miércoles, 15 de julio de 2015

1er dia en Jordania: Ajlun y Gerasa

                                   

Seguimos, pues, después de recorrer la ciudadela de Amán, nuestra excursión hacia el norte, parando en la ciudad de Ajlun, situada en un fértil valle de viñedos, olivos y bosques, cuyo máximo interés es el majestuoso castillo que la corona, situado a 3 km del centro de la población, en un monte a 1.250 m de altitud, desde el que se alcanza una magnifica vista sobre el valle del Jordán y los montes de Galilea.
                                           
El castillo de Ajlun (Qala´at Ajlun, en árabe), a 74 km al norte de Amán es, en efecto, uno de los principales exponentes de la arquitectura militar árabe en Jordania.
                                                           
                                                                                 
La fortaleza fue edificada entre 1.184 y 1.185 por el emir Izz ad-Din Usamah, nieto de Saladino, para controlar las tres rutas comerciales del valle del Jordan, los deplazamientos de sus enemigos árabes, y de sus no menos enemigos los cruzados, que transitaban por allí, en su peregrinaje a Tierra Santa, y tenían su base en el castillo de Kerak, y su riqueza en las minas de hierro de la zona.

Destruido parcialmente por los mongoles en el s. XII, fue reconstruido por el sultán mameluco Baibars I; a pesar de todas las vicisitudes sufridas, entre las cuales se cuentan dos terremotos, en 1.827 y 1.937, ha llegado en bastante buenas condiciones hasta nuestros días, en que ha sido restaurado convenientemente.

Recorrer cada rincón del castillo es fascinante, pues sus recovecos, bóvedas, arcos, escaleras y pasadizos, le dan un aura mágica, que nos transporta al tiempo de su construcción.
                                                                   

En 1.999, durante unas obras de restauración, se descubrió un mosaico que representa un edificio religioso, lo que parece confirmar fuentes históricas, que indican que el castillo se había construido sobre un convento cristiano bizantino.
                                                             
                                           
 La fortaleza cuenta con siete torres de anchos muros, patios, estancias para los soldados de la guarnición, corredores cubiertos con bóvedas de cañón y está rodeado por un foso, excavado en la roca. Una serie de aljibes y cisternas servían para asegurar el agua necesaria.

Todos estos elementos indican que el modelo de castillo es de origen romano-bizantino, con sus torres en las esquinas, como hacían estos.

Pasamos un buen rato recorriendo los recovecos de Ajlun.

Cerca del vestíbulo de entrada hay un pequeño museo donde se exhiben los hallazgos encontrados dentro del castillo. Coincidimos con algunas mujeres completamente veladas, con habito negro de la cabeza a los pies, y que, curiosamente, llevan calzados con sandalias modernas, y uñas pintadas.
                                                                       
                                                                      
Según el guía jordano, estas "turistas" proceden de lo que él llamaba "los países del Golfo", mucho mas exigentes en cuanto a la ortodoxia musulmana, que Jordania.

Al volver a la ciudad de Ajlun, donde tuvimos la comida, en un agradable y sombreado patio lleno de plantas, pasamos por al lado de una iglesia cristiana, muestra de la tolerancia de Jordania en la cuestión religiosa.

Después de comer seguimos ruta hasta llegar a Gerasa, a 15 km de Ajlun.
                                                                               

Gerasa (Jerash), tiene, lo que podríamos llamar, muchos y muy importantes antiguos créditos.

 Fue poblada desde el Neolítico, está citada en la Biblia, fue la encrucijada de varias rutas comerciales, entre las que sobresale la Ruta de la Seda, que comienza en el Extremo Oriente, y fue una de las mas grandes e importantes ciudades romanas, integrada en la Decápolis, confederación de diez ciudades grecorromanas, que estaban situadas en los límites orientales del Imperio Romano.
                                                                           

Gerasa es una de las antiguas ciudades romanas mejor conservadas de todo el Oriente Medio, y de verdad que impresiona su recorrido, por la gran cantidad de monumentos espectaculares que contiene y por la conservación de los mismos y por su estructura urbana, según el ordenamiento romano.
                                                             
                                                   Reconstrucción ideal de Gerasa
                                                                 
La ciudad que se encuentra en el fértil valle de Galaad, rodeada de colinas, con abundantes manantiales, y con un río que cruza la ciudad, fue habitada desde el Neolítico y se encuentra nombrada en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, siendo, probablemente, donde aconteció uno de los milagros realizados por Jesús.

Antes de pasear por sus extraordinarias ruinas sepamos algo de ella.

La primera mención histórica de Gerasa aparece durante el periodo helenístico, con el nombre de Antioquía del Río de Oro ( Antioquia Krisorrohas) , fundada por la dinastía seleucida, descendientes de uno de los generales de Alejandro Magno, cuando, a su muerte, se repartió el imperio entre sus generales.

Fue conquistada por Alejandro Janneo, (125-76 a.C) de la dinastía judía de los asmoneos, descendientes de los macabeos, que tuvieron un reino extenso, de parecidas dimensiones al que habían tenido, en tiempos, David y Salomón, y que fue el último estado judío independiente, hasta la creación del estado de Israel, en 1.948.

En el año 63 a.C. Pompeyo conquisto el reino de los asmoneos, y estos territorios fueron incorporados a la provincia romana de Siria, y mas tarde, en 90 a.C. a la de Arabia. Con el gobierno de Pompeyo, la región fue pacificada, de manera que sus habitantes pudieron dedicarse al comercio y a la construcción.

Alcanzo un gran desarrollo en la segunda mitad del s. I, que continuo en el s. II, cuando en 106 Trajano la incorporo plenamente al Imperio Romano y construyo calzadas que atravesaban las provincias orientales y que fortalecieron aún mas un intenso comercio.

En 129 el emperador Adriano la visito; fue para esa ocasión cuando se construyo el magnifico Arco de Adriano, donde empieza la visita a Gerasa.
                                                         
                                                                       
Se sucedieron varios siglos de esplendor en los que se edificaron templos, teatros, el hipódromo, el foro; con las riquezas que producía su situación geográfica, como nudo de rutas comerciales entre Europa, Asia y África, prosperó y creció durante mucho tiempo.

 Tras la invasión de los persas de 614, y algo mas tarde, en 638 de los árabes musulmanes, la ciudad cayó en declive; un terremoto del año 747 la destruyo parcialmente, mientras otra serie de terremotos menores, acabaron con su prosperidad, de tal manera que quedo despoblada, y sus ruinas enterradas bajo la arena.

No fue hasta cientos de años mas tarde cuando el viajero, explorador y orientalista alemán Ulrich J. Seetzen (1.767-1.811), la descubrió en 1.806.

Se tardo mas de un siglo en empezar prospecciones arqueológicas sistemáticas en Gerasa, pero desde 1.920, las excavaciones han sido casi continuas.

Desde 1.878 un gran contingente de circasianos rusos, de religión musulmana, que venían huyendo de las persecuciones que sufrían en  Rusia, se instalaron en Jordania, con permiso del Imperio Otomano, entonces dueño de todo Oriente Medio, poblando Amán y también Gerasa.

La mayor parte de las ruinas de Gerasa pertenecen a los Imperios Romano y al Bizantino; ultimamente se han descubierto ruinas omeyas, del primer periodo de la invasión musulmana, que parecen indicar que siguió habitada durante ese tiempo.

Comenzamos el recorrido de Gerasa atravesando el Arco de Adriano, quizás el mas importante monumento de la ciudad, aunque seria difícil elegir uno como primero.

Actualmente el Arco mide 13 m, bastantes menos que cuando fue construido.
                                                                                 

Tras el Arco de Adriano se encuentra el Hipódromo, levantado en el s.II  con capacidad para entre 10.000 y 15.000 espectadores y parcialmente restaurado, ya que los circasianos, que poblaron la abandonada ciudad, en el s. XIX, utilizaron materiales del mismo para construir sus viviendas; hay una valla que separa las casas de los actuales habitantes de Gerasa del Hipódromo, pero los niños del barrio seguramente juegan en ese antiguo recinto. Cuando pasamos nosotros se divertían montando algún que otro jamelgo.
                                                               

                                                                             

Pasado el Hipódromo se llega a la imponente Plaza Ovalada, rodeada de numerosas columnas, uno de los lugares mas bellos del conjunto.

Su forma elíptica, inédita en el mundo romano aprovechaba al máximo el valle abierto entre dos pequeñas lomas y servía como "antesala" del cercano templo de Jupiter
                                                                     

La Plaza Oval continua con el Cardo Máximo, columna vertebral de la ciudad, según el modelo urbanístico de Roma, cuyas ciudades, de diseño rectangular, rodeada de murallas, con cuatro torres, se levantaban alrededor de una cruz formada por el Cardo Máximo que iba de N a S y el Decumano, de E a O, mas anchas que las demás calles, y que acababan en las cuatro puertas de las murallas y en cuyo cruce se disponían el Foro y el mercado.

Al lado de la Plaza Oval se encuentran las ruinas de lo que fue un gran templo dedicado a Zeus, precedido de una escalinata.
                                                                   
                                                             
El Cardo Mäximo de Gerasa, avenida de 800 m, está bastante conservado, el pavimento es el original, y a lo largo de sus columnas se disponen el  mercado cubierto, templos, teatro, tetrapilo, nimpheo y termas.
                                                                 

Tambien a lo largo del cardo encontramos numerosos orificios, a la misma distancia unos de otros, destinados a llevar el agua de lluvia al sistema de alcantarillado, que recorre toda la avenida.

En el interior del Macellum o mercado, donde seguramente se vendían entre otras cosas los alimentos, nos encontramos con un patio octogonal, rodeado de columnas corintias y con una fuente en forma de cruz.
                                                                       

Mas adelante encontramos el Tetrapylon Sur, construcción que indicaba el cruce de las dos vías perpendiculares, Cardo  Máximo y Decumano que eran, como decía,  la base del urbanismo romano


Integrado en la columnata del Cardo Máximo vemos la llamada Catedral, el antiguo templo de Dionisios, del s. II, tranformado en el s. VI en iglesia bizantina.
                                                   

 Al final de la larga escalinata se encuentra un Santuario dedicado a la Virgen María con una inscripción pintada, que menciona a María y a los arcángeles Gabriel y Miguel.

Tantas maravillas hay en Gerasa que no pudimos comtemplarlas todas, pero si hacernos una idea de tan gran ciudad, que fue.

 Tras el paseo por el Carlo Máximo regresamos nuestra base.

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