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miércoles, 1 de abril de 2015

Segovia

                                                                               

Hace mas de un año hicimos una excursión, acompañados de nuestro primo A., de gustos similares a los nuestros y buen conocedor de España y mas aun de todas las provincias limítrofes con Madrid, como hemos venido haciendo estos últimos años. En esta ocasión el lugar elegido fue Segovia.

Segovia es una de las grandes joyas de nuestro país, abundante en lugares monumentales, herencia de su larga historia, en la que los diferentes pueblos que se han asentado en su territorio han dejado muestras de su cultura, hasta que culminada la Reconquista, paso a ser una de las ciudades importantes de España.

Para llegar a ella desde Madrid tomamos el tren AVE, que sale de la Estación de Chamartin, y en 21 minutos llegamos a la estación de Segovia-Guiomar, estación única para los trenes rápidos, sin conexión con la estación de trenes convencionales de media distancia, a seis km del centro de la ciudad, desde la que se contemplaba la Sierra de Guadarrama, aun nevada, cuando la primavera estaba en sus comienzos.
                                                                 

Estos seis km son salvados mediante un servicio se autobuses, que lleva hasta el centro histórico. En efecto después de subirnos a un abarrotado bus, este nos dejo al lado del acueducto.
                                                       

Conozcamos un poco Segovia, antes de adentrarnos en ella.

Segovia, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1.985, es una agradable y muy interesante ciudad, de algo mas de 53.000 habitantes, capital de la provincia del mismo nombre y de la comarca Campiña  Segoviana.

Situada al pie de la Sierra de Guadarrama, en la confluencia de los ríos Eresma, subafluente del Duero, al desembocar en su afluente el río Adaja, y el río Clamores, que se une al Eresma bajo el Alcázar, hoy día canalizado y con paseo en su margen, con magnificas vistas de la ciudad, para disfrute de los segovianos, y de los visitantes.

El poblamiento de Segovia y alrededores es tan antiguo que hay evidencias de la ocupación de la zona por el hombre de Neanderthal.

Mucho mas recientes son las muestras de la Edad del Bronce, también encontradas en el entorno de Segovia.

Celtíberos, con restos de un castro, romanos cuyas obras podemos contemplar hoy día y visigodos, en cuyo reino fue sede episcopal, se establecieron en ella.

Parece que fue abandonada tras la invasión musulmana y no vuelve a aparecer en la historia hasta después de la conquista de Toledo por Alfonso VI, que encarga a su yerno Raimundo de Borgoña, en 1.088, la repoblación de la extensa zona conocida como el "Desierto del Duero", con gentes venidas del norte e incluso de allende los Pirineos.

A pesar de ciertos disturbios dinásticos, el s. XII fue de gran prosperidad para Segovia, ya que su situación en la ruta de la trashumancia la convirtió en un importante centro del comercio de la lana y del desarrollo de la industria pañera.

Esta bonanza económica produjo un aumento demográfico y constructor de muchos de los monumentos que hoy podemos contemplar en Segovia, como su esplendido arte románico del cual son muestra, nada menos que siete iglesias: las de San Martín, Santísima Trinidad, San Esteban, San Miguel, San Juan de los Caballeros, San Sebastian y San Andrés, y el gótico, como su esplendida catedral, siendo sede de la corte de los reyes de la dinastía Trastamara y lugar donde, en la iglesia de San Miguel, fue proclamada la reina Isabel La Católica en 1.474.
                                                   

En la primera mitad del s. XVI se produjo la rebelión contra el rey Carlos I, que había cambiado la dinastía, de la llamada Guerra de los Comuneros, que se oponían a los impuestos sobre Castilla, con los que el nuevo rey quería financiar los gastos de sus guerras y demás, que provocaba su deseo de ser nombrado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y que no servía para nada a los intereses de España, pero, los Comuneros y con ellos toda Castilla, perdieron la guerra y sus lideres Padilla, Bravo y Maldonado, fueron decapitados.

Sin embargo la pujanza económica de Segovia continuo durante todo el siglo, hasta que, desde finales del s. XVII, Segovia, como casi todas las ciudades castellanas, entro en una larga decadencia, sufriendo una fuerte caída demográfica, a pesar de los intentos de revitalización de la industria lanera que propicio en el s. XVIII, Carlos III, y que no tuvieron éxito.

En el año 1.808, Segovia como toda España, sufrió la invasión francesa de las tropas de Napoleón, con su cortejo de muerte, destrucción y saqueo.

El s. XIX estuvo dominado por las guerras, pues a la Guerra de Independencia, para expulsar a Napoleón, sucedieron las Guerras Carlistas, y a estas, ya en el s. XX, la Guerra Civil.

En el s. XX, ha tenido una gran recuperación, basada en las industrias metalúrgica, de la construción y materiales para la misma, madera y sobre todo turismo.

Hoy es una ciudad próspera y bella, por la que es grato pasear, y eso que, no tengo mas remedio que decir, que nuestro visita se realizo con un frío invernal, a pesar de ser ya primavera.

Empezamos por contemplar, con el mismo asombro de siempre, el acueducto, pues el bus que nos había traído de la estación nos dejo en la Plaza del Azoguejo, antigua plaza del mercado, ya citada en las Cantigas de Alfonso X el Sabio, donde este impactante monumento se alza.

                                                                               

El acueducto es el hito arquitectónico mas importante de Segovia, y ha llegado a ser símbolo de la ciudad; se ha mantenido activo durante milenios, ya que hasta hace poco abastecía de agua a la ciudad.

Su fecha de construcción está entre finales del s. I y principios del s. II; tiene unos 25.000 sillares de granito, acoplados sin argamasa, 28 m. de altura en la parte mas elevada, a los que hay que añadir los casi 6 m de cimientos y dos ordenes de arcos sobre pilares, que completan 166 arcos.
                                                                               

Los romanos lo construyeron para traer agua a la primitiva ciudad, que se asentaba alrededor del Alcázar y seguramente su pervivencia, hasta el día de hoy, se deba a que estuvo cumpliendo su función durante siglos, hasta hace pocos años.
                                                                         

El agua venia desde 17 km, del manantial de la Fuenfría, y pasaba por una cisterna, un canal, con codos, subidas y bajadas hasta llegar a la zona del Alcázar, donde estaba asentada la población.

Como es de suponer por su antigüedad, fue reparado en diversas ocasiones; la primera gran obra de reconstrucción tuvo lugar durante el reinado de los Reyes Católicos. Actualmente ha sufrido un patente deterioro debido a la contaminación ambiental, que aumenta la erosión del granito. Para garantizar su supervivencia se ha emprendido un minucioso proceso de restauración, que ha durado ocho años y se ha desviado el tráfico rodado desde 1.992, aunque todavía circula demasiado, cerca del monumento.

Continuamos nuestra visita subiendo por la calle Real, principal calle comercial de Segovia, con varios palacios de los s.s. XV y XVI, ya que era el barrio donde habitaba la nobleza, como la Casa de los Picos, construida en el s. XV, por Lopez de Ayala y Silva como casa-fuerte para la defensa de la Puerta de Santa María, de la muralla. Mas tarde a finales del s. XV, la casa fue adquirida por el regidor Alfonso de la Hoz, que le añadió la singular fachada de picos, que le ha dado el peculiar nombre con que se conoce el edificio; después de diferentes usos; desde el año 1.976 y tras una amplia restauración, alberga la Escuela de Arte Superior de Diseño de Segovia.
                                                                   

Al lado se encuentra la Casa de los Río, mandada a construir, también en el s. XV, por el regidor Juan del Río, que fue habitada por esta familia durante varias generaciones.
                                                           

A escasos metros encontramos la Casa-Palacio del Conde de Alpuente o Palacio de Cascales; el primer nombre procede de su último dueño privado, en el siglo XIX, y el segundo de su arquitecto, en el s. XV, Alonso Cascales. Hoy día alberga la Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y León.
                                                                       

Volviendo a la calle anterior encontramos la Casa del Siglo XV, de la cual ha llegado hasta nuestros días la importante y bella fachada.


En la misma calle se halla la Cárcel Real, hoy Biblioteca Pública, fundada en 1.842 con fondos procedentes de la Desamortización de Mendizabal de 1.835


El edificio fue construido entre los  XVII y XVIII, con decoración muy austera, y funciono como cárcel hasta 1.933. En su interior se pueden ver interesantes restos románicos de la ermita de San Medel.

Entre sus "huéspedes" mas ilustres se cuenta que Lope de Vega estuvo encerrado en ella en 1.577.

Cuando llegamos a un ensanchamiento de la calle nos encontramos con la Plaza del Corpus, en la cual se halla el Convento del mismo nombre, antigua sinagoga mayor, que servía a la judería, a la cual se llegaba por una estrecha calle lateral.
                                                                           

A su lado, en la Plaza de San Martín llamada también de Juan Bravo, a medio camino entre el Acueducto y la Plaza Mayor, se encuentra la iglesia de San Martín, uno de los mejores ejemplos del románico en la ciudad. Su galería porticada es uno de los elementos característicos del románico segoviano, que rodea todo el templo excepto la cabecera.
                                                                     

Levantada en el s. XII, conserva en el exterior su estilo románico, aunque tanto el interior, como algo del exterior ha sido modificado a lo largo de los siglos. Además del pórtico, es destacable la torre campanario románico-mudéjar.
                                                                         

En la fachada occidental tiene un gran pórtico con arquivoltas decoradas con motivos vegetales, y soportadas por estatuas que representan personajes del Antiguo Testamento.
                                                                 

La Plaza de San Martín, tiene gran sabor medieval y castellano; es el resultado de la unión, mediante una escalinata, de la plaza de la iglesia, con la de Medina del Campo, también llamada de las Sirenas, por las esculturas de dos seres mitológicos, por cierto, mas parecidos a esfinges que a sirenas, colocadas allí en la remodelación de las plazas efectuada en 1.852; está rodeada de importantes monumentos, como la referida iglesia de San Martín,


el Torreón de Lozoya, torre defensiva elevada en el s. XIV
   
 y la estatua del héroe comunero Juan Bravo, muy posterior a los demás monumentos, excepto la fuente, ya que ambas fueron instaladas en la plaza en el s. XIX.
                                                                                 
                                                                                 
Otro elemento que quiero destacar en esta plaza es la gran casona nobiliaria, que se ve al fondo, construida en el s. XV , y muy modificada a lo largo de los siglos, propiedad, hoy día, de nuestro gran amigo J.I., fallecido hace mas de cuatro años, antes de cumplir los cincuenta, y muy llorado por nosotros, que nos invito a conocer Segovia con él, nos hizo de cicerone por gran parte de la ciudad y nos mostró el interior de la casona, que ha sido rehabilitada por él.
                                                       

Seguimos calle Real adelante hasta llegar a la cercana Plaza Mayor
                                                                             

Se puede decir que la Plaza Mayor es el corazón de Segovia. Esta delimitada por el ábside de la catedral, la iglesia de San Miguel, el edificio del Ayuntamiento, y el Teatro Juan Bravo. En el centro de la plaza está instalado un quiosco de música

El techo de la iglesia de San Miguel, donde Isabel al Católica había sido proclamada reina en 1.474, como he contado mas arriba, se derrumbo en 1.522, y la nueva iglesia se ubico en una zona distinta de la plaza. con lo que esta quedo ampliada.

El Ayuntamiento data del primer cuarto del s. XVI, y fue flanqueado paulatinamente por las casas que formaron el norte de la plaza.

Uno de los edificios emblemáticos de la plaza, el Teatro Juan Bravo, fue construido en 1.917.

Un poco mas antiguo es el mencionado quiosco de música, que fue diseñado por el arquitecto Joaquín de Odriazola, (1.844-1.913) en 1.896, siguiendo la moda de arquitectura de hierro forjado, que hacia furor en toda Europa.

El paseo por Segovia nos había abierto el apetito, y como, ademas, ya era la hora de comer, en a misma Plaza Mayor entramos en un agradable restaurante donde dimos buena cuenta de un excelente cocido madrileño.
                                                                             

A pesar del día, algo mas que fresquito, habíamos disfrutado recorriendo, una vez mas, el casco antiguo de Segovia, y después de la comida volvimos en el tren AVE a Madrid.