sábado, 26 de diciembre de 2009

Capítulo XV. El Cairo, copto, islámico, egipcio.

Último día de estancia en Egipto; nuestras fascinantes dos semanas de viaje llegaban a su fin.
También lo aprovechamos bien. Nos quedamos en El Cairo, y dimos una vuelta por tres de los elementos, entre otros, que han conformado su imagen y su cultura:

  • Copto
  • Islamico
  • Egipcio
El nombre de copto designaba a los egipcios en general, pero ahora se refiere solamente a los cristianos. Los coptos son los egipcios cuyos antepasados abrazaron el cristianismo en el s. I.

En primer lugar visitamos el barrio copto, en la zona más antigua de la ciudad, surcado por callejuelas, de aspecto descuidado. Se entra por una gran puerta que da a una estrecha calle que conserva su antiguo empedrado.

Hay muchas iglesias en el barrio; nosotros sólo tuvimos ocasion de visitar la elegida por el guía: fue la iglesia de San Sergio y San Baco, llamada también Abu Serga, construída sobre una cueva que según la tradición albergó a La Sagrada Familia, cuando escapó de Herodes.

Considerada la más antigua del barrio, es el modelo de las primeras iglesias coptas, de planta basilical y con un iconostasio. Fue construída en el s. V,  y ha sido reconstruída y restaurada en numerosas ocasiones. Como sucede con los santuarios religiosos, sobre todo tan antiguos, dentro se percibe una atmósfera trascendente.Tanta antigüedad y tantas oraciones elevadas al Altísimo le dan un halo sacro.

Nuestro guía se mostró muy ufano al explicarnos la tradición de la gruta subterránea, debajo de la iglesia, que fue habitada por la Sagrada Familia, de ahí que él pensara que en Egipto se desarrolló el primer cristianismo. Sólo tuvimos la información, pues la gruta no la vimos.
Hay que tener en cuenta que Y. se había presentado como buen musulmán. Su conocimiento del Cristianismo era reducido, no pasaba de algún cliché al uso en ese país.

Seguidamente, allí al lado, visitamos la Sinagoga de Ben Ezra.

Este templo judío fue antiguamente una basílica cristiana, construida, a su vez, sobre una antiquísima sinagoga fundada por los judíos, que conducidos por Jeremías volvieron a Egipto, en el s.VII a.C., justo en el lugar en que Moisés se detuvo a rezar en el s. XIII a.C. Tengo que decir que las fechas en Egipto siempre asustan.

El gran rabino Ben Ezra consiguió recuperar los terrenos, sobre los que estaba la iglesia, para los judíos en la Edad Media y ordenó reconstruir la sinagoga. A pesar de sus muchas reconstrucciones, aún se puede ver la planta basilical originaria. Su última destrucción se debió a un incendio. Recientemente ha sido restaurada por un magnate judío, tal como era en tiempos antiguos. En una de las restauraciones, durante el s.XIX, se decubrió, en una cámara secreta, un enorme archivo, que constituye una gran fuente de información sobre El Cairo de la época fatimí.

Después de esto dejamos el barrio copto para ir a la Ciudadela de Saladino en lo alto de la ciudad, en la colina Muzzattam. Para llegar a la Ciudadela atravesamos parte de la ciudad, con su tráfico imposible, su densa contaminación, viendo lo que podíamos al pasar.

Hay un cementerio enorme, ya cerca del recinto amurallado, donde sucede un fenómeno, único en el mundo; los vivos viven en las moradas de los muertos. Allí, en efecto, hay numerosos mausoleos, algunos grandes, que han sido ocupados por familias enteras, que, es de suponer, no tienen otro lugar donde vivir. Por supuesto que no hay tendido eléctrico, ni red subterranea sanitaria. Los muertos no lo necesitan. A ese grado de hiperpoblación y miseria ha llegado esta ciudad.

Enfrente de la Ciudadela hay una antiquísima cantera de la cual extraían los egipcios de la época faraónica la piedra necesaria para sus monumentos.

Dentro de la Ciudadela hay unas cuantas mezquitas y unos cuantos palacios, de los cuales visitamos un solo monumento, la Mezquita de Alabrastro. La Ciudadela fue amurallada por Saladino en el s. XII para protegerla de los ataques de los Cruzados, pero su fundación es más antigua, data del s.IX.

Allí residieron todos los gobernantes de Egipto desde la conquista árabe hasta el s. XIX. Su último restaurador y embellecedor fue Mehmet Ali, constructor de la Mezquita de Alabastro y fundador de la última y efímera monarquía egipcia.


  • Exterior de la Mezquita de Alabastro
  • Patio con la fuente de abluciones y el reloj cambiado por Francia, a la derecha en alto
  • Cúpula de otra de las mezquitas
  • Mausoleo de Mehmet Ali
El autobús tuvo que quedarse al pie de las murallas; subimos a pie, ofreciéndosenos otro espectáculo: cientos de niños de las escuelas de El Cairo son llevados a ver ese monumento, por turno, todos los días. Eran niños de diversas edades, vestidos de las maneras más variopintas, tanto a la europea, como con ropas más tradicionales. Iban muy contentos, hablando y riendo, daba gusto verlos.

En esta mezquita se puede entrar, siempre que vayas descalzo, hay una fundas para los pies, que te proporcionan a la entrada, y las mujeres con los brazos cubiertos; aquí no es necesario llevar el cabello cubierto, como por ejemplo en Turquía.

Dentro había gran cantidad de gente, pero se podía circular bien. La mezquita es un monumento fastuoso de estilo ecléctico. Todo el material es, como indica su nombre alabastro, en cuanto a la piedra; también hay otros materiales preciosos, como maderas, dorados y lámparas.
El arquitecto se inspiró en el arte europeo, Renacimiento sobre todo, con toques orientales. En su interior, entre otras curiosidades, está la tumba del fundador de la última dinastía egipcia: Mehmet Ali. Se cree que había nacido en Grecia, aunque era de origen albanés. Fue cuando Egipto estaba en poder de los otomanos cuando Mehmet Ali, brillante soldado, aprovechó un vacío de poder para convertirse en el dueño de Egipto, al que desarrolló y modernizó.

En uno de los muros del patio esta instalado el reloj que Francia cambió por el obelisco, procedente de Luxor, que es el centro de la plaza de Concordia, en París. Cambio totalmente desigual, pues el tal reloj es una obra menor del Modernismo y además nunca funcionó.

Desde la balaustrada del patio se ve una gran panorámica de El Cairo, empañada por la densa contaminación.

Debajo y cerca, está la mezquita de Al Rifai, donde está la tumba del último sha de Iran, Mohamed Reza Pahlevi, derrocado por el ayatolá Jomeini, que instauró una República Islámica, en 1979.

Todavía nos quedaba otra visita al Egipto islámico: Un paseo por el zoco Jan al-Jalili, que debe su nombre a un antiguo caravanserallo construido en el s. XIV. Se accede a él por la calle Sikka al-Badistan enfrente de la mezquita al-Hussein, que alberga las reliquias de al-Hussein el último hijo del profeta Mahoma, santo martír de los chiitas. De ella sólo vimos el exterior, ya que nuestro guía tenía orientada la visita a nuestras posibles compras.

El zoco es uno de los elementos característicos de la cultura oriental. En un dédalo de estrechas callejuelas se van sucediendo toda clase de negocios, ropa para ponerse, ropa para la casa, objetos de adorno, algunos quizás de alguna utilidad, mientras otros no se sabe qué son, platerías, joyerías, muebles... un sin fin de cosas. Ya que estuvimos un buen rato deambulando por allí, finalmente compramos una cucharita de plata, como recuerdo. En una estrecha callejuela del zoco está el café al-Fichaui o "Café de los Helados" lugar de encuentro de artistas e intelectuales a principios del s.XX. Naguib Mahfuz, premio Nobel de Literatura de 1988, hizo de él su cuartel general.

Después de esta visita fuimos a comer. Lo hicimos en uno de los barcos que están atracados a orillas del Nilo, enfrente, casi, de nuestro hotel. Estos barcos, algunos de los cuales dan paseos por el río, se dedican también a la restauración y creo que algunos hacen de discotecas por la noche.

El lugar era agradable, veíamos el Nilo mientras comíamos. La comida, de buffet, era poco apetitosa, pero la localización muy buena.

Aún nos faltaba otra gran visita. Al Museo Egipcio de El Cairo. Como ya he contado, C. y yo habíamos ido el primer día de nuestra estancia en la ciudad. Ir otra vez no nos importaba, al contrario.

Esta vez era una visita guiada, con Y., que lo hizo en orden cronológico y muy bien. Empezamos por el Imperio Antiguo, del que hay allí piezas soberbias. Desde mi punto de vista el arte egipcio alcanzó la cima en sus principios; sólo puedo mostrar unos pocos, muy pocos ejemplos de cada uno de los periodos:

Imperio Antiguo


  • Estatua del faraon Kefren (Jafa), IV Dinastía
  • El general y sacerdote de Heliopolis Rahotep y su esposa Nofrit, IV Dinastía
  • Estatua de Cheik-el-Beled, IV Dinastía
  • Relive de Hezy-Ra, de su mastaba descubierta en Saqqara, III Dinastía
Imperio Medio


  • Estatua del faraón Sesostris III, XII Dinastía
  • Estatuta del faraón Mentuhotep II, XI Dinastía
  • Relieve del sarcófago de la reina Kawit, en Deir-el-Baari, XI Dinastía
  • Maqueta de una barca real
Imperio Nuevo

De esta etapa hay mucho en el Museo, pero sólo mostraré algunas imágenes del tesoro de la tumba de Tutankhamnon, que vimos con detenimiento


  • La máscara de oro de Tutankhamon
  • Ojo de Horus
  • El trono, donde está representada una escena familiar del faraón con la Gran Esposa Real Anjesenamon.
  • Estatua representando el "Ka" de Tutanhkamom
  • Caja que contenía los vasos canopos
  • Tutankhamon en su carro de guerra venciendo a los enemigos de Egipto
Esta tumba, la única que se ha encontrado intacta, produjo en el momento de su descubrimiento una gran emoción entre los arqueólogos, y demás público interesado.

Todas la tumbas habían sido saqueadas desde la antigüedad. Por muchos cuidados y complicados
pasadizos, laberintos y otros ingenios que se pusieran en las tumbas de los más importantes personajes, empezando por el faraón, los mismos que habían hecho las diferentes obras tenían información para volver a entrar y llevarse los tesoros. Había redes orgnizadas con ese fin.

La tumba de Tutankhamon, en el Valle de los Reyes, la Necrópolis de Tebas, había quedado enterrada por un derrumbamiento de muy difícil acceso, así que fue olvidada por los ladrones, y eso la salvó para el futuro. Fue el arqueólogo inglés Howard Carter, el que, por encargo de lord Carneavon, trabajó durante varios años, hasta encontrarla en 1.922.

Tutankhamon, faraón de la XVIII Dinastía, falleció a los 19 años, y reinó unos nueve años. Por lo inesperado de su fallecimiento tan joven, la tumba tuvo que ser hecha a toda prisa, y es relativamente pequeña. Sin embargo sus tesoros son de la más alta calidad. ¡Qué no serían las de los de los faraones longevos, que se dedicaban toda su vida a preparar su tumba!

A pesar de tan corto reinado, Tutankhamon tiene cierta importancia en la Historia egipcia, pues fue el sucesor del faraón hereje Akhenaton; no se sabe si era su hermano o quizás su hijo, de hecho su nombre de la época de Amarna, capital de Akhenaton, era Tutankhaton. Tutankhamon volvió a la ortodoxia religiosa y restableció el culto de Amón y con el a los sacerdotes de Amón que habían estado muy enfadados, en la etapa de su predecesor.

Muchas obras de su tumba tienen un aire, digamos amarniano, pues Akhenaton no sólo instauró un nuevo culto religioso, el culto al disco solar como único dios, sino que revolucionó el arte egipcio, haciéndolo más realista, menos rígido.

De Tutankhamon sabemos que estaba casado con la princesa Ankhesenamon, anteriormente llamada, en tiempos de la herejía, Ankhesenaton, una de las hijas de Akhenaton y Nefertiti.

Y para acabar, otras pocas imagenes de la tumba:


  • Rótulo de la tumba de Tutakhamon, en el Valle de los reyes
  • Pinturas murales en la tumba
  • El dios Anubis en forma de chacal
  • La máscara funeraria de oro, vista de perfil
Demasiadas maravillas para tan corta visita, aunque fuera la segunda. En ese Museo hay verdaderas piezas maestras del arte egipcio, por otro lado esparcido por el mundo en muchos museos y fundaciones.

Pero en Egipto, además de este magnifico museo, tienen el propio país, que es también un verdadero y gran muestrario de este arte. Y también como hemos visto de otras culturas, muy distintas, pero también interesantes.

Nuestra última velada la pasamos en el salón vip, disfrutando de deliciosos bocaditos egipcios, tanto salados, como dulces.

El viaje había acabado, pero las sensaciones "egipcias" son fuertes y se conservan mucho tiempo.

Espero haberos entretenido durante algun rato, en que no tuvierais cosa mejor que hacer que visitar Egipto a través de mis ojos.

Saludos a todos, y hasta que otros viajes nos reunan en mi blog.