miércoles, 3 de marzo de 2010

Brioche relleno

La pasta de brioche, probablemente de origen en Normandía (Francia), es muy sabrosa y se puede rellenar tanto de dulce como de salado.

Aquí presentare una variedad para tomar como primer plato. También puede servir como cena, acompañada de una ensalada.

Ingredientes para 6 personas:

Para la pasta:
  • 50 g de harina
  • 7 g. de levadura de panadero
  • 5 g. de sal
  • 5 g. de azúcar
  • 2 huevos
  • 100 g. de mantequilla blanda
  • 4 cucharadas soperas de leche
Preparación de la pasta:

Diluir la levadura en la leche tibia, que no pase de 30º C

Tamizar la harina en la mesa

Añadir la sal y el azúcar

Formar un pozo

Batir los huevos


Echarlos en el pozo

Añadir la levadura diluida en la leche tibia

Incorporar la harina poco a poco con los dedos

Formar una bola

Amasarla durante 10 minutos.

Ponerla a subir en un sitio cálido, en una ensaladera cubierta con un paño; la temperatura es importante pues si no no sube la masa.


Cuando la pasta tiene el doble de volumen del principio

Ponerla encima de la mesa

Dividirla en tres partes

Incorporar la mantequilla a la primera parte

Amasarla hasta que la haya absorbido toda

Añadir entonces la segunda parte amasando bien

Añadir la tercera parte

Poner a subir de nuevo dejándolo unas dos horas

Mientras preparar el relleno

Para el relleno
  • 600 g de patatas
  • 150 g. de tocino blanco
  • 2 o 3 dientes de ajo, según gusto
  • 1 o 2 ramitas de perejil, según gusto
  • sal
  • pimienta
Elaboración

Pelar las patatas, cortarlas en rodajas finas

Pelar y picar fino los ajos

Picar el tocino en cuadritos pequeños

Picar fino el perejil

Salpimentar al gusto

Untar con mantequilla y espolvorear con harina un molde desmontable de 23 cm de diámetro.

Dividir la masa subida en dos partes

Estirar una de ellas y forrar el molde

Disponer encima una capa de patatas

Espolvorear con el ajo, el perejil y el tocino picados

Volver a empezar con el resto de las patatas y demás

Estirar la otra parte de la masa y cubrir

Tapar con un paño de cocina y dejar subir otra media hora

Precalentar el horno a 180ºC durante 5 minutos

Poner la tarta en el horno media hora, con el aire dado

Al sacarlo del horno desmoldar en una rejilla, dejar reposar y servir

Espero que haya quedado bien explicado, por si os animais a harcerlo; si quereis alguna indicación mas, estare encantada de aclararlo, si puedo.

Hasta la próxima entrada.

martes, 23 de febrero de 2010

Intermedio

He visto que la cocina y las recetas de cada cual interesan mucho a los internautas; a mi también.

Hago largos recorridos por toda clase de delicias, hasta que me siento virtualmente ahita.

Así que he pensado en, entre viaje y viaje, poner unas cuantas recetas, ilustradas con fotos, después de su confección, de las que me han servido para alimentar a mi familia a lo largo de los años.

Están sacadas de aquí y de allí. Libros de cocina, revistas, un extenso curso de cocina que hice hace años con una extraordinaria cocinera francesa, recetas de amistades que me las han cedido y enseñado, recetas de mi madre, etc...

No siempre las recetas están bien explicadas en los libros y demas.

Quizás fueron elaboradas en el pasado con fogones distintos de los que usamos ahora.

Quizás los alimentos estaban menos cuidados y estandarizados en estos tiempos.

Quizás no fueron revisadas convenientemente, y los errores se deslizaron en ellas.

El hecho de haber cocinado durante años, es decir, la experiencia, sirve para subsanar esos errores.

En fin, trataré de que no suceda nada de esto y de que las recetas estén bien explicadas y la elaboración no se separe en nada de ellas.

Nos vemos... en la cocina

miércoles, 17 de febrero de 2010

Capítulo XII Último día de navegación

Habíamos llegado a nuestro último día de crucero. Después de embarcar en Boston teníamos dos noches y un día, un largo camino marino, para llegar a nuestro punto de desembarque en New Jersey. Parecía largo, y lo fue.

Después del desayuno hice una hora de paseo. El día no era esplendido, pero se podía caminar sin mojarse y sin ser arrastrado por el viento.

Otro rato transcurrió en la red, mientras C. estaba en la "biblioteca", pequeña salita adecuada para ese fin, leyendo no un libro de la misma, sino uno suyo.

Me temo que dicha biblioteca estaba surtida con los pocos volúmenes que los pasajeros van dejando al azar; o los olvidan, o quieren desprenderse de ellos.

No hay revistas de actualidad económica o social, o de cualquier otro tema; en resumen allí no hay nada interesante.

También, este día, había los consabidos entretenimientos, pero hace mucho que no tengo edad de guardería, y tampoco me servían.

A la hora de la comida

vimos que un cocinero, con mucho arte, hacia figuras tallando melones y otras frutas; había gran expectación contemplando sus habilidades; mientras comíamos acabo de hacer todas las figuras y yo pude hacer unas cuantas fotos de su obra, ya sin cola.

Uno de los atractivos del día, antes de cenar era una copa que ofrecía a nuestro grupo la agencia que había organizado el viaje.

En primer lugar, nuestro "embajador internacional", el morenito colombiano que ya nos había recibido el primer día, nos dirigió un saludo de despedida, y nos anunció, con gran entusiasmo que la compañía de nuestro crucero iba a poner en el mar, próximamente, un buque de ensueño, en el que cabrían mas de 5.000 pasajeros.

Un angel (helado) paso por encima de nuestras cabezas.

Creo que el sentir general era que ir con mas de 3.000 personas en la "pajarera dorada" era ya suficienteeeee...

Tuvimos una sorpresa interesante pues antes de la copa, se nos ofreció un concierto de guitarra a cargo de uno de nuestros compañeros, M.

Este maestro, de nacionalidad mejicana era un hombre agradable, de maneras muy educadas, que resulto un gran concertista, acostumbrado a giras mundiales.

Su guitarra, según me contó, la había mandado hacer en España, en Granada, donde son especialistas en ese arte.

Interpreto con mucho gusto, varias piezas clásicas.

En la cena el cocinero se esforzó, y esfuerzo había que hacer para dar de comer a tanta gente al mismo tiempo, y que saliera bien. El menú fue bueno. Tuvimos ocasión de tomar otra vez langosta, abundante en esos mares que habíamos recorrido.

Cenamos y charlamos por última vez con los compañeros que el azar nos había asignado durante los diez días de crucero.

Nos despedimos de los camareros que nos habían atendido durante las cenas: el principal R., rumano, y su ayudante O., panameña, los dos muy eficaces.

Despues de la cena nos fue anunciado un desfile temático; se había escogido como motivo decorativo los mares del Sur. La Promenade estaba adornada con articulos étnicos.

Los chicos que habíamos visto, días antes, patinando diestramente, se habían disfrazado de hawaianos y tahitianos, como si del carnaval se tratase y al son de una música a todo decibelio marcharon por el paseo central; hubo, incluso humo, pero no se atrevieron con fuego artificiales.

Teníamos que volver al camarote, ya que esa noche, con hora fijada a las 10 p.m. recogerían las maletas.

Al día siguiente estaba amaneciendo cuando llegamos al muelle, ya conocido.

Largas filas de futuros pasajeros llenaban el hangar de los controles, para hacer el "maravilloso viaje exclusivo".

Se veía entre la bruma de esa hora el "skyline" de los rascacielos de Nueva York, el puente Verrazzano, el puente de Bbrooklyn en la lejanía y más cerca la estatua de la Libertad.

Nosotros tambien eramos libres y estabamos en tierra firme.

Con el deseo de haberos entretenido algun ratito, os saludo y digo adios... hasta el próximo viaje.