domingo, 8 de febrero de 2015

Santuario de la Vallivana y Morella

                                                                                         

Salimos temprano para nuestra excursión, que hoy era bien densa.

En efecto, íbamos a visitar uno de los lugares mas interesantes de la provincia de Castellón, Morella, tanto por su importancia histórica en la formación e España, como por su rico patrimonio monumental.

Atravesamos, pues, desde Peñíscola, la región del Maestrazgo, nombre que proviene de las Ordenes Militares que dominaron este territorio por siglos, durante la reconquista, y que estaban presidias por un Maestre, hasta llegar a la comarca de Los Puertos de Morella, donde está situada esta ciudad. El paisaje es montañoso, con algunos bosques de robles, pinos y carrascos.

La primera parada fue 22 km antes de llegar a Morella, para visitar el Santuario de Vallivana; tomando una pequeña desviación en la carretera que lleva a Morella, se ven unas cuantas casas y lo que queda del Convento que allí hubo, del cual solo está en pie la iglesia, dedicada a la patrona de Morella, Nuestra Señora de Vallivana.
                                                                         

Según la tradición la imagen de la Virgen fue encontrada por un pastor, que, atraído por los ladridos de su perro, hacia unos arbustos, se hallo ante la imagen de la Virgen, rodeada de luz, que había sido ocultada allí, cuando la invasión musulmana del s. VIII, traída anteriormente a España por el Apóstol Santiago el Mayor, cuando vino a evangelizar la Península Ibérica.

Sin embargo no existe documentación sobre la primitiva capilla construida a finales del s. XIV, sino que de la actual empieza en el s. XV.

Huéspedes ilustres de Vallivana fueron san Vicente Ferrer, patrón principal de Valencia y apreciado predicador dominico, que allí se alojo en 1.410, y Benedicto XIII, el Papa Luna, que en 1.414 pernocto en Vallivana, cuando venia a tratar con Fernando I de Aragón sobre el Cisma de Occidente.

El Papa quiso agradecer la hospitalidad que le dispensaron en el lugar, concediendo a la ermita numerosas gracias; ante el aumento de devotos que se produjo seguidamente, se decidió construir una nueva iglesia. con mas capacidad para fieles y peregrinos.

Un nuevo templo fue erigido entre 1.428 y 1.436, mientras seguía creciendo la devoción hacia la Madre de Dios de Vallivana y el número de devotos, hasta que en 1.672 le fue atribuido el cese de una terrible epidemia de peste, origen de las Fiestas Sexenales, de las cuales hablare mas tarde, que incremento aún mas la afluencia de peregrinos.

Por este motivo se decidió hacer una nueva iglesia, que tras diversas dificultades, debidas a la Guerra de Sucesión española (1.710-1.714) se levanto entre 1.714 y 1.738.
                                                                     

La elegante fachada barroca de piedra enmarca la entrada del templo: en la derecha, adosada a ella, se encuentra una torre campanario cuadrada.

 El interior es de una sola nave, con capillas laterales y camarín, que aloja la pequeña imagen de la Virgen de Vallivana.
                                                                               

En cuanto a la imagen de la Virgen de Vallivana, no puede ser mas antigua que de finales del s. XIV o principios del XV.  Es una pequeña escultura de unos 29 cm de altura, realizada en barro cocido y policromado, que lleva al Niño Jesús en su brazo izquierdo. Desde el s. XVIII, como sucede con muchas imagenes de la Virgen, tanto ella como el Niño Jesús van ataviados con ricos vestidos, de los que poseen unos cuantos, para cada ocasión litúrgica.
                                                                           

Una Rogativa o Romería se celebra todos los años el primer sábado del mes de mayo, excepto cuando hay Sexenio, a la que acuden centenares de romeros, que recorren a pie los 22 km que separan el Santuario de la Vallivana de Morella.

Después de esta detallada visita continuamos hasta Morella.

Digamos dos palabras sobre esta interesante ciudad.

Morella situada en el norte de la provincia de Castellón, limítrofe con la de Teruel, es la capital de la comarca de Las Puertas de Morella, y tiene actualmente cerca de 2.800 habitantes.

Su clima, en contraste con el de la cercana costa levantina, es continental, con inviernos muy fríos, con frecuente presencia del viento del NO, el mistral, que enfría aún mas el ambiente, y veranos frescos.

Encaramada en la ladera de una montaña a 1.000 m de altitud, la vista de la ciudad amurallada de Morella, es espectacular.
                                                                     

Numerosos e interesantes restos arqueológicos en su comarca, atestiguan la presencia del hombre desde la Edad del Cobre, entre 2.500 y 200 a.C., como muestran las pinturas rupestres de Morella la Vella y las sepulturas e hipogeos de Les Solanes, que no visitamos en esta ocasión.

Por ella pasaron celtas, ilecarvones, griegos, cartagineses y finalmente romanos.

Morella fue fuertemente romanizada, pasando a formar parte de la provincia romana Tarraconense. Fue llamada por los romanos Castra Aelia, y así permaneció hasta la caída del Imperio Romano, tras las invasiones de los bárbaros.

Los vándalos la tomaron a sangre y fuego en 408, para abandonarla tres años mas tarde.

Les sucedieron los visigodos, que durante los trescientos años de su reino, erigieron la primitiva iglesia, hoy día muy modificada, de San Nicolás de Morella, sede actual del Museo del Sexenio.

Después de la invasión musulmana de 711, estuvo ocupada hasta la reconquista cristiana. Un primer intento de recuperación fue protagonizado por Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, que venció, en la batalla de 1.084, a una coalición de moros y cristianos, al pie de Morella.

La reconquista definitiva corrió a cargo del noble aragonés Blasco de Alagón, en 1.232, que fue señor de Morella, la cual, a su muerte, paso al rey de Aragon Jaime I, el Conquistador.

En 1.672 sufrió una terrible epidemia de peste, origen de las Fiestas Sexenales, que conmemoran la salvadora intersección de la Madre de Dios de Vallivana para su final, por lo cual se decidió rezar una novena de acción de gracias a la Virgen, cada seis años, que hoy día continúa celebrándose.

Durante la Guerra de Sucesión española, tomo partido por el ya rey Felipe V de Borbón, siendo premiada, cuando el conflicto concluyo, con la gobernación militar y política de la región.

En 1.808 se unió al patriótico levantamiento contra Napoleón, que ocupo la ciudad, con el consiguiente reguero de saqueos, violaciones, asesinatos, destrucción del patrimonio, etc., hasta que el general Elio, (Pamplona 1.767-1.822) logro expulsar a los invasores en 1.813.

Siguió el convulso s. XIX, ocupado con las las Guerras Carlistas entre liberales y absolutistas, durante las cuales Morella fue una capital carlista. Tras la tercera Guerra Carlista, Morella se dedico durante años a restañar los daños experimentados en la contienda.

Hoy día es una próspera ciudad con sectores pujantes como la industria textil, la agricultura (trufa negra), la ganadería porcina y avícola, el turismo, debido a su importante patrimonio cultural, y el desarrollo de los parques eólicos. generadores de energía eléctrica, debido a las favorables condiciones de circulación de los vientos, tanto en el termino municipal, como en la comarca.

Nuestra primera visita fue al Museo del Sexenio, ubicado en la que fue iglesia mozárabe,  desde antes de la reconquista cristiana, de San Nicolás.
                                                                             

El Museo muestra el valor y la belleza de una tradición que viene del año 1.673, cuando según la tradición, se produjo la milagrosa intervención de la Virgen de Vallivana, para acabar con una peste que asolaba la ciudad.

El suceso se conmemora cada seis años, de ahí su nombre de Fiestas del Sexenio.

El patrimonio cultural que se conserva del Sexenio en el Museo comprende música, de gaita y tambor, indumentarias y danzas gremiales, así como los adornos artesanales de las calles de Morella, realizados por los vecinos, que en un principio fueron vegetales, pero que ahora se realizan con papel de seda rizado, con el cual consiguen atractivos diseños, mas durareros.
                                                                         

En el Museo se muestra el proceso de confección de adornos o tapices, fotografías de la Fiesta, así como indumentarias gremiales usadas durante el Sexenio, y otros elementos tradicionales, todos los cuales tuvimos ocasión de contemplar.

Siguió un paseo que comprendió las visita a las murallas medievales, que tienen un perímetro de 2.200 m, circunvalado con un paseo de ronda; construidas entre los s.s. XIV y XV y reformadas entre los s.s. XVI y XVII, con  altura entre 10 y 12 m., con numerosas puertas y torres.

Nos paramos en un mirador desde que se ve muy bien la zona del castillo y murallas, con esa curiosa configuración en espiral, que recuerda a una tarta,
                                                                   

Seguimos luego paseando, por las antiguas y bonitas calles,
                                                               

 hasta llegar al Ayuntamiento.

El Ayuntamiento de Morella se ubica en un edificio comenzado en el s. XIV y concluido en en XV, entre los años 1.360 y 1.420, formado por dos grandes cuerpos, en el primero de los cuales se sitúan La Lonja y la sala del Consell de la Vula, donde residía el poder municipal de la ciudad, mientras que el otro cuerpo albergaba las dependencias de Justicia, que en sus varios pisos tenia la Cárcel en la planta baja, y las salas de Vista y la Capilla en el piso intermedio.
                                                   
                                                               
La restauración del edificio ha merecido un premio de Europa Nostra en 1.997, como reconocimiento a la protección y recuperación del Patrimonio Arquitectónico y Natural de Europa.

Entramos, pues en este notable edificio y visitamos varias de sus salas, que casi se pueden llamar, por sus interesantes objetos, museo.

Seguimos hasta llegar al mas importante templo de Morella, la Iglesia Arciprestal de Santa María la Mayor, situada en la plaza de Benedicto XV, levantada entre los s.s. XIII y XVI, en estilos gótico y renacentista.

Destacan en esta bella iglesia las dos portadas, adornadas con estatuas y rematadas con un  piñón, únicas entradas al templo.
                                                                             

Construido entre 1.265 y 1.343, no estuvo terminado hasta 1.593.

El interior es de tres naves con sus correspondientes ábsides. Destacan los grandes pilares que sustentan las bóvedas de crucería.

Mención especial merece el coro y su escalera de caracol. El coro, planeado y ejecutado por Pedro Segarra entre 1.406 y 1.426,  es único ejemplo en el mundo, probablemente, de coro elevado, su bóveda casi plana resalta su dificultad arquitectónica.


Se llega a él mediante una escalera de caracol. que se enrosca en una columna. En el pretil de la misma hay relieves que representan la Natividad, la ofrenda de los Reyes Magos, así como la genealogía de Jesucristo, obra de Antonio Sancho (1.470) y del italiano Giuseppe Beli.
                                                                         
                                                                     


En la parte posterior del coro podemos ver esculpido el Juicio Final y el Pórtico de la Gloria.

Todo esto me pareció extraordinario, único y bello.
                                                                   
Otras de las joyas del interior de la iglesia, es el grandioso retablo churrigeresco del altar mayor, construido por el escultor Vicente Dolz en 1.567, en colaboración con otros artistas anónimos, y terminado mas de un siglo después, en 1.677.


Después de comer dedicamos un buen rato a recorrer las murallas por el paseo exterior, que se conoce como Paseo de Ronda o Segunda Alameda, que recorre todo el recinto amurallado y llega a las afueras de la ciudad, excelente para practicar senderismo, que en esta ocasión utilizamos para rodear las murallas, donde vimos lo altas y extensas que son, con su diversas puertas y torres
                                                                                 

Las murallas, construidas después de la reconquista, por el rey Jaime I, entre los s.s. XIV y XV, aprovechando construcciones  anteriores, tienen dos km de perímetro, una altura entre 10 y 15 m, dos m de grosor, siete puertas y diez torres, en un excelentes estado de conservación actualmente, debido a las restauraciones que se han hecho en ellas.

Para acabar la visita  y cambiar de ambiente fuimos a un museo de dinosaurios, alguno de ellos reproducido en tamaño real, tras lo cual volvimos a nuestra base, en Peñiscola.

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