Mostrando entradas con la etiqueta Ecuador. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ecuador. Mostrar todas las entradas

sábado, 26 de marzo de 2011

Ecuador. Capitulo X. Cuenca, Azuay

Teníamos el día dedicado a conocer Cuenca, con un apretado programa; por lo tanto la visita empezó pronto.

El guía que habíamos conocido la noche anterior vino a buscarnos temprano. Era un chico con mas conocimientos y agilidad mental y verbal que nuestra guía permanente.

Conozcamos un poco la ciudad, antes de visitarla.

Cuenca, llamada por su fundador Santa Ana de los Ríos de Cuenca, tiene una población de mas de 600.000 habitantes, la tercera del país en número, tras Quito y Guayaquil.

Está situada en la zona centro sur de la Cordillera de los Andes, y tiene la ventaja sobre Quito de que ocupa una gran llanura, rodeada de gigantes andinos en la distancia.

El centro histórico esta limitado, en uno de sus lados por el río Tomebamba, aunque otros tres ríos, Yanuncay, Tarqui y Machangara, discurren por diferentes sectores de la ciudad.

Tiene un clima templado, podría decirse primaveral, todo el año, con una variación entre 15-25ºC, lo cual hace la zona idónea para el cultivo de flores, principalmente orquídeas, de las cuales Ecuador es un gran exportador.

Pero la principal riqueza de la ciudad y de las provincias que administra, Azuay, Cañar y Morona Santiago, son las divisas que proporciona la emigración, que se ha dirigido a Estados Unidos, y a Europa. España ha recibido en los últimos diez años un millón de ecuatorianos.

Esta emigración ha promovido, sobre todo, la construcción de viviendas, generalmente unifamiliares, que han aliviado un poco el enorme paro de mas del 50% de la población en edad de trabajar, uno de los grandes lastres de la ciudad y del país.

Otra fuente de ingresos en Cuenca, que en algunos momentos históricos fue la mayor industria de la ciudad, es la fabricación del sombrero de paja toquilla, mal llamado sombrero Panamá, ya que siempre se ha fabricado en Ecuador.

Cuenca fue fundada el 12 de abril de 1.557, por Gil Ramírez Dávalos, por encargo del Virrey del Perú Andrés Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete.

Este explorador y conquistador español había nacido en Baeza, Jaén, en 1.510. Debido a que sus padres formaban parte de la pequeña corte de Antonio de Mendoza, duque de Mondejar, fue educado en el palacio del marqués, al cual acompaño cuando fue nombrado Virrey de Nueva España.

En Méjico vivió dieciséis años a su servicio, hasta que en 1.550, el marqués fue nombrado Virrey de Perú; también lo acompaño en su nuevo destino, siendo designado Mayordomo de Palacio y Capitán de la Guardia, y posteriormente a la muerte del Virrey, Corregidor y Justicia Mayor de Cuzco.

El nuevo Virrey, Andrés Hurtado de Mendoza, marques de Cañete, que llego a Lima en 1.556, también le otorgo su protección.

Al año siguiente de su llegada a Perú, fue encargada, por el Virrey a Dávalos, la fundación de una ciudad, cerca de donde se encontraba la ciudad inca de Tomebamba, entonces desaparecida en las luchas fratricidas entre Atahualpa y su hermano Huascar, de gran importancia durante el imperio incaico, y mas tarde para los españoles, por estar a medio camino entre Cuzco y Quito.

La fundación se efectuó, como hemos visto, el 12 de abril de 1.557. La nueva ciudad fue llamada Santa Ana de los Ríos de Cuenca, en honor a la española Cuenca, lugar natal del Virrey.

En el año 1.999 fue designada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Y con justicia, ya que en su centro histórico, de gran simetría, diseñado como todas las ciudades coloniales españolas en forma de damero, se encuentran gran cantidad de museos, iglesias antiguas, calles adoquinadas y numerosas casas con fachadas de estilo republicano, en las que se ve la influencia europea, constituyendo todo ello un conjunto bello y homogeneo.

Empezamos nuestro recorrido por algo que, siendo obligatorio en todos los viajes guiados, suele hacerse cuando ya se han visitado otros sitios de mayor interés: un taller de cerámica de un afamado artesano local, E. Vega, que realiza piezas de variada inspiración, a veces indígena, también colonial, o de su propia imaginación con cierta gracia, pero que no por eso deja de ser perfectamente prescindible y que, nos fue dicho, era para aprovechar su ubicación.

En efecto la tienda, con vivienda adjunta, ocupa la parte baja de un estupendo chalet, que destaca en el entorno, con una magnifica vista de la ciudad, ya que esta al lado del Mirador de Turi desde el que se abarca todo el amplísimo valle de Cuenca, con los lejanos gigantes andinos cerrando el horizonte.

A este Mirador nos dirigimos a continuación. Turi es una parroquia rural de Cuenca, situada en una colina, a la que se llega por la carretera que rodea la ciudad. Desde el Mirador se ve, en toda su amplitud, la ciudad de Cuenca, donde brillan con el sol las cúpulas azules de la Catedral Nueva, uno de sus edificios mas hermosos y destacables.

A espaldas del Mirador hay una placita donde se levanta la bonita iglesia de Turi, blanca como casi todas las iglesias de Ecuador, que data de 1.930.

Seguimos nuestro recorrido, entrando ya en la ciudad, pasando al lado del lugar donde nació el último emperador inca Huascar, hijo de Huayna Capac y de una princesa cañari , y hermano de Atahualpa.

Atahualpa, después de numerosas tretas, gano la enconada y larga guerra que sostuvieron por el imperio, y mando ejecutar, no solo a Huascar, cuyos restos fueron arrojados al río Yanamayo, sino a toda su familia, sirvientes y partidarios incluidos.

Muy cerca de ese lugar mítico, que ahora es una calle de la ciudad, está la fabrica de sombreros de paja toquilla de Horacio Ortega, que visitamos a continuación.

El sombrero de paja toquilla o sombrero Panamá o simplemente Panamá, es un tradicional sombrero de ala, confeccionado con las hojas trenzadas de una planta parecida a una palmera, aunque de otra familia, Carludovica palmata, llamada así en honor del rey de España Carlos IV y de su esposa, María Luisa de Parma.

A pesar del nombre con el que es mas conocido, los primeros sombreros se hicieron en Ecuador, pero alcanzaron relevancia durante la construcción del Canal de Panamá, cuando millares de sombreros fueron importados, e implantados como obligatorios, para los trabajadores de la construcción.

Cuando el presidente de E.E.U.U. Theodore Roosevelt visito las obras del canal, en noviembre de 1.906, uso dicho sombrero, lo cual aumento su conocimiento y su popularidad; durante el s. XIX el panamá, fue considerado el príncipe de los sombreros de paja.

Entre sus portadores mas famosos están Napoleón III, el Príncipe de Gales, futuro Eduardo VII, W. Churchill, Humphrey Bogart, Frank Sinatra, y un largo etc.

La fabricación y exportación a todo el mundo del sombrero de paja toquilla se convirtió en el mayor motor económico del país, siendo su año mas rentable 1.944. Todavía hoy día tiene un pequeño peso en el PIB.

Hay dos procesos principales en su fabricación, el tejido y el blanqueo, dependiendo su calidad del número de hebras de paja entrecruzadas por pulgada cuadrada, que pueden variar desde 300 a entre 1.200 a 2.000.

Esto hace que el tiempo de fabricación varíe desde cuatro o cinco días, un mes, dos meses, seis meses y hasta un año.El precio varía también considerablemente, según la trama, alcanzando valores elevados conforme la trama es mas fina, que puede ser hasta poco visible a simple vista.

Ya dentro de la empresa de Horacio Orterga, nos fue explicada la historia y el proceso de fabricación del sombrero y la trayectoria de la empresa, mientras visitábamos el Museo "Magia del Sombrero" instalado en 2.008. Una agradable ecuatoriana, mostraba la manera de tejer la paja toquilla.

La visita acabo en una bonita tienda, donde varios visitantes, entre otros mi marido, compraron sobre todo sombreros, y algunas otros objetos como bolsos, carteras etc. elaborados con paja toquilla.

Después de estas dos visitas, con compras incluidas, fuimos a conocer la ciudad propiamente dicha, en su aspecto monumental.

Llegamos al Parque Calderón que linda entre otros monumentos, con la Catedral Nueva de la Inmaculada Concepción, en un lado de la plaza y con la Catedral Vieja de El Sagrario en el otro.

El Parque, que mas bien es plaza, tiene unos arboles soberbios, en especial los ocho altos pinos, que fueron plantados en 1.912 por el presidente de la República, Luis Cordero.

En el centro hay un monumento a Abdón Calderón, héroe local de la Independencia.

Empezamos la visita por la Catedral Nueva o de la Inmaculada, imponente edificio de estilo ecléctico, con influencias románicas, góticas, renacentistas, barrocas..., cuyas cúpulas azules recubiertas de azulejos traídos de Checoeslovaquia, se ven desde numerosos puntos de la ciudad.

Esta grandiosa obra fue promovida, por el obispo de Cuenca Miguel León Garrido, controvertido prelado, que se implico mucho en los avatares políticos de su ciudad natal, de inclinaciones muy conservadoras.

Enterado el obispo de la gran iglesia que se proyectaba en Quito, que fue el origen de la Basílica del Voto Nacional, quiso hacer una nueva catedral en Cuenca. La Catedral Vieja, Iglesia del Sagrario, se había quedado pequeña y, además amenazaba ruina. La Nueva Catedral fue consagrada en 1.967, pero aun se encuentra sin finalizar.

Diversas actuaciones erróneas en el diseño y arquitectura del edificio, hicieron retrasar la implantación de otra cúpula, que aún no se ha podido colocar, por el peso excesivo de la obra, que amenazaba con derrumbe.

La catedral es un edificio con cierta belleza, aunque masiva.

El interior también es imponente. En él se han empleado mármoles de Carrara y gran proliferación de pan de oro. Tiene un baldaquino a imitación del de San Pedro del Vaticano, grandes vidrieras, en las cuales están representadas leyendas indígenas, santos locales, flora y fauna de Ecuador, todo muy impresionante, prueba del empuje de Monseñor León Garrido y del gran fervor de los cuencanos.

Paseamos por la catedral contemplando el gran conjunto.

Pasamos después a la Catedral Vieja, que esta enfrente de la Nueva, de la cual solo vimos el exterior.
Esta Iglesia del Sagrario, uno de los edificios mas antiguos de Cuenca, fue empezada a construir en 1.567; conocida como "Parroquia de los Españoles" durante la época colonial, es hoy Museo de Arte Religioso.


Tiene una curiosa placa commemorativa en el exterior que dice
                                      "Torre celebre mas que las Pirámides de Egipto "
 en referencia a la utilización de su torre como punto de referencia clave, para la Misión Geodésica que, en 1.763 determino el meridiano del ecuador.

Una importante restauración ha sido emprendida en el edificio desde 1.999.

Lindando con una de las calles laterales a la Catedral Nueva , se encuentra otro de los edificios mas antiguos y mejor conservados de la época colonial, que formo conjunto con la contigua iglesia del Carmen de la Asunción como convento, convertido, hoy día en Centro Cultural, que incluye museo y salas de exposiciones.

Transitando por esa calle llegamos a la iglesia del Carmen, una de las iglesias mas antiguas de la ciudad. De estructura renacentista, tiene muchos elementos barrocos, entre los que destaca la magnifica portada de mármol, bello ejemplo de este arte.

El convento carmelita fue fundado en el s. XVII, por las sobrinas de la primera santa ecuatoriana: Santa Marianita de Jesús, a la cual profesan gran devoción en todo el país.

Delante de la iglesia se extiende un pequeño y colorido mercado de flores.

Mientras teníamos un ratito libre, nos llegamos hasta la siguiente gran plaza, donde se ubica la Iglesia de San Francisco, que aunque ocupa el lugar donde se asentaron los monjes franciscanos que llegaron en el momento de la fundación, es de obra moderna de 1.920; tiene una bonita silueta con su alta torre.

 La plaza tiene gran sabor, entre colonial y republicano, desde ella se pueden contemplar las cúpulas azules de la Catedral Nueva.

Caminando por las animadas calles del centro histórico, que es bastante extenso, con tiendas de todo lo que se puede vender, nos llamaron la atención las dedicadas a las ropas indígenas, muy usadas, todavía por las cuencanas.

Así llegamos al restaurante donde íbamos a comer "Los Cuatro Ríos", precioso establecimiento instalado en una antigua casona, que ha conservado su gran patio y su estilo de otras épocas.

Enfrente del restaurante, en una cercana plaza, está la iglesia de Santo Domingo. Aunque su historia se remonta a los orígenes mismos de la ciudad, ya que fue el Marqués de Cañete, Andrés Hurtado de Mendoza, quien ordeno a Gil Ramírez Davalos, que señalase el solar para fundar el monasterio, fue construida entre 1.906 y 1.926, por los dominicos, para sustituir a la iglesia colonial que se encontraba en el lugar.

Destacan en su fachada las dos torres gemelas de cuarenta metros de altura; por su envergadura y belleza exterior está considerada como la segunda iglesia de Cuenca.

Después de comer se nos propuso una última visita.

Caminamos hasta la iglesia de San Sebastián, que antaño era el límite de la ciudad colonial, señalado por una gran cruz, que se colocaba delante de las principales iglesias.

Esta iglesia está en la plaza de Miguel León, el obispo de Cuenca e impulsor de la fundación y construcción de la Catedral Nueva.

Es una bonita plaza, con la iglesia de San Sebastián por uno de sus lados, el museo de Arte Moderno, por otro y alguna casa de estilo colonial por otro.

La plaza tiene una historia galante y trágica del s. XVIII, cuando la Misión Geodésica trabajó por estos lugares, en el establecimiento del meridiano del ecuador. El cirujano de la Misión, un francés llamado Juan Seniergues, que había conseguido una merecida reputación de don juan, cortejando a mujeres cuencanas, sobre todo a Manuela Quesada llamada la Cusinga, de dudoso comportamiento, se vio envuelto en una riña de espadachines, durante una corrida de toros organizada en la plaza de San Sebastian.

Los asistentes, con el Alcalde a la cabeza, que tenia algún pleito de faldas con Seniergues y era su enemigo personal, se enfurecieron contra el francés y practicamente lo lincharon, primero apedreándolo y luego, pinchándolo con picas y palos, lo dejaron medio muerto en el suelo; murió al cabo de tres días. Este trágico suceso tuvo lugar en el año 1.739.

Volvimos seguidamente al hotel, y después de un breve descanso, C. y yo decidimos volver a la ciudad para saborearla un poco mas. En ella se siente uno como en casa, tanto se parece en muchas de sus calles a ciudades españolas.

Caminamos por la calle donde esta el hotel hasta llegar al casco antiguo; después de pasar por una zona ajardinada con buenas casa, llegamos de nuevo al Parque Miguel León, donde esta la iglesia de San Sebastián, que contemplamos con toda tranquilidad; así como la preciosa plaza, donde se encuentra, con la luz del sol poniente.

Al pasar vimos un polideportivo dedicado al mayor atleta que ha producido, hasta el momento, la ciudad de Cuenca y Ecuador, Jefferson Pérez, Campeón Mundial de Marcha Atlética 20 km, en los años 2.003, 2.005 y 2.007. Medalla de Oro en los Juegos Olimpicos de Atlanta 1.996 y Pekín 2.008, del cual todo el país se siente orgulloso.

Volvimos por las margenes del río Tomebamba, disfrutando de preciosas panorámicas.

cuando llegábamos, de regreso al hotel, el sol se ponía tras los grandes Andes.

Aún nos quedaba otra visita nocturna a Cuenca para cenar en el restaurante "Villa Rosita", en el centro histórico, donde apreciamos algunas de las especialidades cuencanas. (*)
(*) Uno de estos días confeccionare un menú ecuatoriano...

miércoles, 16 de marzo de 2011

Ecuador. Capitulo IX. De la Amazonía a Cuenca, Azuay

Había llegado la hora de despedirnos de la Amazonía.

Recorrimos "La Casa del Suizo", con nostalgia. Desde allá arriba se ve la selva, el río Napo, que describe una pronunciada curva, con su islita de cayados en medio de la corriente, el pequeño embarcadero de Ahuano...

Subimos en la lancha que nos llevo de vuelta a Tena;

Solo habíamos estado dos días en el borde de la selva, pero ya la echaba de menos. Me hubiera gustado adentrarme mas en ella, pero tenía que conformarme y almacenar las turísticas vivencias en mi memoria.

El día fue enteramente dedicado al traslado desde la Amazonía hasta la ciudad de Cuenca, en el centro sur del país.

Para ello volvimos a Quito, recorriendo, en sentido inverso la ruta que habíamos hecho días antes.

Pasamos de nuevo por el Parque Nacional Sumaco Napo-Galeras, por las poblaciones de Archidona y Baeza, por las cercanías de Papallacta, por montañas, valles y mas montañas, hasta llegar a Quito, después de mas de cuatro horas.

En Quito había el correspondiente atasco, que debe haber siempre. Nos dirigimos directamente, lo cual en Quito quiere decir dando numerosas vueltas, al barrio de Cumbayá, en el valle de Tumbaco, al norte de la ciudad, y bastante cercano al aeropuerto, donde teníamos que coger un vuelo para Cuenca.

Comimos bien, en un agradable restaurante italiano llamado Bocatta, situado en un mini centro comercial, con varios restaurantes y tiendas de lujo, en este elitista barrio de Quito, que ha crecido en un antiguo pequeño enclave cercano a la capital, donde la gente adinerada, que ha desertado el centro, ha encontrado terreno para construir sus chalets y mansiones.

Enfrente del centro comercial esta la Universidad de San Francisco, (USFQ), una de las universidades privadas mas prestigios as del país.

Este centro docente es una de las cerca de veinte universidades privadas de Quito; empezó su andadura académica en 1.988, siendo reconocida oficialmente por el gobierno de Ecuador en 1.995. En ella estudian unos 400 alumnos; ofrece casi todas las carreras universitarias.

Bien, pues después de comer emprendimos el camino hacia el aeropuerto, con tiempo de sobra, para coger el avión con destino a Cuenca.

Atravesamos Quito, pasando por barrios y calles llegando al conocido aeropuerto "Mariscal Sucre" de nuevo

Ya en el mostrador de facturación tuvimos problemas, pues la persona encargada de esta operación sostenía que habíamos llegado demasiado pronto (?)... Nuestro guía de la agencia se enfado bastante, tanto con ella como con la guía ecuatoriana G., que nos acompañaba siempre, que carecía de recursos profesionales y mentales y no sabía resolver el asunto. Después de un rato de forcejeo verbal, se facturaron las maletas.

Nuestro vuelo salia a las cinco de la tarde, pero no pudimos embarcar hasta las ocho.

Tuvimos tres horas de espera en una sala destinada a vuelos domésticos, atestada de gente, muy incómoda, donde no daban ninguna información aprovechable.

Parece ser que no hay formalidad en la hora del vuelo y que tuvimos que considerarnos afortunados, pues los que tenían el vuelo de las ocho, se quedaron sin viaje.

No llegamos a enterarnos bien de los motivos del retraso, pero la espera fue larga y aburrida. Parece que suceden todos los días episodios similares.

Una vez en el avión, el viaje es cómodo; dura menos de una hora.

Y en tierra firme de nuevo, donde era de noche hacia horas, nos llevaron a nuestro hotel, Oro Verde.

El hotel era agradable, céntrico y cercano a uno de los ríos de Cuenca. Tomamos posesión de la habitación y bajamos a cenar.

Ese día de la semana celebraban, algo así como, la gastronomía del cangrejo de río; había muchos platos elaborados a base de ese crustáceo. Puedo decir que no me entusiasmaron.

Habíamos tenido lo que se podría llamar un día de traslado. El guía local, que ya habíamos conocido en el bus, nos emplazo para mostrarnos Cuenca desde por la mañana temprano.

domingo, 6 de marzo de 2011

Ecuador. Capítulo VIII. La Amazonía, 2º día

Nuestro segundo día en la región mítica de la Amazonia ecuatoriana fue denso.

Aun con la inevitable condición de turista, se siente la sensación de ser un descubridor.

Salimos en lancha después del desayuno, navegando hacia el río Arajuno, un afluente del Napo donde se desarrollaron nuestras actividades. Aunque estábamos en un borde de la selva, las margenes del río son espectaculares, pues los arboles y plantas crecen enmarañadamente, con gran competencia por el suelo y la luz.

De vez en cuando se ve un gigante que ha conseguido abrirse paso y tener todo el sol para él.

En algún trecho se ve un islote de piedras en medio del río, que sin duda desaparece en alguna crecida, y luego surgirá distinto.

Nuestro destino era un centro de recuperación de animales de la zona, que por causas diferentes han perdido sus aptitudes para vivir, como quien dice, por su cuenta. Antiguas mascotas, y animales heridos en diversas circunstancias, componen esta especie de zoo. Están en grandes jaulas donde tiene un remedo de la vida salvaje. Se les puede contemplar con facilidad, y, como habitantes de la selva, fueron los únicos que vimos del reino animal. Los que viven en libertad deben estar en la parte menos frecuentada por los curiosos hombres.

Este centro de recuperación tiene algunos voluntarios internacionales que lo cuidan. El que nos atendió a nosotros era un joven alemán, que llevaba un año en el centro; chapurreaba el español y estaba en un proceso de asimilación con las criaturas que tenia que cuidar, pues no parecía haberse lavado y menos peinado, ya que llevaba rastas, en meses.

Vimos allí diversos animales, que parecían contentos en su "libertad vigilada", varias especies de monos, enormes ratas acuáticas amazónicas, tucanes, araras, guacamayos, peces, no se si seria la famosa piraña, pequeños caimanes, tortugas...etc.

Pasamos un rato entretenido.

Lo siguiente fue una diversión no conocida anteriormente por mi. Se llama "tubing" y consiste en, metido en una enorme rueda neumática, ponerse en el río y recorrer un buen trozo arrastrado por la corriente.

Para ello habíamos cogido en el hotel, provisto de todo lo necesario, cada uno nuestra rueda, que se había cargado en el techo de la lancha.

La lancha en la que veníamos del Centro de recuperación de animales, varo en una playa fluvial y cada uno, con su correspondiente salvavidas se metió en la rueda, después de recibir unas someras instrucciones sobre el manejo de la misma en el río.

Aquí cada uno demostró mas o menos pericia, según sus habilidades. Mi marido se coloco con maestría en el centro del río, donde estaba la corriente y llegó de los primeros a la meta, formada por las lanchas. Yo tarde un rato en salir de una zona de calma a la que había ido a parar. Tuve que poner en practica las instrucciones utilizando los brazos de remos con la posición del cuerpo casi en horizontal, para llegar a la corriente.

Algunos no lo consiguieron, otro se paso de la meta y al querer volver a la lancha, contra corriente, remo inadecuadamente y se hizo unas extensas quemaduras en los brazos, por el roce con el neumático que le amargaron el resto del viaje.

Nosotros lo encontramos bastante divertido.

Por la tarde fuimos de nuevo en lancha, hasta un poblado quichua, que es la etnia que ocupa esta región.

Al dejar la lancha se camina un rato por la selva, digamos, domesticada; poniendo buena voluntad se puede ir haciendo de explorador.

Vimos madera de los arboles circundantes, ya convertida en tablones. Plataneras, grandes arboles con hormigueros en lo mas alto, diversas plantas medicinales, que usan para sus males menores y finalmente un vivienda quichua.

En ella C., nos explico que estabamos en la sala común, donde había un hogar para el fuego, cuyo humo sirve para ahuyentar a los insectos, y diversos utensilios y cacharros, en la que se desarrolla la vida familiar en común;

nos presento a una sra. dispuesta a mostrarnos como se confecciona la "chicha", bebida muy apreciada en extensas regiones del subcontinente, consumida en Ecuador en la serranía y en la amazonía.

De origen prehispanico, procede principalmente de la fermentación, no destilada del maíz y otros cereales americanos. Es una bebida suave de poca graduación alcohólica, cuya elaboración, casera, está encargada a las mujeres.

Nos contaron que cuando los hombres regresan del trabajo, o los niños de la escuela, van a la vasija de chicha y calman su sed con esta bebida, que encuentran estimulante y agradable.

Después de la demostración de la confección de la bebida, que antes incluía el masticado de la parte solida de la misma, ahora sustituido por un rallado de la misma, nos fue ofrecida la prueba, de una vasija preparada anteriormente.

No puedo decir que me resultara agradable ni metérmela en la boca, ni tragarla, ni su sabor, parecido a la leche agria, pero como buen turista, acostumbrada a las excentricidades de esta "profesión", tome un buchito y lo trague. Creo que tampoco fue demasiado apreciada por ninguno de los presentes.

Puesto que estábamos en la selva, C, nos hizo una demostración de habilidad con la cerbatana, instrumento que usan o usaron los nativos del territorio, para cazar principalmente.

Provisto de una larga cerbatana, de los dardos correspondientes y con un mono, de trapo o similar, como blanco, enarbolo el arma y con un solo soplido le dio en medio del cuerpo. Ohhh! dijimos todos.

Invitados a repetir el tiro, nadie lo logro, de los que se atrevieron, aunque algunos estuvieron cerca y mandaron la flecha lejos. Hay que haber entrenado para conseguir el tiro certero.

El sol, que en la Amazonía se pone como en todo el país a las seis, iba declinando; teníamos que volver.

El viaje en lancha hasta el hotel fue tan bonito, como todos los otros por el río.

Salieron a despedirnos unas chicas que debían vivir en el pequeño pueblo, con niño en los brazos.

Llegamos al pequeño puerto de Ahuano, donde nos esperaba la explicación y contemplación del arte, primitivo pues es sin torno, de la cerámica que hacen los quichuas.

En un recinto adecuado, la madre de nuestro guía, nos explico e hizo una vasija con las manos, que le quedo perfecta de proporciones y acabado.

Al lado había una pequeña tienda donde se vendían sus obras. Adquirimos una, ya que nos pareció un proceso muy habilidoso.

Volvimos a la Casa del Suizo, atravesando el pueblo. Allí la vida parece plácida, transcurre con su propio y calmo "tempo"; todo parece hecho sin prisas.

Otro coctel después de cenar cerro el día, que había sido interesante.

La molestia, que me duro días, ya se me había presentado. Me sorprendí rascándome con furia las piernas. Durante el "tubing" y mas aun en la visita a la casa quichua, me habían acribillado los mosquitos. Cosas de la selva, me dije con resignación...

sábado, 26 de febrero de 2011

Ecuador. Capitulo VII. La Amazonia, 1er día

Anoche cuando me acosté en la habitación del hotel de Papallacta tuve una forma leve, pero molesta del mal de altura, que hasta ese momento no me había afectado. Teníamos varias mantas encima, ya que por la noche hace frío, y me pesaban.

Me dio una angustia tremenda, con dificultad para respirar, hasta el punto de que me parecía que me iba a morir. Pase así un rato de lo mas desagradable, tratando de relajarme, moverme no podía, hasta que por fin, después de un tiempo que me pareció interminable, me dormí. Por suerte, al día siguiente me desperté perfectamente, sin ninguna secuela de las desagradables sensaciones del comienzo de la noche.

Era temprano y decidí aprovechar las piscinas. Me levante y salí fuera; hacía un poco mas que fresco, pero lucía un sol esplendido y el volcán Antisana se elevaba, presidiendo el paisaje, sin nubes ni brumas.

Me metí en la piscina mas próxima a la habitación. ¡Que sensación deliciosa!.

De los miembros del grupo solo otra persona y yo tomamos este segundo baño, que bien valió la pena.

Con las maletas preparadas y el desayuno, continental en este caso, tomado, dimos una vuelta por los alrededores del hotel, contemplando el volcán, cuya cima se veía cubierta de nieve, pero no de nubes, y los montes mas cercanos, totalmente cubiertos de vegetación.

Reunido el grupo, salimos hacia nuestro siguiente destino: la Amazonía.

Íbamos con ilusión por conocer esta zona mítica.

Es muy interesante el traslado por carretera de Papallacta a la Amazonía, pues se puede ver como van sucediendose los distintos pisos ecológicos, desde los montes y la vegetación andina hasta la vegetación tropical y la llanura amazónica.

Para ello tuvimos que atravesar además de un elevado paisaje andino, el Parque Nacional de Sumaco Napo-Galeras, creado en 1.994, designado, mas recientemente por la UNESCO en 2.000, como Reserva Natural de la Biosfera, una de las Áreas Protegidas de Ecuador mas agrestes e inexploradas, ya que su vegetación enmarañada, y sus pendientes escarpadas, que se extienden hasta la Amazonía, imposibilitan todo acceso a la zona.

Estas características han permitido que el Parque conserve zonas inalteradas con flora y fauna original, con una gran diversidad biológica, ya que comprendes seis pisos ecológicos.

El Parque Nacional tiene una enorme extensión de mas de 207.000 ha, divididas en dos núcleos geográficos: al centro norte, el macizo volcánico, con el volcán activo Sumaco (3.723 m), y otras dos cumbres menores, Cerro Negro y Pan de Azúcar, donde nacen los ríos Coca y Napo, tributarios del Amazonas, el último uno de sus mas importantes y largos afluentes, sobre el cual volveremos. El otro núcleo, mas pequeño, hacia al oeste, es el sector Napo-Galeras, nombres respectivos del río y de una cordillera.

Pasamos cerca, aunque sin entrar en ellas, de las poblaciones de Baeza y Archidona, que tienen sus homónimas y primeras en Andalucía, en las provincias de Jaén y Málaga, respectivamente

Todo el trayecto es bellísimo.

Por algún lado debe verse el volcán Sumaco, que preside todo el parque; pero no nos detuvimos.

El viaje dura mas de cuatro horas y no quedaba tiempo para pararse.

La última parte transcurre ya por la llanura amazónica, y las plantas y arboles son tropicales.

La Amazonía ecuatoriana es una de las cuatro divisiones geográficas de Ecuador, que comprende casi la mitad el país.Tiene una amplitud de 120.000 km2, de exuberante vegetación, propia de los bosques húmedos tropicales.

El río Amazonas, que le da nombre, no discurre por ningún punto de la región, pero sí varios de sus mas importantes afluentes, como el citado Napo.

Hay dos regiones: la Alta Amazonía, por la cual llegamos nosotros, que pasa de los Andes a la Baja Amazonia, o Llanura Amazónica.

La Amazonía es la mayor selva tropical del mundo, donde fluye mas de un tercio del agua dulce del planeta, y que posee una enorme biodiversidad. El ecosistema amazónico, con su bosque tropical húmedo, contiene uno de los habitats vegetales y animales mas ricos y complejos del mundo.

A primera vista, la selva tropical parece un lugar extenso, húmedo y verde, pero observado con mas atención se ve que cada árbol es diferente y que hay centenares de plantas distintas en continua interacción.

Alberga, también, la mayor biodiversidad de animales del planeta por km2, con centenares de especies de anfibios, mariposas, aves, reptiles, peces y mamíferos, como anaconadas, boas, pirañas, lagartos, jaguares, osos, tapires, roedores gigantes, etc.etc.

La temperatura promedio del año oscila entre 24-25ºC.

Arboles como cedro, laurel, nombres conocidos en nuestro hemisferio, y otros mas exóticos como puca, caspi, chisputocota, capiron, tagua, etc. etc., ofrecen excelentes maderas.

Entre sus inmensos recursos naturales están el petróleo, y otros minerales valiosos, como el oro y la plata.

Destacan la gran variedad de plantas medicinales, estudiadas y explotadas por compañías farmaceuticas multinacionales.

Bien, pues a esa prodigiosa zona nos dirigíamos, tras las cuatro horas de viaje.

Llegamos a la población de Tena, cabecera de Cantón. Su nombre completo es San Juan de los dos ríos de Tena, ya que en ella se cruzan los ríos Tena y Pano, que pocos kms mas abajo desembocan, ya unidos, en el río Napo.

Tiene poco mas de 50.000 habitantes y de ella solo vimos el embarcadero.

En efecto, fue allí donde nos embarcamos en una lancha, que nos iba a llevar a nuestro hotel "La Casa del Suizo"

Este encantador hotel, en el borde de la selva, fue creado por un aventurero suizo llamado Benny, en 1.985, en las orillas del río Napo.

Se puede llegar por tierra o navegando en una lancha, opción que fue la escogida por la organización del viaje, dando así a la visita a la Amazonia un aspecto algo mas aventurero.



Después de cargar las maletas, y a nosotros mismos en las lanchas, llegamos al hotel.

Tomamos posesión de nuestra habitación, con preciosas vistas sobre el río y sobre la lejana selva.

Nos fue presentado nuestro guía local, C., un joven indígena de etnia quichua, que ha disfrutado de una beca de varios meses en Suiza para su formación, de aire competente y agradable.

Enseguida pasamos al comedor al aire libre, donde servían la comida y la cena de buffet, aceptable.

Quedamos emplazados para la visita de la tarde a un mariposario cercano.

Las mariposas son insectos lepidopteros, que comprenden varias especies. La mayoría son nocturnas, aunque hay alguna diurna. A pesar de su frágil aspecto son bastante resistentes, tanto a los depredadores, como a las condiciones climatológicas.

Para llegar al mariposario, atravesamos el pueblo de Ahuano.

Esta población, situada detrás de la "Casa del Suizo", era el lugar de residencia de nuestro guía, así como de unos 900 habitantes mas, dedicados, en mayor o menor medida, al servicio del hotel, de diversas maneras. Tiene escuela, iglesia y servicios médicos.

En el mariposario estuvimos mas de una hora contemplando a las mariposas, con sus bonitas formas y colores, que se dedicaban a sus ocupaciones, comer, copular, volar, aunque muchas parecían en estado letárgico. Debian de ser nocturnas...

Nos fue explicado el ciclo vital de estos insectos. Pudimos ver las diferentes fases de crecimiento, y sus métodos de camuflaje contra sus depredadores naturales. Una pequeña clase magistral sobre Lepidopteros.

En el jardín que rodeaba el mariposario había gran cantidad de plantas y flores de la zona, que nos encantaron.

Volvimos mientras todavía lucia el sol.

El resto de la tarde aprovechamos las instalaciones del hotel tomando un largo baño en la piscina.

Después de la cena nos sentamos en el bar, al lado de la piscina, y tomando un coctel veíamos los resplandores lejanos de la selva, donde en un lugar u otro se deben producir tormentas eléctricas continuamente.

La temperatura, después de los fríos de Quito y Papallacta, era deliciosa.

Y por la mañana nos esperaban mas atractivos amazónicos

miércoles, 16 de febrero de 2011

Ecuador. Capitulo VI. Termas de Papallacta

Dejamos Quito. Para la despedida, el día estaba lluvioso desde por la mañana. Aunque había llovido cada día de los que pasamos en la ciudad, el de hoy se presentaba mas gris y frío todavía.
Después de contemplar el brumoso paisaje desde la ventana de la habitación por última vez,

bajamos a reunirnos con nuestro grupo. Desayunamos y emprendimos el camino hacia Papallacta.

Atravesamos el caos circulatorio de Quito. Parece ser que en los últimos años ha aumentado enormemente el número de vehículos de motor, debido a grandes promociones del gobierno y al bajo precio de los carburantes, también subvencionado por el mismo.

Como sin embargo, las calles siguen siendo las mismas, sin que se hayan acometido obras públicas, de ampliación viaria, el caos está servido. Para tratar de arreglarlo, y de reducir la contaminación, se ha implantado una medida, que ya ha tenido pobres resultados o ha fracasado en otros países, desde hace un año, que se llama Pico y placa.

Pico se refiere a las horas puntas y placa al último número de la matricula, que es el referente para circular determinados días solamente. Cada año rota el número de la placa. Hay que reconocer la habilidad de los americanos para inventar nuevas locuciones en el lenguaje común, como esta.
Las medidas han retirado bastantes vehículos cada día, a determinadas horas, y también han dado origen a diversas trampas, como la petición de los compradores de coches por un determinado último número de la matricula, para poder salir los viernes, o la compra de un segundo coche para poder circular siempre, aumentando así el caos.

Las ventanillas del bus se empañaron con la humedad ambiente, y poco podíamos ver.

Bien, pues, después de bastantes dificultades y atascos, atravesamos la ciudad, en dirección este.

Papallacta esta a 67 km de Quito, pero en este país los viajes se miden por horas, no por km.

Es un viaje-tobogan. Primero se desciende el valle de Cumbayá, para luego subir hasta mas de 4.000 m. sobre el nivel del mar, y descender de nuevo alrededor de 1.000 m, ya que las termas están a 3.120 m.

El paisaje andino es, por este lado, menos desolador que otros ya vistos. Los eucaliptos desaparecen con la altura, no hay pinos; la vegetación es en su mayor parte autóctona, propia de esas alturas, compuesta, principalmente de arbustos bajos.

Hay, también gran cantidad de plumeros, (Cortaderia seollana), llamada tambien Cortadera, Carrizo de la Pampa, Hierba de la Pampa, estas ultimas referentes a su lugar de origen, que es la Pampa argentina, aunque se ha adaptado bien en Europa y América del Norte, donde presenta mas robustez y desarrollo.

Sin embargo presenta una forma invasiva, los hay en gran cantidad, como en varias regiones españolas, perjudicando a otras plantas.

En algunas laderas, los arbustos y plantas bajas están quemados; parece que la intención de estas hogueras es convertir ese prado en pastizal, pero, por el momento solo queda negro del fuego pasado.
Y así entre valle y estrecho valle, subiendo y bajando, llegamos a las proximidades de las termas.

Fue entonces cuando nos fue anunciado, como sorpresa, ya que a nuestro organizador le gusta proporcionarnos imprevistos emocionantes, una visita a un, podíamos decir, criadero de colibries, próximo a las termas.



Valió la pena, porque allí pudimos ver en libertad diversas especies de estos diminutos y preciosos pájaros.

El colibrí está entre los pájaros mas pequeños del mundo. En otra época se les mato por millones para obtener sus plumas, que decoraban los tocados de las mujeres, lo cual llevo, seguramente, a la extinción de varias especies.

Generalmente presentan un plumaje de vivos colores, del cual el mas común es el verde metálico; los machos tienen el cuello rojo brillante, azul o verde esmeralda.

Tienen un largo pico, diferente para cada especie, especializado en una flor determinada, con cuyo néctar se alimentan, que les permite ocupar un nicho propio y no competir con otros colibries. Su lengua es también larga, y se puede extender lo necesario para llegar al néctar.

Bien, pues tuvimos la oportunidad en el Jardín Guango, de ver muchos de estos pajarillos, alimentandose en los recipientes preparados para ellos, y volando por todos lados con su velocidad característica.
Saque unas cuantas fotos, pero con resultados muy pobres. Para poder captar a estas diminutas aves hace falta todo un equipo, y pericia para hacerlo, pero os mostrare algunos en fotos prestadas.

Después de un gran rato, en que lo pasamos muy bien observando a los colibries, y también reponiendonos del viaje y de la humedad que había en aquel lugar, que pertenece al bosque húmedo de lluvia horizontal, tomando un café en un agradable salón del Jardín, seguimos hasta las termas de Papallacta.

Llegamos a un bonito y acondicionado hotel, en forma de pequeñas cabañas alrededor de algunas piscinas.

Era la hora de comer y pasamos directamente al comedor. El chef, un ecuatoriano que había residido muchos años en España, nos recibió con gran simpatía.

Para los amantes del fútbol, una enorme pantalla de TV retransmitía en esos momentos el partido de la Liga de campeones entre el Real Madrid y el Milán, con un resultado de 2-0, que regocijo a mi marido.

Comimos locro y una especialidad de la zona: trucha en papillote con lecho de quinoa.
A la sobremesa quedamos con nuestra guía en hacer un paseo por un sendero, que atraviesa varias fincas privadas, preparadas par la caminata. Hay que aprovechar las horas, ya que a las seis se hace de noche.

Fuimos un total de ocho personas, aunque una de ellas tuvo que volver, pues aunque había una senda delimitada, y no era demasiado difícil, no estaba en condiciones para ese nivel de marcha.

El paisaje era muy bonito, con llamas pastando, y arboles que nos parecieron exóticos, sobre los que crecían plantas parásitas.

Pronto nos adentramos entre arboles para seguir la margen de un río de montaña , que bajaba con gran estrépito y velocidad, por rápidos y pequeñas cascadas. Algunas de las empinadas orillas estaban resbaladizas, había que ir con cuidado.


Caminamos media hora y luego emprendimos la bajada. Y allí entre algunas brumas nos esperaba la visión del volcán Antisana (5.753 m), uno de los grandes colosos andinos.


La vista de este nevado andino nos encanto.

Bajamos rápidamente, para tener tiempo de disfrutar del máximo, y tiene muchos, de los atractivos de Papallacta, las piscinas calientes.

Hay dos sectores con piscinas, alrededor de las cabañas para el uso de los clientes del hotel y otro sector con piscinas mas grandes y muy bonitas, con servicios de spa también para disfrute de los huéspedes del hotel.

La riqueza hidro termal de Papallacta, se debe a su situación entre los volcanes Cayambe y Antisana, que calientan las aguas del río Papallacta entre 30ºC-70ºC.


Es una delicia sumergirse en cualquiera de las piscinas. Afuera hace bastante fresco, y eso hace el agua caliente aun mas agradable. Parece que sirven para aliviar diversas dolencias, aunque nosotros no tuvimos tiempo de comprobar mejoras medicinales, al estar solamente un día en el lugar.

Además del efecto placentero del baño, todo el lugar es muy bonito. Las piscinas están hechas con teselas de colores y sus formas son distintas, con asideros, escaleras y toda clase de comodidades.

El entorno son los altos montes andinos, con el volcán Antisana presidiéndolos en la lejanía.

Estuvimos de una a otra piscina, comprobando la temperatura y disfrutando de lo lindo, cerca de una hora.

Se había hecho casi de noche.

Antes de la cena estuvimos tomando una copa en el bar del hotel, de tipo montañés, con una buena chimenea ardiendo.

Un sitio este, Papallacta, en que se quisiera pasar varios días con frecuencia. Solo hay que estar en Ecuador para disfrutarlo.