Mostrando entradas con la etiqueta Ecuador. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ecuador. Mostrar todas las entradas

viernes, 6 de mayo de 2011

Ecuador. Capitulo XIV. Islas Galápagos. Tercer día

Cuando salimos a desayunar la garua continuaba cayendo de forma suave y silenciosa pero constante; solo al mediodía, cuando la fuerza del sol es mayor se toma un descanso.

Ya no íbamos a salir mas de la isla Santa Cruz. La verdad es que tiene muchas cosas que conocer, y a parte de ellas íbamos a visitarlas hoy.

Aquí haré un inciso para decir, creo que mas bien recordar, pues ya lo he comentado, que para estas lejanas islas y un conocimiento  mas exhaustivo de las mismas, lo que me parece mas adecuado es un crucero entre islas. Cada una de ellas tiene características distintas, galápagos y aves diferentes, por otro lado la residencia en el barco tiene ventajas de comodidad y no habrá garua ninguna. Si alguna vez volviera por allí... ya se lo que haría.

La isla Santa cruz, es la segunda en tamaño del archipiélago, en el cual ocupa una posición central.
Su nombre se debe a la Santa Cruz, donde Cristo fue crucificado. Sirvió de base a piratas y balleneros durante tres siglos.

Fue colonizada a finales de 1.920 por un grupo de noruegos, que provenían de una desafortunada tentativa de colonización de la isla Floreana, donde pensaban dedicarse a enlatar pescado, proyecto que no pudo realizarse. Los que quedaron cambiaron los peces por la agricultura, estableciéndose en las alturas de la isla.

Con un cielo grisáceo, como es el mas frecuente por esos parajes, pero no frío, comenzamos por bajar a Puerto Ayora, capital de la isla.

Puerto Ayora, es la ciudad mas poblada del Archipiélago, donde residen cerca de 15.000 personas. Es el mayor destino turístico, por su cercanía con el aeropuerto, situado en la casi adyacente pequeña isla Baltra, separada solamente por un estrecho canal de 150 m.

Su nombre, de reciente cuño, se debe a uno de los buenos, aunque cortos, en cuanto a duración de su mandato, presidentes de la República, de 1.929 a 1931.

El minibús nos dejo en lo que podríamos llamar plaza del pueblo, cerca del embarcadero, que ya conocíamos, de nuestro viaje a la isla Isabela.

Desde allí fuimos andando, unos 15 minutos, hasta la Estación Científica Charles Darwin.

Este importante centro fue fundado en 1.959, bajo el auspicio de la UNESCO y de la Unión Mundial para la Conservación, con el fin de preservar y cuidar las islas, impulsado por la Fundación Charles Darwin de Inglaterra, cuyo director era, entonces, el eminente biólogo Julien Huxley.

En efecto, se necesita mucha colaboración y mucho dinero para realizar esa conservación, ya sumamente amenazada por la historia pasada, corsarios, balleneros, colonos acompañados de los animales domésticos, y mas recientemente turismo en crecimiento, que ha hecho que el archipiélago pase a ser incluido por la UNESCO en la Reserva de la Biosfera en peligro.

La Estación Científica Charles Darwin, empezó a funcionar, después de su fundación y construcción, en 1.964. A ella acuden científicos de todo el mundo, para realizar investigaciones y contribuir a la conservación de la biodiversidad de las islas.

La estación, fundación sin animo de lucro, depende enteramente de las donaciones de personas, fundaciones, empresas y gobiernos del mundo

Entre científicos, educadores, estudiantes y voluntarios cerca de 200 personas trabajan en el Estación, en estrecha colaboración con el Parque Nacional de Galápagos, en cuya construcción, en 1.968, colaboro en gran medida, así como con el Centro de Crianza de Tortugas Gigantes de la isla Isabela, y también en la isla San Cristóbal.

Sus principal misión es la de realizar estudios científicos, y acciones necesarias para la protección del suelo, el mar, la conservación de la flora y la fauna de las Islas Galápagos, en todas sus formas.

También hace educación ambiental entre los habitantes de las islas.

Toda esta encomiable labor necesita de ingentes cantidades de dinero, y se encuentra bastante amenazada por, digamos, la fuerza de los hechos entre los cuales el aumento de población residente y el turismo, son dos de los mas candentes.

La estación presenta información sobre la geología, evolución, endemismo, especies introducidas y asentamientos humanos, aunque su actividad mas evidente es la cría de galápagos de las distintas subespecies, traídos de las islas donde originalmente vivían.

La visita empezó por una breve toma de contacto con un miembro del personal, que nos explico los fines y medios de la estación. El programa mas desarrollado es el de la cría de tortugas gigantes y sus distintas subespecies, como decimos, para repoblar con ellas las diferentes islas.

Los galapaguitos están en corrales rotulados con el nombre de la subespecie, y la isla de que proceden, y con la edad que tienen.

El recinto tiene una gran extensión, con espacios diferentes según las necesidades de su habitantes.

Está lleno de plantas autóctonas; otra de las actividades de la estación es el cultivo y la conservación de las especies endémicas de plantas; el programa regala a los residentes plantones para sus jardines.

Andando por el extenso jardín llegamos a la "residencia" de uno de los grandes atractivos de la estación "El Solitario Jorge". Se cree que esta tortuga gigante es la única superviviente de la subespecie Geochelone nigra abingdoni, una de las once subespecies de tortugas de las islas Galápagos.

Fue encontrado en la isla Pinta, en 1.971 por unos cazadores de cabras, que se dedicaban a eliminar estos animales introducidos, en otro tiempo, por el hombre y que han provocado la casi extinción de las tortugas gigantes en esta isla. Fue llamado así por el personaje creado por el actor americano George Gobel.

Trasladado a la Estación Científica Charles Darwin, para su cuidado, se ha intentado allí que se reproduzca, poniéndole dos compañeras de la subespecie originaria del volcán Wolf , con la esperanza de que se pudieran conservar sus genes.

Los primeros veinte años El Solitario Jorge rechazo, mostrándose agresivo con ellas, la presencia de las hembras. Posteriormente, en 2.008, su actitud cambio, se volvió mas, digamos, colaborador y se reprodujo, pero por desgracia ningún huevo de los puestos por la hembra fecundada, se mostró viable.

Se supone que el Solitario Jorge tiene unos ochenta años, goza de buena salud, y es posible, aunque difícil, que se encuentre alguna hembra de su especie en la misma isla Pinta, donde él fue encontrado.

En esta pequeña isla el programa de erradicación de cabras se ha completado y la vegetación esta volviendo a ser lo que era.

Otro galápago famoso es Super Diego, llamado así por haber sido repratriado del zoológico de la ciudad californiana de San Diego, en 1.977.

Super Diego corresponde a la especie Geochelone Hoodensis, de la isla Española; se cree que tiene mas de 130 años .

A su vuelta a las Islas Galápagos, Super Diego se integro en un grupo de dos tortugas machos y doce hembras, únicos supervivientes de su especie, logrando la conservación de su subespecie en peligro de extinción.

Su éxito reproductor ha sido tan grande que cuenta con 1.700 hijos.

Super Diego y su grupo, con sus numerosos descendientes, serán reinsertados en su isla de origen, a finales de 2.011.

Super Diego y el Solitario Jorge están en las antípodas, en cuanto a éxito reproductivo.

En otro recinto estaban las iguanas terrestres (Colonophus Subcristatus); este reptil endémico de las islas, vive en las zonas áridas del interior.

Su alimentación es exclusivamente vegetariana. Pueden pesar entre 7 a 12 k. y varían de las iguanas continentales en su color, que es mas vivo, con trazos amarillentos y anaranjados.

Por su aspecto parecen venir de un mundo perdido en que los reptiles dominaban los mares, los cielos y la tierra. Son verdaderamente atractivas, aunque inquietantes.

Había también bonitas largartijas de lava, que abundan en todos lados, son variedades endémicas de las islas.

Los otros animales que poblaban el jardín eran las aves, con los simpáticos pinzones de darwin y otros de tamaño pequeño.

Habíamos estado toda la mañana en la Estación oyendo información y viendo todos esos fantásticos animales y plantas.

Era hora de comer y para ello nos llevaron a la Escuela de Cocina de Puerto Ayora.

Allí un personal encantador y bien preparado nos sirvió un excelente comida

El resto de la tarde lo pasamos en el pueblo, caminando a lo largo de sus calles y muelles.

Vimos algunas aves acuática, como esta garza real

Tuvimos un disgusto al ver en una de las plataformas de madera donde se ponen los lobos marinos a descansar, a uno con un enorme herida en su cuerpo. Pensamos que podría haber sido una hélice de motora, pero luego supimos que se debía al ataque de un tiburón.

Algunos de nuestros compañeros fueron a avisar a las autoridades del puerto, pero solo fueron escuchados, para oír, a continuación, que los tiburones contribuyen a mantener el equilibrio ecológico, ya que los lobos marinos a su vez, atacan y comen atunes; que era, por tanto una cosa "natural" y que ellos no intervenían nunca... El pobre lobo marino se las tendría que apañar solo, supongo, para morir lentamente.

Después del paseo y siempre contemplado el puerto y el océano, nos tomamos un cafecito.

Volvimos a nuestro hotel en la cumbre de la isla aún con luz, y aprovechamos para pasear, pues la garua se había tomado un respiro, siempre por los senderos acotados.

Había una bonita vista, con las montañas de la isla recortandose en el horizonte.

martes, 26 de abril de 2011

Ecuador. Capítulo XIII. Islas Galápagos. Segundo día

Por la mañana de nuestro primer día completo en la isla Santa Cruz, en nuestro hotel de las alturas, el tiempo seguía nublado y la garua continuaba cayendo.

Salimos a las ocho, después del desayuno, para dirigirnos a Puerto Ayora y embarcar allí en un pequeño barco, para dieciseis personas, las que componían nuestro grupo, el guía B. y el capitán del catamaran.

Nuestro destino era la isla Isabela, la mayor de las Galápagos; era un viaje para conocer, un poco, la fauna y flora de la isla, además de sus paisajes.

Navegamos durante dos horas y media. En el transcurso del viaje, con bastante movimiento del barco, el delegado de la agencia, que vino con nosotros desde España, N., se mareo completamente, y varios pasajeros se sintieron incómodos por el mismo motivo. Por fortuna yo no mareo en barco.

Durante el viaje además de contemplar el océano, vimos varias pequeñas islas y algunos islotes, de formas curiosas.

En la isla Isabela hacia algo parecido al calor, que nos conforto.

Isabela es la isla mas grande del archipiélago; su nombre es un homenaje a la reina Isabel I de España, Isabel La Católica, que propicio y financio el viaje de Cristóbal Colon, en el cual descubrió el Nuevo Mundo.

Tiene una sugerente forma de caballito de mar, que le ha proporcionado la fusión de sus seis volcanes, cinco de ellos activos. En cada uno de ellos habita una de las subespecies de tortuga gigante, única en el mundo.

El volcan Wolf es el punto mas elevado de la isla con 1.707 m de altura Es un volcán activo.

El volcán Sierra Negra tiene un cráter de mas de 10.000 m de diámetro, el segundo mas grande del mundo.

Los nombres de los otros volcanes son Alcedo, Cerro Azul, Darwin, Ecuador .

La isla tiene una población de 2.200 habitantes, siendo su capital Puerto Villamil, situada al sur de la isla.

La entrada a la bahía de Puerto Villamil es algo difícil debido a la gran cantidad de rocas y grietas profundas, todo ello con un mar agitado.

Al sur, la isla tiene grandes extensiones de pasto, del cual se alimentan el ganado caballar y vacuno de la zona.

Al llegar a Puerto Villamil, desembarcamos.

Un precioso paisaje nos rodeaba.

Íbamos a tener ocasión de contemplar muchos de los animales que pueblan las islas, además de las tortugas gigantes.

Fuimos primeramente al Centro de Crianza de Tortugas Gigantes "Arnaldo Tupiza", que trabaja junto con la Estación Científica Charles Darwin, de la isla Santa Cruz, situado a 1,5 km del embarcadero, donde tuvimos la oportunidad de contemplar el éxito del programa de protección y crianza de galápagos.

En el centro están recogidos galápagos de los diferentes volcanes de la isla, subespecies con características diferentes, algunos en peligro de extinción.

Ha habido varias actuaciones importantes en la vía de conservación de las diferentes especies de galápagos, como p. e. el rescate de cuatro machos y dos hembras en 1.994, de Cerro Paloma, uno de los conos menores de la isla. Una de las hembras resulto no fertil; la segunda hembra, finalmente, anido en 1.998 y ahora se cuenta con nueve galapagitos de Cerro Paloma.

Las tortugas de otro de los conos, Cazuela, no están en tan grave peligro de extinción; en su lugar de origen existen individuos adultos y juveniles, pero se hallan en grave competencia por el alimento con los chivos, traídos por los colonos, y el pisoteo de los nidos por parte de los burros salvajes, de la misma procedencia.

La subespecie que habitaba cerca del volcan Cerro Azul, tortuga de caparazón aplastado, estimada en 70 individuos, está amenazada por la depredación de sus nidos, por hormigas del genero Solenopsis; ante el grave peligro de extinción que supuso la erupción del volcán de 1.998, fueron evacuadas, con la ayuda del Ejercito Ecuatoriano, y trasladadas al Centro de Crianza de Puerto Villamil, ascendiendo a 17 el numero de individuos actualmente.

El Centro de Crianza esta poblado con plantas nativas, como el manzanillo (Hippomane mancinella), la margarita de galapágos (Darwiniaothamnus spp), algarrobo (Prosopis juliaflora), chililica (Caesalpinia bonduc), y un largo etc.

Las tortugas son alimentadas tres veces por semana. El agua la toman de las pequeñas lagunas que hay por las instalaciones.

Las vimos caminado con su característica lentitud, alimentandose con gran dedicación y energía, en fin, a sus anchas en esos amplios corrales.

Se podían observar su diferencias morfológicas a simple vista.

También vimos algún otro animalito, como esta lagartija nativa.

Puerto Villamil fue fundado en 1.897 por Antonio Gil, intendente de Guayaquil, para explotar el ganado salvaje, y las tortugas.

En la empresa se extrajo el aceite de las tortugas sacrificandolas por miles, se cazaban tambien focas y lobos marinos para obtener sus pieles, ademas de emplear a muchos obreros, en la importante fabrica de curtidos, que fue el objetivo principal de la empresa de Gil, con las pieles que obtenidas del ganado vacuno de la zona.

Toda la familia de Antonio Gil se traslado a Isabela, donde mandaron, de forma absoluta, hasta 1.935. Su empresa decayó cuando las leyes de Ecuador se endurecieron respecto a las condiciones de trabajo de los obreros y la prohibición de captura de ganado cimarrón.

En los años 70 del siglo pasado llegaron a la isla mas colonos, que se instalaron en las partes altas de la isla. Poco a poco el trabajo agropecuario se fue abandonando para dedicarse a la pesca, que actualmente tiene la mayor productividad de la isla; sin embargo, el turismo y la artesanía, son actividades económicas en crecimiento.

Al salir del Centro de Crianza de Tortugas y siguiendo un paseo que se creo con la ayuda de E.E.U.U., en la zona suroeste de la ciudad, se llega a la zona de manglares y lagunas saladas, a donde nos llevo nuestro guía B.

El manglar, que abunda en las costas de las Islas Galápagos, es un ecosistema formado por arboles llamados mangles, nombre tomado del guaraní, que significa árbol retorcido, muy tolerantes a la sal; albergan una gran diversidad biológica, que comprende aves, aves migratorias, peces, crustáceos, moluscos, etc.

Los manglares son anfibios, es decir que viven semisumergidos en la zona intermareal, entre la pleamar y la bajamar. Los mangles de diversas especies están asociados con otras muchas plantas herbáceas y leñosas, que tiene en común la gran tolerancia a condiciones extremas de salinidad y bajas cantidades de oxigeno, en aguas y suelo.

Desempeñan una función clave en la protección de las costas contra la erosión eólica y del oleaje. Además están considerados como uno de los sistemas mas productivos del mundo, por la gran cantidad de especies que lo habitan y la mucha materia orgánica que generan, fundamental en la cadena alimentaria.

Actualmente están protegidos por la ley y es un delito talarlos, ya que ha desaparecido el 70% del manglar costero en el archipiélago, por la tala indiscriminada.

Pudimos verlos en una laguna. El paisaje era fantástico, con el volcán mas próximo, Sierra Negra. El manglar era esplendido y todo el conjunto tenia un aire exótico y misterioso.

Antes de volver al pueblo para comer, visitamos otra laguna poblada por flamencos, y otras aves.

Los flamencos están asentados allí, como por otras partes del continente sudamericano.

Hicimos la comida en un bonito hotel llamado Iguana Crossing, que tenia interés añadido, podíamos decir, al estar al lado del camino que las iguanas marinas, especie única en el mundo, transitan desde una laguna en la trasera del hotel, hasta una magnifica playa, situada delante del mismo, para alimentarse, pues los machos pueden estar sumerguidos, un buen rato.

Fue nuestro primer contacto con este lagarto, y se puede decir que me dejo fascinada.

La iguana marina (Amblyrhyncus cristatus), es una variedad endémica de Galápagos, que vive en las costas rocosas, alimentandose de algas marinas; puede permanecer dentro del mar buceando, hasta cuarenta y cinco minutos y con su hocico característico, buscar las algas escondidas entre las rocas.

La actividad diaria de las iguanas marinas esta determinada por la temperatura y la marea.

Al ser animales de sangre fría necesitan del calor del sol. Aprovechan el mediodía, cuando el sol calienta mas y la marea esta baja para alimentarse en la orilla de la playa; si son machos grandes se sumerjen en el mar, a cierta profundidad, para buscar mas alimento.

La iguana marina tiene grandes facultades para nadar, sus colas son aplanadas, nadan ondulando lateralmente sus cuerpos. Sus garras son largas y afiladas para agarrarse a las rocas.

Bien pues cuando llegamos al hotel, era la hora de actividad de las iguanas. Solas o en filas venían de la playa donde habían estado alimentandose. Se dejaban ver y observar sin ningún reparo.

En la comida tuve ocasión de probar el famoso cebiche de pescado. Este plato consistente en carne, o mas frecuentemente pescado o marisco marinado con diversos cítricos, al cual se añade cebolla, o algún otro condimento, forma parte de la cocina de los países de la costa sur del Pacifico, entre ellos Ecuador. Tengo que decir que no me gusto demasiado, mas bien nada.

Después de comer nos fue sugerido un baño en la magnifica playa de blancas arenas coralinas, que estaba frente al hotel. Varios compañeros de viaje se dieron un chapuzón. Mientras, nosotros paseamos a lo largo de la playa; las iguanas estaban tomando el sol encima de las rocas basálticas, confundiéndose con el color negro de las mismas.

Los pájaros nativos, pelicanos, fragatas, algunos cuyo nombre no sé, volaban por encima de las olas, buscando su alimento. Fue un precioso paseo.

Luego nos montamos en la camioneta que nos trasladaba en Puerto Villamil de un lado a otro; hay que decir que en este pueblo las calles no están asfaltadas, solo el paseo al que hice referencia antes, para volver al embarcadero. Íbamos a visitar otra parte de la isla, a la que nos trasladamos en lancha: Las Tintoreras.

Este islote está a unos 10 minutos en lancha desde Puerto Villamil. Tiene una pequeña bahía de aguas transparentes, color turquesa, donde se pueden apreciar lobos marinos, iguanas marinas, cangrejos rojos en gran cantidad, pingüinos, rayas...

Al llegar vimos un par de pingüinos, a una buena distancia

La bahía está comunicada a una grieta de aguas cristalinas y de poca profundidad donde se pueden ver las tintoreras, un tiburón de pequeño tamaño.

Para llegar a la grieta hay un sendero de lava Aa. Este tipo de lava escoriacea, lleva este nombre hawaiano, que significa pedregosa con lava aspera, y también fuego y quemar, nombres todos ellos descriptivos. Es difícil caminar por ella, por su superficie rugosa y fragmentada. Hay que pisar con cuidado pues una caída supondría algo mas que un rasguño.

Vimos a las tintoreras en gran número, que estaban descansando en el fondo, pues apenas se movían, ya que tiene hábitos nocturnos de alimentación.

Había grandes colonias de iguanas, tomando el sol y amontonadas unas encima de otras.

Esta especie estuvo en peligro de extinción, pero la política de protección en las islas ha tenido éxito, por la ausencia de depredadores de las iguanas, que anidan en este islote, y la población de iguanas se ha recuperado.

Por las rocas cercanas al mar, entre el oleaje y los vientos, caminaban con sus largas y ágiles patas los cangrejos endémicos del las Galápagos (Grapsus grapsus). Los que se ven son los adultos de color naranja brillante; cuando son jóvenes, su color es oscuro, para camuflarse de los depredadores.

En una de las playas, rodeada de manglar vimos algunos lobos marinos; también estaban tumbados en unas balsas de madera que había en algunas lanchas. Cerca, andaban una pareja de pingüinos, así como las iguanas y los cangrejos.

Por último otro de los espécimenes, este no nativo de las islas, el Homo sapiens, en su forma de buceador, se había trasladado en considerable número y continuaba haciéndolo en botes y lanchas, provisto de gafas, tubo de buceo y chaleco salvavidas, para observar el mundo submarino.

Después de esta intensa visita a algunas de las maravillas de la naturaleza, se acercaba el regreso a nuestra residencia en la isla de Santa Cruz. Nos esperaban otras cerca de tres horas de viaje en el catamaran. Varios de nuestros compañeros, con tendencia al mareo, se habían provisto de remedios para el mismo y no lo pasaron tan mal como a la ida.

El sol se ponía ya cuando salimos; pudimos ver sus cambiantes resplandores, mientras se iba recortando, cada vez mas pequeña la isla Isabela.

En la húmeda cumbre de la isla Santa Cruz, donde esta nuestro hotel, la garua continuaba cayendo...

sábado, 16 de abril de 2011

Ecuador. Capítulo XII. Las Islas Galápagos. Primer día

Había llegado el día de conocer este famoso archipiélago.

Bueno, eso es mucho decir, fueron mas bien unos cuantos lugares, en dos de las islas. Para hacerse una idea, vamos.

Llegamos temprano al aeropuerto de Guayaquil. Ah! qué distinto es del de Quito. La verdad es que en esta tierra llana, supongo que es mas fácil encontrar el terreno adecuado para esta construcción, que en la alta y montañosa capital de la República.

El de Guayaquil es un aeropuerto moderno, como podría haber en cualquier ciudad europea.

Así que montamos en un avión y después de casi dos horas, llegamos a nuestro destino.

Y es que el Archipiélago Colón, su nombre oficial, mas conocido como Islas Galápagos, está a casi 1.000 km del continente.

Desde el punto de vista geográfico, lo conforman trece islas grandes, seis pequeñas y mas de cuarenta islotes, todas ellas de origen volcánico.

Tienen un enorme valor como reservorio de especies vegetales y animales únicas en el mundo, tortugas gigantes, iguanas marinas y terrestres, gaviotas de lava, pingüinos o pájaro bobo de las Galápagos, pinzones de Darwin, piqueros de pata azul, leones marinos de las Galápagos, lobos peleteros de las Galápagos, entre otras muchas especies, han hecho que fueran, primeramente declaradas Parque Nacional en 1.959 y, posteriormente reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 1.979, y como Reserva de la Biosfera en 1.985.

Recientemente, en 2.007, la UNESCO las ha incluido en la Lista del Patrimonio de la Humanidad en peligro, debido a los daños ambientales causados por el ser humano, aunque parece que el gobierno de Ecuador trabaja, a través del Centro de Reciclaje de Residuos, la vigilancia de la entrada de especies vegetales y animales, que pueden contaminar, así como la incidencia del exceso de turistas, en la fragilidad del ecosistema del archipiélago, en que esta y preocupante última denominación de la UNESCO, sea retirada.

Hay que suponerle la buena voluntad al gobierno ecuatoriano, pero la tarea es complicada y encestaría de mucho, mucho dinero, que por el momento no parece que fluya.

Conozcamos un poco estas islas, antes de tomar tierra en una de ellas.

Las islas Galápagos fueron descubiertas en 1.534 por Fray Tomas de Berlanga, monje dominico y Obispo de Panamá.

El Obispo viajaba de Panamá a Perú, a lo largo de la costa del Pacifico, por encargo del rey de España Carlos I, para intervenir en las disputas territoriales entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro, cuando una calma chicha y las corrientes marinas, empujaron su embarcación mas al oeste, llegando inesperadamente a lo que bautizaria como Islas Galápagos, por la gran cantidad de tortugas gigantes que habitaban dichas islas.

Mas tarde los españoles llamaron a estas islas "Las Encantadas" porque aparecían y desaparecían de la vista, según el movimiento de la niebla que surgía del océano.

El descubrimiento y descripción de las islas fue comunicado por Fray Tomas, en una carta dirigida a Carlos I. En ella, el Obispo narra la llegada a las islas, comenzando así la historia de este archipiélago

"Una vez que el barco ancló, todos nosotros bajamos y a alguno de los tripulantes se les dio el trabajo de hacer un pozo y a otros se les envió a buscar agua dentro de la isla.

Del pozo salio agua mas salada que la del mar, dentro de la isla los hombres tampoco pudieron encontrar una sola gota de agua."

Esta descripción indica lo difícil que es encontrar agua en las Galápagos, y lo que llevo a Fray Tomas a calificarlas de "infierno".

Se esperaría que las islas, situadas en plena linea equinoccial fueran un exhuberante paraíso tropical, con abundante vegetación. Sin embargo no es así. La influencia de la corriente marina de Humbolt, de agua fría, que transcurre cerca de las islas Galápagos, produce inversiones térmicas que impiden la lluvia y generan zonas muy secas en los lugares mas cercanos a la corriente, como son las partes bajas del archipiélago.

La escasez de agua, por otro lado, es la que ha producido los ecosistemas únicos de las islas, así como la naturaleza y el comportamiento de sus especies; las tortugas gigantes pueden resistir la falta de agua durante un año; los pinzones de Darwin esperan las lluvias para procrear, los arboles de palo santo quedan sin hojas durante la estación seca, etc.

De todas las islas, es la de San Cristóbal donde hay agua disponible, un río visible. En la Isla Floreana también hay pequeños caudales de agua dulce.

Fueron los flamencos Mercator y Abraham Ortelius, geógrafo del rey Felipe II de España, los primeros que dibujaron mapas de las Islas Galápagos, en 1574. El cargo de Ortelius le permitió el acceso a los conocimientos acumulados por los exploradores españoles y portugueses.

Casi dos siglos después en 1.793, el ingles James Colnett, dibujo un mapa mas preciso de las islas y sugirió que podían ser usadas como base de los balleneros que cazaban en el Océano Pacifico.

Volviendo a la historia de las islas, durante los tres siglos siguientes se convirtieron en refugio de piratas corsarios ingleses, que las utilizaron como plataforma de asalto para los galeones españoles, que salían de las costas de América cargados de tesoros.

Los piratas les dieron nombres ingleses de los reyes que eran sus protectores, así como de aristócratas y militares ingleses, que también los ayudaban.

Tanto los piratas, como los siguientes visitantes de las islas, los balleneros y los cazadores de lobos marinos, sacrificaron a miles de tortugas, para obtener su aceite y tener un suministro constante de carne fresca, ya que las tortugas podían mantenerse a bordo de los barcos, vivas, sin comer hasta un año.

En 1.835 Ecuador anexiono las Islas Galápagos a su territorio.

En 1.892 el gobierno ecuatoriano bautizo cada una de las islas con los nombres en español, con las que se las conoce hoy en día.

Otro hito en la historia del archipiélago fue la visita que realizo en 1.835, el científico Charles Darwin; habiendo llegado a bordo del buque Beagle, permaneció cinco semanas tomando muestras de la flora y fauna de las islas, estudios y experimentos que le sirvieron como base de su fundamental y conocida obra "Teoría de la Evolución de las Especies".

El primer residente fue un irlandés, Patrick Whatkins, que se instalo en 1.807 en la Isla Floreana; se dedicaba a vender verduras a los balleneros a cambio de alcohol.

En 1832, el general ecuatoriano José Villamil fundo una colonia penal de prisioneros políticos y de delincuentes comunes, que, también, vendían carne (¿de tortuga gigante?) y verduras a los balleneros.

Por último existe una historia que roza los relatos de terror, que se refiere a la llegada en 1.929, a la Isla Floreana, del dr. Friedrich Ritter, médico dentista de Berlín, y de su amante Dora Strauch, decididos a instalarse en la isla, animados por el relato del escritor norteamericano W. Beebe "Galápagos, el fin del mundo", que describía el archipiélago como un paraíso terrenal.

A pesar de ser una pareja joven, ambos se hicieron extraer los dientes antes de su viaje a las islas, para no tener que sacárselos él mismo, en caso de problemas dentales, sustituyendolos por una dentadura de...¡acero!.

El segundo grupo en establecerse en Floreana, en 1.932, en busca, nuevamente, del edén, también influidos por la gran difusión del libro de Beebe y de los numerosos artículos dedicados a la aventura de Ritter y su compañera, fueron H. y Margret Wittner, que procedían de Colonia. Ella era la segunda esposa de Wittner, que venia acompañado de un hijo; por su parte Margret estaba en avanzado estado de gestación.

El grupo que llego pocos meses después, era un trio de amantes que escoltaban a una rica y supuesta aristócrata austriaca, que se hacia llamar Baronesa Von Wagner de Bosquet, y mas tarde la "Emperatriz de Floreana"; querían construir allí un hotel de lujo.

Con la llegada de la Baronesa, el lugar se convirtió en un pequeño infierno, debido a las intrigas entre los habitantes.

Uno de los amantes de la baronesa, de origen ecuatoriano, regreso pronto al continente.

En 1.934 la baronesa desapareció con otro de sus amantes, Philipson, sin dejar huella; sus cadáveres nunca se encontraron.

Lorenz, otro de los amantes, que quería regresar a Alemania, salio de la isla en el bote de un danés de la isla de Santa Cruz, que andaba por allí, y nunca llegaron a la isla de San Cristóbal, que era su primer destino; sus cadáveres se encontraron momificados por la sal, en la playa Marchena.

Pocos meses después el dr. Ritter murió envenenado, ¿crimen o accidente?.

Los Wittmer sospecharon que Lorenz había asesinado a la baronesa y a Philipson, y que Dora había matado a su compañero, que, a su vez, los había acusado de la muerte de la baronesa.

Dora Strauch marcho a E.E.U.U., para sacar provecho económico de la historia.

La isla fue visitada por varios periodistas durante los diez años siguientes, que pagaron por obtener relatos que fascinaron a los lectores norteamericanos y alemanes, y que financiaron el viaje a Alemania de M. Wittner en 1.935.

Margret Wittner, la fundadora de una familia, con sus dos hijos, Rolf y Floreanita, nacidos en Floreana, ocho nietos y quince bisnietos, vivió el resto de su vida en la isla, donde era propietaria y regentaba un pequeño hotel.

Escribió un libro basado en su vida, publicado en 1.961, Floreana, lista de Correos, que fue un best seller. Murió en 2.000, a la edad de 95 años.

En los años setenta del siglo pasado su hijo Rolf Wittner, dio un gran impulso al desarrollo turístico de las Islas Galápagos, fundando una linea de cruceros entre las islas.

Bien considerado, si se quiere conocer el archipiélago y sus posibilidades naturales, no cabe duda de que un crucero entre las islas es lo mas idóneo.

Después de este rápido paseo por la grande y la pequeña historia las Islas Galápagos, sigamos con nuestro viaje.

Durante el viaje en avión, tuve la suerte de ocupar el asiento de la ventanilla, por lo que pude observar la llegada a tierra.

Tomamos tierra en el aeropuerto Seymour, de la isla Baltra.

Baltra es pequeña, redonda y árida. De color negro, no se ven mas que algunos cactus aquí y allá.

A pesar de su proximidad con la isla de Santa Cruz, está fuera del Parque Nacional de Galápagos.

El aeropuerto fue construido durante la Segunda Guerra Mundial por la marina de E.E.U.U., como Base Militar desde la que patrullar el Canal de Panamá y fue entregada posteriormente a Ecuador, que sigue manteniendo en ella una Base Militar Ecuatoriana.

Los soldados de E.E.U.U., acantonados en Baltra durante los años cuarenta, acabaron con la población nativa de iguanas terrestres, que se dio por extinguida en 1.954. Por fortuna, un pequeño grupo de ellas había sido trasladado una década antes, a la vecina isla de Seymour, por lo cual se pudo volver a poblar Baltra de iguanas terrestres. Este trabajo es un buen ejemplo de la actividad del Centro Darwin de recuperación de la flora y fauna de Galápagos.

Bien, pues una vez desembarcados, pasamos por una sala donde había muchos turistas haciendo cola, para llegar hasta la sala vip, donde tuvimos que esperar largo rato, pero de forma mas agradable.

Nuestra residencia estaba en la isla Santa Cruz, separada de Baltra por un estrecho canal de 150 m.

Mientras íbamos en la lancha por este canal, veíamos algunos pelicanos posados en rocas o volando, y los arboles de palo santo, desprovistos totalmente de hojas en esa época del año, que ocupan, junto con los manglares la parte baja de la isla.

Del embarcadero en Puerto Ayora, capital de la isla Santa Cruz, salimos en un microbus para llegar al hotel Royal Palm, situado en la parte alta, a unos 600 m respecto al nivel del mar.

El hotel ocupa una gran extensión de 500 ha, llena de exuberante vegetación, entre las que destacan las miconias de color rojizo y gran cantidad de enormes helechos, ambas plantas nativas.

Nosotros ocupamos la parte del hotel formada por ocho apartamentos adosados; el resto de habitaciones o mejor decir suites, están dispersos por el área, en forma de cabañas aisladas.

Todas las instalaciones, gran comedor, sala con chimenea, piscina, pequeño casino, etc., son buenas y están integradas en el paisaje.

Nuestra habitación, decorada en estilo de inspiración china, disponía de gran espacio, magníficos muebles y hasta de yacuzi.

Ah! pero no todo era tan excelente. Lo que no sabíamos era que al estar el hotel en la parte alta de la isla, "disfruta" de un microclima de niebla y lluvia menuda, garua, permanente, casi todo el año, y por supuesto durante nuestra estancia. El mismo hotel proporciona un paraguas a la entrada de la habitación.

El frío y la humedad hacen que no apetezca pasear por el recinto, del cual, por cierto, no se puede mas que transitar por los caminos asfaltados, ya que resto es como un gigantesco queso de gruyere, lleno de hoyos invisibles, cubiertos de vegetación, en los que es fácil caer y romperse algún hueso.

Mientras, en la parte baja de la isla, luce un sol esplendoroso.

La humedad y los hongos son de tal magnitud que han deteriorado incluso el pavimento exterior adoquinado; da la impresión de que las fuerzas de la naturaleza están ganando la batalla territorial.

También está desvinculado de todo núcleo habitado y lejos del mar. Solo se puede salir del hotel en taxi, y volver de la misma manera.

Bien, pues decidimos poner al mal tiempo, buena cara y disposición, disfrutando de las bondades del hotel, y soslayando los inconvenientes.

Eramos los únicos huéspedes; me parecio por este y otros detalles que aquel complejo fue pensado como hotel de lujo de adinerados e incluso populares personajes, miembros de la realeza universal, politicos, empresarios, actores, etc. pero esa clientela, seguramente mucha de la cual invitada como promoción, no duro demasiado tiempo y ha desertado del lugar, en el cualya no atracan los grandes cruceros que lo frecuentaron cierto tiempo; una caida de interes lamentable pues ayudarías a la financiación y mantenimiento del ecosistema de las islas.

Por tanto, ocupábamos la gran mesa redonda del comedor, sobre la que había una especie de claraboya piramidal, ya que el hotel era todo para nosotros.

La comida fue excelente. Conocimos al chef, un joven quiteño, alto, grande y rubio, que nos contó que había hecho una estancia en España, con nuestro conocido cocinero Carlos Arguiñano.

Nos fue presentado nuestro guía local, B. muchacho instruido y agradable con pinta y vestimenta de explorador, que nos fue contando interesantes relatos tanto naturalistas, como históricos.

Con él fuimos a conocer a las criaturas que han dado nombre a las islas: las tortugas gigantes o galápagos.

Llegamos a la parte mas alta de la isla, donde vimos muchas tortugas, que compartían sus dominios con otras especies, como las vacas, animales no nativos de las islas, introducidos por los colonos.

Cierto es que había muchas mas tortugas que mamíferos.

También había gran cantidad de pinzones de Darwin, especie nativa de las Galápagos

La tortuga gigante o de Galápagos (Geochelone nigra), es endémica del archipiélago; es la especie de tortuga de mayores dimensiones, que puede llegar a a medir 2 m de largo y pesar hasta 300 k.

Son herbívoras, aunque ocasionalmente pueden comer carroña.

La población actual de tortugas es de unos 15.000 ejemplares, siendo las islas de Santa Cruz e Isabela donde se concentra el mayor numero.

Son animales extremadamente lentos. Algunos individuos son sedentarios mientras que a otros parece gustarles explorar nuevos territorios.

Todos tienen que refugiarse a ciertas horas debajo de algún árbol o arbusto, o bien sumergirse en alguna poza de agua lodosa, en la cual se liberan de los parásitos.

Pueden llegar a vivir mas de 150 años, y permanecer sin comer, ni beber durante un año, por lo que fueron llevadas en los barcos piratas y balleneros como suministro de carne fresca y utilizadas, también, para el apreciado aceite que se extrae de ellas.

Las características morfológicas del gran caparazón de las tortugas de Galápagos varían con el ambiente de cada isla, formando subespecies. Esta diversidad morfológica fue observada y reconocida por Charles Darwin cuando visito el archipiélago en 1.835, y le proporciono uno de los argumentos para sustentar su teoría de la evolución de las especies.

En la finca donde fuimos a observarlas no se mostraron tímidas, ni huidizas. Nosotros estábamos mas asombrados que ellas, que se dedicaban a su ocupaciones habituales, comer, andar lentamente de un lugar a otro, buscar un buen arbusto para retirarse a descansar etc. sin mostrar la menor preocupación por nuestra presencia.

Deben estar acostumbradas por la gran cantidad de "mirones " que las visitan.

La tarde iba transcurriendo, hay que tener en cuenta que en Galápagos, como en el resto de Ecuador se hace de noche a las seis, y todavía nos quedaban varios "descubrimientos".

Visitamos, a continuación, un espectacular túnel de lava

Estas inmensas galerías subterráneas de mas de 1 k de largo, resultaron de la solidificación del sustrato externo, mas frío, de una corriente de lava en fusión. En la parte interna la lava mas caliente siguió fluyendo, dejando la pared solidificada vacía.

Esto se explica por el tipo de erupción en estas islas, sin explosiones. La lava desborda el cráter y se desliza por la ladera del volcán, formando corrientes que recorren largas distancias y producen los túneles de lava.

Gran espectáculo observar estas formaciones, que dejan la oscuridad total solo con la luz de las linternas.

Seguimos la visita a la parte alta de la isla, donde vimos otra impresionante formación geológica llamada "Los Gemelos".

En medio de un bosque de scalesia, llamado así por la abundancia de la planta nativa Scalesia pedunculata, que es la mas característica del bosque autóctono de las alturas de la Isla Santa Cruz.

El fenómeno de el "Niño", de hace algunos años, destruyo gran cantidad de arboles grandes del entorno de Los Gemelos, por lo que los arboles que hay ahora son jóvenes.

Otra planta de este bosque, es el árbol del guayabillo, Pisidium galapageium, que tiene una corteza limpia y suave. Sus ramas se encuentran cubiertas por otra planta que confundimos con el musgo, por su parecido; se trata de una hepática, color café, de nombre Bryopteris liebmanniana.

El lugar tiene algo de bosque encantado.

Y allí, para reforzar la impresión estaban Los Gemelos, dos gigantescos hoyos situados simetricamente.

Geologicamente Los Gemelos son considerados como hoyos cratéricos; su formación no es debida directamente a actividades volcánicas. Se crearon como resultado del hundimiento de materiales superficiales dentro de fisuras o cámaras subterráneas.

La niebla propia de las alturas de la isla Santa Cruz se deslizaba por sus murallones, dándoles un aspecto aun mas fantasmagorico.

Aprovechamos los restos de luz que restaban para contemplarlos, con asombro.

Nuestro primer día en "Las Encantadas", se estaba acabando.

Volvimos al hotel, envuelto en la garua.

Tuvimos una buena cena y un buen descanso.

Al día siguiente nos esperaban nuevos "decubrimientos"

miércoles, 6 de abril de 2011

Ecuador.Capitulo XI. Biblián, Ingapirca. Guayaquil


Nos trasladamos de Cuenca a Guayaquil, de las grandes montañas a la costa, por decirlo de otra manera.

Día muy variado e interesante, en el que hicimos los 300 km recorriendo otro gran tramo de la carretera Panamericana, de nuevo.

Nuestra primera parada fue en un pueblo andino llamado Biblián, de unos 12.000 habitantes, que tiene una preciosa iglesia dedicada a Nuestra Señora del Rocío, construida en una empinada colina, de nombre Zhalao, que llama la atención tanto por su emplazamiento, como por su belleza.

El Santuario mariano, producto de la ola de afirmación católica que recorrió el mundo en el último cuarto del s. XIX, fue construido y sufragado por los habitantes del pueblo, entre 1.884 y 1.912.

La primera idea de construir un lugar de peregrinación fue del párroco del lugar D. Diego Muñoz Serrano, que dejo sentadas las bases al trasladar, durante una época de penuria y hambre, provocada por las heladas y las sequías, una diminuta imagen de la Virgen, que poseía desde sus años de seminarista, a una pequeña gruta de la colina de Zhalao, donde posteriormente se hizo una construcción provisional de madera, precursora de la gran iglesia, en la que se ha empleado la piedra tallada, que trepa por la colina.

Desaparecido D. Diego, fue nombrado párroco de Biblián, que entonces pertenecía al cantón de Azogues, don José Benigno Iglesias, clérigo de gran empuje, que se implico aun mas en la obra, y la vio terminada.

La iglesia de estilo ecléctico, que incluye el neo románico, el neo gótico, incluso el neo bizantino, como muchas de las iglesias, santuarios o basílicas que se edificaron en esos años, está dedicada a la Virgen del Rocío, se ve desde gran distancia, y resulta un monumento impresionante, e inesperado.

Desde entonces es lugar de peregrinación, no solo de toda la comarca de Cañar, sino de gentes de todo el país.

Para llegar hasta la última terraza hay que subir muchos escalones. Se van encontrando, además de un cementerio en forma de nichos, las catorce estaciones de un Vía Crucis.

La iglesia está rematada por una torre de color azul, a modo de corona.

Desde la terraza superior se tiene una magnifica vista de Biblián, ademas de los grandiosos montes de los Andes.

La imagen de la Virgen que llevo hasta allí el párroco Diego Muñoz, esta instalada detrás del altar.

Seguimos nuestro camino mientras el guía nos entretenia con un descarnado relato sobre la emigración de Ecuador y particularmente de la provincia de Cañar, donde nos encontrabamos.

Esta provincia, y la cercana de Azuay, son las que tienen mas emigrantes fuera del país, habiendose trasladado comunidades enteras, por ejemplo, a la ciudad de Nueva York..

Ecuador depende mucho de los fondos que los emigrantes envían, cercanos al 10% del PIB.

Miles de ecuatorianos de los que estan fuera, construyen, en pueblos de esas provincias, casas, pensando en volver. Pero al cabo de unos cuantos años y por circunstancias facilmente comprensibles, deciden no volver.

La casa de sus sueños queda deshabitada, pasando a formar parte de un ejercito de casas fantasmales vacías, que se van deteriorando, y volviéndose corrales de cerdos y gallinas, sin posibilidades de venta, ni ocupación alguna.

Este ejercito de casas, algunas urbanas, formando calles de edificios pretenciosos y a veces mastodonticos, también se levantan como heridas abiertas, en el paisaje andino.

Aquí y allá se ven casas solitarias donde no hay vecinos, ni nada que se pueda parecer a las ciudades y calles de los países donde viven los emigrantes, E.E.U.U. y España principalmente.

Solo han servido para satisfacer un sueño, que hace tiempo se ha esfumado.

A la salida del pueblo, en un mesón de la carretera vimos lo que para nosotros fue un espectáculo. Estaban preparando la comida y la cocina estaba al aire libre. Un mozo provisto de un soplete se dedicaba a "dorar" la piel de un cerdo entero que tenia delante de él. Luego, según los parroquianos solicitaban, con un afilado cuchillo cortaba trozos de la piel, que se servía a los comensales.

Estuvimos un rato mirando el curioso proceso.

En los fogones vimos muchas especialidades de la comida ecuatoriana, ademas del chancho al soplete, mote, que es maíz un poco inflado y cocido, puré de patata con achiote (un codimento, que le da un color rojizo al alimento al que se aplica), para hacer los llampingachos, una especie de bolas de patata aplanadas que se sirven con huevos fritos y chorizo, fritada y otras comidas que no identifique.

Después de este curioso y genuino espectáculo , seguimos nuestro viaje.

Fuimos durante un largo rato atravesando la región de Cañar, llamada así pues fue el solar de la etnia cañari, que habitada allí antes de la invasión inca.

Los incas que conquistaron a sangre y fuego gran parte de lo que hoy es Ecuador, ya que llegaron hasta Quito, fueron despiadados con los habitantes del territorio de manera que, a parte de algunos toponímicos, y dado que ni los cañaris, ni los incas conocían la escritura, poco se sabe de ellos.

Es una gran zona rural andina. A esa altura los eucaliptos escasean y los que hay están poco desarrollados, se conoce que estas grandes alturas no les sientan. Hay mucho prado donde pastan vacas, creo que de origen suizo, de las blancas y negras, que, en cambio, se han adaptado muy bien a esas alturas, similares a las de los Alpes. De hecho en Ecuador se elaboran muy ricos quesos, de tipo poco curado.

Vimos también algún pastorcillo, ejerciendo su oficio. Estanques de uso agrario, como grandes charcas, bellas montañas, prados andinos ondulados y mas ondulados, y muchas casas aisladas e inhabitadas, de las que he hablado, incogruentes con el paisaje.

Es una región fría. La media anual es de menos de 15ºC. El viento se pasea a gusto.

Llegamos, finalmente a nuestro objetivo: la fortaleza de Ingapirca, que quiere decir "Muro del Inca".

Situada a 3.160 m sobre el nivel del mar, Ingapirca es la construcción arquelógica mas importante de Ecuador.

Poco se sabe de sus funciones, aunque se le supone un destino militar de vigilancia de la zona, y también se cree que podría ser un observatorio del sol y la luna.

En lo que están de acuerdo los historiadores y los arqueólogos es que fue mandado construir por el Inca Huayna Capac, a juzgar por lo que dejo escrito Fray Gaspar de Gallegos, párroco de San Francisco de Peleusi de Azogue, en 1.582:

...allí dicen que en tiempo del inca Guaynacaba (Huayna Capac) había grandes poblaciones de indios y que allí era la principal cabeza de estos cañares; y así parece, porque en el día de hoy hay grandes y muy suntuosos edificios, y entre ellos una torre muy fuerte...

Aunque este interesante complejo, ha tenido épocas, digamos, oscuras, por su total abandono, en la actualidad está restaurado y luce en todo su esplendor, rememorando la gran fortaleza, y probablemente templo, inca.

Se eleva en el espacio comprendido entre tres ríos de pobre caudal, que se juntan en uno mas abajo.

Tiene forma elíptica; está construido con grandes piedras labradas en paralelepipedos con un ensamble perfecto, de manera que en sus uniones no es posible introducir la hoja de una navaja, llegando a una altura entre 3,15 a 4,5 metros.

Es un lugar, además de mítico, muy bonito, con el verde de los campos, donde pastan, sin ninguna traba, unas cuantas llamas,

los grandes montes, el color de la piedra dorada, los senderos que llevan a uno y otro punto del complejo.

Hay piedras de utilidad desconocida, y otras que formaron parte de las edificaciones.

Me resulto muy interesante y evocador del pasado indígena.

Están señalados distintos lugares, con sus supuestas funciones y utilización.

Esta parte es la que supone pudo ser templo, con aberturas trapezoidales para las puertas, de clara factura inca.

hay señaladas las podían haber sido las dependencias de la fortaleza y/o templo:

Templo del Sol
Plaza ceremonial
Aposentos externos
Aposentos internos
Bodega
Talleres
Baños rituales y escaleras
Calle empedrada

Pasamos un par de horas muy interesantes observando todas las conservadas y restauradas ruinas de Ingapirca.

Cerca del complejo arqueológico hay un pueblo que se ha desarrollado "al calor" de las visitas turísticas.

Hicimos la comida en una posada cercana, bien puesta y acondicionada con una gran chimenea encendida, ya que por esas alturas hace frío.

Todavía nos quedaba un buen trecho de camino hasta Guayaquil; el guía lo llamo viaje por "la Niebla".

En esta zona andina, la Codillera Occidental, impide el paso de los vientos cálidos y húmedos del Océano Pacifico hacia el interior, depositando una espesa niebla en las altas montañas.

Es verdaderamente impresionante la amplitud de la zona de nieblas por la que atravesamos, apenas se veían los bordes de la selva.

Por otro lado la carretera no merecía ese nombre, pues apenas le quedaba recubrimiento del que conocemos en nuestras carreteras; era mas bien una pista, que soltaba, al pasar nuestro vehículo y los demás, por suerte no muchos, camiones, sobre todo y algún coche, un polvo blanquecino que había cubierto las hojas de los arboles y las plantas mas cercanas a la carretera, dándoles un aire de decorado desecho.

Por toda esa zonas íbamos viendo pequeños pueblos. Debe ser un territorio insano, con esa humedad perpetua, pero la gente parecía animada como en todas partes; unos asistían a un encuentro local de fútbol, otros estaban reunidos por fuera de la vivienda donde habían comido, ya que era domingo y todo el mundo descansaba...

Tuvimos que atravesar otros muchos pueblos, donde se veía el mismo fenómeno de construcción que en Cañar, mas parecido al de Biblián que al del campo, pues aquí eran pueblos de apariencia mas o menos urbana.

Además de las casas incongruentes, o dejadas sin acabar como esqueletos, había variados mercados de frutas al aire libre y también negocios de todas clases; todo ello un tanto desaliñado y caótico.

Por fin llegamos a la gran llanura costera donde se encuentra Guayaquil.

Hay en ella grandes plantaciones de plataneras, y cacao, ya que Ecuador es el mayor exportador del primer fruto y uno de los mayores del segundo.

A la altura, mas o menos del nivel del mar, el paisaje y la temperatura cambian, todo es llano y el clima es mas templado y agradable.

Llegamos a Guayaquil casi de noche. Hablare mas extensamente de esta ciudad en un próximo capítulo.

Ahora solo decir que tomamos posesión de nuestra habitación en el Hotel Oro Verde, de la misma cadena que el que habíamos tenido en Cuenca, solo que esta vez si era un hotel muy bueno, con excelente habitación, y agradables salones.

Para estirar las piernas, que habían sufrido otro día de traslado, bien encogiditas en el bus, salimos a dar un paseo hasta la zona mas atractiva de Guayaquil, pues desde el hotel, en linea recta se llega hasta el Malecón, esplendido paseo a orillas del río.

Los ecuatorianos son un pueblo de lo mas animado, las calles estaban llenas de gente, que paseaba, comía en alguno de los muchos bares o restaurantes, o iban de un lado a otro con semblante contento; se siente uno como en casa.

Nos retiramos después del paseo a descansar.

Al día siguiente nos esperaban las Islas Galápagos.