domingo, 25 de noviembre de 2012

Sopa de castañas


Ahora que llega el frío, una buena sopa ayuda a confortar el cuerpo.
Está es la época de la recogida de este rico fruto, las castañas, que se puede encontrar facilmente, así que os propongo esta receta.


Ingredientes



250 g de castañas
1 bulbo de hinojo
2 cebollas
50 g de mantequilla
1/2 l de caldo de verdura (puede ser de cubito)
200 g de nata liquida
4 rebanadas de pan
20 g de mantequilla
anisinos (optativo)

Elaboración

Pelar las castañas.(*)
Picar bien el hinojo y la cebolla, previamente pelados.
Reservar las hojitas del hinojo.
Calentar la mantequilla y rehogar en ella el hinojo y la cebolla durante 3 minutos.


Añadir las castañas, el caldo de verdura y la nata.

                                                                               
Cocer a fuego lento 20 minutos.
Pasar todo por la batidora o el pasapures.

                                                                               
Servir la sopa con daditos de pan fritos en mantequilla, anises machacados y tostados y hojitas de hinojo
                                                                              
                                                                           
(*) Como pelar las castañas

Hacer un corte en cruz por la parte abombada de la castaña, utilizando un cuchillo bien afilado.
Disponer las castañas en una bandeja de horno y asarlas a 200ºC, durante 20 minutos, hasta que la cascara se desprenda.


La duración depende del tamaño de las castañas, y por tanto, la indicada en las recetas es solo una guía



                                                                                                                                                     

lunes, 19 de noviembre de 2012

Ávila


Después de estos dos días en Úbeda y Baeza, remontamos al norte, haciendo una parada en Ávila, interesantisima ciudad de la vieja Castilla.

Salimos de Úbeda después de desayunar en la terracita que conociamos, y tras echar una última mirada al campo, donde las filas de olivos se pierden de vista, recogimos nuestros bártulos, nos metimos en el coche y no paramos hasta llegar a Ávila, en cuyo Parador nos hospedamos.

 El Parador de Ávila se encuentra en el restaurado Palacio de Benavides, también conocido como de Piedras Albas.


Era la hora de almorzar, así que hicimos uso del comedor, grande y agradable estancia, con vistas al esplendido jardín del Parador

El Palacio de Piedras Albas, se edifico sobre otro, mas antiguo, que había pertenecido al regidor de la ciudad don Juan de Henao, en el s. XV.


Se encuentra en la zona norte de la muralla, de manera que su fachada forma parte de una de las nueve puertas de la misma: la Puerta del Carmen.


 Desde los jardines del Parador una escalera de piedra permite subir al adarve de las murallas y hasta las almenas del Arco del Carmen.


Después de un buen rato de descanso salimos a conocer lo que pudiéramos; era el mes de junio, el mes por excelencia en estas latitudes para disfrutar de un largo día, ya que la luz dura hasta las diez o mas, y la temperatura es excelente.

Pero antes de recorrer la ciudad sepamos algo de ella.

Ávila está situada a 1.131 m de altitud, siendo la ciudad mas elevada de España, en un promontorio rocoso, en la margen derecha del río Adaja, afluente del Duero, con los picos nevados de la Sierra de Gredos como fondo.

Su nombre proviene de sus primeros pobladores conocidos, los vettones, tribu de origen celtibérico, que le dieron el nombre de Obila -"monte alto"-, descrita por el geógrafo griego-egipcio Ptolomeo en su obra Geographia. Los vettones dejaron testimonios de su poblamiento por toda la provincia de Ávila, destacando las estatuas conocidas como verracos.

La ciudad de Ávila fue una fundación romana, que llamaron también Obila, Abila o Abela, formada casi exclusivamente por el actual casco viejo, que mantiene el trazado típico de las ciudades romanas de contorno regular, con dos calles principales que se cortan perpendicularmente, en cuyo centro estaba el foro.

La ciudad romana rodeada de murallas, con puentes, calzadas, mosaicos y el antiguo foro, Mercado Chico, o Plaza Mayor, son restos que pueden reconocerse hoy día, además de otros elementos arqueológicos, como cerámicas, monedas etc.

A la caída del Imperio Romano, la Península Ibérica fue ocupada por los visigodos, llegando a ser Ávila sede episcopal.

Tras la invasión musulmana, fue llamada Abila, que pronto se convirtió en un territorio disputado continuamente por árabes y cristianos.

Así Alfonso I, el Católico, rey de Asturias y su hijo Fruela I, hicieron frecuentes incursiones, llegando a entrar en la ciudad, para destruir sus defensas, y conseguir botín, y llevándose a gran cantidad de cristianos, para aumentar el número de guerreros y repoblar sus dominios norteños.

Este trasvase de población tuvo importantes consecuencias pues dejó despoblado el territorio de los Campos Góticos, entre el río Duero y la Cordillera Cantábrica, el llamado "Desierto del Duero", que no empezó a poblarse, de nuevo, hasta un siglo mas tarde.

En este desierto estratégico, se suceden las correrías de unos y otros durante los 300 años siguientes, hasta que, en el s. XI,  el rey Alfonso VI, encarga a su yerno Raimundo de Borgoña, la repoblación del centro de la Península, donde se encuentran las ciudades de Salamanca, Segovia y Ávila, con el fin de proteger Toledo, que acababa de conquistar.

La ciudad se desarrolló, tanto durante los reinados de los Reyes Católicos, como de sus sucesores Carlos I, y Felipe II, en cuyo tiempo florecieron las letras y las artes.

 Del s. XVI son  Santa Teresa de Jesús, nacida en 1.515, en la ciudad, y San Juan de la Cruz, nacido en 1.543 en la provincia, dos de los mas ilustres personajes del renacimiento abulense.

Teresa de Cepeda y Ahumada, Santa Teresa de Jesús, fue una monja, escritora, mística y fundadora de la renovada Orden de Carmelitas Descalzas, doctora de la Iglesia Católica, proclamada por el Papa Pablo VI en 1.970, y  una de las glorias literarias españolas.


San Juan de la Cruz, su contemporáneo, fue un religioso, gran poeta místico, y reformador de la Orden del Carmelo, en colaboración con Santa Teresa. Otra de las glorias literarias nacionales


Durante los comienzos del reinado del primero de los Habsburgo, Carlos I, la ciudad tomó parte en la Guerra de los Comunidades, formando la primera junta de Comuneros.

El movimiento Comunero se oponía al aumento de tributos decretado por Carlos I, que quería financiar así su deseo de ser elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, aventura que no tenía ninguna tradición, ni suponía ningún  beneficio para España.

Se ha considerado que esta fue una de las primeras revoluciones burguesas, aunque ciertos elementos hacen que se le vea, también, como un movimiento anti-tributo de carácter medieval.

El pueblo apoyó fuertemente el movimiento Comunero. Aparecieron pasquines en las iglesias donde podía leerrse:

"Tú, tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres al sufrir que un tan noble reino como eres,                   sea gobernado por los que no te tienen amor" 

En todo caso la guerra duró dos años, al final de los cuales los Comuneros, comandados por los señores Padilla, Bravo y Maldonado, fueron vencidos en la batalla Villalar, y ejecutados.

A partir del s. XVIII, comienza en Ávila una larga decadencia que la dejó casi despoblada, con apenas 4.000 habitantes.

Con la llegada del ferrocarril, en el s. XIX, que hace de la ciudad un nudo importante en la linea Madrid Irún, comienza una lenta recuperación demográfica.

Actualmente Ávila cuenta con cerca de 60.000 habitantes, es una próspera ciudad, cuyo enorme patrimonio histórico y cultural, uno de los mayores de Castilla, ha hecho que sea designada en 1.985 como Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO.

El Parador, nuestro albergue, linda con las murallas en la Puerta del Carmen.

El casco histórico de Ávila está rodeado por la muralla medieval, que constituye el monumento mas destacado de los muchos que tiene la ciudad.

La imponente muralla de Ávila contruída por orden del rey Alfonso VI, a finales del s. XI, tuvo un eminente carácter defensivo, que mantuvo hasta el s. XVI.


Alfonso VI encargó repoblar todos los llamados "territorios de nadie", a su yerno Raimundo de Borgoña, esposo de su hija Urraca, y fortificar varias ciudades, entre ellas Ávila.

 Las obras duraron nueve años, y han sufrido restauraciones y modificaciones, a lo largo de su historia; no fue hasta 1.982 cuando se pudo dejar la muralla libre de las casas adosadas.


En el s. XIX hubo un proyecto de derruirlas, para ampliar la ciudad, pero por fortuna no llegó a realizarse; por el contrario en 1.847 fueron declaradas Monumento Nacional, y preservadas de entonces en adelante. Casi un siglo después, en 1.982, Ávila fue declarada Conjunto Histórico-Artístico y al año siguiente, 1.983 Patrimonio de la Humanidad.


Algunos tramos coinciden con palacios e iglesias, como p.e. el ábside de la catedral, que forma parte de la misma.

La muralla forma un rectángulo orientado de este a oeste, que se construyó aprovechando los desniveles del terreno, con un perímetro de 2.516 m, que ocupa una superficie de 33 ha. Tiene nueve puertas, y en su construcción se emplearon, además de ladrillo, mortero y cal,  materiales procedentes de una necrópolis romana y de las antiguas murallas romana y visigótica.


Cercanos a cada una de las nueve puertas hay uno o varios palacios, a cuyos moradores estaba encomendada la defensa de la puerta.

Bien, pues después de descansar un buen rato y confiando en que el sol se pone tarde en verano, salimos a dar una vuelta por la ciudad, encontrándonos en primer lugar, entre las Plazas de Mosén Rubí y de la Fuente del Sol, la Capilla de la Anunciación, llamada de Mosen Rubí de Bracamonte.


La capilla estuvo adosada al hospital fundado en el s. XV, por doña Aldonza de Guzmán, tía de doña María de Herrera, que, al morir sin sucesión, la legó al sobrino de su difunto marido, Diego de Bracamonte, padre de  Mosén Rubí, que acabó la obra.

 El exterior de la capilla es un rincón de los que hubieran apreciado los románticos del s. XIX, por su magia.

Hay un ángulo recto entre la fachada del antiguo hospital y la de la capilla. La primera de estilo renacimiento y la segunda neoclásico, debido a su reconstrucción en esa época, tras un incendio.

El interior de la capilla de curiosa forma octogonal, es una joya, con un precioso retablo barroco,
                                                                   

 y sobre todo con el imponente sepulcro de doña María de Herrera y su esposo Don Andrés Vazquez Dávila, en mármol
.                                                                        

La capilla, y el convento anejo, que estaban ruinosos, fueron restaurados, en 1.909, por don Fernando de la Cerda y Carvajal, duque de Parcent, familiar de los fundadores.

Tuvimos mucha suerte, pues aunque estaba próxima la hora de cierre, pudimos visitarla dirigidos por una amable monja, que hace de guía.

Todo el entorno está lleno de palacios, que conforman las calles adyacentes.

De allí llegamos a la Plaza Mayor, antiguo lugar del Mercado Chico, que es también como se conoce la plaza.

En el casco antiguo se halla patente el trazado de la ciudad romana, con las dos calles principales, que en el cruce tenían el foro.

En la Edad Media el recinto se destinó a mercado, de ahí su nombre, que corresponde a la actual Plaza Mayor o del Mercado Chico, plaza muy castellana, con los característicos soportales.

En el s. XVIII, los edificios de la plaza amenazaban ruina, por lo cual el concejo convocó un concurso para rehabilitarla, que obtuvo un discípulo del famoso arquitecto Ventura Rodriguez, Juan Antonio Cuervo, en 1.793


El trazado de la plaza, casi rectangular, está presidido por el Ayuntamiento, que con una importante fachada de piedra, tiene tres alturas, sobre recios soportales de piedra, en los cuales se apoyan arcos de medio punto; parece inacabada en uno de sus lados, sobre los que sobresale la iglesia de San Juan, que no permitió, en su momento, que la taparan las plantas de tres pisos, como las levantadas en los otros lados de la plaza.


 Mezcla de estilos, la iglesia de San Juan Bautista es un templo románico, muy modificado en el s. XVI, ya que se había quedado pequeño para las necesidades de la ciudad.


La capilla mayor y el crucero son renacentistas.


También tiene elementos barrocos y herrerianos.

En su pila bautismal fue bautizada Santa Teresa de Jesús.

Al ser esa fecha, la víspera del día de San Juan Bautista, delante de la iglesia estaban preparando la tradicional hoguera, con que se celebra la fiesta del santo y el comienzo del verano.

Seguimos nuestro paseo por la ciudad, viendo sus innumerables palacios, entre los que nos llamó la atención, por ser enorme, el Palacio de los Dávila, poderosa familia local.

El  palacio está adosado a la muralla y  fue mandado edificar por don Pedro Dávila, primer marqués de Las Navas, gran guerrero con mucha presencia en diversas batallas de la Reconquista, durante el s. XIII, aunque se continuó añadiéndole elementos arquitectónicos hasta el s. XVI.


Es un conjunto de cuatro casas que van desde el Alcázar hasta la Puerta del Rastro.

 Junto a la Puerta del Alcázar se encontraba la casa de los señores de Navamorcuende, hoy Palacio Episcopal, contiguo al de los Dávila.

Sobre la portada principal se encuentra el escudo de los Dávila. Los guerreros de este relieve son citados por el escritor Miguel Delibes en su obra "La sombra del ciprés es alargada".


Proseguimos nuestro paseo hasta llegar a la Catedral.


La Catedral del Salvador de Ávila, una de las mas importantes iglesias góticas de España, fue proyectada como templo y fortaleza, siendo su abside parte de la muralla.

                                                                     
Su construcción empezó en el s. XII, cuando la gran empresa de repoblamiento llevada a cabo por Raimundo de Borgoña. Las obras se prologaron hasta el s. XVI, siendo su primer arquitecto el maestro Furchel. 

Está considerada la catedral gótica mas antigua de España, aun con algunos elementos de transición del románico al gótico.


Está rodeada de casa señoriales y palacios, como el de los Velada, el de Valderrabanos, etc. que tenían encomendada la defensa de la Puerta de Los Leales, mas conocida como del Peso de la Harina, la última puerta abierta en la muralla, en el s. XVI, sustituyendo al Portillo de los Obispos.

Esta puerta forma parte de la Casa de las Carnicerías, que data de 1.595, donde se guardaba el "pote de Ávila", una medida de grano utilizada durante siglos.

                                                                                 
Solo pudimos ver la catedral por fuera, pues ya estaba cerrada. Allí se concentraba gran parte del turismo de ese día .

Pasamos fuera de la muralla, para ver las puertas y palacios, como incrustados en ella, y, ya extramuros, encontramos otra de las iglesias emblemáticas de Ávila, la iglesia de San Vicente.



                                                                              
La Basílica de los Santos Mártires Vicente, Sabina y Cristeta, su nombre completo, está dedicada a estos tres hermanos que sufrieron martirio en Ávila en 304, en época del emperador Diocleciano.


La iglesia es coetánea de la catedral, ya que se piensa que fue construida en el s. XII, por el maestro Furchel, el mismo que diseñó la catedral.


Es una importante iglesia románica de transición al gótico, con elementos de ambos estilos; una auténtica maravilla, tanto por sus formas, finas y elegantes en el pórtico, y sólidas en el resto del edificio, como por la piedra en la que está construida, de color dorado.


Cuando llegamos a ella, la luz era de poniente, que es la mas bonita del día, desde mi punto de vista. Quedamos asombrados de tanta belleza.

Casi enfrente de la iglesia de San Vicente se halla la Puerta de San Vicente, una de la mas impresionantes de la muralla.


La Puerta de San Vicente es la segunda en relevancia de la muralla, después de la Puerta del Alcázar o del Mercado Grande. La puerta con arco semicircular es pequeña, pero los dos torreones que la flanquean tienen mas de veinte metros de altura, y están unidos por un puente de arco de medio punto.

Quedaban muchas maravillas arquitectónicas, religiosas y civiles en Ávila que conocer, pero nuestro tiempo se había acabado.

Todo lo que habíamos visto nos gustó mucho, pero habrá que profundizar en otra visita.

Seguidamente volvimos a la Plaza Mayor y sentados en una terraza tomamos algo, mientras contemplábamos en una pantalla de TV no demasiado grande, el triunfo de la Selección Nacional de Fútbol en el partido Francia- España, correspondiente al Campeonato Europeo de Fútbol, que acabo 0-2.

Esto contribuyó a hacer la velada aun mas agradable.

Volvimos al parador a descansar, pues a la mañana siguiente nos esperaban unos cuantos km, para llegar a casa.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Tarta de queso ricotta

Postre pobre en grasas, aunque rico en sabor.

Se puede tomar frío como una tarta de queso o templado como un budín.


Ingredientes


500 g de queso ricotta
1 pellizco de sal
1 cucharada sopera de harina
125 g de azúcar moreno
2 huevos
1/2 cucharada de té de azafrán (optativo)
1 cucharada de té de corteza de naranja rallada
25 g de pasas
25 g de naranja confitada
1/2 cucharada de té de canela en polvo (optativo)
2 cucharadas soperas de azúcar glas (optativo)

Elaboración

Calentar el horno a 190ºC.
Engrasar un molde de 20 cm de diámetro, desmontable.
Mezclar la ricotta, la sal, la harina,  el azúcar, las yemas de huevo,el azafrán (si se pone) y la ralladura de naranja, las pasas y la corteza de naranja confitada.

Batir las claras a punto de nieve firme.
Incorporar a la mezcla con cuchara de metal.
Volcar sobre el molde engrasado.
Cocer en el horno 40 minutos o hasta que este firme
Sacar el molde del horno.
Dejarlo enfriar.
Volcar la tarta sobre un plato.
Si gusta espolvorear con el azúcar glas, antes de servir.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Baeza



Al día siguiente nos fuimos, después de desayunar en la terracita del mirador, a Baeza, otra ciudad renacentista de la misma comarca, también nombrada Patrimonio de la Humanidad en 2.003, en la misma ocasión que Úbeda, con todos los merecimientos, pues aunque no hubieran sido tan universalmente nombradas, sus monumentos y tesoros bien lo valen.

Baeza ocupa el centro geográfico de la provincia de Jaén, dista solo ocho km de Úbeda, siendo otra de las mas importantes ciudades de la comarca de La Loma, antiguo camino entre Castilla y Andalucía, desde la antigüedad romana.

La ciudad se encuentra situada entre tres cerros, en la margen derecha del río Guadalquivir, que transcurre por el valle, muy cerca.

Actualmente tiene algo mas de 16.000 habitantes. Su economía esta basada, principalmente, en la agricultura, que tiene en el olivo, y la industria oleícola, su mayor referente; no hay mas que discurrir por sus carreteras para ver las filas de olivos que ocupan todo lo que abarca la vista.



 El cultivo de cereales también tiene importancia.

De remotos orígenes, puesto que se ha encontrado un necrópolis de la Edad del Bronce,  todas las culturas que por allí han pasado, ibérica, romana, visigótica, musulmana, han dejado, su huella.

Bajo los romanos fue llamada Biatia y alcanzo la categoría de ciudad. Con los visigodos llegó a ser sede episcopal.

Después de la invasión musulmana, fue llamada  Bayassa, mas parecido a su actual nombre, y llegó a ser el centro de una gran actividad comercial.

Conquistada definitivamente por Fernando III el Santo en 1.227, tras ser tomada y perdida a lo largo del s. XII, por los reyes Alfonso VII y Alfonso VIII, jugó un importante papel en la reconquista de los últimos territorios en poder de los musulmanes, que la hace aparecer en el Romancero con el nombre de "Nido de gavilanes".

Pero es a lo largo de los s.s. XVI, sobre todo, y XVII, cuando, al igual que Úbeda, alcanza su mayor esplendor.

Su población aumenta, la agricultura y ganadería tienen un fuerte impulso, y destaca cuturalmente, con la creación de la Universidad de Baeza, la estancia de notables místicos en ella, como San Juan de la Cruz y San Juan de Ávila y la construcción de la mayoría de sus monumentos, de gran importancia y belleza arquitectónica.
                                                                  

A partir del s. XVII se produce en Baeza una recesión económica similar a la del resto de España, que no mejora en el s. XVIII, donde sufre mucho con el terremoto llamado de Lisboa, del año 1.755, que dejó graves consecuencias en todo el oeste y sur del país.

Los desastres continuaron en el s. XIX, con las gravísimas consecuencias de la invasión francesa de  Napoleón, que como en otros muchos lugares de España, trajo pillajes, muerte y destrucción y que dejo postrada a Baeza.

No fue hasta mediados del s. XIX cuando empezó una cierta recuperación, que no llego a consolidarse por los muchos problemas políticos y económicos tanto de este siglo, como del s. XX.

Por fortuna, la situación actual de la ciudad es buena y tanto el sector agrario como el turístico, que se desarrolla  con fuerza debido a su ingente patrimonio, han mejorando la calidad de vida de la zona.

La ciudad tiene un atractivo aspecto, con sus muchos e importantes monumentos, plazas y jardines. Se puede decir que Baeza tiene la propiedad de trasladarnos fuera del tiempo y del espacio, donde todo remite a los lejanos s.s. XV y XVI, en los cuales brilló con luz propia.

Casi se diría un decorado, donde sus palacios, plazas empedradas, edificios encalados y arcos, componen un escenario de otros tiempos.
                                                                       

Después de dejar el coche en un aparcamiento, el empleado de este establecimiento, al cual preguntamos por la dirección adecuada para llegar al casco antiguo, nos informó de que había una exposición sobre  Antonio Machado.

El gran poeta Antonio Machado es una de las personalidades recordadas actualmente con gran devoción en esta ciudad, ya que vivió en Baeza siete años, durante cuales ejerció como Catedrático de  francés en el Instituto local,  destino solicitado por él mismo a la muerte de su primera esposa, Leonor, soriana. con la cual había vivido en Soria. Fue en Baeza donde conoció a otro gran poeta, Federico García Lorca, con el que entabló una gran amistad.

Aunque admiro enormemente a Antonio Machado como poeta, no sentimos demasiado interés por una exposición temporal, en un lugar tan lleno de historia e imponentes monumentos.

Así que empezamos a pasear entre ellos, encontrándonos en primer lugar con la iglesia de la Santa Cruz, pequeño pero interesante templo, de estilo tardo-románico, poco usual en la Andalucía, del s. XIII, edificada por Fernando III, el Santo, tras la conquista de Baeza, que ha sufrido los avatares de la historia, pero hoy luce restaurada.


En una capilla, cubierta por la bóveda de crucería, se conservan frescos de principios del s. XIV.


En la misma plaza, enfrente de esta iglesia, se encuentra el Palacio de Jabalquinto, uno de los principales edificios de Baeza, hoy sede de la Fundación Antonio Machado, perteneciente a la Universidad Internacional de Andalucía.

El Palacio de Jabalquinto fue mandado edificar en la segunda mitad del s. XV por D. Juan Alfonso de Benavides Manrique, Señor de Jabalquinto, primo segundo del rey Fernando el Católico.

Es un notable palacio renacentista de estilo isabelino, con profusión de adornos, puntas de diamante, clavos de piña, frondas, florones, lazos, pináculos, etc. que lo hacen muy original y bello; dan ganas de quedarse un buen rato contemplándolo.


En el  centro neurálgico de Baeza, formado por las Plazas de Santa María y del Populo, configurado en la Edad Media, se encuentra, en la primera,  la Catedral  de la Natividad de Nuestra Señora, edificada en un lugar sagrado, pues fue solar de un templo romano, de una antigua iglesia visigótica, a la cual sucedió una mezquita, para pasar después de la Reconquista a templo cristiano.


La catedral adquirió su aspecto definitivo en el s. XVI, cuando el arquitecto Andrés de Vandelvira, conocido nuestro por sus obras en Úbeda, convirtió la primitiva iglesia gótica, de la que se conservó la base de la torre, dos puertas y el claustro, en un deslumbrante templo renacentista.

En la fachada principal de la catedral  se funden los tres estilos, gótico, en el antiguo marco encajado en el muro, renacentista en la gran portada y barroco en los adornos de la torre, que evidencian el tiempo que tardó en finalizarse..

El interior es de planta basilical y tres naves. Las  bóvedas de crucería  están decoradas con medallones policromados, formando un conjunto con aire renacentista.


En ella hay innumerables tesoros tanto en las capillas, como la Dorada, del s. XVII,


y otras,


como en los objetos que la adornan, por citar algunos, el púlpito del s. XVI,


una preciosa reja, que divide la nave,



la custodia del s. XVIII, o el altar mayor con un imponente retablo barroco del s. XVII.


A destacar la Sacristía, añadida en el s. XVII, a la que se accede por una magnifica puerta plateresca.
                                                                                   

El claustro, conservado del antiguo templo, obra del s. XV, tiene diversas capillas góticas y mudéjares de muy distinta decoración y aspecto.


Adosado a la catedral se encuentra el palacio de las antiguas Casas Consistoriales, sede del concejo municipal de Baeza entre finales del s. XV y 1.838, uno de los edificios con mas solera de la ciudad.
                                                                                             

En el centro de la plaza hay una preciosa fuente renacentista, monumento singular casi único en España, uno de los elementos emblemáticos de Baeza.

La fuente de Santa María fue levantada en 1.564, según el diseño del arquitecto local Ginés Martín de Aranda. Se construyó como monumento commemorativo de la traída de aguas desde el paraje de La Celadilla hasta el centro de la ciudad, para dotar de agua, a la parte mas noble de la misma.

Es un monumento muy atractivo, cuyo fondo puede ser indistintamente la catedral


o la fachada manierista del antiguo Seminario de San Felipe Neri, fundado en 1.660, hoy día uno de los edificios pertenecientes a la Universidad Internacional de Andalucía.


La Universidad de Baeza fue fundada en 1.538 y funcionó durante tres siglos, hasta ser cerrada en 1.824.

Tuvo gran importancia como una de las cuatro universidades establecidas en Andaluíia, que llegó a rivalizar con Salamanca. Uno de sus mas eminentes profesores fue san Juan de Ávila, hoy patrono de esta Universisad.

Actualmente, dedicada a curso de postgrado y master, ocupa  edificios sobresalientes, como son el Palacio de Jabalquinto, y el seminario de San Felipe Neri.

Tiene un precioso patio renacentista, al estilo de muchos de los que se ven en los palacios de la zona.


Muy cerca de esta plaza se halla la sede de la antigua universidad de la Santísima Trinidad , otra importante institución de la Edad Moderna, que hoy día es un I.E.S. El edificio de fines del s. XVI, es de estilo manierista.


Después de recorrer esta plaza y pasar por la Puerta del Barbudo, llegamos a la otra plaza que configuró la Baeza medieval y renacentista, la plaza del Populo.

La Plaza del Populo o de Los Leones, por su fuente central, esta al norte de la ciudad, con el referente de la Puerta de Jaén, perteneciente a la antigua muralla.

La Plaza está enmarcada por edificios como la Casa de la Carnicería, notable edificio público, que fue desmontado y reconstruido piedra a piedra hace unos veinte años, desde su antiguo asentamiento, pasada la Puerta de Jaén.


La Casa de la Carnicería se levanto en 1.567, para sustituir a otra de la misma función que estaba ruinosa a pesar de su función utilitaria, que cumplió hasta su reciente traslado; es uno de los edificios mas interesantes del s. XVI en la ciudad.


Al lado de la Puerta de Jaén, se encuentra el Arco de Villalar, erigido con ocasión de la visita a Baeza de Carlos I, en 1.526.


Otro sobresaliente edificio de la Plaza es la Casa del Populo, palacio plateresco destinado originalmente a audiencia civil y escribanías públicas, que hoy ocupa una famélica oficina de Turismo, pues no ofrecen mas que un mapa de la ciudad, y se encuentra desprovista de folletos o libros, ni siquiera para vender, aunque está atendida por dos personas. Lástima de magnifico edificio.

                                                                        
                                                                                                                                                             Por último, pero no lo último, en cuanto a importancia y belleza está la Fuente de Los Leones, manantial natural, cuya decoración de felinos e équidos que rodean una figura femenina, que podría ser Himilce, podrían provenir de la ciudad iberoromana de Cástulo


Tras admirar todos estos edificios seguimos hasta otra cercana plaza, esta mucho mas moderna, la Plaza del Paseo, o Plaza de España, de aspecto castellano, al estar flanqueada por soportales, que sirvió en otras épocas para eventos taurinos y otras fiestas.

A partir del s. XIX se convirtió en paseo podemos decir romántico, al pasear mozos y mozas en sentido contrario para conocerse y relacionarse.

En esta preciosa plaza, con grandes árboles, de los que dan mucha sombra, de agradecer en los cálidos días del verano, se pueden admirar un monolito en forma de obelisco, y otros varios notables edificios y monumentos del pasado; nos sentamos en uno de los muchos restaurantes bajo los soportales, descansamos y comimos, pasando un rato muy agradable.


 Alrededor de esta plaza hay varios edificios sobresalientes, como las Casas Consitoriales Bajas o Balcón del Concejo, del s. XVII , que fue utilizado tanto como Ayuntamiento, desde 1.867, y como balcón desde contemplar las corridas de toros y otras fiestas.


Que tienen delante este curioso conjunto de palmeras y columna.

                                                                                 
En el lado opuesto de la plaza, ya fuera del perímetro de la misma, se encuentra la Torre de los Aliatares, torreón árabe del s. XII, una de las torres mas importante de las murallas musulmanas 


 Otros edificios, y nos cansaremos de enumerar los edificios importantes de Baeza, cercanos a esta plaza son La Alhondiga y el Pósito del Concejo.


Nuestros últimos pasos en Baeza iban a ser para ver, por fuera, el palacio que ocupa el Ayuntamiento en la actualidad.

Antigua casa de Corregidores y Cárcel de la ciudad, de ornamentación plateresca, atribuido, con dudas, al conocido arquitecto  Andrés de Vandelvira, con fecha de 1.556.

El edificio fue restaurado a lo largo de los s. XVII y XVIII; a partir de 1.867 fue convertido en Ayuntamiento.

Con esta última visita teníamos ya una idea de la grandeza histórica de Baeza, reflejada en sus muchos palacios, iglesias y monumentos variados.

Dos autenticas joyas renacentistas Úbeda y Baeza que nos gusto mucho visitar y conocer.