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viernes, 8 de febrero de 2013

Gran Canaria, 4º día: Telde


                                                                  
Tras un buen desayuno, con un día soleado y caluroso, como corresponde a finales del mes de julio, fuimos camino de Telde, por la carretera del Pico de las Nieves, con una claridad y limpieza ambiental notables.

El denso bosque de pinos se abrió a la derecha ofreciéndonos la Caldera de los Marteles, cráter volcánico de explosión, no tan conocido como otros, pero no menos espectacular.

                                                                                   
 Toda la zona es frecuentada, debido a sus numerosos senderos, por los caminantes aficionados. En este caso nuestra intención era llegar a Telde, así que proseguimos sin mas paradas.

Llegamos a Telde y dejamos aparcado el coche al lado de una de las tres iglesias de la ciudad, la iglesia de San Gregorio, titular del barrio del mismo nombre.

Una amable señora nos explicó que, antaño, este era el barrio de la gente pobre de la ciudad, relegada a las afueras, lejos de los barrios mas importantes, por el nivel social de los residentes y por sus edificios e instituciones, los barrios de San Juan y de San Francisco.

Ya que habíamos llegado a tan interesante barrio e iglesia, empezamos visitándola.

La iglesia de San Gregorio, es mucho mas moderna que las otras dos iglesias importantes de Telde, ya que su fundación data de 1.848; creada en el mismo lugar de una ermita dedicada al santo, que fue convertida en parroquia ante el gran aumento de feligreses.

Su exterior es sencillo, pero bello; delante tiene una pequeña y bonita plaza.

                                                                           
En el interior hay varios retablos neoclásicos entre los que destaca la imagen de su patrón San Gregorio, obra del escultor canario José Luján y una magnifica talla de Nª Sra. de los Dolores de finales del s. XIX.

  
Telde, es el segundo municipio mas grande de la isla, después de la capital, Las Palmas de Gran Canaria, con mas de 100.000 habitantes, siendo,a la vez, una de las ciudades mas antiguas del archipiélago.

La parte oriental del municipio es una gran llanura costera, en la que se encuentra ubicada la ciudad, mientras que la zona suroeste es una árida llanura, los Llanos de Gando, sobre la que se asienta el aeropuerto de Gando, o de Gran Canaria, cercano a la capital y único en la isla.

Los primeros europeos que llegaron a Telde fueron frailes misioneros mallorquines, en el s. XIV,  siendo la sede del primer obispado de Canarias, según la bula del Papa Clemente VI, de 1.381.

Sin embargo su fundación definitiva tuvo lugar un siglo mas tarde, en 1.482, por el capitán Cristóbal García del Castillo, que allí se asentó, después de haber participado en la conquista, levantando su casa, y diversos ingenios azucareros, dotándola de edificios, como la iglesia de San Juan y atrayendo a numerosas familias, que fueron el núcleo inicial de sus pobladores.

García del Castillo vivió y murió en Telde, donde está enterrado en la iglesia de San Juan, que él mismo había mandado edificar.

  Dos fueron los barrios creados en la ciudad tras la conquista; el que se formo alrededor de la iglesia de San Juan y su plaza, que fue habitado por las familias nobles, y el barrio de San Francisco poblado por artesanos, pequeños propietarios y monjes.

A estos dos barrios se añadiría mas tarde el de San Gregorio (de cuya iglesia he hablado mas arriba),  donde se asentó la población mas pobre, y dasarraigada, como eran los moriscos y los esclavos capturados en la costa africana y llevados a la isla para ser dedicados a la agricultura y a labores domésticas, pero que, con el tiempo, llegaría a ser la zona mas comercial de la ciudad. De sus orígenes queda un intrincado y caótico trazado urbano, hoy día corregido en parte, que contrasta con el bien organizado barrio de San Juan y con el pulcro barrio de San Francisco.

Telde escapó, sin consecuencias, de las incursiones corsarias, de entre los s.s.XVI-XVIII, que destruyeron, entre otras ciudades, Las Palmas.

Hoy día es una próspera ciudad, que ha puesto su patrimonio arqueológico y artístico en valor.

Hay numerosos yacimientos arqueológicos de la  época anterior a la conquista de la isla, aunque la mayoría está en mal estado o a punto de desaparecer, ya que las autoridades no los protegen y los habitantes y visitantes los someten a expolio y gamberrismo.

En cuanto al patrimonio histórico, cabe destacar que cada barrio originado al poco de la conquista, cuenta, como hemos visto, con su iglesia, alrededor de la cual fue creciendo.

Ya he mencionado la iglesia de San Juan, hoy día Basílica Menor, fundada por García del Castillo , a principios del s XVI, reconstruida en el XVII,

                                                                               
 que cuenta con dos importantes piezas en su interior: el Retablo Mayor mandado traer de Flandes por Cristóbal García del Castillo, y la imagen del Santo Cristo de Telde, también del s. XVI, realizada en Méjico por los indios tarascos, con diferentes elementos del millo o maíz, al que se le profesa gran devoción en toda la isla.

                                                                                 
Alrededor de la iglesia de San Juan y de la Plaza Mayor, que es a la vez la plaza de la iglesia, se sitúan los principales edificios de la ciudad, como el Ayuntamiento y el Casino.

Es una plaza encantadora, que aunque sin duda modificada, todavía conserva el encanto de las antiguas plazas canarias, con sus edificios encalados y con la piedra de lava, y sus grandes laureles, el árbol que da la mejor sombra, la mas adecuada para ese fuerte sol.

                                                                    
Después de disfrutar un buen rato de la plaza y visitar la iglesia, dimos un paseo por los alrededores, que conservan mucho sabor, y que están muy bien conservados y acondicionados

Hay un pequeño jardín, que es una verdadera delicia, cerca del Casino de la ciudad, cuya fachada principal da a la Plaza de San Juan.
                                                                           

Después nos dirigimos, andando, hasta el barrio de San Francisco, algo alejado del barrio de San Juan.

El barrio poblado por campesinos y servidores de los señores que vivían en el barrio de San Juan, se llamó en sus orígenes con el nombre descriptivo de Altozano, que cambió al de San Francisco, cuando la Orden de los Franciscanos se asentó, en 1.610, en la zona mas alta del barrio, donde fundó el convento de la Orden Tercera de frailes menores, con su iglesia.

El barrio, con sus encaladas casas bajas, de una o dos plantas, techos a dos aguas y huertas anexas, forma un entramado laberíntico de estrechas calles empedradas, que recuerdan a los cascos antiguos de los pueblos y  ciudades andaluzas.

El tráfico rodado por el barrio está limitado a los residentes, que son pocos, por lo que el sosiego y la tranquilidad se perciben con gran deleite.  El tiempo parece detenido, tanto por el cuidado y conservado aspecto del barrio como por la ausencia de actividad, en unas calles, practicamente desiertas.

Como recuerdo de su larga época franciscana hay diversas cruces del vía crucis,  que jalonan algunas calles.

El barrio es un precioso conjunto que recorrimos, todo por el exterior pues no se puede visitar ningún edificio.

La fachada principal, de sencillo diseño, tiene una torre-espadaña que sirve de campanario; la iglesia

                                                            
                                                                
da a la Plaza de los Romeros, placita encantadora, en la que muy cerca está la antigua capilla del Calvario  y un laurel de Indias, gigantesco, que constituyen uno de los mas bonitos rincones del conjunto.

Al salir del barrio de San Francico nos encontramos otros dos edificios históricos de Telde; la Iglesia Hospitalaria de San Pedro Mártir de Verona, que data del s. XVI, de estilo gótico renacentista declarada, como otros monumentos de Telde, Monumento Histórico-Artístico en los años 60 del s. XX, que actualmente es la sede del Museo de la Historia de Telde

                                                             
 y un monumento cercano como es el antiguo Hospital de la Misericordia, donde murió, nada mas llegar a Telde, el recién nombrado obispo de la diócesis, el monje benedictino Fray Alonso Ruiz de Verués, reputado seguidor de Erasmo de Róterdam, que había tenido varias disputas con el tribunal de la Inquisición, pero que, desgraciadamente, no pudo ejercer su cargo.


Telde ha sido cuna de hombres ilustres, entre los cuales el mas destacado es Fernando León y Castillo, marqués del Muni, (1.842-1918) titulo concedido en 1.900 por la reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena, que así le recompensó por su brillante trayectoria política, ya que llegó a ser ministro de Ultramar del gobierno de España, además de ostentar otros varios cargos.

Fernando León y Castillo, promovió varias importantes obras públicas en Gran Canaria, como el Puerto de La Luz de la capital, que supuso un gran desarrollo para la misma y para toda la isla, y el Faro de Maspalomas, entre otros.

Su casa natal es hoy día un Museo, dedicado a su vida y sus obra, que no pudimos visitar por estar cerrado.


Cuando acabamos todo este amplio recorrido el sol caía a plomo, estábamos cansados y sedientos, así que nos sentamos un buen rato en una terraza a la sombra, de las varias que se ofrecían.

Después de un descanso seguimos viaje hasta Maspalomas, pero esto será para otro capítulo.

martes, 29 de enero de 2013

Gran Canaria. 3er día: Valleseco y Teror


Tras un buen descanso en el Parador, después de una mañana bien aprovechada, fuimos a conocer uno de los lugares mas entrañables de la isla de Gran Canaria: Teror, donde se encuentra el santuario de la Virgen del Pino, patrona de la isla, cuya devoción se remonta a los años de la conquista.

 La carretera es sinuosa, como casi todas las de la isla, pero es preciosa . Transcurre entre árboles y vegetación variada y el paisaje que se entreve es muy verde.

Pasamos por la población de Valleseco, que, a pesar de su nombre, recibe una alta pluviosidad durante el año.

Valleseco con una población de cerca de 4.000 habitantes, recibe su engañoso nombre del valle, entre los Barrancos de la Virgen y de Madrelagua, donde esta ubicado, ya que es uno de los lugares mas húmedos de la isla.

                                                                      
Constituido en Ayuntamiento desde 1.842, al desgajarse de Teror, es el municipio mas joven de la isla, siendo la agricultura y la ganadería los principales recursos de estas tierras.

Nos detuvimos para ver su monumento mas importante, la iglesia parroquial de San Vicente Ferrer, que ocupa una linda plaza.

                                                                               
 Construida en 1.887, en el solar ocupado por una ermita desde el s. XVIII, destacan en ella sus tres naves y el artesonado del coro, de estilo mudéjar.

                                                                      
 Tiene un notable órgano del s. XVIII, procedente de Teror, restaurado, recientemente, en el 2.005.

                                                                                
Después de esta breve parada llegamos enseguida a Teror, que está situado en una cota mas baja que Valleseco.

Una vez llegados a Teror, tuvimos otra vez la desagradable experiencia de ver la plaza donde se levanta el santuario de la Virgen del Pino ocupado por una banda de jazz, según declaraban los carteles del anuncio de tal concierto. La banda en cuestión se encontraba instalada en la misma puerta de la iglesia y armaba bastante bulla.

¿Será que no tienen ningún otro lugar para festejar o ninguna buena idea para hacerlo, sin molestar a nadie?

Pasemos a conocer algo de Teror, sin mas comentarios al margen.

Teror, conocido también como Villa Mariana de Teror, actualmente con unos 13.000 habitantes,  es uno de los mas antiguos municipios de la isla.

La historia de Teror está unida a la aparición de la imagen de la Virgen del Pino, en 1.481, que según la tradición se apareció en la copa de un  alto pino, que estaría situado cerca de, donde años mas tarde, se elevaría la actual basílica.

Teror se desarrolló en el antiguo bosque de Aterura, que cubría la zona norte de la isla de Gran Canaria y siempre estuvo vinculado a la devoción mariana hacia la Virgen del Pino.

Su localización a barlovento de la isla condiciona su clima, con precipitaciones, y presencia de nieblas y frecuente rocío durante el  otoño y el invierno, siempre dentro del clima benigno del archipiélago.

Su desarrollo está ligado a la devoción y a las peregrinaciones marianas, que se efectuaron desde la aparición de la imagen de Nuestra Señora del Pino en el s. XV, hasta la actualidad, al que hay que añadir ciertas actividades agrícolas y ganaderas.

La mayor romería en honor de la Virgen del Pino se celebra el día 8 de septiembre, con gran afluencia de peregrinos de toda la isla de Gran Canaria.

En el s. XVIII se produjo un impulso económico, con la creación de un mercado en la plaza, que hizo aumentar la población, con el consiguiente incremento de la riqueza, que conllevo la edificación de la mayoría de los edificios emblemáticos de la villa como son la Basílica de la Virgen del Pino, el Palacio Episcopal, hoy día Casa de la Cultura, la casa de los Patronos, etc.

Aunque el casco antiguo de la villa es muy bonito e interesante, destaca como elemento arquitectónico la Basílica de Nuestra Señora del Pino, que ocupa la plaza del mismo nombre.

                                                                             
El templo actual se levanto en 1.767, seguramente sobre una ermita que hacia tiempo se había quedado pequeña, dada la afluencia de peregrinos, que acudían a venerar a la Virgen del Pino, y ha sido restaurado en varias ocasiones.

                                                                                 
Se trata de una iglesia de tres naves con arcos de medio punto sostenidos por pilastras y columnas. La fachada tiene tres puertas, y hay también dos entradas laterales. Ventanales, con preciosas vidrieras, dan luz al interior.

En el Retablo Mayor se encuentra el camarín de la Virgen del Pino, vestida, adornada y coronada con toda solemnidad.


Dentro hay también valiosos retablos y obras de arte.

La Plaza de Nuestra Señora del Pino es el centro neurálgico de la Villa; en ella se encuentra la Casa de los Patronos, residencia de varios Patronos de la Virgen, entre los que destacan los Manrique de Lara y el antepasado de la que sería esposa de Simón Bolívar, Mª Teresa Rodriguez del Toro, hoy día casa museo, con exposición de objetos antiguos, religiosos y étnicos.


La calle que sale de la Plaza del Pino es un buen ejemplo de casonas canarias, con sus característicos balcones.

Con la humedad del contorno, algunos tejadillos de los balcones están colonizados por los "berodes", plantas muy típicas de los lugares húmedos y neblinosos de las islas.

Pasamos una agradable tarde en Teror, y cuando el sol declinaba ya, volvimos a nuestro refugio, el Parador, en lo alto de los riscos.

martes, 15 de enero de 2013

Gran Canaria. 3er día, Tejeda, Artenara, el Roque Nublo, el Pico de las Nieves

                                                                       
El día de hoy lo dedicamos a lo que podríamos llamar las proximidades del Parador, en cuanto a km se refiere, pues para circular por la "tempestad petrificada", hay que tener en cuenta la dificultad de las carreteras, curvas, bajadas y subidas, que influyen en el tiempo necesario para ir de un lado a otro

Después del excelente desayuno, contemplando la espectacular panorámica que se divisa desde el Parador, salimos hacia Tejeda, pequeño y lindo pueblo, situado a siete km de nuestra base, monte abajo.

                                                                                 
Tejeda, con una población de poco mas de 2.200 habitantes, se encuentra en el centro geográfico de la isla y está ubicada en el interior de la Caldera de Tejeda, caldera volcánica, llamada de hundimiento, similar a la Caldera de Taburiente, en la isla de La Palma, formada al desplomarse la bóveda de una bolsa de magma.

Fue la que Miguel de Unamuno llamo la tempestad petrificada, que por aquí se ve surcada por abruptos barrancos, encima de los que se erigen dos roques, símbolos de la isla: el Roque Nublo y el Roque Bentayga.

Se supone que en la época anterior a la conquista, los aborígenes tenían el Roque Bentayga como atalaya, desde la que se podía controlar la Caldera de Tejeda por completo.

Hasta 1.815, en que una parte del municipio se escindió, creándose el de Mogán, tuvo salida al mar.

La escasez de agua  y las dificultades de aprovisionamiento de la misma, han sido siempre un obstáculo para su desarrollo agrícola y ganadero. Pero en estos tiempos otras actividades, como el turismo, en primer lugar y la confección de dulces, con un fruto que allí se produce, la almendra, y un cierto desarrollo textil, dedicado a la confección de tejidos para la alta costura, son sus motores económicos.

El pueblo es un lugar encantador, todo limpio y cuidado, por el que paseamos con agrado.

                                                                                  
Las panorámicas, dondequiera que se dirige la vista, son espectaculares;
                                                 
                                                                                 
a destacar la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Socorro, inaugurada en 1.931, ya que el anterior edificio fue devorado por un incendio en 1.920. El templo de estilo ecléctico, con sabor canario, está perfectamente integrado en el paisaje del pueblo.

                                                                        
De allí seguimos hasta otra población de la zona: Artenara, el pueblo mas alto de la isla de Gran Canaria, colgado en una de las paredes de la Caldera de Tejeda, enclavado en el Parque Natural de Tamadaba, una zona poblada de pinares, uno de cuyos atractivos es la practica del senderismo.

Artenara, población de cerca de 1.300 habitantes, está situado en las cumbres occidentales de la isla, a 1.270 m de altitud, constituyendo una excelente plataforma para contemplar las espectaculares panorámicas de la Caldera de Tejeda, el Roque Nublo y  el Roque Bentayga.

                                                                      
Fue en 1.734, cuando se constituyo en municipio. Es de señalar que hasta los años 30 del s. XX, muy pocas casas se situaban alrededor de la iglesia, mientras que la mayor parte de la población vivía en cuevas, en las abruptas laderas.


  Hoy día aun quedan cuevas habitadas, que se muestran a los turistas.

Artenara, al contrario que Tejeda tiene una salida al mar, que no sé si le sera de ninguna utilidad, ya que es, en toda su longitud, el tremendo acantilado que une Agaete con la Aldea de San Nicolás.

Así Artenara es uno de los municipios con mas desnivel, entre los 1.773 m de su monte mas alto, el Pico de los Moriscos, hasta el nivel del mar.

Artenara forma parte del territorio del concejo de varios parques naturales protegidos: el Parque Rural del Roque Nublo, el Parque Natural de Tamadaba y el Paisaje protegido de las Cumbres, además de pertenecer, desde 2.005, a la Reserva Mundial de la Biosfera.

Su pequeño casco urbano es acogedor. En él se encuentran como edificios importantes el Ayuntamiento, y sobre todo la iglesia de San Matías, levantada a finales del s. XIX, con dos torres realizadas en piedra roja de Tamadaba. En el interior, de tres naves, se encuentran algunas obras de arte, como la imagen del patrón San Matías, de principios del s. XVIII y la de la Virgen del Rosario, que fue la primera patrona de Artenara.

                                                                            
Llama la atención una gran estatua del Sagrado Corazón, que preside el pueblo desde la Montaña de la Silla.

                                                                            
Desde el Mirador de la Silla, inaugurado en 1.962, se pueden admirar espectaculares paisajes, presas, pinares, acantilados y barrancos, mientras que del Mirador de la Atalaya se ven montes con pinares y al fondo el Teide, el majestuoso volcán de la isla de Tenerife, que se ve desde Artenara sin solución de continuidad, ya que no se divisa la costa.                

                                                                       
Me llamo la atención una placa colocada en uno de los antiguos edificios de la población, en honor de uno de los prohombres del pueblo, un comerciante que se estableció allí a principios del s. XX, cuando las comunicaciones con un lugar tan alto y escarpado como es Artenara, eran casi heroicas, y que trajo grandes mejoras, al llevar allí productos hasta entonces muy difíciles de conseguir, y fundar, también, una empresa de transportes. Por descuido, no saque foto de la placa, y no recuerdo el nombre de dicho empresario.

Desde allí nos dirigimos a lo que se podría llamar las "faldas" del Roque Nublo, mas propiamente del monte sobre el que se alza este gran roque, atravesando una carretera bordeada de pinos.

                                                                          
El  Roque Nublo, situado en el Parque Rural del Nublo, creado en 1.994,  es uno de los espacios naturales mas emblemáticos de la isla.

De origen volcánico, se eleva 80 m sobre su base y a 1.813 m sobre el nivel del mar, siendo uno de los mayores roques del mundo.

Llegamos a la base del gran roque, y aunque hacia algo de calor, nos unimos a cierta cantidad de gente que subía al roque, por un caminillo empinado y pedregoso, hasta llegar a la mismísima base del Nublo, cosa de poco rato, pues el camino, aunque empinado, es corto.

                                                                                 
 La panorámica allá arriba, es esplendida y bien vale la subida.

                                                                                    
Todavía tuvimos ánimo y fuerzas para seguir hasta otra altura emblemática, la mas alta de la isla, el Pico de las Nieves, de 1.949 m., en la misma zona de diferentes espacios protegidos. El camino hasta allí se halla poblado de pino canario, repoblado en los años 50 del s. XX, al que se añaden la retama amarilla y otras especies adaptadas a la altura, como el tomillo, la salvia y la magarza.

El Pico es un saliente rocoso e inaccesible que se puede contemplar desde un mirador habilitado para ese fin, ofreciendo espectaculares panorámicas.

                                                                    
El origen del nombre, Pico de las Nieves, se remonta al s. XVII, y le viene de la creación, por la Iglesia, de una serie de neveros o pozos excavados en la tierra, para almacenar la nieve caída durante el invierno, que era luego transportada, convertida en hielo, a la capital insular, Las Palmas de Gran Canaria, donde era consumida de diversas formas.

Uno de dichos pozos, el segundo en tamaño, el Pozo de las Nieves, está acondicionado para ser visitado

                                                                                     

                                                                              
Tras todas estas caminatas y espectaculares paisajes, regresamos al Parador a descansar, reservando la tarde para otra visita ineludible en Gran Canaria: Teror, que queda para otro capítulo.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Gran Canaria. 2º día. La Capital: Las Palmas de Gran Canaria


                                                                               
Después de desayunar en el comedor con la magnifica vista, los roques, los montes, el mar, el Teide lejano presidiendo la panorámica, regalándonos los ojos, salimos par emprender una visita a la capital de la isla: Las Palmas de Gran Canaria.

Debido a lo escarpado de la carretera que desciende hasta el mar, lo mejor es hacer un plan para todo el día, pues es trabajoso tanto bajar, como subir, desde o hasta la Cruz de Tejeda.

En lo alto de los montes el sol y la luz eran esplendidos, pero al llegar a Las Palmas el tiempo estaba cubierto; es el cielo conocido como "panza de burro", que abunda por esos pagos, son nubes bajas que dan al día un color gris, pero que no tienen que ver con la lluvia, ni con la excelente temperatura.

Sin mas problemas y atravesando los nudos de la carretera que unen las distintas poblaciones cercanas a la capital, llegamos a un aparcamiento en Vegueta, la zona histórica de la ciudad.

Las Palmas de Gran Canaria, capital de la isla y de la provincia oriental del archipiélago, es una grande y agradable ciudad de cerca de 400.000 habitantes, y de mas de 600.000, si se considera el Área Metropolitana integrada por los diferentes núcleos cercanos a ella.

Posee uno de los mejores climas del mundo, al cual contribuye su excelente ubicación geográfica, ya que la ciudad se extiende linealmente entre dos franjas costeras, un istmo, por un lado la Playa de las Alcaravaneras, y por el otro la Playa de las Canteras, con lo que recibe una doble brisa marina que contribuye a la refrigeración ambiental y a la limpieza del aire.

La ciudad fue fundada por el capitán Juan Rejón, conquistador de la Isla de Gran Canaria, el 24 de junio, día de San Juan Bautista, del año 1.478, en el barranco de Guiniguada, donde asentó el Real de Las Palmas, que hoy día es el barrio de Vegueta, iniciando así la conquista de la isla.

Cinco años mas tarde, concluida la conquista, se establecen en ella, varias importantes instituciones, entre las cuales, el Obispado de Canarias y la Real Audiencia, que contribuyeron al crecimiento e importancia de Las Palmas.

Durante el s. XVI se produjo un gran desarrollo debido, fundamentalmente, al comercio de la caña de azúcar, con Europa y América.

Tanto en este siglo como en los siguientes XVII y XVIII, la isla, como el resto del archipiélago,  sufrió los ataques de corsarios, piratas protegidos por la corona de sus respectivos países, flotas extranjeras y piratas, que pretendieron invadirla, contra los cuales se disponía de mucho valor, y unas cuantas fortificaciones como el Castillo de La Luz, en la península de La Isleta, el Torreón de San Pedro Mártir, conocido popularmente como el Castillo de San Cristóbal y el Castillo de la Mata. 

Estas defensas no hicieron desistir a los corsarios ingleses John Hawkins y Francis Drake de su designio de invadir Las Palmas, pero se vieron rechazados, y no pudieron saquearla.

 Tuvo mas éxito, en este proyecto, el almirante holandés Pieter Van Der Goes, que después de un asedio de dos días y tras duros combates, arraso la ciudad el 28 de junio de 1.599, destruyendo y saqueando todo lo que encontró, como la Catedral, las Casas Consistoriales, conventos, iglesias, palacios y casas, destruyendo o robando innumerables obras de arte, hasta que se tuvo que retirar de la ciudad, el 4 de julio, no sin antes incendiarla.

En el s. XIX, se produjo un gran desarrollo económico, con la instauración de los puertos francos, régimen fiscal especial, que favorecía el comercio del archipiélago, por lo cual varias compañías navieras extranjeras se instalaron en la isla.

Otro hito de la historia reciente fue la división del Archipiélago en dos provincias, que se produjo en 1.927. De la única provincia existente, Santa Cruz de Tenerife, se separo la nueva provincia de Las Palmas de Gran Canaria, que comprende, además de la isla de Gran Canaria, las de Lanzarote y Fuerteventura.

Bien, pues al llegar al casco histórico, dejamos el coche sin problemas en un aparcamiento enfrente del Mercado de Vegueta.

El barrio de Vegueta es el núcleo fundacional de la ciudad, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1.973. Fue allí donde en 1.478 , el capitán Juan Rejón, conquistador de la isla de Gran Canaria, estableció el Real de las Tres Palmas, en alusión a tres palmeras que se alzaban en el lugar.

El nombre de Vegueta viene de la vega que se extendía alrededor del Real, llamada Vegueta de Santa Ana, que desde entonces sería el centro de la vida política, religiosa y social de la isla.

Pues bien, empezamos nuestro paseo por el Mercado de Vegueta, que como he dicho, está enfrente del aparcamiento donde dejamos el coche.


Aunque la venta ambulante ya había intentado suprimirse, con la creación de un primer mercado en 1.787, no fue hasta 1.856 cuando se construyo el  edificio que hoy vemos, primer Mercado de Abastos del Archipiélago, financiado con las desamortizaciones o expropiaciones de propiedades, principalmente de la Iglesia, que se subastaron para obtener fondos, para este y otros proyectos públicos.

Con motivo del ciento cincuenta aniversario del Mercado de Vegueta, en 2.008, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, le concedió la Medalla de Oro.

El Mercado es mas bien pequeño, pero bien organizado, El orden y la limpieza reinan de manera absoluta, para una venta de calidad. Como nuestro interés era visual, no de compra, acabamos pronto con esta primera visita.

Luego recorrimos el barrio, empezando por su elemento mas destacado, la Catedral.

La Catedral se encuentra en la céntrica Plaza de Santa Ana, y es uno de los mas importantes monumentos históricos de arquitectura canaria.

                                                                 
Fue empezada a construir hacia 1.497 por orden de los Reyes Católicos, pero la falta de fondos hizo que se tuvieran que posponer los trabajos  hasta 1.570 .

Los largos años transcurridos para su edificación hacen, que como en otros  muchos templos, se combinen diferentes estilos, como el gótico tardío del interior, y el neoclásico de la fachada.

En el interior finos pilares sin capitel se alzan hasta la bóveda, donde se dividen en muchas delicadas  nervaduras.

                                                                                   
Se encuentran enterrados en ella ilustres hombres gran canarios, como Cairasco de Figueroa (1.535-1.610), elogiado como gran poeta por el mismo Cervantes, autor de un poema sobre antigüedades de la isla,  el historiador Viera, enterrado bajo el altar mayor y el político  Fernando León y Castillo, Marqués del Muni, que trabajo mucho, desde sus diferentes puestos diplomáticos y políticos, por la isla, y al cual se erigió un mausoleo dentro de la catedral.

Hay numerosas capillas, con muchas obras de arte tanto en pintura como en escultura, como varias obras escultóricas del importante artista gran canario, del s. XVIII, José Luján, como son el Cristo que preside la Sala Capitular y  la Virgen de los Dolores. Estas y otras obras del escultor pueden contemplarse en el Museo Diocesano de Arte Sacro instalado en una de las dependencias de la Catedral, que dan a un  pequeño, pero precioso patio canario, llamado Patio de los Naranjos, donde curiosamente no hay ninguno de estos arboles, sino que su nombre evoca el Patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla.

Este patio, antigua huerta, convertido en patio en el s. XVIII, tiene una típica balconada canaria y se comunica con la catedral a través de una puerta de estilo renacentista, la Puerta del Aire.


Recorrimos el museo después de la visita a la catedral.

El Museo Diocesano se inauguro en 1.984; tiene diversas salas entre las cuales la antigua Sala Capitular es la mas importante.



 La Sala tiene una estructura ovalada, y recibe la luz natural de una linterna central; las otras salas, Sala de la Seda, o del tesoro, donde se guardaba el Tesoro de la Catedral, la Antesala de la Sala Capitular, la Sala de la Contaduría,  etc, tienen interesantes pinturas y objetos sacros, que fuimos contemplando
                                                           

Acabada la visita a la Catedral y Museo, paseamos por la Plaza de Santa Ana que conforma con la catedral, las Casas Consistoriales y el Palacio del Obispo un entorno esplendido, como hay pocos de esas dimensiones en otras ciudades de España.

                                                                      
El  asentamiento de la Catedral y de la Plaza fue elegido, desde la época de la conquista, como el primer núcleo urbano, de lo que llegaría a ser capital de la isla.

La Plaza se encuentra custodiada por ocho perros, uno de los símbolos de la isla, modelados en hierro fundido por el escultor inglés Adrian Jones, ofrecen distintas posturas, unos sentados, otros echados, algunos con aves de caza entre las patas.

                                                                      

Detrás de la Catedral se halla la Plaza del Pilar Nuevo, una de las plazas mas autenticas del barrio de Vegueta con su pavimento empedrado, sus casas con balcones canarios y su fuente de piedra, que le ha dado el nombre, por el pilar de cantería que suministraba el agua a la población en el s. XVIII.

                                                                              
En esta plaza se encuentra uno de los edificios destacables de la ciudad: La Casa de Colón, un museo donde se puede seguir la historia de Canarias y su relación con América.

                                                                                                                               
La Casa de Colón fue inaugurada en 1.951; su conformación actual procede de la unión de varios edificios, entre los cuales la antigua Casa del Gobernador; en el interior hay acoplados otros elementos, como el patio del convento de Santo Domingo, destruido, en su mayor parte, por el ataque corsario del holandés Van Der Goes.

El viaje de Colón, que desemboco en el descubrimiento de América, se hizo tan solo nueve años después de la conquista de Gran Canaria; es de suponer que existirian muy pocas construciones, una de las cuales sería la Casa del Gobernador, así como también se supone que Colón paró en Gran Canaria para reparar la nave Pinta. No hay completa certeza histórica sobre estos hitos en el viaje hacia América, pero sin embargo hay un buen Museo en la Casa de Colón, una Biblioteca, y un Centro de Estudios especializados, así como actividades temporales: seminarios, cursos, etc

Pasear por Vegueta es adentrarse en los siglos pasados.

                                                                             
El barrio ofrece un excelente aspecto, con las casonas canarias, que exhiben su preciosas balconadas, en perfecto estado.


 Salimos finalmente del barrio, contemplando, al pasar, el Teatro Pérez-Galdós, ya en el barrio de Triana  con su imponente arquitectura clasicista . La construcción del teatro fue lenta, pero por fin pudo ser inaugurado en 1.890.

                                                                
Un desastroso incendio lo destruyo en 1.918. Se tardaron diez años en reconstruirlo, hasta que pudo inaugurarse de nuevo en 1.928, siendo el principal coliseo de la isla.

Recientemente, en 2.007 se procedió a una rehabilitación integral, que lo privaría de su categoría de Conjunto Histórico, concedida por el Gobierno de Canarias en 1.997.

Se puede preguntar uno, qué habrán hecho en esa rehabilitación, para que deje de ser un Conjunto Histórico.

El día iba transcurriendo, y nosotros empezábamos a cansarnos, ya que tuvimos que hacer, también unas cuantas compras, así que decidimos pasar el resto de la tarde en otro de los monumentos de Las Palmas, este natural, la Playa de las Canteras.

                                                                  
La Playa de las Canteras es un espacio privilegiado, utilizado tanto por los habitantes de la ciudad  como por los muchos extranjeros que viajan a la isla, por la benignidad de su clima durante todo el año, y las excelentes condiciones que le proporciona La Barra, roca arenisca, que discurre paralela a la playa, alcanzable facilmente a nado, que ofrece abrigo frente al oleaje norteño, ya que el mar en las islas es bastante movido.

El primitivo nombre fue Playa del Arrecife, debido a que la Barra emergía del agua como un arrecife. Este arrecife fue utilizado como cantera, para la construcción de numerosos edificios, como, entre otros, la Catedral de Las Palmas.

El nombre de Playa de las Canteras describe esta antigua actividad, ya abandonada.

La playa se extiende a lo largo del istmo de Guanarteme, desde la península de La Isleta hasta el resto de la isla de Gran Canaria, concluyendo poco antes del barranco de Tamaraceite; tres km de arena fina y dorada.

                                                                          
La zona comprende tres arcos naturales del litoral. El arco que corresponde con la conocida como Playa de las Canteras o Playa Grande tiene una longitud de mas 1.100 m

Antiguamente las dos playas, Las Canteras y Las Alcarvaneras tenían entre ellas un extenso campo dunar, del cual quedan solamente las playas.

                                                                              
A finales del s. XIX se procedió a la construcción del Puerto de Luz y a la incipiente urbanización de la zona, muy apreciada por los turistas ingleses, que acudían a la isla a pasar parte del invierno; de los catorce hoteles de la ciudad de entonces, nueve estaban cercanos a la Playa de Las Canteras.

En el año 1.936 se inició la construcción del Paseo Marítimo, que mantuvo su fisonomía inicial hasta que el Ayuntamiento afronto la renovación del Paseo en 1.991, en cuanto al pavimento, alumbrado etc. El Paseo actual va desde el barrio de La Puntilla, hasta El Confital, cerca de La Isleta. A lo largo del Paseo hay diversos monumentos e inmuebles, dignos de destacarse como el Juguete del Viento, móvil de hierro policromado, una de las ultimas obras del artista lanzaroteño Cesar Manrique, el Real Club Victoria, fundado en 1.910, edificio levantado en los años 30 y 40 del s. XX, que ha representado un destacado papel en la vida cultural y social de la ciudad, el Mercado del Puerto de La Luz, obra de la arquitectura del hierro en Gran Canria, la Clínica San José, edificio histórico construido en 1.900, además de numerosas esculturas que forman un pequeño museo al aire libre.

Bien, pues en este precioso entorno, y después de haber caminado un buen rato desde La Puntilla donde dejamos el coche, hasta la propia Playa de Las Canteras, pasamos allí el resto de la tarde. Se estaba de maravilla en una terraza tomando cervecitas, con alguna que otra tapa, disfrutando de la brisa marina y contemplando el bullicio tanto del paseo como de la playa, donde había numerosos ciudadanos tomando el sol e incluso bañándose.

                                                                        
Tras un par de horas de agradable descanso, emprendimos la subida hasta la Cruz de Tejeda, que dura mas o menos, una hora.

Allí elegimos el bar del Parador con magnificas vistas sobre "la tempestad petrificada" , montes, roques y barrancos con el Teide de fondo, que pudimos contemplar hasta que desapareció el ultimo rayo de sol, para tomar una frugal cena.