jueves, 1 de diciembre de 2011

Tres días en la isla de El Hierro.Primer día. Valverde. Mirador de la Peña. Garoé

El mes de julio pasado seguimos el proyecto, comenzado el verano anterior con el viaje a La Palma, de visitar y, en su caso, conocer todas las islas Canarias; en esta ocasión la isla de El Hierro.

Era nuestra primera visita, e íbamos con la consiguiente expectación, que no nos defraudo, por cierto.

Era finales de julio y los temblores, precursores de la erupción del volcán submarino, ya habían empezado, pero tengo que decir que no se notaba en absoluto, solo lo advertían los sismógrafos.

Pasados unos meses la erupción ha empezado y creo que en estos momentos continua, algunos días mas que otros, produciendo el consiguiente trastorno en la isla.

Desde un punto de vista volcánico es una erupción de baja intensidad, pues no creo que vaya a salir ningún islote, solo provoca gases, trozos de magma y escoria.

Para La Restinga, pueblo costero que está enfrente de la erupción, es un desastre, no solo por las incomodidades que ha producido a la población, que ha tenido que ser evacuada mas de una vez, sino que, por el momento, sus medios de vida, que son la oferta del deporte del submarinismo, y la pesca, están vedados.

Volviendo a nuestro viaje, en principio pensamos en ir en el ferry con el coche, desde Tenerife, donde estábamos pasando el verano, pero eso que a primera vista puede parecer fácil, no lo es. No hay servicio todos los días de la semana y el horario no es bueno, pues solo hay un viaje al día, desde Tenerife, y al caer la tarde, de tal manera que se llega pasadas las nueve.

Bien, pues lo conveniente resulto ser ir en avión.

Salimos temprano, y después de cuarenta minutos de vuelo, estábamos en el aeropuerto del Hierro, cerca de la capital Valverde y su puerto, La Estaca.

El tiempo era magnífico, y así continuo los tres días de nuestra estancia. Habíamos oído hablar de las nieblas del Hierro, que a veces son muy densas, e impiden la visibilidad, pero como digo, no fue nuestro caso.

En el mismo aeropuerto alquilamos un coche, practicamente la única manera de moverse por la isla, y de allí fuimos al Parador, que teníamos reservado.

El Parador de Turismo está en la parte de la isla llamada Las Playas, lugar bellísimo, y reservado, pues la carretera que lleva hasta él, acaba allí, y para llegar hay que pasar por un túnel excavado en la montaña, por el que solo puede circular un coche, circulación que esta regulada por sendos semáforos, en ambos lados del túnel.

El Parador está al borde del mar, desde la habitación se oye el incesante rumor de las olas, y se ve la costa y la inmensidad del océano. Una maravilla.

Es un bonito edificio, con rincones agradables de sabor canario, plantas, fuentecitas y sobre todo el mar, tan cercano.

Antes de pasearnos por la isla, sepamos un poco de ella.

El Hierro es la mas pequeña, meridional y occidental de la Islas Canarias. Fue declara, en 2.000, Reserva de la Biosfera, por la Unesco.

Es la de formación mas reciente del Archipiélago, con la mayor cantidad de volcanes.

Goza, como todo el Archipiélago canario, de un clima excelente, durante todo el año.

Tiene una muy accidentada geografía, atravesada de oeste a este por una cadena de montañas, que forman una linea dorsal, siendo su mayor altura el pico de Malpaso (1.501 m.),
                                                             

que desciende hasta la costa en abruptas laderas, acabadas en enormes acantilados de mas de 1.000 m. de altura, que ocupan el 90% del litoral.

Hay muy pocas playas de arena, mayormente pequeñas calas de difícil acceso. Para el baño se utilizan los entrantes de mar y piscinas naturales, algunos acondicionados, con facilidades como escaleras y puentes, como pudimos ver.
                                                                       

Por su forma se la compara con una bota, y también con la y griega.

Entre sus accidentes geográficos, todos espectaculares, el mas impresionante es el Valle del Golfo, producido tras un deslizamiento de parte de la isla, durante su formación.
                                             

Son también a destacar la Punta de la Restinga, enfrente y cerca de la cual se está produciendo la erupción submarina, en estos días, y punto mas meridional de España, y la Punta de Orchilla, punto mas occidental de España.

Fue considerada como la isla del Meridiano Cero, citada como tal por Ptolomeo, hasta el año 1.884 en que los ingleses se lo llevaron a Greenwich.

Su población es de cerca de 11.000 habitantes, habiendo tenido siempre dificultades demográficas, por la escasez de agua, y las penurias económicas.

El Hierro era desconocido para el resto de los habitantes del Archipiélago, por la falta de comunicaciones entre las las islas. La población que allí habitaba, antes de la llegada de los españoles, era como en las demás islas, de origen bereber, y aunque, sin duda, habían llegado atravesando el mar, desconocían el arte de la navegación. Vivían en cuevas y se dedicaban al pastoreo y a una primitiva agricultura. Según parece se llamaban a si mismos bimbaches.

El rey Enrique III de Castilla comenzó, en 1.402, la colonización y evangelización, empresas siempre unidas en la época, de Canarias, contratando y enviando al navegador, comerciante y mercenario, Juan de Bethencourt para cumplir el objetivo, con apoyo y financiación, en la que también  intervenía la Santa Sede, que promulgo varias Bulas a tal efecto.

Los aborígenes ofrecieron poca resistencia, al contrario que en otras islas del archipiélago, y, sin grandes disturbios, pronto fue incorporada a la Corona de Castilla.

En su segundo viaje a América, Colón hizo una escala de dos semanas largas, en El Hierro, para aprovisionarse de víveres y agua y esperar la mejora de los vientos alisios.

En el s. XIX, los sucesivos gobiernos utilizaron algunas de las islas como Fuerteventura y El Hierro para el destierro de políticos, militares y liberales. La cárcel, que se suponía para estos desterrados, fue beneficiosa para los habitantes de la isla, pues de esta forma fue a parar allí el primer médico que hubo en la isla, Leandro Pérez, que, entre otros servicios, comprobó las propiedades curativas del Pozo de la Salud, del que hablaremos mas adelante.

Mientras tomábamos posesión de la habitación, con vistas al mar, en el Parador, se había hecho la hora de comer. Así que nos fuimos a Valverde para cumplir con esta agradable ocupación, y visitarlo.

Valverde, capital de la isla, con unos 2.000 habitantes, esta situado a 600 m de altitud, completamente colgada en un acantilado; es la única capital insular que no está en la costa.

Esta altura hace que con frecuencia este cubierta por las nubes que traen los vientos alisios, siendo su clima húmedo.

Su nombre completo es La Villa de Santa María de Valverde, desde la conquista en el s. XV, y hace alusión a la laurisilva que cubría los parajes, y casi toda la isla, antes de ser convertida en pastizales.

Vista desde fuera ha perdido casi todo su sabor colonial, que conserva, sin embargo, en su pequeño casco antiguo, con calles típicamente canarias.

Lo mas sobresaliente, como monumento, es la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Concepción, s. XVIII, con fachada en blanco y negro, de piedra de lava y cal, como es muy característico de las construcciones antiguas en las Islas Canarias.

Dentro de la iglesia hay una talla de la Inmaculada Concepción, patrona de Valverde, tambien del s. XVIII, que preside el altar mayor,

un notable púlpito de madera tallada,y algunas otras tallas y retablos, de fuerte sabor colonial.

Por encima de la Iglesia de la Concepción se encuentra el Ayuntamiento, en una grande y bonita plaza rodeada de balaustradas, que hace de mirador, ya que desde allí se ve el mar.

El Ayuntamiento, tiene un imponente edifico de principios del s. XX, ya que el anterior se quemo en un pavoroso incendio en 1.886, que destruyo todo el archivo de la isla, que se conservaba desde 1.553.

Comimos en un restaurante del casco antiguo, con comida abundante, buena y barata.

Seguimos a continuación hacia el Mirador de La Peña, en el mismo municipio de Valverde.

Desde él se puede disfrutar de uno de los mas espectaculares paisajes de la isla.

Situado en el risco de Tibajate, a unos 700 m sobre el nivel del mar, es obra del arquitecto lanzaroteño César Manrique, que, como es habitual en sus trabajos, respeta los materiales tradicionales, obteniendo una obra integrada en el paisaje.

Ha sido declarado Bien de Interés Cultural en 2.001, por el Gobierno de Canarias, con categoría de monumento.

El mirador consta de diversos niveles, desde los que disfrutamos de las excepcionales vistas del Valle del Golfo, los Roques de Salmor y las cumbres herreñas, y donde estuvimos un buen rato.

Una de las mayores ofertas en el Hierro es el senderismo, perfectamente señalado, por dondequiera que se vaya; y eso fue por lo que continuamos, en nuestra primera tarde.

Con la intención de conocer una de las leyendas de la isla, fuimos en el coche hasta el pueblo de San Andrés, del que parte la Ruta del Agua, para llegar hasta el Garoé, nombre indígena para Árbol Sagrado.

Esta ruta totalmente señalizada, la mayor parte por pista de tierra, va informando, por medio de pequeños paneles, de noticias escritas sobre el árbol sagrado, desde la época de la conquista, hasta mas recientes, de poetas y novelistas.

Por poner dos de los relatos sobre el mítico árbol, copiare lo que escribió, en el s. XVI, el cronista de Indias Iñigo López de Gomara:

"El Hierro, según la opinión de muchos, es la Pluitina, donde no hay otra agua, sino la que destila un árbol cuando está cubierto de niebla, y se cubre cada día por las mañanas: rareza admirable del natural"

y un siglo mas tarde, en 1.678, otro historiador, José Martinez de la Puente.

"La isla del Hierro ..., en ella no había agua, ni pozo; y la Providencia Divina (que a nada falta) ordeno que sobre un árbol muy copado que estaba en ella siempre verde (y lo que es mas sin crecer, ni envejecerse, llamado Til, todos los días al amanecer se ponía una niebla, a manera de nube alba, que le cubría de rocío, y se destilaba por las hojas agua dulce muy buena, que llenaba un estanque que, dispuesto a propósito al pie de él, para cogerla, de donde bebían todos los hombres y ganados de la isla... Este árbol Til, duro así mas de 3.000 años, hasta el de 1.626 de nuestra Redención, que le arranco un gran temporal..."

En efecto, en 1.610, el cronista se equivoca en unos cuantos años, un gran temporal arranco el Til, que no fue sustituido por otro ejemplar de la que se supone era su especie, (Ocotea Foetens), hasta 1.949.

Caminamos pues unas cuatro horas largas, entre ir y volver, por un país de montañas bajas, en el que, como en otras partes de la isla se veían las antiguas cercas de piedra de las distintas fincas, hoy abandonadas, casi todas.

El sendero atravesó también un denso bosque de pinos, del cual me llamo bastante la atención que los arboles estaban enfermos. Tenían un aspecto decrépito, unos mas que otros, pero en general todos estaban afectados seguramente por un parásito, no sé si animal o vegetal.

Por fin llegamos al Árbol Sagrado, llamado Garoé, por los nativos bimbaches.

No es raro que lo consideraran sagrado, ya que era la única fuente de agua dulce de la dispusieron.

Los vientos alisios se quedaban suspendidos en esa zona de lomas suaves y destilaban el agua por el mítico árbol.

Siempre que se ve algo sagrado impresiona, aunque sea una reproducción del original.

El lugar donde está ubicado, predispone a la sensación de que se está en un santuario.

La humedad es enorme, y en las pozas de agua que se forman, hay musgos, plantas acuáticas y mucho verde.

Volvimos hasta el coche.

Después de la caminata teníamos ganas de descansar.

El aperitivo y la cena en el acogedor Parador, fueron muy agradables.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Berenjenas rellenas a la provenzal

Esta rica preparación de berenjenas queda muy bien como entrante.

Para los aficionados a la comida sana, o la salud por la comida, las berenjenas no tiene demasiadas vitaminas, pero tienen potasio, y antioxidantes, y ayudan a rebajar el colesterol.

Ingredientes


  • 6 berenjenas
  • 100 g de aceitunas negras + 12 para decorar
  • 8 filetes de anchoa
  • 1 diente de ajo
  • 1 rama de tomillo o tomillo seco
  • pimienta
  • sal
  • aceite de oliva virgen

Elaboración

Lavar las berenjenas.
Cortar 4 de ellas, a lo largo, por la mitad
Sacar la pulpa con ayuda de una cucharita, sin agujerear la piel.
Cortar las dos restantes en cubitos, así como la pulpa recortadas de las otras.
Pintar con aceite, con un pincel de cocina, las cuatro berenjenas vaciadas y ponerlas en una fuente de horno.
Meterlas en el horno a 210ºC, durante 15 minutos.
Poner al mismo tiempo en el horno la pulpa cortada, en otro recipiente con sal y un chorro de aceite.

Quitar el hueso de las aceitunas y picarlas finamente.
Picar las anchoas.
Meter en la batidora la pulpa de las berenjenas, las aceitunas picadas, las anchoas cortadas, el ajo picado y el tomillo fresco o seco, la pimienta y un buen chorro de aceite. No salar pues las anchoas y las aceitunas ya tiene sal.
Batir sin que quede demasiado molido, para encontrar trocitos .
Rellenar las berenjenas con esta preparación.
Decorar con las aceitunas reservadas.
Poner en el horno caliente a 210ºC durante otros 15 minutos.

Servir inmediatamente.

lunes, 21 de noviembre de 2011

San Francisco de Asis, ópera en Madrid

Como podrán observar los seguidores de este humilde blog, esta vez no he puesto ópera en el Teatro Real de Madrid, pues la representación de la ópera San Francisco de Asís, se llevo a cabo en el recinto de Madrid Arena, en la Casa de Campo .

En principio me extraño el cambio, pero en todo caso fue, verdaderamente, una función extraordinaria.

Madrid Arena es un pabellón multieventos, sobre todo deportivos, aunque también se realizan en su recinto ferias y, como en este caso, espectáculos.

Se construyo en 2.002, como parte de las instalaciones previstas para la candidatura olímpica de Madrid 2.012, que, como sabemos, no fue escogida como sede, por el C.O.I. . Tiene un aforo de entre 10.000 y 12.000 espectadores, según sea el evento.

Su estructura, gracias a su graderío retráctil, permite adaptar el aforo tanto en número, como en configuración, a cada uso concreto.

Supongo, que debido a la enormidad de la escenografía de esta ópera, las condiciones de espacio y configuración de Madrid Arena, fueron las que lo hicieron elegir para la representación.

Así, un no excesivamente caluroso y agradable, día de verano, el 11 de julio, nos dirigimos a la casa de Campo, atravesando por varias atascadas calles de Madrid, para llegar a las 6 de la tarde, hora fijada para el comienzo del espectáculo.

Íbamos con expectación, por lo inusual de la presentación. Cuando Gerard Mortier llego a la Dirección Artística del Teatro Real, se daba por supuesto que montaría esta opera, que es su favorita y que ya ha hecho representar en otras ciudades.

Esta ópera, la primera vez que se escenificaba en España, necesita de un gran recinto capaz de albergar a los mas de 130 músicos, coro de 120 cantantes, y ocho los solistas, que requiere la obra.

Además de estas necesidades musicales, la producción de Emilia e Ylia Kavokov está concebida para un espacio de grandes dimensiones, pues el elemento principal es una cúpula gigantesca, que evoca las vidrieras y rosetones de las catedrales medievales.

La cúpula es alucinante, con sus 22 toneladas de peso, 13 m de diámetro y 14 m de fondo, y sus luces fluorescentes que cambian de color, dan la impresión de movimiento, sin que lo haya.

Bien, pues íbamos a ver la Ópera de Olivier Messiaen, San Francisco de Asís, única opera de este compositor, y una de las mas importantes óperas del s. XX, estrenada en noviembre de 1.983 en la Ópera de París.

La gestación de esta ópera fue larga. En 1.971, la Ópera de París hizo al compositor el encargo de componer una ópera. Aunque inicialmente se mostró reacio, unas palabras que, el entonces presidente de Francia, Georges Pompidou le dirigió durante una cena en el palacio del Elíseo:

"Messiaen escriba una ópera para la Ópera de París",

le hicieron aceptar el proyecto en 1.975.

Comenzó, entonces, a trabajar en la obra mas ambiciosa de su vida, que le ocuparía los ocho años siguientes, hasta que estuvo acabada en 1.983.

Para la elección de la temática de la opera, hay que tener en cuenta la profunda fe católica del compositor. Sintiéndose indigno de abordar temas que le atraían, como la Pasión de Cristo o su Resurrección, se decanto por la vida de San Francisco de Asís, emulo de Jesucristo en castidad, humildad, pobreza y sufrimiento.

Messiaen escribió la partitura y el libreto para tener la máxima libertad artística. Consulto fuentes franciscanas e hizo múltiples lecturas sobre el tema. Viajo a Asís, para visitar la Basílica de San Francisco y estudiar los frescos de Giotto, e investigo el canto de los pajáros, de importancia capital en la obra.

Se ha criticado, a veces, que la ópera comienza después de la conversión de Francisco; pero Messiaen lo explico: el pecado no le parecía interesante, prefería las flores, por eso lo dejo fuera.

La ingente obra, tiene ocho escenas divididas en tres actos, cantados en francés, que delinean el desarrollo espiritual de Francisco, evocando diferentes pasajes de su vida, cuando ha emprendido el camino de la santidad.

Durante una duración de mas de cuatro horas, se nos muestra la evolución espiritual del santo y su lucha por superar las debilidades humanas y encontrar la gracia y plenitud divinas, a través de escenas de su vida.

En cuanto a la música de Messiaen, tengo que decir, que a pesar de los muchos músicos y gran coro, lo que mas percibí de ella fue la percusión.

No hay ningún elemento tradicional como obertura, interludios o arias. Su compleja estructura rítmica y armónica se inspira en el canto de los pajáros, tema que intereso muchisimo a Messiaen.

Él mismo fue ornitólogo, y recorrió el mundo haciendo multitud de anotaciones sobre dicho canto, que incorporo a su música.

Otro de sus intereses, que estudio e introdujo en sus composiciones, fue la música oriental; esto junto con la incorporación expresiva del leitmotiv, fluye a lo largo de toda la ópera. Enorme importancia tiene el gran coro, para comentar la acción y evocar la voz celestial.

El escenario propuesto en el Madrid Arena es impresionante. Hay muy pocos elementos además de la gran cúpula. Una gran pajarera, con auténticos pájaros que se mueven cuando quieren, y a los que algún rayo de sol, que se filtra por los andamios, ilumina, dándole gran belleza, y una pasarela, que discurre delante de la orquesta, orquesta que está colocada bajo la cúpula, por la que deambulan los diversos personajes.

El ángel, personaje fundamental en la ópera, aparece súbitamente, por entre los andamios, cual ente sobrenatural. Su canto me resulto bellisimo, casi celestial.

La acción se desarrolla muy lentamente, mientras los cantantes van desgranado un texto de gran profundidad filosófica y religiosa.

Todos están muy bien en su papel, aunque, como ya he dicho me subyugo el ángel, interpretado por la cantante sueca Camila Tilling.

San Francisco interpretado por el barítono español Alejandro Marco-Buhrmester, que estudio la ópera durante dos años, cumple su papel a la perfección, así como el resto de los ocho solistas.

La orquesta, dirigida magníficamente por el francés Sylvain Cambreling, director totalmente comprometido con la música contemporánea, era por si mismo otro elemento del espectáculo, por su entrega total, mientras dirigía.

Disfrute bastante, mas de lo que suponía, del gran espectáculo, tanto de la música, como de la puesta en escena. Pero tengo que lamentar que a las cuatro horas largas de duración de la ópera se añadieran dos de descanso, uno de una hora entre el segundo y el tercer acto. Eso suponía salir del Madrid Arena a la doce de la noche.

No solo nosotros, sino mas de la mitad del aforo, considero que tres horas eran suficiente, y la deserción fue patente, con cierta razón, pues la música de Messiaen es preciosa, pero plana; habría que conocerla muy bien, cual no era el caso, para distinguir un pasaje de otro. Así, que lametándolo, pues además, oí comentar luego, que el tercer acto es el mejor, nos fuimos, para llegar al último Metro.

Eso sí, con el corazón lleno.