jueves, 22 de febrero de 2018

Sopa de pollo mejicana

                                                                                                                                                 
     
Sopa tan rica como sencilla. Reconforta en estos días de frío.

Ingredientes

                                                           
                       
1 pechuga de pollo
1l de caldo de pollo
1 cebolla
Sal
Pimienta
1 cucharada de aceite de oliva
3 o 4 cucharadas de concentrado de tomate
2 o 3 cucharadas de nata
4 o 5 cucharadas de reques´n
1 aguacate
2 cucharadas soperas de perejil


Elaboración


Cocer la pechuga de pollo en un litro de agua con la cebolla partida en rodajas durante 15 minutos.
                                                                           
                                                       

Cortar la pechuga en lonchitas.

Incorporar el tomate concentrado, el aceite de oliva, sal y pimienta al gusto y cocer a fuego lento 5 minutos.
                                                                             

Añadir la nata y el pollo cortado.
                                                       

Adornar con el requesón, el aguacate cortado en dados y el perejil cortado finamente.

Servir inmediatamente.

jueves, 15 de febrero de 2018

El gallo de oro en el Teatro real de Madrid


La segunda ópera que pude ver, esta temporada, en el Teatro Real, esta vez acompañada por mi marido, fue El gallo de oro, representada por primera vez en este teatro, en España.

El gallo de oro es una opera en tres actos del compositor ruso Nikolai Rimski-Korsakov,  con libreto de Vladimir Belski, (1.866-1.946), poeta y libretista de ópera, que tras la Revolución bolchevique emigro a Yugoslavia y Alemania, basado en un cuento en verso de Alexksandr Pushkin,(1.799-1.837), estrenada en el Teatro Solodovnikov de Moscu el 24 de septiembre de 1.909.
                                                                           

Última ópera compuesta por Korsakov, de las quince que forman su producción operística y primera en ser representada en el mundo occidental.

Nikolai Rimski-Korsakov es conocido entre nosotros, sobre todo, por algunas obras sinfónicas como Capricho español, Sheherezade, o la Obertura de La Gran Pascua rusa, pero sin embargo en su país fue una figura de primera importancia como impulsor de la creación de un repertorio operístico autóctono ruso. Maestro de importantes músicos rusos, entre los cuales destaca Stravinsky, que además de discípulo fue su yerno, ya que se caso con una de sus hijas.

Rimski-Korsakov, compositor, director de orquesta y pedagogo musical fue hijo de una familia de terratenientes, y fruto del segundo matrimonio de su padre; nació, en 1.844 en Tijvin, 140 km al norte de San Petersburgo, cuando su hermano mayor tenia 22 años.

 Sus padres tenían cierta formación, aunque poca, musical, que los llevaron a proporcionarle educación musical desde los seis años; aunque empezada con cierta indiferencia por su parte, dio lugar a que su profesor de música notara su importante talento musical y recomendara un nuevo profesor, mientras su amor por la música, con las frecuentes visitas a la ópera y a conciertos, crecía en él.

La admiración que tenia por su hermano mayor, que llego a ser almirante de la Armada Imperial Rusa, le hizo empezar una formación militar en la escuela naval de San Petersburgo a la edad de 12 años, con la que llego a ser oficial de la armada.

En San Petersburgo, cuando tenía 18 años y gracias a su profesor de música, Canille, y a pesar de su juventud entro en contacto, con destacados músicos, con los que se integro en el "Grupo de los cinco",  en el cual estaban M. Mussorsky, A. Borodin, C. Cui, M. Balakirev. reunidos para crear una música culta, con base en la cultura popular rusa

Mientras navegaba como guardamarina de la armada, durante cerca de tres años, en el buque insignia Almaz, al finalizar su formación militar, fue componiendo los tres movimientos de su Primera Sinfonía.

Al volver a San Petersburgo abandono la carrera militar, para dedicarse por completo a la música.

Una vez obtenida una cátedra en el Conservatorio y estabilizada, por tanto, su situación económica se caso con Nadezhda Purgold, a la que conocía, a través de las reuniones, en la residencia de la familia Purgold, del Grupo de los cinco. Ella era una mujer bella, inteligente y musicóloga, que lo ayudo e influyo en su producción musical.
                                                         
                                                       
Durante la revolución de 1.905 que causo disturbios, también, en la Universidad Estatal de San Petersburgo, de la cual era catedrático, tomo partido por la defensa de los estudiantes que querían reformas políticas y una monarquía constitucional, por lo cual fue destituido de su cátedra. Aunque fue restituido a la misma por un nuevo rector, los sucesos acaecidos  le llevaron a componer  su última opera: El gallo de oro, con una crítica implícita a la monarquía, al imperialismo ruso y a la desastrosa guerra Ruso-Japonesa.

La censura impidió que la opera no se estrenara en 1.909, cuando Rimsky-Korsakov ya había fallecido y en versión adaptada.

El gallo de oro es una adaptación de uno de los "Cuentos de la Alhambra" , "El astrólogo árabe" del escritor estadounidense Whasington Irving,(1.783-1.859) que Pushkin había leído traducido al ruso, convertido por él en un poema, y transformado por Rimsky en una sátira política contra el régimen zarista, en la que se muestra osado al criticar al zar Nicolas II, ridiculizado en esta ópera.

El argumento es así: un rey, despótico y perezoso, recibe de su astrólogo un gallo de oro que canta con un agudo quiquiriquí cuando un peligro acecha al rey, como pago el astrólogo recibirá lo que pida.

Cuando el gallo canta la primera vez el rey manda a sus dos hijos a enfrentarse con el enemigo, con un grupo de soldados.

Cuando canta por segunda vez, va el mismo a la guerra, y encuentra a una reina oriental que dirige el ejercito enemigo y lo seduce y por la que se apasiona hasta el punto de llevarla a su reino, y con la que vive una relación grotesca.

El astrólogo se da cuenta, y le exige que le entregue a la princesa en pago por su regalo del gallo de oro.

El rey se enfurece y mata al astrólogo, pero entonces el gallo de oro mata al rey con su afilado pico.

Una densa oscuridad cae sobre el país y cuando se recupera la luz, el gallo y la reina han desaparecido, mientras el pueblo lamenta la muerte del rey.

Entonces aparece el astrólogo, ya con el telón bajado, y explica que todas las figuras de la obra, excepto la reina y el mismo. son producto de la fantasía.

La música de esta ópera contiene alguna de las mas bellas paginas musicales de Rimsky-Korsacov; la instrumentación es grandiosa.


La puesta en escena que fue estrenada en el Theatre de la Monnai de Bruselas hace unos meses, corrió a cargo de Laurent Pelly, director de ópera y de teatro francés, ya conocido en el Teatro Real  por su direccion de "La fille du regiment", la temporada pasada.

Pelly sitúa esta fabula en un entorno onírico, lúgubre, rodeados de montañas de carbón que dominan la escena, en la que desde el primer momento se advierte la decadencia provocada por el mal gobierno de un rey déspota e indolente, que se pasa toda la función en la cama, tanto durmiendo, tanto dirigiendo su reino desastrosamente y embarcándolo en una guerra, como discutiendo con el regalo de su astrólogo, el gallo de oro.

Los súbditos del tirano no son mejores, pues se comportan como borregos y aceptan sin rechistar todo lo que dice y hace.

Bajo su apariencia engañosa de cuento fantástico, la propuesta de Pelly contiene importantes enseñanzas a un lado y otro del poder.

Laurent Pelly es también el autor de los figurines. Se mezclan con naturalidad épocas y estilos para conseguir un función critica, tal como fue ideada por el compositor y por el libretista. El espectáculo tiene brillantez y se acopla bien a la música.

Aunque bastante extravagante, me gusto.
                                                                 

El director titular del Teatro Real Ivor Bolton,  músico competente, pero poco inspirado y plano,  llevo bien la orquesta, acompañada del magnifico Coro Intermezzo, y la Orquesta Sinfónica de Madrid.

El zar Dodón fue interpretado por el bajo ruso, ya conocido en el Real Dmitri Ulianov, rotundo y sonoro, aunque monótono, tanto en lo vocal como en lo interpretativo.
                                                                         

La zarina Shemajá corrió a cargo de la soprano rusa Venera Gimadieva, que canto correctamente las fascinantes y sensuales melodías, llenas de misterio y orientalismo, cuando aparece en el segundo acto, pero no se puede decir lo mismo de su interpretación, a la que falto el carácter seductor y diabólico del personaje.
                                                                     

Los demás cantantes cumplieron correctamente con su papel.
                                                                       

Tuvimos una gran ocasión de ver esta ópera de indudable atractivo y poco representada, hasta ahora, en  nuestro país.

jueves, 8 de febrero de 2018

Tarta de chocolate Carlos

                                                                       
                                                                 
Hay infinidad de recetas de tarta de chocolate, y todas riquisimas.

Hoy os presento una, a la que se tarda un  ratito en preparar, pero que dentro de ser de chocolate es bastante ligera, dedicada a los Carlos de mi familia y a todos los demas.

Ingredientes

                                                                   

 6 huevos
175 g de azúcar
Ralladura de 1 naranja
1 pellizco de sal
50 g de harina
50 g de azúcar
25g de cacao en polvo
25 g de maizena

Para la cobertura
                                                                               

1 huevo
150 g de azúcar
15 g de cacao en polvo
25 g de harina
50 g de nata montada
75g de almendras tostadas y  molidas

Elaboración


Calentar el horno a 180ºC.

Untar de mantequilla y enharinar ligeramente 3 moldes para tarta de 22 cm.

Batir las yemas, el azúcar, la ralladura de naranja y la sal hasta tener una crema espumosa.
                                                                             
                                                 

Mezclar la harina, el cacao, la maizena la ralladura de naranja, añadiendo esta mezcla poco a poco al batido anterior.

Batir las claras a punto de nieve hasta que estén firmes
                                                                               

 e incoporarlas poco a poco, con una cuchara de metal y levantando la cuchara, a la crema obtenida anteriormente.
                                                                                 


Distribuir un tercio de la crema de cacao en cada uno de los tres moldes preparados.

Hornear durante 15 minutos cada uno de los moldes y comprobar con una aguja de tejer fina si están bien cocidos.

Pasar un cuchillo por el borde de cada molde y desmoldar los bizcochos. Dejarlos enfriar completamente.

Para la cobertura


Para hacer la crema del relleno y la cobertura de la tarta, batir el huevo con el azúcar hasta que quede espumoso.

Batir el cacao en polvo y la harina con 150 ml de agua y mezclarlo con la yema batida con el azúcar.

Poner a cocer a fuego lento sin dejar de remover con la cuchara de madera esperar a que espese Dejar enfriar.

Batir la nata e incorporarla a la crema de chocolate.
                                                             

Untar dos capas de la tarta con la crema y poner una sobre otra. Repetir con la tercera.
                                                                     


 Cubrir la parte superior y los lados de la tarta con crema y con la mano pegar los trocitos de almendra todo alrededor.
                                                                                     

Decorar pare superior con dibujos estriados con la ayuda de un tenedor, y con nata con nata sin azúcar con manga pastelera.
                                                                       
                                                         

jueves, 1 de febrero de 2018

Cabo Espartel y Arcila o Asilah

                                                                                           

Hoy empezó la excursión con una visita al Cabo Espartel, con otra dirección; hasta el momento habíamos viajado en dirección este a Tetuan y hacia el sur, Chefchauen, hoy fuimos hacia el oeste, hacia el Cabo Espartel y Arcila, tan interesantes como lo que llevábamos viendo.

El Cabo Espartel es el lugar donde se encuentran las aguas del Mar Mediterraneo y del Océano Atlántico y el lugar donde nace el estrecho de Gibraltar, en una zona boscosa a 110 m sobre el nivel del mar.
                                                                     

Conocido en la época romana como Cabo Ampelusia, tomo después su nombre actual del sumergido archipiélago Espartel, una serie de pequeñas islas, la mayor de las cuales esta a 12 km, entre las costas de España y Marruecos. Se dice que el pequeño y desparecido archipiélago dio origen al mito de la Atlántida.
                                                         
El faro del Cabo Espartel fue el primer faro de Marruecos, construido a iniciativa de los delegados diplomáticos de la época del Tanger internacional, emplazado en la zona en 1.864, siendo uno de los referentes de la ciudad y de la región.
                                                                   
                                                         
El lugar esta rodeado de magníficas playas, todavía en su estado natural, alguna de ellas ocupada por camellos, que los naturales ofrecen para dar un  paseo a lomos de los mismos, y único animal que se ve en toda y todas las playas.
                                                                     

                                                                             

Después de contemplar el cabo, el faro y las magnificas playas seguimos hacia Arcila, otra atractiva visita.

Arcila o Asilah,  está a 48 km de Cabo Espartel y se tarda, por carretera, algo menos de una hora en llegar, un bonito paseo por la costa sur del estrecho y costa atlántica de Tanger.

La ciudad se encuentra en una llanura frente a una colina que bordea el mar. Cuenta actualmente con cerca de 30.000 habitantes.

El poblamiento de la zona es tan antiguo como el Neolítico, 2.000 años a.C., como muestran los hallazgos arqueológicos.

Griegos y fenicios la visitaron, habiéndose encontrado restos de Zilil o Zilis, poblado de fundación fenicia del s. II a.C.; paso después a ser cartaginesa, sucesores de los fenicios, que, incluso, acuño moneda. Trás  la derrota de Cartago, en el s. I a.C., paso a ser romana con el nombre de
Colonia Augusta Zilil.

Conquistada por los árabes en 714, resurge por su dedicación al comercio, conociendo cierto nivel cultural y científico por sus intercambios con los países vecinos.

En 1.471 es conquistada por los portugueses, en su expansión por el norte de África, que la fortifican y la convierten en un punto importante de la ruta del comercio del oro sahariano.

En 1.580 pasa a poder de España, durante 60 años, tras la unión de España y Portugal en el reinado de Felipe II, y tras varios siglos de diversos avatares y cambios de poder, en 1.912, pasa a formar parte del Protectorado Español de Marruecos, situación que se mantiene hasta la independencia de Marruecos, proclamada en 1.956.

Cuando llegamos, encontramos el barrio europeo, en el que destaca en primer lugar la iglesia de san Bartolomé, parroquia católica construida en 1.927 por el arquitecto fray Francisco Serra (1.866-1.930), en un estilo, podíamos decir, neobarroco, que recuerda los templos sudamericanos, y que continua teniendo culto.
                                                                         

De la época del Protectorado se conservan diversas instalaciones como el Ayuntamiento, la oficina de Correos, el mercado, la estación de autobuses, la almadraba frente al puerto, el casino y el cuartel de Mahala, entre otros.

Pero, sin duda lo mas interesante de Arcila es su caso antiguo, que por la luminosidad de su cielo, el constante sonido del mar en sus calles, y la salinidad, que se palpa en el ambiente, nos hace recodar los pueblos costeros de Cádiz.

Las murallas que rodean la ciudad fueron construidas en el s. XV por Alfonso V de Portugal.
                                                                                   

Se entra en ellas por varias puertas, las mas importantes de las cuales son Bab Homar o Puerta Tierra, abierta bajo una torre con el escudo de armas del rey de Portugal,
                                           


                                               Puerta de la Alcazaba o Bab al Kasbah


Bab Bahr, la Puerta del Mar y Bab al-Kashba o puerta de la Alcazaba, junto al cementerio musulmán.

La zona amurallada es relativamente pequeña, con las calles muy limpias, las casas encaladas, decoradas con tintes de color azul índigo y verde esmeralda, que recorrimos enteramente..                                                                           

                                                                 
Precioso paseo por esta encantadora ciudad
                                                                         

Salimos del recinto y dimos con una calle llena de de bares, principalmente zumerías, donde se puede tomar un zumo de naranja recién exprimido, o de algún otro fruto.

Era la hora de comer y para ello elegimos un restaurante con terraza frente al puerto. El solícito camarero nos informo, cuando vio nuestra intención de sentarnos en la terraza, que si queríamos tomar vino tendría que ser dentro del local. La observancia musulmana de los preceptos de su religión, y las normas que lo acompañan, hace que no se pueda exhibir ese consumo en publico. Entramos dentro del restaurante y dejamos la vista del mar para después.

La comida a base de pescado, acompañada de vino blanco la disfrutamos, estuvo bien. Después dimos un paseo por una larga avenida con palmeras, desde la que se podía ver la costa.

Otro paseo nos llevo a una de las plazas nuevas de Arcila, el Jardín de Mahmud Darwish, No son jardines especialmente bonitos, pero si que hay zonas de césped, arboles y bastantes bancos para sentarse, que aprovechamos para descansar un rato.
                                                                               

Con ese clima las plantas, cuando tienen cuidados y sobre todo agua, se muestran exhuberantes
Tras este día bien aprovechado volvimos a Tanger y aun pudimos disfrutar de los largos días del mes de junio, para dar un paseo por el bulevard Mohamed VI, que pasa al pie de nuestro hotel.