sábado, 22 de septiembre de 2018

Grecia 7º día 2 Micenas


Tras visitar el antiguo Corinto y el canal del mismo nombre, recorrimos los poco mas de 40 km que llevan a otro importante yacimiento arqueológico: Micenas, cuna de la civilización griega.

Según la mitología Micenas, una de las ciudades de la Argólida, fue fundada por Perseo, hijo del dios Zeus y de la mortal Danae, hija del rey de Argos, Acrisio, que construyo las murallas de la ciudad con enormes bloques de piedra y con la ayuda de los cíclopes, que por eso se llaman ciclópeas.


En la Ilíada de Homero, el rey de Micenas, Agamenón es uno de los principales personajes.

Dejando de lado la mitología y la épica, y ateniéndonos mas a la arqueología, los primeros asentamientos estables de Micenas, con algunas viviendas, se fechan entre 3.000 y 2.500 a.C.

Varios siglos mas tarde, hacia 1.900 a.C., los restos de cerámica indican el comienzo de la llegada de tribus griegas a la región.

Las tumbas en fosa halladas en Micenas son de los s.s. XVII-XVI a.C., y sirven para comprender una estructura social de gobierno monárquico y una fuerte influencia minoica, cultura procedente de la isla de Creta.

En Egipto una inscripción de la base de una estatua del templo funerario del faraón Amenhotep III, de la XVIII dinastía, Micenas aparece mencionada, entre otras ciudades griegas, como perteneciente al país Danaya, o de los danaos, denominación que también usaban los micénicos.

Los mayores hallazgos se han encontrado en el periodo de 1.350 a 1.200 a.C., la época de mayor prosperidad de Micenas, entre los que destacan las murallas ciclópeas y el palacio real.

Los restos arqueológicos nos indican que entre 1.200 y 1.150 a. a.C. el palacio sufrió una destrucción, que acabo con la hegemonía de Micenas, cuyas causas son objeto de debate entre los historiadores, como una invasión de los dorios, otra supuesta invasión de los llamados por los egipcios pueblos del mar, revueltas internas, o terremotos, utilización de técnicas del hierro, desconocidas por los micénicos, de manera que hacia 1.100 a.C. la ciudadela sufrió otra destrucción y fue abandonada.

El hundimiento de la civilización micénica dio lugar a un largo periodo de casi cuatro siglos, conocido como Edad Oscura. Los habitantes de Grecia cayeron en una pobre economía de subsistencia, las ciudades desaparecieron y solo quedaron pequeñas aldeas sin apenas crecimiento demográfico y tal fue el hundimiento, que olvidaron hasta la escritura. 

Sin embargo el recuerdo del poder micénico permaneció entre los griegos, y, los hechos narrados por Homero en sus dos grandiosas obras, la Ilíada y la Odisea sobrevivieron a la catástrofe, gracias a la tradición oral, recitados durante los siglos de la Edad Oscura.

Aunque Micenas, a principios del periodo clásico, volvió a ser habitada e intervino en las Guerras Médicas, contra los persas, en  batalla de las Termópilas y en asuntos políticos, nunca recupero su antigua importancia.

Hay restos que indican que también  estuvo habitada en el periodo helenístico, pero cuando Pausanias, geógrafo e historiador griego, la visito en el s. II d.C., ya estaba en ruinas.

Muchos siglos mas tarde, en 1.871, el millonario prusiano Heinrich Schielemann
                                                                        

que tras amasar una fortuna, se dedico a su gran sueño, la arqueología, adquiriendo conocimientos en esta materia, así como aprendiendo varios idiomas, decidió encontrar los lugares mencionados por Homero.

 De sus lecturas familiares cuando era niño y su padre le leía los poemas homéricos, que habían despertado tempranamente un interés, que duro toda su vida, y ayudado por los conocimientos del cónsul de Inglaterra Frank Calvert, cuya familia poseía una parte de la colina de Hisarlik, de la que este funcionario estaba convencido, era el emplazamiento de  la ciudad de Troya, concibió el proyecto de excavar en el lugar, hoy en Turquía, y ayudado solamente por su segunda esposa Sophia,  la encontró.

Poco después, entre 1.876 y 1.878,  realizo grandes descubrimientos en Micenas, de la cual se conocían solamente la Puerta de los Leones, el Tesoro de Atreo y las murallas ciclópeas; utilizo la obra de Pausanias, para localizar las tumbas, seis en total, con un total de diecinueve  cadáveres,
                                                        

 rodeadas de abundantes y ricos ajuares funerarios, con numerosos objetos de oro, plata, bronce, marfil y ámbar, además de sesenta dientes de jabalí, muchos sellos con grabados de escenas religiosas, de luchas y de caza. Entre estos hallazgos estaba la famosa mascara de oro, llamada de  Agamenón, aunque ahora se sabe que data de varios siglos anteriores al celebre rey, así como diversos objetos que muestran la relación e influencia que tenia Micenas con la isla de Creta y la civilización minoica.

Todos estos hallazgos se encuentran actualmente en el museo Arqueológico de Atenas.



                                                                                 

No así, claro está, la parte arquitectónica, que recorrimos ampliamente: la muralla, de 13 metros de alto por 7 m de espesor, que rodea una superficie triangular, de aproximadamente 25.000 m2, en lo alto de la colina de la acrópolis.

 En este recinto fortificado vivía el rey, su familia, los nobles y su guardia personal, mientras los demás ciudadanos vivían fuera de las murallas, pero podían guarecerse tras ellas, en caso de ataque.
                                                           
 la acrópolis, 
                                                                   

donde se situaba el palacio real y las viviendas, cuyo esquema podemos ver abajo,
                                                                  
                                                               
la entrada a la ciudadela, la monumental Puerta de los Leones, debe su nombre a las dos leonas esculpidas en el tímpano triangular de piedra, cuyo dintel pesa veinte toneladas.
                                                               
 
A la derecha del recinto se hallan las tumbas en fosa del s. XVI a.C, formando un círculo, en las cuales se encontraron lujosos ajuares con gran parte de las joyas, hoy en el Museo Arqueológico de Atenas, como queda dicho.
                                                                     

Las excavaciones en Micenas, al contrario que las efectuadas en Troya, hechas sin el debido cuidado, fueron llevadas a cabo por Schielemann, asistido por especialistas prestigiosos, iniciando los métodos de la arqueología moderna; sus descubrimientos fueron extraordinarios y manifestaron la riqueza de la civilización de la Grecia prehistórica.

Tras el paseo por el recinto, que maravilla y asombra, nos trasladamos al Tholos, palabra que quiere decir templo, o como es el caso en Micenas, las grandes sepulturas abovedadas y subterraneas que reemplazaron, como enterramiento, a las tumbas que habíamos visto en la acrópolis.

Hay nueve grandes sepulturas micénicas, fuera de la ciudadela amurallada. Nosotros visitamos la que Schielemann llamo Tesoro de Atreo, padre de Agamenón, con su pasillo recto de entrada, rodeado de altos muros de piedra, que conduce a la gran puerta de acceso a la sala circular con falsa cúpula, donde estaban dispuestas las tumbas.
                                                                              

A continuación del enterramiento la construcción se cubría de tierra, con lo cual desaparecía a los ojos de los hombres.

Después de esta extraordinaria visita seguimos camino hasta Nauplia ciudad en el golfo Argólido, pero eso ser´´aq el tema de otro capítulo. 

2 comentarios:

  1. Una verdadera delicia leerte y rememorar la vez que estuve en la Puerta de los leones y me tomar una foto allí. Fue durante mi primer viaje a Grecia y fue maravilloso. ¡Qué lindo viaje han hecho!

    Un abrazo grande x 2

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