viernes, 25 de mayo de 2012

Aracena y Minas de Río Tinto

Con un esplendido, respecto a la luz, pero frío día, salimos de Matalascañas hacia la Sierra de Aracena, otra de las zonas de Huelva, provincia privilegiada, que, además de su esplendorosa luz, tiene entre otros atractivos, mar, con magnificas playas de fina arena blanca, la joya natural de Doñana, el Parque Nacional y Parque Natural y la Sierra de Aracena.

La Sierra de Aracena forma parte de Sierra Morena, cordillera que separa la Meseta de Andalucía; se encuentra dentro del Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, creado en 1.989, que comprende 28 municipios, con mas de 40.000 habitantes, dentro de la Reserva de Dehesas de Sierra Morena.

Todo esto da idea de la importancia de la región, y de los intentos de darle la protección adecuada.

La Sierra de Aracena posee una gran masa forestal, entre la que destacan las encinas y los alcornoques, muy castigada, hoy día, por la tala, que está dando paso a un denso y variado matorral.

También tiene bosques de castaños y bosques de ribera, en las de los ríos Rivera de la Cal y Rivera de Huelva, que vierten sus aguas en el río Guadalquivir, el río Murtigas, afluente del río Guadiana, y el río Odiel, que recorren la sierra.

Es, además, una región ganadera, en la cual el cerdo negro pasta las bellotas de las encinas, proporcionando el mas que apreciado jamón de bellota, también llamado jamón de Jabugo, localidad de esta sierra, o jamón de Huelva, que es su denominación de origen. Tuvimos ocasión de ver, al pasar, algunos ejemplares de cerdo negro entre las encinas.

Bien, pues salimos de Matalascañas de buena hora, pasando de nuevo por los límites del Coto de Doñana, por delante de la Aldea del Rocío, por las Marismas de la Rocina, por los bosques de pinos, invernaderos de fresas y de arándanos, para dirigirnos, luego, a la Sierra de Aracena, al N de la provincia de Huelva.

Para llegar se tarda una hora, mas o menos, pasando por pueblos de tan sonoro nombre como Bollullos Par del Condado, La Palma del Condado, productor de excelentes vinos, Valverde del Camino o Zalamea la Real, donde hicimos una parada técnica, mientras contemplábamos la bonita silueta del pueblo.

Llegamos, poco después, al pueblo de Minas de Río Tinto, para lo cual dimos un rodeo, que valió la pena.

Esta comarca, con las minas al aire libre, se sitúa en la franja pirítica del suroeste peninsular, que históricamente ha albergado las principales minas de oro, plata y cobre del país, y guarda un impresionante patrimonio industrial, que lo convierten en uno de los lugares mas interesantes, no solo de la provincia de Huelva, sino de Andalucía y de España.

En estos parajes se constata la presencia humana desde mucho antes de su entrada en la historia; tartesios, fenicios y cartagineses la habitaron, antes de la llegada de los romanos, que fueron los que desarrollaron la minería en la zona.

Es una comarca llana, dentro del monte, en la que se ubica la cuenca hidrográfica del río Tinto, hacia el cual vierten la totalidad de los numerosos arroyos y torrenteras de la zona.

La actividad minera ha transformado el paisaje, la orografía, la flora y la fauna y hasta el clima, convirtiendo el inicial bosque mediterráneo en un paisaje diferente: el paisaje minero.

Después de los romanos, que, como he señalado, desarrollaron la minería intensiva, esta fue casi abandonada, reduciéndose a algunas pocas actividades de extracción de cobre, oro y manganeso, hasta el s. XIX.

Todo cambio en la zona, cuando en el año 1.873, un consorcio internacional compro las minas al gobierno de la I República Española, incapaz de hacerse cargo de la explotación de las mismas, y del traslado del mineral extraído, debido a la postración en que había quedado el país, después de la terrible invasión francesa de Napoleón y de la Guerra de la Independencia.

El consorcio salido de la unión de la Casa Matheson y del Deutsche Bank of Bremen, funda la Rio Tinto Company Limited, y se dedica a explotar la enorme riqueza minera de la zona. Para la tarea tuvieron que invertir grandes cantidades de dinero y soportar los primeros años con muy pocos beneficios, que mas tarde se convertirían en enormes ganancias.

Ya en el s. XVIII, algunos ingleses habían sido arrendatarios de concesiones mineras, pero la gran explotación llego con la Rio Tinto C.L., que se encargo de construir la vía férrea, que unía la explotación con el puerto de Huelva, por el cual salí a de España la producción minera.

La enorme producción minera convirtió a la Compañía en el mayor centro minero del mundo, y en una de las mayores empresas de Europa.

El pueblo de Minas de Río Tinto se convirtió en una pequeña colonia inglesa. Se construyo el lujoso Barrio de Bellavista, solo para personal inglés, que estaba aislado y protegido por una cerca con garita, con casas de estilo victoriano, pistas de tennis, Club Scout e iglesia presbiteriana.

Los ingleses crearon, en este pueblo, el primer equipo de fútbol de España, , deporte, hasta entonces desconocido en el país, el desaparecido Rio Tinto Football Club, que sería el decano de los equipos españoles. Hoy día, ese título lo ostenta el Recreativo de Huelva, club de fútbol también fundado por los ingleses.

La influencia inglesa llego también, como hemos visto, a Huelva, que cambio su fisonomía y su composición social.

El impacto paisajístico fue notable, con las inmensas minas a cielo abierto, que pudimos contemplar, no diría yo que bello, pero si impactante.

La explotación fue enormemente rentable hasta el s. XX. Con los diversas trastornos de este siglo, el crack mundial del 29, la Guerra Civil española (1.936-39), la II Guerra Mundial (1.939-45), la empresa fue perdiendo rentabilidad, hasta que la RT.C.L. se deshizo de las minas, vendiéndoselas al gobierno español en 1.954. Con la actividad minera trasladada a otros países sigue existiendo la compañía hoy día.

Después de la nacionalización de las minas en 1.954, su explotación ha correspondido a diferentes empresas, Compañía Española de Minas de Río Tinto, Unión de Explosivos Río Tinto, etc, siendo propiedad, actualmente. de la Compañía Minas de Río Tinto S.A.L.

A lo largo de estos años ha sufrido diferentes crisis; hoy día  parecen repuntar gracias a la economía global y el creciente precio de los metales, sobre todo del cobre.

Bien, pues pasamos con el bus, despacio por toda la zona, contemplando las gigantescas canteras, la maquinaria,

el barrio inglés, que el municipio ha decidido conservar, tal como fue hecho, y el gran lago artificial, creado para las necesidades del lavado del mineral y otras actividades mineras, que a pesar de su plácido aspecto está altamente contaminado.

Después de este interesante rodeo, llegamos a Aracena.

Unas palabras sobre Aracena, antes de conocer alguno de sus atractivos.

Aunque el poblamiento de la zona es muy antiguo, se tienen pocas noticias de la Edad Antigua, aunque los romanos conocieron y explotaron su riqueza minera.

Desde el s. VIII hasta la reconquista cristiana, la zona estuvo en poder de los invasores musulmanes. Fue reconquistada por el rey Sancho II de Portugal en 1.231, apoyado por la Orden Hospitalaria de San Juan, para pasar luego a poder de Castilla, durante el reinado de Fernando III, el Santo, y de su hijo Alfonso X, el Sabio.

En el s. XIV, se construyó la iglesia fortaleza de Aracena, que tiene categoría de Real Priorato, levantada por los caballeros de la Orden de Santiago, la cual domina el pueblo, que va creciendo desde el cerro del castillo, hasta el valle.

A épocas de esplendor cultural, durante los s.s. XVI y XVII, debidas a la importancia económica de Sevilla, de la cual dependía la zona administrativamente, suceden otras de crisis, debidas a pestes y guerras, con el consiguiente descenso demográfico.

En el s. XVIII hay un ligero repunte económico, debido al desarrollo de la artesanía.

La Guerra de la Independencia es un duro golpe para la comarca, como para otros muchos lugares de España y en conjunto para todo el país. Se dan algunas batallas en este entorno entre las tropas de Napoleón y el asturiano Regimiento de Candás y Luanco.

A finales del s. XIX y principios del XX, la ciudad cobra un nuevo desarrollo y aumenta su perímetro en la zona llana, impulsada por el diputado en Cortes, Francisco J. Sánchez-Calp, Marqués de Aracena, construyéndose numerosos edificios y casa señoriales.

Después de los diferentes acontecimientos trágicos del s. XX, como, entre otros, la Guerra Civil española, hoy día disfruta de gran tranquilidad, que la ha convertido en una pequeña ciudad próspera.

Su desarrollo económico tiene dos sectores principales: el ganadero, con la cría del cerdo negro y su transformación en jamón ibérico, muy apreciado nacional e internacionalmente, y otros embutidos ibéricos, y el turismo, propiciado por la mejora de las comunicaciones, con dos importantes referencias, la Gruta de las Maravillas y el Parque Natural de Aracena y Picos de Aroche.

Nuestra primera parada fue a la entrada del pueblo, para visitar un secadero de jamón ibérico.

En la Sierra de Aracena se cría esta modalidad de cerdo negro, que con la alimentación de bellotas que crecen en sus numerosos encinares, produce ese manjar de jamón ibérico, y otras chacinas ibéricas.

Hay que saber que muy cerca de Aracena, se encuentra el pueblo de Jabugo, localidad que ha dado la denominación de origen jamón de Jabugo, como uno de los mas excelentes productos del cerdo negro.

La altura, el viento y el clima frío y seco de Aracena la convierten en un lugar idóneo para el curado de los jamones y demás embutidos.

Visitamos uno de los secaderos, donde nos fue explicado el proceso, mientras recorríamos la instalación llena de jamones. Al final la inevitable tienda, donde varios visitantes compraron jamón y otros embutidos, preparados al vacío, para el transporte. También nos fue ofrecida una prueba, acompañada de un chupito de vino dulce, no precisamente de jamón, sino de alguna otra chacina ibérica.

Seguidamente llegamos al centro del pueblo, todo él muy limpio y bien acondicionado.

Allí íbamos a hacer nuestra segunda y última parada en el pueblo: La Gruta de las Maravillas.

Ultimamente he tenido ocasión de visitar algunas cuevas famosas, además de otras que conocía hace  tiempo, y esta cueva de las Maravillas no desmerece en absoluto de las mejores, al contrario, es de las mas importantes por sus formaciones, por su amplitud y por su conformación.

La entrada está en pleno casco urbano, ya que ocupa el subsuelo kárstico de la montaña sobre la que se eleva el castillo-fortaleza de Aracena, origen de la ciudad.

Según una, podemos decir, leyenda local, fue descubierta por un pastor en 1.886; pero sea o no cierto, lo que es un hecho real es que se abrió al publico ese mismo año, siendo la primera gruta en poder ser visitada, en España.

Las diferentes partes de la misma están señaladas con sugerentes nombres, como Sala de las Conchas, por la que se comienza la visita, Gran Salón, Sala de la Catedral, Sala de los Garbanzos, Sala de los Desnudos, en alusión a las formaciones que recuerdan dichas denominaciones.

Tiene varios niveles que se van recorriendo, en galerías con escaleras y barandillas, para poder transitar por ellas, aunque en algunas ocasiones hay que doblar el espinazo, al ser el techo muy bajo.

En el primer nivel hay partes inundadas con hoyos y charcos; también hay un lago, en el que se reflejan las caprichosas formaciones, aumentando la belleza de la gruta.

Las estalactitas y estalagmitas son espectaculares, formado columnas ya gruesas, ya finas y curiosos rincones y techos

La cueva supera los 2 km de longitud, de los cuales son visitables 1.200 m.

Recorrimos todo el trayecto en unos tres cuartos de hora, quedándonos, tan bellas formaciones, un buen rato en la retina.

Fuera lucía un sol esplendoroso.

Volvimos a la Plaza Alta, donde nos había dejado el bus, provista de una gran fuente, llamada Fuente del Concejo, que suministraba agua para el lavadero construido en 1923.

Hay otras fuentes en Aracena, para canalizar el agua, muy abundante dada la gran pluviosidad de la zona.

También hay otros muchos lugares que visitar, pues hay que saber que el núcleo histórico de Aracena fue declarado Bien de Interés Cultural en 1.991, pero... eso será para otra visita, ya que en la media hora de la que disponíamos antes de ir a comer, nos fuimos C. y yo a un bar-restaurante, cuyo aspecto nos gusto, y allí nos regalamos con un buen plato de jamón ibérico, unas aceitunas aliñadas a la andaluza y una botella de vino del Condado, elaborado allí al lado, como quien dice, que es un vino blanco riquísimo.

Después de la comida que hicimos en la misma Aracena, aún nos quedaba por conocer otro precioso pueblo de la sierra: Alájar, que está dentro del parque Natural de la Sierra de Aracerna y Picos de Aroche, creado en 1.989.

Este pueblo da nombre, también, al puerto de montaña mas alto de la provincia de Huelva, de 837 m de altura.

Hay en él un monumento natural, la peña de Arias Montano, dedicada a uno de sus mas ilustres habitantes, el humanista y lingüista políglota, entre otros conocimientos, Benito Arias Montano, del s. XVI, que después de una vida dedicada a los mas altos cargos, se retiro a este pueblo, donde murió en 1.598.

Además del monumento natural, tiene un bonito arco dedicado.

Al lado está la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, que corona el monte.

La Ermita fue en su origen, un pequeño templo, levantado en el s. XVI, al que se han hecho diversas reformas y ampliaciones. La imagen de la Virgen goza de gran devoción en toda la Sierra de Aracena, de la que dan muestra los cientos de exvotos allí reunidos.

Su fiesta se celebra el 8 de septiembre, como otras muchas advocaciones marianas.

Alájar se extiende a los pies de la Peña, rodeado de frondosos bosques de encinas, castaños y alcornoques, que disfrutan de numerosas fuentes y manantiales.

Con esta visita acabamos nuestra interesante y bonita excursión.

Al regreso pudimos ver el río Tinto que discurría por el valle, con su curioso y "tintado" color.

sábado, 19 de mayo de 2012

Arroz con leche gratinado

El arroz con leche es un plato tradicional, facil de hacer, si se tiene tiempo, ya que lleva un buen rato. Hay controversia sobre la mejor manera de confeccionarlo. Cada uno ensaya y encuentra la suya. Aqui va la mia, de hoy.


Ingredientes


  • 150 g de arroz
  • 200 g de azúcar
  • 4 huevos
  • 1 corteza de limón
  • 1 l de leche
  • 1 rama de canela
Elaboración
Reservar 100 ml de leche.
Poner el resto al fuego con la rama de canela, la corteza de limón y 100 g de azúcar.

Cuando la leche empieza a hervir, incorporar el arroz y dejar que se cocine durante 20-25 minutos sin dejar de remover.
Pasado este tiempo sacar la rama de canela, y la corteza de limón y retirar la cazuela del fuego.
Separar las claras de las yemas.
Poner las yemas en un cuenco.
Añadir la leche reservada.
Calentar hasta que empiece a espesar, sin llegar a hervir.
Añadir al arroz cocido.
Montar las claras a punto de nieve.

Añadirles el resto del azúcar.
Colocar el arroz en una fuente de horno.


Cubrir con las claras.

Gratinar durante 1-2 minutos.


Servir inmediatamente.


Queda como una crema, y con las claras tostadas y crujientes, muy rico.

domingo, 13 de mayo de 2012

Aldea del Rocio. Fiesta rociera


La excursión de hoy fue corta, ya que pasamos el día en la Aldea del Rocío, muy cerca de Matalascañas, a donde se llega en un cuarto de hora de bus.

Dada la gran popularidad de la Romería del Rocío, que allí se celebra todos los años, y de la cual nos dan cumplida información, con imágenes y reportajes, todos tenemos mas o menos una idea de lo que se trata. Otra cosa es verla, aunque la fecha no sea la de la Romería.

La Romería del Rocío se celebra el domingo de Pentecostés, cincuenta días después del Domingo de Pascua, en honor de la Virgen del Rocío, y su fama y popularidad es tal, que se congregan en la Aldea del Rocío mas de un millón de personas.

Tras recorrer a pie, a caballo, en carretas, en carros engalanados, el camino, desde su lugar de origen, hasta el Santuario, parte del cual atraviesa el Coto de Doñana, una gran multitud de romeros, en su gran mayoría pertenecientes a hermandades rocieras,

llegan a las puertas de la Ermita, donde los almonteños, en la noche del domingo al lunes, después del rezo del Rosario, realizan lo que se llama "el salto de la reja", cuya finalidad es coger la imagen de la Virgen, "la Blanca Paloma" y llevarla en procesión por toda la aldea, mientras va recorriendo a hombros de los porteadores, las distintas hermandades, que le cantan la Salve Rociera.

Las mas de 100 hermandades provienen de todas las provincias limítrofes, siendo las de la vecina provincia de Cádiz, las que atraviesan por Doñana.

El culto mariano de la zona es muy antiguo, ya que la primera referencia es del s. XIV, en el Libro de Montería del rey Alfonso XI.

La Hermandad Matriz de Almonte, la mas antigua y populosa, se fundo en 1.648. De las 107 hermandades registradas, 96 son andaluzas y 11 son de otras provincias españolas, e incluso hay una en Bélgica, además de mas de 30 agrupaciones rocieras, de las cuales 9 son de otros países del mundo.

Hay que citar, también, algo mucho menos agradable, el terrible impacto ambiental que sufre el Parque Nacional de Doñana, con el transito de romeros, algunos motorizados con vehículos todo terreno, y otros muchos en carretas tiradas por mulas, o a caballo, animales de cargo que, en ocasiones, no son bien tratados. Este transito produce destrozos, y grandes cantidades de basura, que las autoridades están ocupadas en regular, para que sea lo menos dañino posible.

Bien, pues la romería se celebra, como he dicho, en la Aldea de Rocío, lugar que habitualmente tiene algo mas de 1.600 habitantes, pero que durante la Romería llega a mas de un millón.

Actualmente todo el pueblo está dedicado a este evento, siendo la mayoría de las casas, muchas de ellas sede de las diferentes hermandades, dedicadas al alquiler para los romeros, que llegan de todo el mundo. Toda la aldea tiene las calles de arena, para facilitar el camino a los muchos caballos y caballeros que llegan a ella en esas fechas, así como a las carretas arrastradas por animales de tiro.

Tanto la propia ermita, como el pueblo, conjunto urbano trazado a escuadra, con casas blancas de uno o dos pisos, son pintorescos y bien cuidados.

El lugar donde esta emplazada la aldea fue una parte del coto de caza del rey Alfonso X, y es muy bonito, con las marismas de la Rocina, que le dieron nombre a la advocación mariana, tranformando Rocina en Rocío.

Como durante nuestra visita al Coto de Doñana, las marismas estaban casi secas, las que vimos con mas agua fueron las de la aldea del Rocío, en las que había flamencos y otras aves acuáticas.

La Ermita o Santuario de Nuestra Señora del Rocío, alberga la imagen de la Virgen del Rocío, que según la leyenda, se apareció a un cazador, en medio de un bosque, que el hombre desbrozo en honor al hallazgo, y posteriormente fue edificada una primera ermita para albergar la imagen en 1.270, pocos años después de la reconquista de estos territorios por Alfonso X el Sabio, en 1.262.

La ermita ha tenido diferentes edificios en las marismas de la Rocina; la primera ermita, reparada y modificada a lo largo de los siglos, se conservo hasta del terremoto de Lisboa de 1.755, que la dejo en ruinas; la imagen de la Virgen tuvo que ser trasladada a Almonte, como ha sucedido varias veces en su larga historia.

Hubo después otra ermita de mayores dimensiones, hasta que, ya en el s. XX, monseñor Cantero Cuadrado, primer obispo de la nueva diócesis de Huelva, tuvo la idea de construir un Santuario, en consonancia con la importancia que había adquirido la Romería del Rocío.

Expresado en sus propias palabras:

" ...es llegada la hora de ofrecer a la "Blanca Paloma" un templo mas digno, en consonancia con la devoción rociera; que sea como un cortijo andaluz, con su cal, sus colores blancos y con la riqueza sencilla necesaria y conveniente para su culto y para la agradable estancia de cuantos acudan a implorar los favores de la Santísima Virgen..."

La idea fue bien acogida en Almonte, que de acuerdo con la Hermandad Matriz de Almonte, acordó levantar un nuevo y mas amplio Santuario.

El proyecto fue encargado a los arquitectos Balbotín de Orta y Delgado Roig, siendo inaugurado el 12 de abril de 1.969.

El espectacular retablo del Santuario también es nuevo. A lo largo del tiempo los retablos se han ido sucediendo, desde la sencilla peana sobre la que estaba la imagen de la Virgen, en la primera ermita del s. XIII, a la que siguió el retablo instalado en el s. XVIII, que se compro al convento de religiosas de Nuestra Señora de los Reyes, de Sevilla, y que fue destruido por el terremoto de 1.755, hasta el siguiente, también del s. XVIII, que duro hasta la construcción del nuevo templo, inaugurado en 1.969, aunque las obras continuaron hasta 1.980.

El retablo que hoy podemos contemplar, fue diseñado por el erudito don Juan Infante Galán, que se inspiro tanto en retablos antiguos, como en el anterior de la propia ermita, del s. XVIII.

La obra requirió la colaboración del escultor Manuel Carmona, así como de otros artistas, como tallistas, carpinteros, marmolistas, orfebres y arquitectos, para culminar con esa obra de arte digna de admiración, que luce como una joya, no acorde con alguna de las corrientes artísticas de nuestra época, pero obra de arte admirable, al fin.

En cuanto a la imagen de la Virgen, es una talla policromada, probablemente del s. XIII. Habitualmente está vestida de ceremonia, como Reina de los Cielos. Cada siete años se viste de pastora para peregrinar a Almonte.

Además de la Romería del Rocío, todos los domingos del año, se suceden en la celebración de la misa, las hermandades, que van haciéndolo por turnos. Las Hermandades llevan a su propio sacerdote celebrante, su grupo de música y sus cantantes, que interpretan desde la tribuna la misa, y cantan al final de la misma la Salve rociera, de gran emotividad.

Nosotros asistimos a esta misa rociera. El templo estaba totalmente abarrotado de fieles, que dentro de lo posible, con tan grande cantidad de gente, seguían la misa con devoción.

Una parte del presbiterio estaba ocupada por los Hermanos Mayores y por las banderas e insignias de la Hermandad que tenia la misa asignada ese domingo.

Después de la ceremonia, nos reunimos con nuestro grupo, y todos montamos en diferentes carretas, tiradas por mulas, para dar un paseo por la Aldea.

Era el mes de febrero y aunque el sol lucia con todo su esplendor, no calentaba casi nada, de manera que el paseo en carreta por el perímetro urbano y seguidamente campestre, se convirtió, casi, en un suplicio helado. ¡Qué frío pasamos!

Finalmente llegamos a una parada, donde había alguna carreta engalanada como las que van en la Romería, y una barra donde nos sirvieron rebujito, que nos vino bien para combatir el frío.

Esa bebida, rebujito, que lo que tiene de bueno es únicamente el nombre, es un invento moderno de vino amontillado mezclado con alguna soda, que solo en las condiciones heladas en las que estábamos, me trague, porque no me gusto nada de nada. Sin embargo, creo que ahora es muy popular en Andalucía.

Las vuelta al pueblo, fue de la misma manera en que habíamos llegado, es decir en las carretas, y aunque penosa, lo fue menos, pues la temperatura se había suavizado con el transcurrir de las horas, y pasamos algo menos de frío.

La comida la hicimos en un restaurante del hotel del pueblo, que no se si era el único. Dentro de los que son estas comidas, no estuvo mal del todo.

A los postres un grupo rociero, de dos hombres que cantaban y tocaban la guitarra, y cuatro chicas, tres de las cuales bailaban y una cantaba, se dedico a amenizarnos la sobremesa.

Aunque no soy ninguna experta, me parece que el nivel de los bailes, era mediano tirando a bajo en ese tipo de espectáculos; los cantaores me gustaron más, pero, en conjunto, era muy animado y con un poco de buena voluntad se podía disfrutar convenientemente.

Algunos que habían estado en la Romería, nos hablaron de la emoción y devoción que se respira en esas fechas, pero nos tuvimos que conformar con esta visita fuera de tiempo, que sin embargo nos gusto mucho.

lunes, 7 de mayo de 2012

Cazuelitas de huevos escondidos



Este es un plato económico, ligero y nutritivo al tiempo, excelente para un primer plato, o una cena.

Ingredientes


  • 4 huevos
  • 4 lonchas de jamón cocido
  • 4 lonchas de queso graso
  • 8 cucharadas de puré de patatas espeso
  • vinagre
  • 1 pimiento rojo asado y pelado
  • sal

Elaboración

Escalfar los huevos en agua hirviendo con sal y un chorro de vinagre durante 3-4 minutos.
Escurrir y reservar.
Preparar 4 cazuelitas de ración, (que pueden ser de barro, o de otro material apto para horno).
Extender 2 cucharadas de puré de patata en el fondo de cada una.
Cortar el jamón cocido en juliana.
Colocarlo en los bordes de la cazuelita.
Poner los huevos en el medio.

Cubrir con tiras de pimiento rojo y 1 loncha de queso.

Gratinar en el horno durante 2-3 minutos, hasta que se funda el queso.

Servir inmediatamente.

martes, 1 de mayo de 2012

Cádiz

Hacia muchos años que no estaba en esta preciosa ciudad, concretamente desde 1.992, en que visitamos la exposición Universal de Sevilla, y también Cádiz.

Vale la pena darse un paseo, aunque sea de unas horas por ella.

Hay que decir que, aunque en linea recta Matalascañas y Cádiz están bastante cerca, entre ellas está el Parque Nacional de Doñana y, como se puede suponer, no hay una carretera que lo atraviese; hay que hacer una gran vuelta, pasando por Sevilla, de mas de 250 km.

Así que de buena hora, salimos hacia Sevilla, y de allí, tomando hacia el suroeste, llegamos a Cádiz.

Cádiz, la "tacita de plata", está situada en un tómbolo o barra arenosa, que se une al continente a través de la Isla de León, donde se encuentra la ciudad de San Fernando.

Una gran parte del suelo entre marismas, pertenecientes al Parque Natural de la Bahía de Cádiz, y playas, no es urbanizable.

El Parque Natural de la Bahía de Cádiz es un grande e intrincado laberinto de dunas, cañas, salinas y playas, de gran valor ecológico, ya que toda esta costa suroccidental, de Cádiz a Huelva y el Algarve portugués, es un paraje natural extraordinario.

El nombre de Cádiz procede de sus fundadores, los fenicios, que la llamaron Gadir, que quiere decir castillo, fortaleza, en general recinto amurallado. Los romanos latinizaron el nombre en Gades y los musulmanes en Qadis.

Todo esto nos lleva a saber la gran antigüedad de su historia y de su fundación.

La privilegiada situación de Cádiz a caballo entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterraneo, le dio gran importancia estratégica y comercial, desde remotos tiempos.

Fue uno de los asentamientos fenicios mas antiguos de occidente; a los fenicios les sucedieron, cartagineses, romanos, visigodos; un periodo de cerca de un siglo (522-620) perteneció a Bizancio, en el intento del emperador Justiniano I de restaurar el imperio romano, siendo después reconquistada por los visigodos, hasta la invasión musulmana de 711.

En 1.262 es reconquistada por Alfonso X el Sabio, y repoblada con gentes del norte de España.

Después del Descubrimiento de América en 1.492, se convierte en un importante puerto, del que sale el descubridor, Cristóbal Colón, para sus segundo y tercer viaje a América, en 1.493 y 1.502.

A lo largo del s. XVI sufre dos importantes ataques de los ingleses; uno del pirata Francis Drake en 1.587, que causo graves daños a la Armada Española, y otro de la flota anglo-holandesa en 1.596, en la que habían embarcado también las tropas de Robert Devereux, conde de Essex, que saquearon e incendiaron la ciudad.

Después de estos terribles acontecimientos la ciudad fue fortificada.

En 1.717, la Casa de Contratación, cuya sede había estado en Sevilla desde el Descubrimiento de América, fue trasladada a Cádiz, debido a las dificultades de navegación, por el aumento de sedimentos, por el río Guadalquivir, lo cual supuso que el monopolio del comercio con América se trasladara a Cádiz, proporcionándole un gran desarrollo.

El terremoto de Lisboa de 1.755 la afecto seriamente, provocando grandes daños a personas y bienes.

Durante la invasión napoleónica, la ciudad fue atacada por un gran ejercito de mas de 60.000 efectivos, siendo uno de los mas importantes sitios de la guerra de la Independencia.

El asedio duro mas de dos años y medio, en los cuales las tropas francesas invasoras hicieron toda clase de destrozos y desmanes.

Otro de los grandes acontecimientos que sucedieron en Cádiz, fue la promulgación en 1.812, de la primera Constitución española, de marcado carácter liberal; por desgracia solamente estuvo en vigor dos años, pues, a la vuelta del exilio en Francia, durante la Guerra de la Independencia, el rey Fernando VII la derogo; el rey, con la ayuda de los franceses que enviaron a España a los Cien Mil Hijos de San Luis, reinstauro el absolutismo y persiguió y mando fusilar a muchos de sus ponentes y defensores.

Precisamente en estas fechas se han festejado los 100 años de la Constitución de Cádiz, llamada "la Pepa", por haberse promulgado el 19 de marzo de 1.812, festividad de San José.

Hoy día los sectores económicos de su prosperidad, que se desarrollaron durante los s.s. XVIII y XIX, como fueron el comercio marítimo y la pesca, están en declive, aunque aun tienen una fuerte presencia en los recursos de la ciudad, siendo la Zona Franca el mayor polo económico de la zona.

Un sector en crecimiento es el turismo, debido a sus playas y a su importante patrimonio artístico.

Bien, pues llegamos a Cádiz en una soleada mañana, con un tiempo mas templado del que llevábamos soportando los otros días. La luz en la ciudad es tan extraordinaria como en todo este litoral.

No tuvimos suerte con la guía, que era iletrada e ignorante, y perdimos mucho tiempo mientras nos ofrecía explicaciones muy poco interesantes.

Pasamos al lado del monumento a la Constitución de 1.812, que estaba en restauración para los festejos de la commemoración, que se iban a producir poco mas de un mes después.

Pasamos rápidamente por los jardines de Apodaca, que lamente no poder recorrer con calma, con sus maravillosos arboles, y demás elementos.

Este jardín que data de 1.927, es uno de los lugares emblemáticos de Cádiz, tanto por sus increíbles arboles, como por su suelo de teselas, como por sus vistas al mar.

Contemplamos los edificios de los s.s. XVIII y XIX, cuando el gran desarrollo comercial y burgués de la ciudad, que se produjo con el traspaso del monopolio del comercio con América, de Sevilla a Cádiz, casas que miraban al puerto, y que se habían provisto de pequeñas torres para ver la llegada de los barcos que venían de América.

Llegamos, luego, a la plaza de San Francisco, donde están la Iglesia y Convento del mismo nombre, que solo vimos por fuera, y que forman un precioso conjunto.

El Convento fundado en 1.566, ha sido reedificado y reformado a lo largo de los siglos. En el exterior destaca la esbelta torre, de 1.699.

De esta plaza pasamos a otro, en el propio centro, rincón encantador, la Plaza de las Flores, como es conocida por todo el mundo, aunque su nombre oficial sea Plaza Topete, debido a la gran cantidad de puestos de flores que en ella se instalan.

La calle de la Compañía, que va desde esta plaza hasta la catedral es un hervidero de gente, ya que esta llena de tiendas antiguas, bares, y establecimientos muy populares.

En el centro de la plaza se encuentra una fuente con la estatua de un procer romano: Lucio Junio Moderato Columela, natural de Cádiz y escritor de tratados agrícolas, en los que expone sus grandes conocimientos de todo lo referente a los trabajos del campo, que van desde cultivos, hasta ganadería, apicultura, etc.

La estatua, en estilo romano, es obra del escultor gaditano, del s. XVIII, nacido en Ubrique, José Fernández Guerrero.

Por una de las arterias principales de la ciudad, la calle Ancha, llena de buenas casas de los s.s.XVIII y XIX, de cuando la gran riqueza de Cadiz, llegamos a la Plaza de la Catedral Nueva.

Hay que decir que Cádiz tiene dos catedrales, la vieja, hoy día Iglesia de Santa Cruz, y la que la sustituyo como sede catedralicia, la Catedral Nueva, a la cual llegamos en primer lugar.

La Catedral Nueva o de Santa Cruz sobre el Mar, se comenzó a edificar en 1.722, y por motivos distintos, entre los cuales la falta de financiación fue uno de los principales, no se acabo hasta 1.838.

Es visible desde, casi, cualquier punto de la ciudad, con su gran cúpula amarilla, que así la hicieron para simbolizar la riqueza de Cádiz en aquellos tiempos.

Comenzada en estilo barroco, en los 116 años que duro su construcción, se evidencia el cambio de estilos, desde el barroco y rococó, hasta el neoclásico.

Llaman la atención también, los distintos materiales que se emplearon, variados y de diversa calidad, debido a las crisis económicas a lo largo de su construcción.

Esto hace que hoy día la piedra de menor calidad, observable a simple vista, por el diferente colorido, este afectada por la proximidad al mar, y se vaya desmoronando poco a poco, provocando su caída, que, en el interior de la catedral puede dañar a alguien, por lo que se ha colocado una red debajo de las bóvedas, podemos decir crudamente, para la recogida de cascotes.

Tiene cruz latina y tres naves, alrededor de las cuales hay capillas, dedicadas a distintos santos y advocaciones, como la capilla del Ecce Homo de la escultora Luisa Roldán, conocida como "La Roldana"(1.652-1.706), la dedicada a los santos patronos de la ciudad, San Servando y San Germán, o la que alberga la monumental Custodia de plata realizada por el orfebre Enrique de Arfe, (1.475-1545).

El Altar Mayor tiene un templete, de estilo neoclásico dedicado la Immaculada Concepción, cosas muy interesante todas, que fuimos viendo en nuestro deambular por la catedral.

Bajo el Altar Mayor se encuentra la cripta, que está por debajo del nivel del mar, y en la cual se hallan enterrados algunos gaditanos ilustres, como el compositor Manuel de Falla, (1.876-1.946), el mas importante músico español del s. XX, y el también importante escritor, poeta, dramaturgo y académico José María Pemán (1.897-1981).

La cripta es impresionante, se siente uno sobrecogido por su solemnidad.

También son interesantes el Coro, cuya sillería es una autentica obra de arte y los órganos.

Tras la visita a la catedral tuvimos tiempo libre que aprovechamos para ver aunque solo por fuera, la antigua catedral, edificada por orden de Alfonso X el Sabio después de la reconquista de Cádiz en 1.262, y que según las excavaciones arqueológicas, ocupa el lugar donde primeramente estuvieron un templo visigótico, y una mezquita, que precedieron a la catedral cristiana.

Este templo fue destruido en el terrible ataque a Cádiz de la escuadra anglo-holandesa, con el Conde de Essex, Robert Devereux al frente, en 1.596; solo quedo de ella el arco de entrada y la bóveda de la capilla bautismal. Fue reconstruida en el s. XVII en estilo barroco.

Hoy día es una iglesia parroquial.

Volvimos a la Plaza de la Catedral Nueva, y allí en un bar de los varios que hay alrededor, tomamos el aperitivo, con dos de los manjares de esas tierras y mares, manzanilla para beber, acompañada de unas gambas exquisitas.

Habíamos quedado con el resto de la expedición en la plaza de Ayuntamiento, que está al lado de la de la catedral. La suerte quiso que las obras de restauración ocuparan todo su perímetro y el magnifico edificio del Ayuntamiento se veía con dificultad.

Lo recordaba sin obstáculos de mi anterior visita a la ciudad. He puesto una foto sin andamios, maquinas y otros elementos de obras, para que se vea su bonita estampa.

Entre la catedral y el Ayuntamiento se encuentra uno de los barrios mas turísticos y populares de Cádiz, el Barrio del Pópulo, origen de la ciudad.

Está lleno de callejones estrechos, hermosas casas palacio de otros tiempos, donde están las piedras mas antiguas que hay en la ciudad, como el Arco de la Rosa, el Arco del Pópulo, y otros, puertas que fueron de la ciudad, alguno del s. XIII.

En una de las casa palacio, hoy sede del Ateneo de Cádiz, vimos esta placa, en honor y memoria del marino español Jorge Juan, que me resulto atractiva, ya que hace poco he estado en el lugar donde se desenvolvió la Misión Geodésica para determinar el paralelo 0, muy cerca de la capital del Ecuador, Quito, y de la cual él formo parte.

Era la hora de comer, y eso hicimos, sin que de dicha comida haya nada que recordar.

Para completar nuestra visita dimos un largo paseo por el gran Paseo Marítimo, llamado también El Malecón, que al parecer evoca el de La Habana, en Cuba.

El Paseo va desde el Castillo de Santa Catalina, hasta el Castillo de San Sebastian en la isleta, y llega hasta el Teatro Romano.

Una tras otra se suceden las construcciones antiguas, como la parte trasera de la Catedral Nueva, con su preciosa cúpula amarilla, que es desde donde se ve bien, y sus altas torres, y la Catedral Vieja.

Les suceden otros edificios, a veces bonitos, muy bien pintados de alegres colores, otros no tan destacables, como murallones de casas de pisos, que para no ver, siempre se pude mirar hacia el mar.

Entre los Castillos de Santa Catalina y San Sebastian, paralela al Paseo marítimo va Playa de la Caleta, en pleno centro histórico de la ciudad, que ha sido fuente de inspiración de poetas, escritores y músicos, y escenario de varias películas populares, como una del agente 007 James Bond: Muere otro día, del Capitan Alatriste, personaje creado por Arturo Pérez Reverte o Manolete, el gran torero, entre otras.

Nuestra visita a Cádiz había terminado; emprendimos el regreso a la base, teníamos que descansar para la siguiente etapa.