
Las calles se suceden armoniosamente conservadas.

En la isla los visitantes, que no son demasiados, vienen sobre todo para hacer senderismo y disfrutar de la naturaleza, y las masas de turistas de playa y sol no se acercan por allí.
La isla es autosuficiente, tiene agua en abundancia y mucha agricultura, plátanos sobre todo, y las autoridades no han promovido el gran turismo, ni han llenado la isla del tipo de construcción que esto lleva consigo.
Digamos ahora unas palabras sobre la historia de la isla.
La Palma fue la penúltima isla canaria en ser incorporada a la corona de España.
La conquista fue llevada a cabo por Alonso Fernández de Lugo, militar natural de Sanlucar de Barrameda (Cádiz), que había participado en la conquista de Gran Canaria, en 1.492.

Para financiar la empresa, que corría, en principio, solo por su cuenta, Fernández de Lugo se asocio con el mercader florentino Juanoto Berardi, y con el comerciante sevillano de origen genovés Francisco de Riberol, que pusieron dos tercios del coste, corriendo el tercero por cuanta de Fernández de Lugo, que vendió, para conseguir el oro necesario, el Señorío de Agaete, en Gran Canaria, del cual era el primer gobernador, debido a su destacado papel en la conquista de esta isla.
Tenemos que ponernos en el contexto de época y tener en cuenta que esta era la manera en que se hacían estas cosas, en aquella época; la Evangelización de las poblaciones indígenas era uno de los motivos importantes de la conquista, otros eran la búsqueda de riquezas y honor.
Pienso que la historia no se puede examinar fuera del momento en que se producen los hechos históricos y la mentalidad que los produjo.
Bien, pues Alonso Fernández de Lugo llego con sus barcos y tropas a la isla, por Tazacorte, en la costa occidental de La Palma, lugar que reunía las condiciones portuarias necesarias para el desembarco, el día 29 de septiembre de 1.492. No hay documentación sobre el día exacto pero se supone esta fecha por haber dado el nombre de San Miguel de La Palma a la isla, cuya fiesta se celebra ese día.
La conquista fue relativamente fácil. Se cree que la población de la isla no superaba los cuatro mil habitantes.
Después de diversas escaramuzas con los nativos, se dio por finalizada al cabo de un año, aproximadamente.

Santa Cruz de La Palma lleva el mismo nombre que Santa Cruz de Tenerife, ya que fue el mismo día, 3 de mayo, día de la Santa Cruz, en el que también Alonso Fernández de Lugo desembarco en la playa de Añaza (Tenerife) y fundo esta ultima, unos años después.

La ciudad creció rapidamente gracias a su puerto, que era el último en la ruta de América y por el que se exportaba la caña de azúcar, producida en la isla.
En 1.553 fue atacada y destruida por el pirata francés François Le Clerk, conocido como Pata de Palo, que la saqueo durante dos días.
Fue reconstruida y fortificada en el reinado de Felipe II, con murallas, y los castillos de Santa Catalina

Fue también en el reinado de Felipe II cuando se crea en Santa Cruz de La Palma el primer Juzgado de Indias, donde debían registrarse todos los barcos españoles que iban a comerciar a las colonias americanas.
El comercio con América y con Europa atrajo a diversas familias flamencas en el reinado de Carlos I, que era, a la vez, soberano de España y de los Países Bajos, entre otras muchas posesiones.
Estas familias fundaron emporios comerciales, exportando, sobre todo a Europa, caña de azúcar y vino producidos en la isla, y dinastías con nombres que aun perduran en las islas como Van de Walle, Monteverde, Guisla Guislin, Vandale etc. casándose al principio entre ellos y emparentando después con familias españolas de fuerte implantación en la isla, cuyas casas y mansiones aun se pueden ver al pasear por Santa Cruz de la Palma.
Y eso fue lo que hicimos después de nuestro tapeo.
La ciudad es llana, al lado del mar, que bordea totalmente la Avenida Marítima, precioso paseo; el mar bate en la escollera y hay que tener cuidado de que alguna ola no salpique, o bien dé una ducha, a algún paseante despistado, sirve también para que los aficionados a la pesca se echen allí las horas muertas, esperando que pique un pez.
En la avenida, con una gran parte correspondiente al casco histórico, se han conservado las casas palmeras con sus balcones de madera.

El centro de este casco, es la Plaza de España que forma uno de los conjuntos histórico-artísticos mas importantes, si no el mas importante, de arquitectura del Renacimiento en las islas.
La plaza esta presidida por el Ayuntamiento, del s. XVI, joya del estilo plateresco, y también con aire canario debido a la unión de la piedra volcánica, con el blanco de la cal.

No tuvimos suerte para ver el interior, pues estaba cerrada.

Sirvió para el abastecimiento de agua a la ciudad y es la única que pervive en las islas.

En ella se encuentra la sede de la UNED en La Palma y una sala de exposiciones del cabildo Insular de La Palma.


Llegamos en primer lugar a la Ermita de San José, en el barrio del mismo nombre. Esta Ermita data del s. XVII, levantada por la hermandad gremial, la mas antigua de la isla, de carpinteros, albañiles y pedreros.
Albergo numerosas piezas de arte, que han sido trasladadas al cercano antiguo convento de San Francisco

Y así llegamos a la Iglesia de San Francisco.
Los monjes franciscanos acompañaron a Alonso Fernández de Lugo en la conquista de La Palma y después de quince años de habitar en chozas, emprendieron en 1.508, por expreso deseo de la reina Juana, madre de Carlos I, la construcción de un monasterio, el cuarto de su Orden en Canarias.
La iglesia fue edificada entre los s.s. XVI y XVIII y cuenta con grandes obras de arte flamencas, sevillanas, americanas y canarias, pero por desgracia cuando pasamos por allí, estaba cerrada y solo pudimos ver el exterior; el monasterio quedo desafectado por la Desamortización de Mendizabal, de 1.835, para convertirse después la iglesia, en parroquia.

Seguimos subiendo hasta llegar a un barrio que estaba en fiestas, lleno de banderitas y preparando los diferentes actos. Era el barrio de San Telmo, con su Ermita.
Parece que a lo largo del tiempo, pues su fundación data de los primeros años del s. XVII, se veneraba allí a este santo dominico, pero una bella talla de la Virgen del s. XVIII, procedente de la Iglesia de El Salvador, que fue entronizada en la Ermita de San Telmo en el XIX, provoco tan intensa devoción de los vecinos que le cambiaron el nombre a su Ermita, llamándola, ahora, Virgen de La Luz.

El interior es muy bonito, con el baldaquino de la Virgen, que lucia en todo su esplendor y una curiosa nave, con una desproporcionada talla de san Telmo, pilotandola.
Bajando de San Telmo nos encontramos con la casa natal del pintor Manuel Gonzalez Mendez, un gran artista palmero, del cual tenemos en casa un oleo, que representa a una vieja bretona en su cocina, bastante bonito, por cierto.
Nos hizo ilusión ver su casa, primorosamente pintada de color rosa fuerte, como se puede ver en las fotos.


También pasamos por el Teatro del Circo de Marte, restaurado recientemente. Este edificio de finales del s. XIX, fue proyectado para todo tipo de espectáculos, como el universo circense, veladas literarias, conciertos, bailes y oh! asombro, sobre todo, peleas de gallos, por las cuales los palmeros sentían gran afición.

Uno de los problemas de Santa Cruz de La Palma, hoy día, es que su población se ha estancado y crece poco debido a la imposibilidad de extenderse, por su accidentada geografía, al contrario de los cercanos municipios de Breña Alta y Breña Baja, que no tienen esas limitaciones.
Volvimos al coche, que habíamos aparcado sin ninguna dificultad y regresamos al Parador donde disfrutamos de una tranquila cena y corta velada, ya que por la noche refresca bastante; teníamos que descansar para seguir nuestras excursiones al día siguiente...
¡Ay que bonito! Voy a tener que aunar la visita a la Gomera con la visita a esta isla también!
ResponderEliminarBesos
Hay que ir conociendo las islas, todas tiene sus encantos y su interes, pero La Palma es extraordinaria.
ResponderEliminarBesos