sábado, 15 de noviembre de 2014

Fideua con almejas y setas de temporada

                                                             
 
Esta receta tan sencilla queda muy rica y es propia del otoño en el que abundan las setas.

Ingredientes
                                                        

300 g de fideos gruesos
2 cebollas
200 g de almejas
200 g de setas de temporada
2 dientes de ajo
1 ramita de perejil
1 hoja e laurel
l l de caldo de verduras
3 cucharadas de aceite de oliva
Unas hebras de azafrán
Pimienta
Sal

Elaboración

Poner las almejas a remojo en agua salada 2 horas y enjuagarlas.
Limpiar las setas, lavarlas y cortarla en laminas.
Lavar y picar el perejil.
Pelar y picar las cebollas y los ajos.
                                                     

Rehogar la cebolla en el aceite 5 minutos.
Añadir las setas y los ajos. Salpimentar y rehogar todo 4 minutos.
Agregar los fideos y la mitad del perejil y remover.
Añadir el caldo, el azafrán y el laurel y llevar a ebullición.
Cocer 8 minutos a fuego mediano, añadir las almejas y cocer otros 7 minutos.
                                                                         

Espolvorear con el resto del perejil y servir.
                                                             


sábado, 8 de noviembre de 2014

Alrededores de Madrid: Torrelaguna

                                                                     

En otoño del año pasado, voy con retraso en el relato de mis recorridos por aquí y por allá, seguimos conociendo la Comunidad de Madrid, visitando la villa de Torrelaguna, en el noreste de la provincia.

Íbamos con nuestro primo A., como otras veces, y también nos acompaño un día esplendido, fresco, pero soleado.

Para llegar a Torrelaguna elegimos el autobús, que va pasando por varias y populosas poblaciones, hasta encontrar el campo, y que tardo en recorrer los 53 km, que separan esa villa de Madrid, mas de una hora; sin embargo no se me hizo demasiado pesado, pues además de ser la mañana, en la que se está mas descansado y fresco, me gusta ver tanto las populosas ciudades de las cercanías de Madrid, como el ambiente rural que las sucede inmediatamente.

Sepamos algo de esa interesante villa, importante por mas de un motivo.

Torrelaguna, que cuenta hoy día con cerca de 5.000 habitantes, se encuentra en la comarca del Valle del Jarama, a 740 m de altitud sobre el nivel del mar, rodeada de la Sierra de Somosierra al norte y de  la de Concha al este.

El río Jarama le hace frontera, mas al sur del núcleo urbano con Uceda, población perteneciente ya a la provincia de Guadalajara, mientras que el río Lozoya la limita al norte, sin pasar tampoco por su termino municipal, represado en el embalse de El Atazar.

En cuanto a su historia, precedida por la prehistoria, los hallazgos arqueológicos han establecido que en el territorio que hoy ocupa Torrelaguna, hubo poblados celtiberos y romanos, las antiguas Vercelia y Barnacis.

La actual población tiene su origen en la granja que algunos habitantes de Uceda (Guadalajara), establecieron  en sus fértiles vegas al pie de las sierras, de tal manera que al producirse la invasión musulmana, el burgo ya contaba con siete barrios.

Su nombre procede, seguramente, del híbrido entre torre y el nombre de la tribu beréber Lagunna, que fue la que ocupo esta parte del reino visigodo.

En el año 1.085 fue reconquistada para los cristianos por  Alfonso VI de Castilla e incorporada a la diócesis de Toledo, y permaneció unida a Uceda, hasta el año 1.390 en que  Juan I de Castilla y el arzobispo de Toledo, la declaran Villa Libre.

A partir del s. XIV, diversas familias nobles se establecen en Torrelaguna, aumentando notablemente su prosperidad. Es la época en la que se construye su magnifica iglesia de Santa María Magdalena, de la cual hablare mas tarde.

Durante el reinado de Carlos I, la villa recibe varias prebendas por no haber participado en la Guerra de los Comuneros, como un Fuero local propio, y autonomía judicial de primera instancia, aunque no es hasta 1.749 cuando Carlos III la hace municipio.

Durante la Guerra de la Independencia, Torrelaguna, sufre el saqueo de las tropas de Napoleón, y la destrucción de las murallas medievales y del Convento de San Francisco, que es incendiado hasta no quedar mas que la espadaña, provocando una gran perdida de su patrimonio historico y cultural, como en tantos lugares de la España invadida.

Torrelaguna recibió las visitas de Isabel II en 1.852, con motivo de las obras de abastecimiento de agua potable en Madrid y también de Alfonso XII y Alfonso XIII.

Durante la segunda mitad del s. XX se produjo una fuerte emigración a la cercana capital. que se ha frenado en el s.XX, con recuperación demográfica sostenida en la villa.

El conjunto urbano de Torrelaguna fue declarado en 1.974, Monumento Histórico Artístico Nacional, por sus edificios y estructuras urbanas relevantes, como la iglesia parroquial de Santa María Magdalena y la Plaza Mayor, y sus muchos palacios, entre otros.

La iglesia de Santa María Magdalena, es el  único templo gótico en la Comunidad de Madrid y una de sus principales iglesias.


Fue construida sobre una iglesia anterior, a comienzos del s. XV, e inaugurada en el s. XVII.

La torre campanil fue elevada a instancias del Cardenal Cisneros (del que hablare mas tarde) natural de Torrelaguna, que contrato para su construcción al maestro Juan Campero. En el tercer cuerpo de la torre se encuentran los escudos de la villa y del Cardenal.
                                                                             

La portada de la Resurrección del s. XVI, ya es claramente renacentista, y fue financiada por el Arzobispo Fonseca, cuyo escudo adorna el lateral del pórtico.


Aunque la iglesia abre solo para el culto, restringido hoy día al domingo, y visita guiada el sábado organizada por una Asociación Cultural de Torrelaguna, y nuestra visita no era ninguno de esos dos días, tuvimos la ocasión de ver el interior debido, desgraciadamente, a un terrible suceso acontecido los días anteriores: el asesinato de una mujer de la localidad por su novio, y el día en que estuvimos allí se celebraba el funeral de dicha desgraciada víctima, por cierto con gran asistencia de los habitantes del pueblo.

Alertados por la Oficina de Turismo, donde fuimos  informados sobre la posibilidad de entrar, pues la iglesia se abría para las exequias de dicha vecina, acudimos bastante antes de la hora, y pudimos recorrer la iglesia mientras unas feligresas lo disponían todo para el funeral. Pena de motivo por lo que conocimos el interior.

La iglesia tiene planta basilical de tres naves, con bóvedas de crucería góticas. Destacan entre los diversos retablos de las capillas, el Retablo Mayor, barroco, obra de Narciso Tomé.
                                                                   

 Como cosa curiosa citare que durante unas obras de rehabilitación se descubrieron en la parte posterior de este retablo unos dibujos, que datan del s. XVI, dos rostros de hombre y un bosquejo de ave rapaz.

Otra curiosidad, que nos señalo A. es una pequeña vidriera, en una preciosa capilla, que donaron en el año 1.945, unos tíos tanto de él, como de mi marido a esta iglesia, que tiene una leyenda en la parte baja, con el nombre de los donantes.
                                                                               
                                                                             
Otros muchos rincones y soluciones arquitectónicas destacables hay dentro de esta bella iglesia, como su púlpito labrado en piedra, su magnifica escalera precedida por un arco renacentista, y sus cenotafios, entre los que está el del poeta Juan de Mena (1.411-1.456), arriba a la izquierda,
nacido en Córdoba y fallecido en Torrelaguna.

Del suntuoso sepulcro que le mando construir el Marqués de Santillana no queda nada, excepto una piedra grabada con este epitafio:

                                                         Patria feliz, dicha buena,                                                                                                                           escondrijo de la muerte
                                                         aquí le cupo por suerte
                                                         al poeta Juan de Mena
                                                   
                                           
 Cuando dejamos la iglesia, ya se iba llenando de los ciudadanos de Torrelaguna que acudían al funeral de su vecina asesinada.

La iglesia de Santa María Magdalena se halla en la espaciosa Plaza Mayor de la villa, bello ejemplo de la arquitectura urbana castellana.
                                                                         
Además de la poderosa silueta de Santa María Magdalena, el antiguo pósito convertido en Ayuntamiento, edificio renacentista construido en el s. XV, con el escudo del Cardenal Cisneros,
                                                           


 y el Convento de las Concepcionistas ocupan un ángulo, al lado del cual hay tres viviendas con soportales, que dan el ambiente de la típica plaza castellana.


La Abadía de las Concepcionistas Franciscanas Descalzas, tiene sus orígenes en la época del Concilio de Trento, tercera fundación de la Orden de Santa Beatriz de Silva, patrocinada economicamente por don Hernán Bernaldo de Quirós y su esposa, doña Guiomar de Berzosa, una de las principales familias de la villa, en 1.560 y reconstruida en 1.960, ya que durante la Guerra Civil (1.936-1.939),  una bomba casi la destruyo.
                                                                       

En medio de la Plaza hay un crucero, la Cruz de Cisneros, levantada en 1.802 en el lugar en que nació el Cardenal Cisneros.
                                                                               

Después de pasear por la plaza, caminamos unos 300 m para llegar a las ruinas del Monasterio Franciscano de la Madre de Dios, fundado por el Cardenal Cisneros. Empezó a construirse en 1.512, convirtiéndose en un espacio propio para el estudio de religiosos y seglares, con una importante biblioteca, y lugar escogido por las mas importantes familias de Torrelaguna para ser enterradas en él.

Durante la Guerra de la Independencia fue destruido por las tropas francesas al mando del general Hugo (padre de Victor Hugo); la posterior desamortización de Mendizabal acabo definitivamente con él, siendo vendidos sus restos a particulares y quedando en muy mal estado, excepto la espadaña que fue restaurada en 1.980, que sigue como testigo de su antiguo esplendor.
                                                                           

A otros 300 m de estas ruinas pasamos por el Convento de las Carmelitas de la Caridad, empezado a construir a finales del s. XIX e inaugurado en 1.902, inicialmente creado como fundación benéfica para la enseñanza de niños pobres, promovida por Isabel II y financiada por los ciudadanos de Torrelaguna, hermanos Montalban, que están enterrados dentro de la destacable iglesia neogótica del convento.
                                                                         

Antes de empezar la visita de la villa, acudimos a la Oficina de Turismo, en la Casa de la Cultura, que ocupa el reformado espacio del Hospital de la Santísima Trinidad, que tiene una interesante historia.
Se cree que en el s. X era mezquita, sinagoga después de la Reconquista y hospital tras la expulsión de los judíos en el s. XV, aunque nada de todo es evidente hoy día .
                                                           
                                                                                                                                                 
Paseamos por la calle mayor y otras calles con sus palacios y escudos,
                                                                                     

hasta llegar al Palacio Arteaga o del Infantado. Construido entre los s.s. XVII y XVIII en estilo clasicista, perteneció durante generaciones a la familia Arteaga, hasta 1.853 en que fue adquirido,en pública subasta por el Canal de Isabel II, que lo convirtió en la Casa de Dirección del Canal hasta 1.992, cuando dejo de tener este uso.
                                                                 

Sus estancias acogieron a personajes ilustres como la reina Isabel II, el general Espartero, y los reyes Alfonso XII y Alfonso XIII.

Atravesando la calle y andando unos metros se encuentra el Palacio de Salinas, edificado en el s.XVI por Luis de Vega, y del cual solo se conserva la fachada original en piedra del edificio renacentista destruido, también, durante la Guerra Civil.
                                                                         

En la fachada destaca la portada, con arco de medio punto, columnas a los lados, decorada con medallones con efigies y surmontada por una ventana con frontón, donde hay un escudo que se supone es del fundador.

En esos jardines se encuentra un busto del Cardenal Cisneros, el mas ilustre hijo de Torrelaguna.
                                                                                   

Es, en efecto, el Cardenal Cisneros no solo una de las personalidades mas ilustres de Torrelaguna, sino de toda la historia de España.

Gonzalo Jimenez de Cisneros, que cambio su nombre por Francisco, en respeto a San Francisco de Asís, en cuya orden profeso, nació en Torrelaguna en 1.436  y murió en Roa, (Burgos) en 1.517.

Hijo de hidalgos pobres, fue enviado  a estudiar a la vecina Alcalá de Henares en su adolescencia y después continuo sus estudios en el Colegio de San Bartolomé de Salamanca, pasando luego a Roma, donde fue ordenado sacerdote.


Después de su regreso a España, tras el fallecimiento de su padre y de diversas peripecias que lo condujeron a la cárcel, por el enfrentamiento con el arzobispo Carrillo, sufrió una profunda crisis espiritual, que lo llevo a profesar en la Orden Franciscana, cambiar de nombre en honor de San Francisco, y encerrarse en el convento de la Salceda, donde llevo una vida exclusivamente monacal, durante siete años.

De allí lo saco la reina Isabel la Católica para hacerlo su confesor, en el año 1.492, por consejo del arzobispo de Toledo, el cardenal González de Mendoza, primer protector de Cisneros.

Nombrado provincial de la orden franciscana acometió una profunda reforma en ella, y mas tarde reformo también el clero secular.

A la muerte del cardenal Mendoza en 1.495, fue consagrado arzobispo de Toledo, Primado de España y Canciller de Castilla, cargos que suponían el mayor poder político, tras la corona.

No solo fue confesor de la reina Isabel, sino también su consejero.

Muerta la reina, proclamados reyes Juana I y su esposo Felipe I de Habsburgo, fue nombrado regente provisional mientras Fernando el Católico se encontraba ausente en Napoles, y su hija pretendía reinar. Pero una vez conseguida la retirada de Juana, Fernando el Católico y Cisneros lograron restaurar el comprometido prestigio de la monarquía.

Al morir Fernando el Católico, Cisneros fue nombrado Regente de nuevo, hasta la mayoría del heredero Carlos I, que aún no había pisado España.

Durante los dos años de esta segunda Regencia, Cisneros, que ya tenia ochenta años, mostró unas dotes políticas y una habilidad extraordinaria, para gobernar.

Cisneros murió en Roa (Burgos) el 8 de noviembre de 1.517, cuando se dirigía a recibir a Carlos I.

En su vida publica intervino en todos los asuntos durante el reinado de los Reyes Católicos y contribuyo de forma decisiva a la creación del nuevo Estado.

Reformo la vida religiosa que había caído en una gran relajación moral y variedad intelectual, y supo ver que toda renovación empezaba por la educación, para lo cual fundo en 1.499 la Universidad de Alcalá de Henares, la primera universidad renacentista, humanista y universal, dotada por el Cardenal con una magnifica biblioteca, una de las instituciones que mas han influido en la cultura española.


La villa de Alcalá de Henares se vio muy favorecida por el desarrollo urbanístico impulsado por el Cardenal, que la quería dotar del entorno adecuado a la Universidad.

Otros personajes relacionados con Torrelaguna fueron María Toribia, del s. XII, mas conocida como Santa María de la Cabeza, y su esposo San Isidro Labrador, que aunque no habían nacido en ella, vivieron allí gran parte de su vida. Santa muy milagrera que tiene en Madrid una calle y una glorieta con su nombre, además de una estatua, en la que está con su esposo, en el Puente de Toledo.

Al ir a coger el autobús para volver a Madrid, teníamos la parada enfrente del Centro Montalbán, institución destinada a Escuela Primaria, que funciono como tal hasta la creación de nuevas escuelas.
                                                                       

Lleva el nombre de su fundador, don Juan Manuel Montalbán, rector de la Universidad de Madrid, que la dejo dotada en su testamento.

Hoy día esta destinada a Salón de Actos, con usos múltiples.

Llegamos a Madrid de noche después de un día bien aprovechado.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Timbal de carne duquesa

    


La carne y la patata siempre han hecho buena pareja y este plato es una prueba.
Su origen es francés, pero se ha incorporado a todas las cocinas.
Queda perfecto para una cena, tal como lo comimos nosotros recientemente en familia, ya que eramos esa noche 9 personas.

Ingredientes
                                                                         

1 k de patatas
1/ k de carne picada
4 cucharadas de aceite
50 g de mantequilla
1/4 de k de cebolla 1 diente de ajo
1 vaso de vino blanco
250 cc de leche
50 g de pan rallado
Laurel
Sal y pimienta

Elaboración

Pelar las patatas, echarlas en agua fria con sal, llevar a ebullición y cocerlas 20 minutos.
                                               
                                               
Escurrirlas y pasarlas por el pasapures.
                                                                                   

Añadirles 40 g. de la mantequilla y la leche templada

Mover para que quede el puré bien hecho, y fino.
                                                         

Freír la cebolla y el ajo picados muy pequeños, o pasados por la maquina de picar, y rehogar.

Agregar la carne picada y rehogar de nuevo.
                                   
Echar el vino, una hoja de laurel, sal y pimienta. Cocer 20 minutos
                                                                                         

En una fuente para horno, extender una capa de carne y cubrir totalmente con el puré de patatas.
                                                                         

Espolvorear con el pan rallado y unos trocitos de mantequilla y meter a horno fuerte durante 10 minutos.