



Pero, al acabar el bosque de pinos, vimos este cartel, que nos invito a ir hacia uno de los lugares del sur de la isla preferidos por los herreños, para ir de excursión y bañarse en el precioso Mar de la Calmas, la Hoya de Tacoron.

Cuando llegamos a Tacoron el sol "pegaba" de lo lindo y efectivamente, no corría ni el mas leve soplo de brisa. Envidiamos a los bañistas, pues era lo que pedía el lugar y el sol, bañarse, pero... no lo habíamos previsto en nuestro quehacer turístico y nos tuvimos que conformar con sentarnos a la sombra de un chiringuito, allí instalado, que ofrece bebida y comida, mientras tomábamos agua fría.
Poco después la cala se fue llenando de excursionistas, que tienen habilitado también un lugar de sombra.
El paisaje es espectacular, como todos en El Hierro, con el brillante mar intensamente azul, en una recortada costa volcánica, y las grandes montañas de laderas rápidas, que acaban también en el lejano océano del oeste, por el otro.
Después de un rato dejamos Tacoron para seguir hasta La Restinga, punto mas al sur de la isla.

En estos momentos La Restinga está de plena actualidad por la erupción de un volcán submarino. Antes de comenzar la erupción, hubo numerosos temblores sísmicos, desde mediados del mes de julio, que no eran perceptibles mas que para los sismógrafos. De hecho, nosotros llegamos a finales de ese mes, sin que en ningún momento notáramos nada.
Pero el volcán "trabajaba" y después del aumento de la intensidad de los temblores, el 11 de octubre pasado comenzó una erupción, que no ha transformado el pueblo, ni la isla, pero que ha emitido gases, burbujeos, y lo que podríamos llamar basura de volcán, en el mar.


Cuando escribo estas lineas la erupción ha cesado, no se si definitivamente.
Nosotros pasamos un buen rato muy a gusto, en tiempo calmo, disfrutando del día y viendo como la gente se bañaba en la dársena del muelle, preparada para esta diversión.
Volvimos, luego, por la carretera de La Restinga a El Pinar, ocupada por una gran extensión de lavas, entre las que destacan las lavas cordadas.

Esta lava procede de coladas basálticas, como son las de esa zona. Se llaman cordadas o pahoehoe (del hawaiano, que quiere decir suave), por sus rugosidades que parecen cuerdas retorcidas, y a veces esculturas misteriosas. Se forman con el movimiento muy fluido de la lava, debida a su gran cantidad de gases, bajo una base que se va solidificando. La colada avanza como una serie de lóbulos y dedos, que rompen continuamente la superficie enfriada.
El territorio de las lavas cordadas se llama El Laijal Liso. Es un gran espectáculo; se podría estar horas mirando las distintas "esculturas".
Todo el paisaje del sur de la isla tiene numerosos conos volcánicos, además de las formaciones de lava pahoehoe.

Dejamos el coche a la entrada del sendero, para atravesar el bosque de pinos, todos sanos y enormes.


Esta fue nuestra última excursión. Llegaba la hora de regresar a casa.
Ya cerca del aeropuerto vimos la isla de Tenerife que se recortaba, tenue pero claramente, en el horizonte.

Había sido un viaje muy, muy bonito, para conocer esa isla desconocida hasta entonces.
¡Parece mentira que en una isla tan pequeñita quepa un aeropuerto! No puedo dejar de acordarme del comentario de D. sobre el aeropuerto de La Gomera: todo el mundo prefiere ir en barco.
ResponderEliminarEstas lavas cordadas me han catapultado directamente a la playa de El Médano, cuando jugaba a hacer montones de arena mojada.
Besitos
Las joyas, a veces, aunque pequeñas son mas valiosas.
ResponderEliminarNo se me habia ocurrido la semjanza entre las construcciones de arena y las lavas cordadas. Debe recordartelo por el color y quizas por el brillo. Estas son tanto mas duras...
Besos