitar una  población cercana a Arévalo de bello nombre, de ilustre pasado, gran resonancia española y gran importancia histórica: Madrigal de las Altas Torres, que es un complemento, diría casi indispensable, de la exposición Edades el Hombre, que transcurre en Arévalo.

Así que después del desayuno hicimos los, poco mas de 26 km que hay entre Arévalo y Madrigal, que en coche son unos 22 minutos. La carretera es recta y podíamos ver que el cielo estaba nublado, con nubes altas, y los campos se extendían en la plana meseta, hasta perderse de vista.

Pocos pueblos pueden presumir de un nombre tan hermoso como Madrigal, como así se llamaba antes de apellidarle, de las Altas Torres, por las torres y campanarios de sus iglesias y palacios, que fueron mas de cien.

Es, después de Arévalo, la población mas importante de la comarca de La Moraña, en la provincia de Ávila, con cerca de 1.600 habitantes, situada a 809 m de altura sobre el nivel del mar, entre los ríos Zapardiel y Trabancos, afluentes del Duero.

Madrigal de las Altas Torres con todo su importante pasado, tanto histórico como cultural, vivió mejores momentos, y hoy la villa, resguardada por sus altas murallas medievales, tiene un aspecto un tanto decadente, que rezuma melancolía y tristeza, fácil de sentir cuando se llega a ella.

Su nombre nada tiene que ver con el poema breve de la misma denominación, sino con la palabra árabe magerit o mayrit, de la que deriva también Madrid, que quiere decir arroyo matriz de aguas subterráneas, y hace referencia a las canalizaciones de acuíferos que realizaron los musulmanes.

El origen de Madrigal se encuentra en la repoblación de toda la zona, tras la recuperación de estos territorios por los cristianos; ya en el s. X el obispo de Burgos le otorgo fueros, confirmados después por Alfonso VIII , en 1.168. Desde entonces empezó a destacar como plaza bien amurallada y lugar predilecto de la realeza.
                                                                       
En ella se celebraron los esponsales entre el rey Juan II de Castilla e Isabel de Portugal, en 1.447 y en ella nació el 22 de abril de 1.451, la que llegaría a ser la reina Isabel La Católica, uno de los personajes mas sobresalientes y decisivos de la Historia de España.
                                                                             

La villa alcanzo su máximo esplendor tras la construcción del palacio veraniego de Juan II, y la fundación del Hospital Real, por su primera esposa María de Aragón, en 1.443.

Tras el matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando V de Aragón. conocidos, mas tarde, como los Reyes Católicos, fueron convocadas Cortes en Madrigal, en 1.476, en las que se juro a Isabel como heredera del reino.

A finales del s. XVI se produjo en Madrigal un gran escándalo, protagonizado por el pastelero Gabriel de Espinosa y urdido por algunos nobles, cuando este se hizo pasar por el fallecido rey Sebastian de Portugal. La aventura acabo con el pastelero en la horca.

Madrigal de las Altas Torres está rodeado por los restos discontinuos y semirruinosos de la muralla medieval mudéjar, construida en el s. XIII, que traza un circulo, casi perfecto, alrededor de la villa y que tiene gran importancia como ejemplo de fortificación militar, que llego a tener mas de cien torres albarranas,

                                                                         
y cuatro puertas con los nombres de las poblaciones a las que abrían paso: Medina del Campo, Cantalapiedra, Peñaranda y Arévalo, y es un caso único de villa medieval fortificada en una llanura, sin ningún tipo de defensa natural.
                                                                       

Bien, pues una vez llegados al casco histórico nos dirigimos al Hospital, donde se adquieren las entradas para visitar todos los monumentos de la villa, empezando por el propio Hospital.

El Real Hospital de la Purísima Concepción, su nombre completo, fue fundado en 1.443, por doña María de Aragón, primera esposa del rey Juan II de Castilla, padre, como ya hemos visto mas arriba, de Isabel la Católica.

Su mejor época fue durante los s.s. XVII y XVIII, y continuo funcionando como hospital hasta 1.934.

Hoy día está dedicado a Casa de la Cultura.


El exterior de este edificio renacentista, tiene una bella galería y una balaustrada de columnas con capiteles

En el s. XVIII  se le adoso una capilla, en la foto de arriba, a la izquierda, cuyo interior preside el retablo del venerado Cristo de las Angustias, imagen del s. XV.

                                                                         
Acompañados por una guía emprendimos la visita al recinto, subiendo por una magnifica escalera                                                                                

y su precioso patio, tan castellano, con columnas, de dos pisos.
          

En una de las estancias se ha hecho una reconstrucción, no muy afortunada, pues mas parece de algún siglo mas próximo a nosotros, que del s. XV, de lo que podría haber sido la habitación de Isabel la Católica.


En otro de los salones del Real Hospital esta instalado el Museo Vasco de Quiroga, en memoria del hijo de Madrigal, que fue el primer obispo de Michoacan, (Méjico),Vasco Vazquez de Quiroga, y que contiene mas de doscientas piezas procedentes de Méjico.

Después de recorrer el hospital y contemplar la vista de las murallas y del palacio de Juan II, nos quedaban las dos iglesias mudéjares de Madrigal, y, por consejo de la guía, empezamos por Santa María del Castillo, para ver, después, la mas interesante, San Nicolás de Bari.

Esto, desde luego, es una manera de hablar, pues las dos son grandes y magníficos monumentos, tanto por fuera como por dentro, pero seguimos su consejo y empezamos por Santa María del Castillo.
                                                                           

La iglesia se asienta sobre una pequeña elevación que domina la villa, donde debió de existir el antiguo y desaparecido castillo de Madrigal.

Construida en estilo románico-mudéjar hacia la segunda mitad del s. XIII, constaba de tres naves y tres ábsides, que quedaron reducidas a una, en una torpe y mala restauración del s. XVIII. Del primitivo templo románico quedan dos ábsides, el muro contiguo del lado norte y el cuerpo inferior de la torre.
                                                                         

En los años 60 del s. XX aparecieron restos de pinturas románicas murales; la iglesia nos fue enseñada por dos jóvenes del lugar que, con gran acierto, están empeñados en la restauración y conservación del gran patrimonio de Madrigal y han formado para ello una Asociación, cuyo esfuerzo y trabajo aplaudo.
                                                                               

Después fuimos a la otra iglesia mudéjar de Madrigal, San Nicolás de Bari
                                                                          

San Nicolás de Bari es una de las mas importantes iglesias mudéjares de España, que es como decir del mundo. Data del s. XIII, con una importante remodelación en el s. XV y añadidos posteriores de estilo renacentista y barroco. En ella  caso el rey Juan II de Castilla en segundas nupcias, con Isabel de Portugal, padres de Isabel la Católica, que fue allí bautizada, en una pila que podemos contemplar hoy día.
                                                                           

Tiene dos sobresalientes ábsides mudéjares
                                                                       

 y una torre campanario de 50 m de altura, que ha contribuido al nombre del lugar, en forma de prisma y muy sobria, que destaca en el paisaje de Madrigal.
                                                   

Siendo magnifico el exterior, sin embargo, es mas importante el interior, donde sobresale el artesonado mudéjar de la bóveda central, una extraordinaria, y por suerte, conservada pieza.
                                                                       

No sufrió la misma suerte el retablo primitivo, que fue retirado en el s. XVIII, para instalar uno barroco; el retablo gótico renacentista fue arrinconado y maltratado, de manera que gran parte de los cuadros que lo componían han desaparecido, y que en la última y mas cuidadosa restauración se exhibe, al lado del coro, lo poco que queda de él.
                                                                 
                                                                   
Dentro de la iglesia, que nos enseño una eficaz guía, hay una especie de museillo, donde se encuentra la pila bautismal de Isabel la Católica, que he mostrado mas arriba, y diversos cuadros, esculturas y objeto sacros, algunos de ellos recogidos del importante Monasterio de San Agustín, en las afueras de la ciudad, hoy casi por completo en ruinas.
                                                                   

El convento fundado en el s. XV, ocupado durante su primer siglo de existencia por monjas agustinas, y cedido después por ellas, a monjes de su misma regla.

 Fue Casa Capitular de Castilla, con cátedras de Cánones, Teología, Leyes, Filosofía y Humanidades.

En él murió, en el verano de 1.541 Fray Luis de León, gran poeta y  humanista de la escuela salmantina, cuya celda aún se puede ver en las ruinas.

Después de la Desamortización de 1.835, se vendió en pública subasta y fue utilizado como silo; entonces comienzo su deterioro, que lo ha conducido a la ruina.

Nos quedo por ver el Palacio de Juan II, regentado hoy día por unas monjas que han puesto un horario reducido, después de comer, y no podíamos quedarnos, pues habíamos citado a mi hijo mayor, y a su familia para comer en Arévalo.

Dejamos Madrigal de las Altas Torres con cierta pena por no poder completar la visita, aunque contentos con lo que habíamos visto y conocido de este histórico lugar.                                        

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