
Salimos a las ocho, después del desayuno, para dirigirnos a Puerto Ayora y embarcar allí en un pequeño barco, para dieciseis personas, las que componían nuestro grupo, el guía B. y el capitán del catamaran.
Nuestro destino era la isla Isabela, la mayor de las Galápagos; era un viaje para conocer, un poco, la fauna y flora de la isla, además de sus paisajes.
Navegamos durante dos horas y media. En el transcurso del viaje, con bastante movimiento del barco, el delegado de la agencia, que vino con nosotros desde España, N., se mareo completamente, y varios pasajeros se sintieron incómodos por el mismo motivo. Por fortuna yo no mareo en barco.
Durante el viaje además de contemplar el océano, vimos varias pequeñas islas y algunos islotes, de formas curiosas.
En la isla Isabela hacia algo parecido al calor, que nos conforto.
Isabela es la isla mas grande del archipiélago; su nombre es un homenaje a la reina Isabel I de España, Isabel La Católica, que propicio y financio el viaje de Cristóbal Colon, en el cual descubrió el Nuevo Mundo.
Tiene una sugerente forma de caballito de mar, que le ha proporcionado la fusión de sus seis volcanes, cinco de ellos activos. En cada uno de ellos habita una de las subespecies de tortuga gigante, única en el mundo.
El volcan Wolf es el punto mas elevado de la isla con 1.707 m de altura Es un volcán activo.
El volcán Sierra Negra tiene un cráter de mas de 10.000 m de diámetro, el segundo mas grande del mundo.
Los nombres de los otros volcanes son Alcedo, Cerro Azul, Darwin, Ecuador .
La isla tiene una población de 2.200 habitantes, siendo su capital Puerto Villamil, situada al sur de la isla.
La entrada a la bahía de Puerto Villamil es algo difícil debido a la gran cantidad de rocas y grietas profundas, todo ello con un mar agitado.
Al sur, la isla tiene grandes extensiones de pasto, del cual se alimentan el ganado caballar y vacuno de la zona.
Al llegar a Puerto Villamil, desembarcamos.

Íbamos a tener ocasión de contemplar muchos de los animales que pueblan las islas, además de las tortugas gigantes.
Fuimos primeramente al Centro de Crianza de Tortugas Gigantes "Arnaldo Tupiza", que trabaja junto con la Estación Científica Charles Darwin, de la isla Santa Cruz, situado a 1,5 km del embarcadero, donde tuvimos la oportunidad de contemplar el éxito del programa de protección y crianza de galápagos.

Ha habido varias actuaciones importantes en la vía de conservación de las diferentes especies de galápagos, como p. e. el rescate de cuatro machos y dos hembras en 1.994, de Cerro Paloma, uno de los conos menores de la isla. Una de las hembras resulto no fertil; la segunda hembra, finalmente, anido en 1.998 y ahora se cuenta con nueve galapagitos de Cerro Paloma.

La subespecie que habitaba cerca del volcan Cerro Azul, tortuga de caparazón aplastado, estimada en 70 individuos, está amenazada por la depredación de sus nidos, por hormigas del genero Solenopsis; ante el grave peligro de extinción que supuso la erupción del volcán de 1.998, fueron evacuadas, con la ayuda del Ejercito Ecuatoriano, y trasladadas al Centro de Crianza de Puerto Villamil, ascendiendo a 17 el numero de individuos actualmente.

Las tortugas son alimentadas tres veces por semana. El agua la toman de las pequeñas lagunas que hay por las instalaciones.
Las vimos caminado con su característica lentitud, alimentandose con gran dedicación y energía, en fin, a sus anchas en esos amplios corrales.

También vimos algún otro animalito, como esta lagartija nativa.

En la empresa se extrajo el aceite de las tortugas sacrificandolas por miles, se cazaban tambien focas y lobos marinos para obtener sus pieles, ademas de emplear a muchos obreros, en la importante fabrica de curtidos, que fue el objetivo principal de la empresa de Gil, con las pieles que obtenidas del ganado vacuno de la zona.
Toda la familia de Antonio Gil se traslado a Isabela, donde mandaron, de forma absoluta, hasta 1.935. Su empresa decayó cuando las leyes de Ecuador se endurecieron respecto a las condiciones de trabajo de los obreros y la prohibición de captura de ganado cimarrón.
En los años 70 del siglo pasado llegaron a la isla mas colonos, que se instalaron en las partes altas de la isla. Poco a poco el trabajo agropecuario se fue abandonando para dedicarse a la pesca, que actualmente tiene la mayor productividad de la isla; sin embargo, el turismo y la artesanía, son actividades económicas en crecimiento.
Al salir del Centro de Crianza de Tortugas y siguiendo un paseo que se creo con la ayuda de E.E.U.U., en la zona suroeste de la ciudad, se llega a la zona de manglares y lagunas saladas, a donde nos llevo nuestro guía B.
El manglar, que abunda en las costas de las Islas Galápagos, es un ecosistema formado por arboles llamados mangles, nombre tomado del guaraní, que significa árbol retorcido, muy tolerantes a la sal; albergan una gran diversidad biológica, que comprende aves, aves migratorias, peces, crustáceos, moluscos, etc.
Los manglares son anfibios, es decir que viven semisumergidos en la zona intermareal, entre la pleamar y la bajamar. Los mangles de diversas especies están asociados con otras muchas plantas herbáceas y leñosas, que tiene en común la gran tolerancia a condiciones extremas de salinidad y bajas cantidades de oxigeno, en aguas y suelo.
Desempeñan una función clave en la protección de las costas contra la erosión eólica y del oleaje. Además están considerados como uno de los sistemas mas productivos del mundo, por la gran cantidad de especies que lo habitan y la mucha materia orgánica que generan, fundamental en la cadena alimentaria.
Actualmente están protegidos por la ley y es un delito talarlos, ya que ha desaparecido el 70% del manglar costero en el archipiélago, por la tala indiscriminada.
Pudimos verlos en una laguna. El paisaje era fantástico, con el volcán mas próximo, Sierra Negra. El manglar era esplendido y todo el conjunto tenia un aire exótico y misterioso.


Hicimos la comida en un bonito hotel llamado Iguana Crossing, que tenia interés añadido, podíamos decir, al estar al lado del camino que las iguanas marinas, especie única en el mundo, transitan desde una laguna en la trasera del hotel, hasta una magnifica playa, situada delante del mismo, para alimentarse, pues los machos pueden estar sumerguidos, un buen rato.

La iguana marina (Amblyrhyncus cristatus), es una variedad endémica de Galápagos, que vive en las costas rocosas, alimentandose de algas marinas; puede permanecer dentro del mar buceando, hasta cuarenta y cinco minutos y con su hocico característico, buscar las algas escondidas entre las rocas.

Al ser animales de sangre fría necesitan del calor del sol. Aprovechan el mediodía, cuando el sol calienta mas y la marea esta baja para alimentarse en la orilla de la playa; si son machos grandes se sumerjen en el mar, a cierta profundidad, para buscar mas alimento.
La iguana marina tiene grandes facultades para nadar, sus colas son aplanadas, nadan ondulando lateralmente sus cuerpos. Sus garras son largas y afiladas para agarrarse a las rocas.
Bien pues cuando llegamos al hotel, era la hora de actividad de las iguanas. Solas o en filas venían de la playa donde habían estado alimentandose. Se dejaban ver y observar sin ningún reparo.

Después de comer nos fue sugerido un baño en la magnifica playa de blancas arenas coralinas, que estaba frente al hotel. Varios compañeros de viaje se dieron un chapuzón. Mientras, nosotros paseamos a lo largo de la playa; las iguanas estaban tomando el sol encima de las rocas basálticas, confundiéndose con el color negro de las mismas.


Este islote está a unos 10 minutos en lancha desde Puerto Villamil. Tiene una pequeña bahía de aguas transparentes, color turquesa, donde se pueden apreciar lobos marinos, iguanas marinas, cangrejos rojos en gran cantidad, pingüinos, rayas...
Al llegar vimos un par de pingüinos, a una buena distancia
La bahía está comunicada a una grieta de aguas cristalinas y de poca profundidad donde se pueden ver las tintoreras, un tiburón de pequeño tamaño.
Para llegar a la grieta hay un sendero de lava Aa. Este tipo de lava escoriacea, lleva este nombre hawaiano, que significa pedregosa con lava aspera, y también fuego y quemar, nombres todos ellos descriptivos. Es difícil caminar por ella, por su superficie rugosa y fragmentada. Hay que pisar con cuidado pues una caída supondría algo mas que un rasguño.


Esta especie estuvo en peligro de extinción, pero la política de protección en las islas ha tenido éxito, por la ausencia de depredadores de las iguanas, que anidan en este islote, y la población de iguanas se ha recuperado.
Por las rocas cercanas al mar, entre el oleaje y los vientos, caminaban con sus largas y ágiles patas los cangrejos endémicos del las Galápagos (Grapsus grapsus). Los que se ven son los adultos de color naranja brillante; cuando son jóvenes, su color es oscuro, para camuflarse de los depredadores.
En una de las playas, rodeada de manglar vimos algunos lobos marinos; también estaban tumbados en unas balsas de madera que había en algunas lanchas. Cerca, andaban una pareja de pingüinos, así como las iguanas y los cangrejos.

Después de esta intensa visita a algunas de las maravillas de la naturaleza, se acercaba el regreso a nuestra residencia en la isla de Santa Cruz. Nos esperaban otras cerca de tres horas de viaje en el catamaran. Varios de nuestros compañeros, con tendencia al mareo, se habían provisto de remedios para el mismo y no lo pasaron tan mal como a la ida.
El sol se ponía ya cuando salimos; pudimos ver sus cambiantes resplandores, mientras se iba recortando, cada vez mas pequeña la isla Isabela.
