lunes, 15 de febrero de 2016

Edades del Hombre. 1ª Etapa: Sarracín, Monasterio de La Vid

                                                                   
Como todos los años, en esta ocasión en pleno verano, dedicamos tres días a la visita de la XIX muestra de las Edades del Hombre, instalada en Aranda de Duero.

Es un buen motivo para ir conociendo las históricas e interesantes ciudades, pueblos y villas de Castilla León.

Toda la región conserva, a pesar de cierta antigua desidia, de las invasiones y otros desastres importantes monumentos arquitectónicos y de todas las demás artes, cuadros, esculturas, mobiliario etc, muestras de su glorioso pasado histórico.

En estas exposiciones no solo hay arte de la ciudad o villa, sino que debido a que siempre tienen un tema conductor, se reunen en cada una  cuadros, esculturas, objetos, etc., procedentes de lugares de la región, y otros mas alejados, que serian complicados de ver, tanto por los km que habría que recorrer, como por estar en pequeñas iglesias, monasterios o fundaciones diversas.

El tema de la Exposición de este año ha sido Eucharistia, con dos sedes en Aranda de Duero, las iglesias de Santa María la Real, de la cual se commemora el V Centenario de la finalización de su extaordinaria fachada gótico-isabelina y la  iglesia de San Juan.

En esta ocasión nuestra residencia de tres días, iba a ser en el Monasterio de La Vid, localidad a 18 km de Aranda, que, regentada por monjes agustinos, ofrece hospedería, desde pensión completa, media pensión, desayuno y habitación o solo esta última.

Fue una buena elección, pues estuvimos muy a gusto en el monasterio, del cual volveré a hablar mas adelante.

Como se hizo el tiempo de comer, paramos en un pueblo cercano a Burgos, que me parecía de algún interés: Sarracín.

Dos palabras sobre este pequeño núcleo urbano.
                                                                       

Sarracín pertenece a la comarca del Alfoz de Burgos, con una población de algo menos de 300 habitantes, atravesada de este a oeste por el río Ausín, afluente del Arlanzón, y que actualmente crece por su posición estratégica, al lado de la autovía A1 y  a 8 km de la capital, que la está haciendo aumentar en habitantes, como lugar de descongestión de Burgos.

Su historia está vinculada a la familia Sarrazino, que aparece citada por primera vez en un documento del año 963, firmado por el obispo Sarrazino y el diacono del mismo nombre, en el cual el abad don Mancio entrega el pequeño monasterio de Santa María, junto al río Cavóa, al Monasterio de San Pedro de Cardeña.

                                 "...in flumine Kabia, locum qui vocitant Villa de Sarrazino"

Otro interesante episodio histórico fue la residencia, en estos lugares, de Isabel de Osoro,  dama de la corte de Carlos I, que llego a ser amante de Felipe II durante años, hasta que este príncipe contrajo su segundo matrimonio con María Tudor, momento en que Isabel tuvo que dejar la corte, pero no su relación con el ya rey, Felipe, retirándose a una gran heredad que había recibido, en los términos que comprendían, entre otros pueblos, Sarracín.

Muy cercano a esta población se hizo construir el magnifico Palacio de Saldañuela, que no visitamos en esta ocasión, donde vivió el resto de su vida, sin casarse nunca.

Los aldeanos no estuvieron nunca conformes con la manera de llevar su extensa propiedad  Isabel de Osoro, que mandaba expulsar de ella a los cazadores, pescadores y a cuantos se atrevían a entrar en sus dominios, y, además de llenarla de insultos, que han durado en el tiempo, aunque hoy día poca gente sabe que la llamaban "la puta del rey", pleitearon contra ella, sin lograr nada pues la jurisdicción le dio la razón, como propietaria que era.

Quizás alguien, seguidor de la serie Carlos, rey y emperador, que acaba de emitir  la TV1, se acuerde del nombre de Isabel de Osoro, que sale en varios capítulos, cuando Felipe II, entonces príncipe heredero, la ronda por los pasillos del palacio y la visita en su alcoba.

Bien, pues después de comer, comida nada memorable, visitamos los pocos monumentos que quedan de tan antiguo pasado, empezando por la iglesia parroquial de San Pedro.

La iglesia de San Pedro fue levantada entre los s.s. XVI y XVII,  tiene fachada renacentista coronada por una espadaña-campanario de dos arcos y  y ha sido restaurada recientemente, su interior es de cruz latina, crucero y ábside rectangular.

La puerta renacentista tiene una vidriera encima. Es austera pero bella, se sube a ella por unas escaleras, ya que está situada en la mayor elevación del pueblo. El renovado interior no lo vimos por estar cerrada a esas horas
                                                                                   
                                                                       
Otro monumento, cercano a la iglesia es la Torre de los Salamanca, llamada también palomar.
                                                                                     

Se trata de una torre construida en el s. XV, que todavía ostenta cierta gallardía.

El ultimo monumento al que nos acercamos fue la Ermita del Santo Cristo de los Buenos Temporales, curioso nombre, que es el último vestigio del Convento Sancti Sspiritu, de monjes trinitarios redentores de cautivos en tierra de moros, que allí hubo, fundado por doña Isabel de Osoro.

En su interior, en el que tampoco pudimos entrar, de una sola nave contiene diversos objetos sacros de importancia.
                                                                             

Tras esta corta pero interesante parada y visita, seguimos ruta para llegar a la que iba a ser nuestra residencia durante tres día el Monasterio de La Vid.

Me gusto mucho haber descubierto este monasterio con hospedaje a través de internet, pues tengo que confesar que no lo conocía ni de nombre, pero ahora cualquier lugar, y este, en concreto no es cualquier lugar de ninguna manera, está al alcance a través de la red.

Pasada Aranda, al cabo de unos 18 km, se ve de repente la blanca y grande espadaña de este magnifico edificio, y poco después el monasterio entero.
                                                                             

                                                                                 

El gran complejo monástico de Santa María de La Vid, fue construido a mediados del s. XII. Dos nobles castellanos Sancho Ansurez y Domingo Gómez de Campdespina, estudiantes en París, trabaron amistad con Norberto de Xanten, futuro San Norberto, fundador de la Orden de Premontré, del nombre de la localidad francesa cercana  a la Abadía de San Martín de Laon, donde ambos profesaron.

De vuelta a Castilla ambos fundaron dos abadías, correspondiendo la fundación del segundo  monasterio Premonstratense en España, Santa María de Monte Sacro, a Domingo Gómez de Campdespina, hermano bastardo de Alfonso VII, como hijo que fue de la reina doña Urraca y del caballero Gomez Gonzalez de Salvadores, y que estuvo situado en la orilla derecha del Duero, a dos km aproximadamente de su emplazamiento actual.

No se conoce la fecha exacta de su construcción pero si se sabe que en 1.152 Alfonso VII otorgo a la comunidad monástica los terrenos de La Vid, donde se empezó a erigir, de inmediato, la nueva abadía, cuya construcción duro seis o siete años, de manera que ya estaba acabada hacia 1.160.

El primitivo monasterio de estilo románico, gozo de la protección de los reyes castellanos Alfonso VII y Alfonso VIII. La protección real continuo con Sancho IV, que en 1.288 doto al monasterio de
la financiación necesaria para renovarlo y ampliarlo, y del cual dependían otras quince abadías y que ya contaba con un patrimonio importante.

Los sucesivos abades se convirtieron en señores feudales, que dirigían en lo espiritual y en lo temporal a canónigos y vasallos.

Mientras en las nuevas construcciones se paso del románico al gótico.
                                                                         
                                                                   
En 1.516, el abad Iñigo López de Mendoza consiguió que el Papa le concediese el nombramiento de abad comendatario.

Queriendo convertir el monasterio en el panteón de su familia, la casa condal de Miranda proyectó y ejecutó profundas reformas en el complejo monástico. Se hizo, entonces un nuevo claustro que sustituyo al anterior, románico y se construyo la iglesia, que podemos admirar ahora.
                                                                             

La Desamortización de 1.835 puso un punto final a la presencia de monjes premonstratenses después de 700 años de fecunda historia.

Sucedieron, entonces, treinta años de desolación y abandono durante los cuales el monasterio de La Vid se vio sometido a un  tremendo expolio, perdiendo los fondos seculares de su biblioteca y gran parte de las numerosas obras de arte conservadas por la comunidad premostratense, hasta que fue adquirida por la Provincia de Filipinas de la Orden de San Agustín, que la destino a casa de formación y estudio de sus religiosos, y de donde salieron centenares de misioneros hacia Filipinas, donde fundaron pueblos, iglesias, colegios y hasta una Universidad.

La iglesia actual fue construida en 1.522 costeada a partes iguales por el Cardenal Mendoza (1.433-1.495, Arzobispo de Toledo, Primado de España, Canciller Mayor de Castilla y su hermano el conde de Miranda.

Conserva la imagen gótica de Santa María de La Vid, del s. XIII, que preside la capilla mayor, desde un esplendido retablo renancentista.

En el fondo de la iglesia está situado el coro donde la comunidad agustina continua celebrando la liturgia;
                                                                     
                                                                                coro
                                                                               
                                                               detalle de la sillería del coro

tuvimos ocasión de compartir con ellos las Visperas; me resulto una gran e inusual experiencia espiritual.
                                                                                   

tras las cuales se pasaba al refectorio con los monjes y los demás huéspedes, para la cena. El refectorio es de planta rectangular; encima de la mesa, que ocupan los monjes, hay un gran lienzo que representa La Santa Cena, de la escuela romana y del s. XVIII.

En cuanto a la iglesia es magnifica, podría decir grandiosa, tanto en el exterior, como por sus proporciones y por los tesoros arquitectónicos y de decoración del interior; tiene tres naves, y un gran crucero concebido para servir de panteón a los hermanos Iñigo Lopez de Mendoza y Zuñiga, abad del monasterio  y Francisco de Zuñiga, III Marques de Miranda del Castañar.

Se empezó a construir en 1.522, terminandose por completo tras las diversas obras, mas de dos siglos después, en 1.737.


                                                                   
El esplendido retablo mayor está presidido por una bella imagen gótica de Santa María de la Vid.


                                                                          
La sacristía, encargada por el abad Bernardo de León en 1.625, es una sala rectangular, de amplias proporciones.
                                                                 

   El claustro, otro de los espacios destacados del monasterio, tiene dos pisos.
                                                                 

.El inferior fue comenzado en 1.517, para  sustituir a otro anterior románico, de cuya época se conserva la fachada de la primitiva Sala Capitular, del s. XII, con una preciosa ventana geminada.
                                                                             

Varios abades premostratenses están representados en grandes cuadros,
                                                           

 como este de uno de los notorios abades, ya citado, Iñigo Lopez de Mendoza.
                                                                         
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El piso superior es del s. XVIII sustituye al que hubo en el XVI.

Aunque todo el monasterio se puede considerar un museo, desde 1.992 se ha acondicionado la antigua despensa, obra arquitectónica del s. XVIII, como museo especifico dentro del monasterio donde se exponen algunos de los tesoros que han llegado hasta nuestros días.



El Monasterio fue mostrado por una eficiente guía, que explico de manera aceptable toda las dependencias.

Toda una experiencia la visita a este importante y bien conservado monasterio de nuestro país.

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