viernes, 29 de abril de 2016

Plátanos flameados

                                                                   

Este postre es muy sencillo y al mismo tiempo,espectacular por el flameado y de riquisimo sabor.

Ingredientes                                          
                                                                           

6 plátanos
1 limón
40 g de mantequilla
1 naranja
1 cucharada de azúcar
4 cucharadas soperas de ron

Elaboración

Exprimir el limón y la naranja y reservar el zumo de ambas por separado.

Rallar la piel de naranja y reservar.

Regar los plátanos pelados con el zumo de limón para que no se oxiden y se pongan oscuros.

Fundir la mantequilla en una sartén en la que quepan los plátanos uno junto a otro y que pueda presentarse a la mesa.
                                                                     

Añadir el zumo, la ralladura de naranja. el zumo de limón donde han estado macerando los plátanos y el azúcar.

Poner en la sartén los plátanos, uno junto al otro y dorarlos por todas partes.
                                                                         

Retirar la sartén del fuego. Calentar ligeramente el ron y prenderlo con una cerilla e inmediatamente echarlo sobre los plátanos, para flamearlos,
                                                                       

Se pueden servir así mismo o acompañados de nata montada.

viernes, 22 de abril de 2016

Por tierras de Zamora: Tábara


De camino hacia Madrid, en los principios del otoño, todavía con un excelente tiempo, pensamos en explorar un poco la provincia de Zamora y Zamora ciudad, que conocíamos, pero en la que no habíamos estado desde hacia años.

Nuestra primera parada fue en Tábara, villa antigua e interesante del centro norte de la provincia.

Tábara, es la capital de la comarca de Tierra de Tábara; se encuentra a 744 msnm, siendo el centro geológico de la Depresión de Tábara, junto a las estribaciones de la Sierra de la Culebra.

Su situación en el centro del valle ha hecho de ella un lugar de paso obligado para algunas de las mas concurridas rutas del noroeste peninsular, hecho que ha sido determinante en su historia.

Su nombre puede venir del paleoeuropeo, idioma anterior al celta y al germano, con base taw- o tab-, que deriva de la raíz indoeuropea ta-, derretirse, fluir.

La historia de Tábara comienza en la Alta Edad Media, cuando después de la invasión musulmana de 711, los visigodos se repliegan al norte comenzando, con la fundación del reino de Asturias, la Reconquista.

 Un extenso territorio, los Campos Góticos, son escenario de las escaramuzas entre moros y cristianos, que allí practican el pillaje, y además el, por parte de los cristianos, traslado de población al norte, quedando una enorme zona despoblada, que ha venido en llamarse Desierto del Duero.

Después del triunfo del rey Afonso III, el Magno, en la batalla de la Polvoraria, sobre el emir de Córdoba, en 878, comienza la repoblación del territorio.

También a finales del s. IX San Froilan (833-904) funda el monasterio dúplice, (masculino y femenino), de San Salvador de Tábara, promovido por los obispos de León y de Zamora, durante el reinado de Alfonso III.

En este monasterio de Tábara se copiaron e iluminaron en el scriptorium, varios "Beatos", comentarios al Apocalipsis de San Juan, escritos en 776 por el Beato de Liébana (Cantabria), que tuvieron gran importancia e hicieron conocer Tábara en toda Europa y le dieron un inmenso prestigio cultural.

 Entre ellos están el Beato de San Miguel o de Magius, por el nombre de su autor, de excelente ejecución, que está actualmente en la Biblioteca Morgan de Nueva York,: el Beato de Tábara,  depositado en el Archivo Histórico Nacional, y el Beato de Gerona, que está en el Museo de la Catedral de Gerona.
                                                             

A finales del s. X el monasterio fue destruido por el caudillo musulmán  Almanzor, y hubo que esperar a su desaparición en 1.002, para reconstruir la iglesia del monasterio, Santa María de Tábara, no así el mismo, que nunca se reconstruyo, y los destrozos ocasionados en la zona.

Seguidamente las tierras del monasterio son declaradas de dominio real o realengo y su propiedad va pasando a varios miembros de la casa real hasta que en el s. XII (1.130), su dueña, doña Sancha Raimundez se las entrega a los templarios, Orden fundada en Jerusalén en 1.120, cuya misión era  proteger los limites de los reinos cristianos.

Tras la desaparición de la Orden de Temple, decretada por el papa Clemente V en 1.308, en Castilla se confiscan todas sus propiedades en 1.368, que pasan a otras Ordenes, como Santiago, Calatrava o Alcántara, y a distintos nobles que el rey premia por los servicios prestados.

Tras ser dueños de estas tierras diferentes señores, tanto civiles como religiosos, en el s. XVI  pasan a ser propiedad del I Marqués de Tábara, don Bernardino Pimentel, que llego a poseer extensos pagos por toda la comarca.

Los conflictos, entre los Señores y luego Marqueses y los pueblos de la zona por abusivos impuestos, duraron siglos, hasta la definitiva desaparición del régimen señorial en 1.837.

Tras las graves crisis agrarias, su principal actividad económica, de finales del s. XIX y parte de XX, y su progresivo declive demográfico, que dura hasta ahora mismo, Tábara se va recuperando y ofrece al visitante un gran interés debido a su importante pasado.

Muestra de ese pasado son los monumentos que pudimos ver en nuestro paseo por la villa, cuyo casco urbano es un ejemplo de la arquitectura civil de la comarca.

Destaca la iglesia de Santa María, por su gran torre y precioso porche románico, para cuya construcción, por los vestigios encontrados, debieron emplearse materiales del desaparecido cenobio,  del cual solo queda la estancia de la base de la torre, que dota a la iglesia de gran monumentalidad.

Fue consagrada en 1.137 por el Obispo Roberto de Astorga, construida sobre las ruinas del monasterio de San Salvador de Tábara
                                                                       

A lo largo de sus muchos siglos sufrió tranformanciones  en los s.s. XII, XV y XVIII, en el que fue realizada una remodelación completa.

Otra iglesia notable es la de Nuestra Señora de la Asunción, llamada también el Convento, por haber albergado, en otros tiempos, a sucesivas congregaciones religiosas.
                                                           

Fue construida en 1.559, formando parte del Palacio del Marqués de Tábara, que la utilizaba como capilla de la familia.

Desde su construcción hasta 1.580 fue regida por los monjes Jerónimos, pasando después a los Dominicos, hasta la Desamortizacion de 1.835. y restaurada en 1.925

Varios monumentos mas se pueden ver en Tábara, como es la estatua de uno de sus mas insignes hijos, el poeta León Felipe, (1.884-1.968), una de las personalidades mas relevantes del la Generación del 27.

Para complacer a su padre estudio la carrera de Farmacia, profesión que ejerció en distintos periodos de su vida bohemia y llena de peripecias.

Ahora, la estatua, que se encuentra en la plaza Mayor está, podemos decir, profanada por los gamberros que la han "adornado" con pintura roja.
                                                           

Se había hecho la hora de comer, así que elegimos uno de los restaurantes de la villa donde dimos cumplido consumo de un menú, nada que recordar de esa actividad reparadora, y seguidamente continuamos hasta Zamora.

viernes, 15 de abril de 2016

Pollo frito a la romana

                                                                           

El pollo a la romana es una manera de preparar pollo exquisita y aunque lleva varios pasos, no es nada complicada.

Ingredientes
                                                                       

1.500 g de pollo en trozos
100 ml de aceite de oliva
2 dientes de ajo
2 cucharadas de te de romero
50g de jamón en cuadritos
150 ml de vino blanco
2 cucharadas soperas de puré de tomate
sal y pimienta

Elaboración

Pelar y picar el ajo. cortarlo en finas láminas
Calentar el aceite en una cazuela grande, para que el pollo quepa en una sola capa si es posible,
Rehogar el ajo y el jamón hasta que estén dorados.Reservar.
Secar bien los trozos de pollo con papel de cocina, sazonarlos con sal y pimienta.
                                                     

Freír los trozos de pollo, hasta dorarlos.
                                                                                 

Espolvorear con el romero y agregar el jamón y el ajo reservados.
                                                 

Añadir el vino blanco y el puré de tomate mezclado con 100 ml de agua caliente.
Tapar y dejar cocer a fuego lento 10-15 minutos.
                                                                   

Servir con verdura, arroz, puré de patata o algún acompañante preferido.