domingo, 26 de diciembre de 2010

Tronco de Navidad de chocolate y marron glacé

Tenemos en España unos dulces de navidad tradicionales y exquisitos, los turrones, mazapanes, polvorones, etc.

En otros países también tiene sus especialidades para estas fiestas, y hoy os presento una de ellas: el Tronco de Navidad (Buche de Noël), que hacen en Francia.

Es una variedad, sofisticada, de nuestro brazo de gitano. El relleno puede cambiar, y también los ingredientes del bizcocho, pero siempre va cubierto de chocolate.

Es un postre muy bonito, y muy rico.

Vayamos pues con la receta.

Ingredientes

Para el bizcocho


  • 6 huevos
  • 50 g de azúcar
  • 100 g de azúcar glas
  • 50 g de harina
  • 50 g de avellana tostada
  • 50 g de mantequilla
  • 100 ml de jarabe de azúcar
  • 2 cucharadas soperas de ron oscuro

Para el mousse.

  • 200 g de chocolate negro
  • 100 g de marron glacé
  • 50 g de azúcar glas
  • 20 g de azúcar
Para la cobertura

  • 100 g de chocolate negro
  • 100 ml de nata

Para decorar

  • 3 marron glacé
  • azúcar glas
  • hojas de chocolate


Elaboración

El bizcocho:

Separar las yemas y las claras
Batir las yemas con el azúcar glas hasta que la mezcla blanquee.
Moler las avellanas.
Añadirlas a las yemas batidas
Batir las claras a punto de nieve
Incorporarlas delicadamente a la mezcla de avellanas y yemas.
Añadir la harina tamizada
Añadir la mantequilla fundida y enfriada.

Cubrir la bandeja del horno con papel sulfurizado.
Barnizarlo con mantequilla
Extender la preparación
Meter en el horno, precalentado, a 200ºC durante 10 minutos.
Colocar, a la salida del horno, el bizcocho sobre un trapo húmedo.
Enrollarlo sobre si mismo.
Dejar enfriar

Para el mousse

Mientras tanto, cortar el chocolate en trozos
Fundirlo al baño maría o en microondas a baja potencia
Añadir la mantequilla en trozos, las yemas y el marron glacé cortado en trocitos.

Batir las claras a punto de nieve firme.
Añadirles el azúcar.
Incorporarlas a la mezcla anterior.
Reservar en lugar fresco.

Desenrollar con cuidado el bizcocho.
Separlo del papel.
Barnizar con un pincel el bizcocho, por un lado, con el jarabe al ron.
Extender regularmente el mousse de chocolate sobre el bizcocho.
Enrollarlo de nuevo.

Poner en la nevera, al menos 4 horas.

Una hora antes de servir preparar el glaseado

Partir el chocolate en trozos
Fundir al baño maría o en microondas a baja potencia
Añadir la nata.
Añadir la mantequilla, fuera del fuego

Acabado del pastel

Poner el tronco sobre una rejilla
Echar el chocolate, preparado anteriormente, por encima
Pasar un tenedor, a lo largo.
Ponerlo en una bandeja alargada


Decorarlo con marron glacé y con las hojas de chocolate(*), que se habrán espolvoreado de azúcar glas, según el gusto.

Reservar al fresco o en nevera

Y aquí lo tenemos, ya sobre el plato, preparado para el postre.

La receta es larga, pero no es nada difícil de hacer, solo hay que disponer de un ratito...

(*) Las hojas de chocolate se hace cogiendo unas hojas naturales del tamaño deseado, que se lavan, se secan bien y se barnizan, con una capa espesa de chocolate fundido. Se dejan enfriar bien y se desprende la hoja vegetal con cuidado. Como alguna puede estropearse en la última maniobra, conviene hacer algunas mas de las necesarias para la decoración.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Navidad




FELIZ NAVIDAD

MERRY CHRISTMAS

JOYEUX NOËL

FROHE WEIHNACHTEN

FELIZ NATAL

BUON NATALE

VROLIJK KERSTMIS

VESELE VIANOCE

martes, 21 de diciembre de 2010

Ecuador. Capitulo II. Otavalo


Emprendimos la visita a Otavalo de buena hora.

La dirección de la expedición había decidido que desayunaramos durante el viaje. El motivo era mostrarnos un famoso establecimiento "El Café de la Vaca", muy en boga en estos momentos, que empezó como un mesón para camioneros y ahora se va extendiendo, y ya tiene cuatro restaurantes, todos mas o menos cercanos a Quito.

Nosotros paramos en Cayambe, al lado de la carretera Panamericana Norte, que nos quedaba de camino hacia Otavalo.

Hay que decir que la mítica Carretera Panamericana, concebida en 1.923, que une el continente desde Alaska (E.E.U.U.) a la Patagonia, en Argentina, es una carretera estrecha de dos vías, ida y vuelta, que ha quedado desbordada por el tráfico, en aumento, del país; que necesitaría de un mantenimiento mucho mayor, ya que una gran parte de ella transcurre en la alta montaña, con lo que eso quiere decir de desgaste y destrozo, y para más incomodidades, esta para el bolsillo, es de peaje.

Bien, pues llegamos al Café de la Vaca, instalación muy agradable, donde nos dimos un opíparo desayuno americano, versión ecuatoriana: un gran zumo a elegir entre diversas y desconocidas frutas, allí las naranjas, cuyo zumo prefiero, escasean, de hecho, no recuerdo haber visto ninguna; escogí un zumo de naranjilla, que no se parece nada al de naranja, es mas ácido, el parecido solo está en el nombre.

También hubo café, chocolate, huevos con jamón de york, queso y orégano, original de la casa; lo mas rico fue la bollería, tanto el pan, como los bollos y sobre todo unos bizcochos de la zona, llamados de Cayambe, que son verdaderamente deliciosos. Nos contaron que fueron los misioneros españoles, poco después de la conquista, los que enseñaron a los nativos a hacerlos.

Ahora contribuyen a la prospera economía del pueblo, pues hay numerosas fabricas de este producto, además de lugares donde degustarlos y comprarlos.

Otro de los manjares que nos ofrecieron fue queso tierno, poco curado, que también se produce en la zona, y nata de leche para untar el pan o los bollos. Todo riquísimo, como se puede deducir.

Una vez repuestos de la primera parte del viaje, seguimos por la Panamericana, hasta llegar a Otavalo. Fuimos dando vueltas y mas vueltas, contemplado un paisaje muy montañoso, y desolado.

En las laderas hay lo que podríamos llamar esqueletos de arboles, que en otros tiempos fueron acacias, muertos por parásitos, en forma de grandes nudos oscuros. Esta especie arbórea tiene su origen en la sabana africana, y por lo que vimos, tiene grandes dificultades para vivir en la sierra ecuatoriana, aunque algunas pocas, aún sobreviven.

Por el camino se iban divisando, a lo lejos, algunos de los volcanes de la zona, como el Nevado Cayambe (5.790 m), a cuyo pie está la ciudad de los bizcochos, del cual Humbolt, tras su visita a Ecuador, escribió: "Esta montaña puede ser considerada como uno de los monumentos con los cuales la Naturaleza ha hecho una gran diferencia en la Tierra"

Poco después llegamos al Lago San Pablo. Paramos unos minutos para contemplar el lago, a considerable distancia. Lo que estaba cerca era una tienda por la que había que atravesar para llegar a la terraza, desde la que se veía el lago, acompañada de un mercadillo de objetos, supuestamente, artesanales.

El lago, de origen volcánico, está a los pies del lado sur del volcán Imbabura; antiguamente la economía de la zona dependía, además de la agricultura, de la totora, caña flexible, que crece en el lago, con la que se hacían barcas para desplazarse, por ese y otros lagos de la región, y otros objetos como cestas, etc. Hoy día, ya no se utiliza la totora, y está invadiendo el lago, que drena mal; pero todavía es un precioso paisaje.

El volcán Imbabura, que le da nombre a toda la comarca, es otro de lo gigantes andinos (4.630 m).
Estaba coronado por la niebla, que muchas veces, y en casi todos los volcanes, impide verlo por completo, pero aún así era muy bello e imponente.

Seguimos hacia Otavalo, muy cerca allí, donde nos esperaba el tradicional mercado de los sábados; antaño solo había mercado ese día, hoy día ampliado a todos los días de la semana en consideración a su éxito y número de clientes y visitantes, que crece cada año, ya que Otavalo es sede del mayor mercado indígena de Sudamérica.

En épocas prehistóricas la región de Imbabura, donde está situado Otavalo, y una buena parte de lo que hoy es Ecuador, estaba poblada por tribus de origen antillano que habían llegado a través de los ríos Marañon y Napo, por el sur o a través del río Esmeraldas, mas al norte.

Posteriormente, poco antes de la llegada de los españoles, habían sufrido la invasión y dominio del Imperio Inca.

Otavalo fue fundada, como Quito, por Sebastián de Belacazar en 1.534 con el nombre de San Luis de Otavalo.

Hoy es una ciudad de 60.000 habitantes. Desde los años 60 del s. XX ha desarrollado su mercado artesanal, visitado, casi obligatoriamante, por los turistas y por la gente de los alrededores, que le ha reportado renombre y beneficios económicos.

Cuando llegamos, el mercado ocupaba la plaza del Centenario, mas conocida como Plaza de los Ponchos, una calle muy larga, la calle Sucre, que atraviesa toda la extensión del pueblo y algunas calles adyacentes.

Tuvimos bastante tiempo, hora y media, para visitar el mercado y el resto de la ciudad.

El mercado, muy colorido, ofrece sobre todo artículos textiles, como mantas, ponchos, hamacas, tapices, gorros, chales, blusas, etc. Hay también gran cantidad de artículos manufacturados, zapatos, mochilas, viseras, etc, y algunos, mas bien pocos, objetos de piedra, de madera o de metal, así como vasijas de barro, con algún artesano trabajando.

Los vendedores van vestidos con el traje regional, mas conservado en las mujeres que en los hombres, que lo van abandonando y sustituyendo por el socorrido atuendo de vaqueros y ropa deportiva.

Deambulamos por el mercado un rato. Como a esa hora hacia mas bien fresco y solo llevaba una camiseta, compre un chal , color berenjena con algo de alpaca, muy bonito y que me ayudo hasta que el sol empezó a calentar.

Apartándonos de la plaza de los Ponchos, y calles adyacentes llegamos al mercado de abastos, que se extiende por la parte mas antigua del pueblo, guarecido, por arcadas y en alguna otra plaza, por toldos fijos.

Este mercado me pareció aún con mas colorido e interesante que el otro.

Muchos de naturales de la zona iban por allí eligiendo frutas y vegetales para su cesta, de lo mas variado. La riqueza del huerto del país es enorme, por poner solo un ejemplo, en patatas tienen entre 400 y 600 variedades, de todas las formas imaginables: aplanadas, redondas, alargadas; de colores de piel, amarillo, rojo, morado, negro, para nosotros desconocidas; una de las mas apreciadas es la "papa chola", con la que hacen la rica sopa serrana locro, que tuvimos ocasión de comer varias veces.

Dimos luego un paseo por la ciudad que conserva todavía un cierto aire colonial. La Plaza Bolívar, el centro del pueblo, tiene alrededor, como edificios mas importantes, el Ayuntamiento con un gran reloj, que adorna su bonita fachada y la iglesia de San Luis, conocida también como del Señor de las Angustias, patrono de Otavalo y muy venerado en la ciudad.

La fundación de esta iglesia, por los franciscanos, data del s XVI, y en ese lugar estaba hasta que fue destruida por un terrible terremoto, en 1.868. Se reconstruyo en 1.880.

Mientras la visitábamos se estaba celebrando una boda local. Tanto el novio como los invitados iban ataviados con el traje regional, y lucían sus espesas trenzas; no así la novia, que iba de blanco, como todas las novias del mundo.

Siguiendo nuestro paseo por calles con algunos bonitos edificios de tipo colonial, llegamos a la otra iglesia importante de Otavalo la Iglesia de El Jordán, que aunque de fundación menos antigua que la de San Luis, fue construida en el s. XVIII y destruida por el mismo terremoto. Su reconstrucción duro desde 1.910 hasta 1.964; hoy día se puede ver bastante similar a la original, según parece.

Habíamos conocido Otavalo y no solo lo que le da fama y nombre, además de ganancias, su Mercado Artesanal, sino todo el entorno.

Tras algunas dudas sobre la conveniencia de ir a Cotapachi, antes o después de comer, gano la primera opción.

Y es que esta población esta especializada en la confección de cuero.

Cotacachi tiene unos 40.000 habitantes, está situada a los pies de otro gigante andino, el volcán Cotacachi (4.939 m.) y goza de una gran prosperidad debido a su industria del cuero, con exportaciones a E.EU.U. y otros países.

Visitamos algunos comercios de la c/10 de Agosto, en la que se suceden las tiendas de artículos de cuero, tanto de abrigo, como complementos; de allí salimos C. y yo, así como casi todo nuestro grupo, con sendas chaquetas de cuero, muy bonitas por cierto.

Mientras dábamos una vuelta por la plaza cercana a la calle de las tiendas, un paisano local nos dejo sacarle unas fotos con toda su calma. Nos saludamos y nos dejo buen sabor de boca por su amabilidad, de lo mas natural.

Hicimos la comida en la Hacienda Cusin, magnifico hotel a los pies del monte del mismo nombre, en el valle de La Rinconada, cercano a Otavalo.

Nuestra guía ecuatoriana G., que disfrutaba de una gran ignorancia, incultura y desparpajo combinadas, nos contó una historia sobre jesuitas en Ecuador, en general, y en esta hacienda en particular, que resulto puro invento, supongo que para explicar el nombre de monasterio que le han puesto, a parte de las habitaciones del hotel; la historia del lugar no tiene nada que ver con ninguna orden religiosa.

Durante 400 años perteneció a dos familias de origen español, como explotación agropecuaria, desde que en 1.602 Felipe II la vendió a la familia Luna.

Después de la construcción de la carretera Panamericana, y el desarrollo del mercado de Otavalo, fue transformada en hotel, aprovechando algunas instalaciones casi en ruinas, que fueron remozadas.

Tras diversos avatares y habiendo caído en una casi total decadencia, el hotel fue vendido en 1.990 a los actuales propietarios, que lo han convertido en unas instalaciones muy atractivas, ampliándolo con la construcción de esa parte del hotel llamado Monasterio, en 1.995.

Esta labor lo ha convertido en un sitio paradisiaco, con preciosos jardines,

rincones que invitan a la tranquilidad, salones decorados con antigüedades, tanto españolas como indígenas.

Un ambiente acogedor y muy bonito de ver.

En el disfrutamos de una buena comida, seguida de un paseo por el hotel y los jardines.

Era hora de volver a Quito, a donde llegamos de noche.

Y para la noche había proyectada una salida nocturna, para conocer la animación de fin de semana de una zona, en estos momentos emblemática de la ciudad, la calle La Ronda.

Esta estrecha y relativamente larga calle que evoca muchas calles de España, con sus casas encaladas, farolas y balcones floridos, es una de las mas antiguas de la ciudad. Esta en pleno centro histórico de Quito. Fue habitada y frecuentada por poetas, músicos y bohemios en el s. XIX, y primeros del XX y otros personajes emblemáticos quiteños.

Como sucede con mucha frecuencia, el centro de la ciudad había sido abandonado por los habitantes mejor situados economicamente, que buscaban zonas mas modernas, y se había ido deteriorando gravemente, cayendo en la marginalidad y delincuencia; era una zona peligrosa.

Hasta que después de la denominación de Quito como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en 1.987, las autoridades administrativas han trabajado mucho por la recuperación del casco histórico.

En ese contexto va incluida la rehabilitación de La Ronda.

Ahora es una preciosa calle, muy bien iluminada, con gran afluencia de publico, entre los cuales familias enteras, que comprenden desde los abuelos hasta los nietos, y también mucha gente joven.

Hay establecimientos para todos los gustos, desde bares pequeños, hasta enormes, donde se pude comer y beber, e incluso asistir a un espectáculo folclórico, y muchos con música en vivo.

Después de pasear a lo largo de la calle, y entrar en algún bar demasido lleno, encontramos uno, muy grande, donde teníamos sitio. Nosotros y otra pareja de nuestro grupo, eramos los únicos extranjeros. La gente comía, bebía y celebraba, creo que oímos cantar, mas de una vez, el consabido "Cumpleaños feliz". También había un trío que, mas que cantar bramaba, con mas voluntad que acierto, lo que debían ser canciones conocidas por los asistentes, pero no por nosotros.

Allí probamos una bebida tradicional y muy popular en el país el canelazo, que se hace con aguardiente, azucar, jugo de naranjilla y agua de canela, y se toma caliente, ya que es originaria de la sierra andina.

Tengo que decir que aprecie poco el brebaje, pero hay que probar de todo.

Nuestro variado día... y noche había terminado.

Al día siguiente teníamos que conocer Quito.. de día.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Medallones de cerdo rellenos de espinacas

Un bonito, fácil y sabroso plato, que puede venir bien para alguno de estos días de fiesta.

Ingredientes



  • 2 solomillos de cerdo de 350-400 g cada uno
  • 25 g de mantequilla
  • 30 ml ( 2 cucharadas soperas) de aceite de oliva
  • 1 diente de ajo
  • Sal
  • Pimienta negra molida

Para el relleno
  • 1/2 cebolla grande, muy picada
  • 40 g de mantequilla
  • 175 g de espinacas picadas
  • 175 g de carne de salchichas
  • 30 ml (2 cucharadas soperas) de perejil muy picadito
  • 1 huevo batido
  • 1,5 ml (1/4 de cucharada de té) de sal
  • 1,5 ml (1/4 de cucharada de té) de tomillo fresco o molido
  • 1 pellizco de nuez moscada
  • 1 pellizco de pimiento de cayena

Elaboración

  1. Limpiar los solomillos de grasa y de la telilla que pueden tener.
  2. Recortarlos para dejar un cilindro
  3. Picar los recortes de carne y añadirlos a la, carne de salchichas.
  4. Cortas los cilindros a lo largo.
  5. Abrirlos, dejandololos a 1/4 de su grosor
  6. Aplastarlos con el mazo hasta que sean mas finos, y hayan aumentado al doble de superficie.

Para preparar el relleno

  1. Freír la cebolla picada en la mitad de la mantequilla, hasta que este transparente, unos 7 minutos
  2. Sacarla de la sartén y reservarla en un plato.
  3. Añadir el resto de la mantequilla y rehogar las espinacas otros 5 minutos.
  4. Mezclar bien la carne de salchichas, los recortes de carne picados, la cebolla, las espinacas rehogadas, el perejil picado, el huevo batido, la sal, el tomillo, la nuez moscada y la pimienta de cayena al gusto.
  5. Salpimentar los solomillos aplastados.
  6. Extender sobre cada uno el relleno.
  7. Enrollarlos firmemente.
  8. Atarlos con una cuerda o cosiendo los bordes.
  9. Salpimentar de nuevo por fuera


  1. Calentar el horno a 170ºC.
  2. Calentar el aceite d oliva con la mantequilla en una fuente de hornear.
  3. Aplastar el diente de ajo con la hoja de un cuchillo
  4. Freírlo en el aceite hasta que este ligeramente tostado.
  5. Retirarlo.
  6. Poner el rollo de cerdo a dorar por todos lados.
  7. Cubrir la fuente con papel de aluminio
  8. Dejarlo en el horno 45 minutos, dándole la vuelta de vez en cuando
  9. Destapar y dejar otros 15 minutos para que tome color.
  10. Retirar las cuerdas si ha atado.
  11. Cortar en lonchas

Servir sobre un lecho de patatas salteadas.


¡A que queda vistoso!... y sabroso

sábado, 11 de diciembre de 2010

Viaje a Ecuador: de Oviedo a Quito

El pasado mes de octubre mi marido y yo hicimos lo que se ha convertido, casi, en una "tradición", un viaje largo, a un país lejano; lejano en cuanto a las horas de avión que hay que emplear para llegar, pero cercano en cuanto que comparte parte de nuestra historia, sus costumbres y carácter son parecidos a los nuestros y su lengua es la misma: Ecuador.

En efecto pasamos quince días recorriendo de norte a sur, por el centro, este bonito e interesante país, no demasiado visitado por los españoles, e incluso llegamos hasta un destino muy deseado, en cambio, por nuestros compatriotas: las Islas Galápagos.

Nuestro grupo era bastante reducido, dieciséis personas, y por lo tanto manejable; algunos nos conocíamos del viaje, en el enorme buque Explorer, del año pasado y el ambiente fue agradable.

El viaje comenzó en Oviedo, continuó después de una corta espera en Madrid y transcurrió, sin incidentes, durante once horas, dentro del avión, que son las que se tarda en llegar a Quito, la capital de Ecuador y nuestra primera parada.

El pensamiento de las horas que me esperan dentro del avión me disgusta y aplasta, por decirlo así; pero después de tan pesimistas expectativas, la prosaica realidad que no puedes eludir, es menos agobiante de lo temido, y entre comer varias veces, leer y charlar un rato, se va pasando.

Lo de dormir ya es mas difícil, pues en esta ocasión salimos de día y llegamos de día, siete horas antes. Es cierto que cuando sales del avión, después de esa casi total inmovilidad, te sientes como si fueras un odre bien repleto, pesado, y cansado. Pero no hay que dejarse impresionar. Hay que hacer como si el tiempo, y sobre todo el reloj no existieran.

La llegada al aeropuerto de Quito, Mariscal Sucre, comporta cierta emoción, ya que parece que el avión va a aterrizar sobre los edificios.
                                                                                                               
Y es que este aeropuerto ha quedado rodeado de casas y almacenes, mismisimamente al lado de ellos, y por otro lado se ha quedado pequeño para los grandes aviones actuales, de manera que los mayores no pueden aterrizar en él, y los medianos caben justito. Ya ha habido algún que otro accidente, como perdida de parte de un ala, y "cepillado" de algún edificio.

Bien, pues sin ningún desagradable incidente desembarcamos en Quito, y de allí nos llevaron al hotel.

Era media tarde y todavía había luz. Debido a la situación del país en el ecuador geográfico, anochece muy poco después de las seis, todos los días del año, y amanece a las seis, durante todo el año. Doce horas de luz, con ese horario.

La impresión que produce la ciudad es de caos. Todo debe tener su orden, pero no lo parece.

Edificios desiguales, con la pintura desconchada, o pintados con una pintura de bajísima calidad, se suceden calle tras calle; el cielo esta encapotado, como debe ser siempre en estos meses de la estación húmeda, y por algunos lugares se ven las enormes montañas, mejor dicho volcanes, que rodean la ciudad.

Llegamos a nuestro hotel, el Hilton Colón, al lado del parque de El Ejido. Allí nos esperaban nuestros guias y una especie de comité de bienvenida a cargo de directivos del hotel y presentación de nuestra guía en Ecuador, una joven ecuatoriana, que llamaremos G. y del plan del viaje, en lineas generales; una vez concluida la breve charla, fuimos convocados para la cena, en el mismo hotel.

Tomamos posesión de la habitación, desde la que teníamos buenas vistas, y seguidamente pasamos al comedor del hotel.

Todos estábamos cansados, el reloj marcaba una hora y nuestro cuerpo otra; casi nadie tenia apetito, pero hicimos un esfuerzo de normalización y todos tomamos algo.

Otro esfuerzo de tipo físico, además del horario, es acostumbrarse a la altitud de Quito que está a 2.850 m. sobre el nivel del mar. Tengo que decir que ni C. ni yo tuvimos ningún contratiempo, solo un miembro del grupo se vio afectado seriamente, pues no podía respirar, una vez en la cama, y tuvo que venir un médico, pero afortunadamente, solo fue esa noche y ya no tuvo mas molestias.

Antes de seguir, digamos unas palabras sobre el país que íbamos a visitar.

Ecuador es un pequeño país del cono sur americano, que baña el océano Pacifico. Tiene unos 13.000.000 millones de habitantes en su suelo y mas de 4.000.000 millones de emigrados, principalmente en E.E.U.U. y en España.

Como ya indica su nombre, está atravesado, muy cerca de la capital, Quito, por la linea ecuatorial.

Este hecho y su geografía, en la que un elemento muy importante son los enormes y elevados volcanes, nevados les llaman ellos, de la cordillera andina, que atraviesan el país de norte a sur, por el centro, hacen que su clima resulte templado, y poco cambiante.

No hay cuatro estaciones, el clima se divide en dos, estación húmeda y estación seca. Eso no quiere decir que el sol, que cae perpendicular, no sea temible, cuando sale. Pero nosotros estuvimos en la estación húmeda, el sol, en general, sale poco y el cielo está velado por una variable, a veces ligera, otras veces densa, capa de nubes.

Ellos dividen su país continental en tres parte, la costa, la sierra y la Amazonía. La cuarta parte son las Islas Galápagos, en el océano Pacifico aproximadamente a 1.000 km de la costa.

Nosotros visitamos las tres últimas.


  • La Sierra
  • La Amazonía
  • Galápagos en la Isla Santa Cruz (Islas Galápagos)
Por el océano, cercano a la costa circulan dos corrientes marinas que contribuyen al clima, temperandolo, la corriente de Humbolt, fría que viene del sur y la corriente cálida que viene por el norte y procede del Caribe.

Es un país en el cual se ha producido una enorme biodiversidad, de las mayores del planeta, hoy día muy valorada y estudiada.

Su historia es casi tan variada como su naturaleza.

Los primeros pobladores, provenientes del oeste, el actual Brasil, se establecieron en la costa, que ofrecía un entorno mas habitable que la sierra, hace unos 6.000 años.

A lo largo de la costa, y después, también en la sierra se desarrollaron durante milenios, diversas culturas, valdivia, chorrera, machachila, etc, hasta llegar a las mas recientes como la huancavila, cara de la costa, cañari, o quitus del altiplano, que predominaron mas en un momento, o en otro, produjeron cerámica, y otros objetos de arte y se constituyeron en sociedades complejas, hasta que llegaron los incas en el s. XV d.C. y dominaron la mayor parte del país, poco antes de la llegada de los españoles.

Hasta principios del s. XV el Imperio Inca se concentraba alrededor de Cuzco, en el actual Perú, hasta que el Inca Pachacuti puso en marcha la creación del un vasto imperio, el Tahuantinsuyo o "Tierra de las cuatro regiones".

El sucesor de Pachacuti, Tupac Yupanqui marcho hacia el país de Cañar, donde encontró una feroz resistencia entre los cañaris, en el centro de Ecuador, que logro dominar, para seguir hacia el norte donde también se le opuso, una aún mas feroz resistencia, que finalmente fue abatida, con grandes matanzas y derramamiento de sangre.

Finalmente todo el territorio fue sometido.

Cuando llegaron los españoles el Inca Atahualpa, nieto de Tupac Yupanqui, estaba en guerra con su hermano Huascar, al que derroto, pero dejando el imperio inca bastante debilitado.

Francisco Pizarro llego a las tierras del imperio inca en 1.532. Después de diversas incidencias hizo prisionero a Atahualpa, y posteriormente lo ejecuto.

Cuando Sebastian de Benalcazar (o Belalcazar)

llego a Quito, en 1.534, por encargo de Pizarro, encontró la ciudad arrasada por orden del ultimo general del inca, Rumiñahui, que prefirió destruirla a que cayera en manos de los españoles.

Me resulto curioso que en varios lugares de Ecuador encontramos una especie de culto a este bárbaro, que al tiempo que destruía la ciudad, mato a una ingente cantidad de los habitantes que vivían allí, antes de ser conquistado el territorio por los incas. ¿Será que creen tener mas afinidades con los antiguos incas, que con los españoles?

A partir de 1.535 se desarrollo la época colonial, dependiendo lo que hoy es Ecuador, cuyo actual territorio era la Real Audiencia de Quito que, a su vez, dependía del Virreinato del Perú, y mas tarde del Virreinato de Colombia, llamada entonces Nueva Granada.

Ecuador fue una colonia relativamente pacifica, prosperaron la agricultura y las artes; pero también se produjeron algunos levantamientos de los indígenas y mestizos, por el sistema de trabajo forzado al que estaban sometidos.

La colonia tuvo una duración de cerca de 300 años.

Descontentos los criollos, descendientes de los dirigentes españoles, que llevaban, a veces, siglos en América, por las trabas al comercio y a un verdadero poder político, que ya no querían compartir con la metrópoli, y ayudados por Inglaterra, que deseaba hacerse con el comercio en esos enormes territorios, promovieron la independencia, que se logro en Ecuador en 1.822, al tomar militarmente Quito, uno de los oficiales de Simón Bolívar, el mariscal Sucre.

En los primeros ocho años de esta nueva situación Ecuador formo parte de la Gran Colombia, sueño de Bolívar, que agrupaba además Venezuela y Colombia, hasta que los grandes terratenientes de Ecuador, que querían dominar solos su territorio, acabaron declarando el país independiente en 1.830.

Después de la Independencia, las condiciones de la población indígena y mestiza continuaron igual, pues las leyes que los ataban a la tierra no fueron abolidas hasta finales del s. XIX.

La inestabilidad política fue grande a lo largo del s. XIX, con enfrentamientos continuos entre liberales y conservadores, produciéndose el asesinato de dos presidentes, a cargo de cada facción.

Esta inestabilidad política continuo durante el s. XX, con la toma del poder por parte de los militares, en grandes periodos de tiempo, derrocando al presidente elegido por sufragio universal, aunque nunca sufrió grandes derramamientos de sangre o brutales dictaduras, como en otros países sudamericanos.

Después de muchas promesas relativas a la persecución de la corrupción, fuertemente instalada en todas las esferas de la "cosa pública", de ajustes monetarios y financieros, y vaivenes políticos, actualmente ejerce el poder un presidente escorado a la izquierda, al menos verbalmente, apoyado por la vecina Venezuela, en lo que han dado en llamar "la revolución bolivariana", que agita los fantasmas del pasado colonial del país, con grandes mentiras, y se apoya, usando a destajo la demagogia, en las clases populares, compuestas en su mayor parte de indígenas y mestizos.

La economía del país, está basada, principalmente, en la exportación de materias primas, de las cuales la mas importante con mucho, es la del petróleo. Sorprende que habiendo sido descubiertos los yacimientos en la década de los 60 del s. XX, no haya una sola refinería en el territorio.

Otras de sus exportaciones son el plátano, el cacao y flores, principalmente rosas.

El turismo está poco desarrollado, aunque tiene instalaciones de gran calidad y es un país verdaderamente bello.

Se concentra sobre todo en las islas Galápagos, que han atraído la atención del mundo, como paraíso terrenal. Sobre esto ya volveremos a su debido tiempo.

Teníamos que prepararnos para descansar. El día siguiente era sábado, y se celebraba el famoso mercado de Otavalo, nuestro próximo destino.

Entre esta población y Quito hay 250 km, pero en Ecuador las distancias se miden en horas, no en km.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Piña rellena con jamón de pato

Aunque estamos en invierno, pongo esta receta de ensalada tropical; se puede preparar ahora o guardar para temperaturas mas templadas.
La tengo hace años, de cuando tuve una estupenda maestra francesa de cocina, que tanto nos enseño en sus clases, C.C.

Ingredientes


  • 2 piñas pequeñas
  • 300 g de arroz largo
  • 1 pimiento rojo
  • 1 pimiento verde
  • 100 g de jamón serrano cortado en lonchitas
  • 100 g. de jamón de pato
  • 4 cebollas pequeñas
  • 1/2 cucharadita de azafrán
  • 1 diente de ajo
  • 2 yogures
  • 2 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen
  • 1 limón
  • 1/2 cucharadita de pimentón
  • unos pocos berros
Elaboración

Cocer el arroz en agua hirviendo salada, con el azafrán
Dejar enfriar
Poner los pimientos enteros sobre la rejilla del horno, a 220º hasta que la piel se separa.
Cuando estén templados, pelarlos y cortarlos en cuadraditos.
Cortar las piñas por la mitad en sentido longitudinal.

Sacar la pulpa con cuidado de no estropear la piel de la piña

Cortar la pulpa de piña en cuadritos.
Reservar el jugo.
Exprimir el limón y reservan el zumo
Picar las cebollas finamente.
Mezclar el arroz, los pimientos, los cebollas picadas,


el jamón en tiritas, la pulpa de una de las piñas.

Rociar con un poco de jugo de piña y un poco de zumo de limón.
Salar y echar pimienta molida.

Para la salsa

Batir juntos los yogures, el zumo de limón restante, el ajo aplastado, el pimentón, sal y pimienta molida.(*)

Rellenar las mitades de piña con la ensalada de arroz, decorar con las lonchitas de jamón de pato enrolladas sobre si mismas y unas cuantas hojitas de berro.

Servir con la salsa aparte en salsera.

(*) El batido lo he hecho con la batidora eléctrica. Creo que queda mas unido, y es mas fácil.

Ahora que se aproximan la fiestas navideñas, en la que se celebran comidas y cenas extraordinarias, durante al menos diez días, pienso que esta receta sería apropiada para alguna de ellas. ¿Qué os parece?

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Teatro Real, Madrid: Ascenso y caída de la ciudad de Mahaggony

Este año la temporada de ópera en el Teatro Real de Madrid empezó con la obra de Kurt Weill, Ascensión y caída de la ciudad de Mahagonny.

Como se puede observar por el título, nuevos aires impulsan la elección de las óperas a representar.

En efecto esta temporada ha asumido el puesto de director artístico del Teatro Real, el belga Gerard Mortier, que, entre otros cargos de su dilatada trayectoria, fue director de la Ópera Nacional de París, durante cinco años, hasta 2.009.

Mortier ha llegado al Teatro Real de Madrid precedido de una importante polémica en el ambiente operístico. En París tuvo gran parte de la crítica y mucho del publico en contra, que lo abucheo y pateo, en muchas de sus producciones.

Para aceptar el cargo en Madrid, renuncio a un nombramiento, que ya tenia asegurado, como director artístico de la Opera de Nueva York.

Y es que este director de ópera ha dicho "solo trabajare en una casa donde pueda desarrollar mis ideas sin límites", y esa casa, al parecer, es el Teatro Real de Madrid

Estoy segura de que en Madrid tendrá las manos mucho libres para elegir tanto títulos como directores de orquesta, escenógrafos y todo lo que desee, solo limitado por la financiación estatal, hoy día con graves problemas de liquidez.

Su deseo de montar óperas de autores contemporáneos, como p.e. cantantes, y de encargar a directores de cine la dirección de tal o cual obra, también será del agrado de las actuales autoridades.

Ha anunciado que su intención es programar óperas de los s.XX y XXI, ya que según él, sabe y quiere transmitir la idea de que la música actual puede producir emociones, como la ópera mas clásica. Yo diría que la cólera, la indignación y el desagrado también son emociones, y fuertes por cierto.

En todo caso, y pasando a la función que tuve la oportunidad de ver el 8 de octubre pasado, tengo que decir que me gusto bastante.

En cuanto a la música, me tengo que llevar por mis gustos pues no tengo formación musical.

Después de oír bastantes obras modernas, desde Richard Strauss a Leo Janacek, pasando por algún ruso, como Mussorgky, he ampliado mis conocimientos y educado el oído, para gustar de una música sin arias, ni fragmentos facilmente reconocibles.

Por tanto aprecie debidamente esta original Ascensión y caída de la ciudad de Mahaggony.

La opera en tres actos obra del compositor alemán Kurt Weill, con libreto del escritor Berthold Brecht, se estreno en Leipzig, 1.930

La colaboración entre Weill y Bretch duro dos obras; tuvieron un gran éxito con la primera "La Ópera de Cuatro Cuartos", y también con "Ascensión y caída de la ciudad de Mahagonny", pero, incómodo por las restricciones que Brecht imponía al papel de la música en su teatro político, Weill lo dejo por otros colaboradores.

Y es que Brecht creía firmemente que la sociedad puede cambiar a través del teatro, musical o no, y a ello se empleaba.

Berthold Brecht, el mas grande dramaturgo socialista del s. XX, fue un escritor precoz, que se mostró siempre muy crítico con la cultura burguesa, impregnando su obra de ideas anarquistas y comunistas, creyendo en un cambio social basado en la desaparición de los medios de producción.
Brecht parece pensar que la salvación de la humanidad está en las doctrinas del comunismo.

Esto hace que su obra haya quedado un tanto anticuada, pues la historia ha continuado y nos ha mostrado las "hazañas" del comunismo real.

En cuanto a la música de Kurt Weill, la obra empezó siendo unas cuantas canciones intercaladas en el texto de Brecht, para pasar luego a una opera en tres actos, en la cual ya no hay diálogos hablados, sino que se canta todo el tiempo, tanto los solistas como el coro.

En ella se mezclan los ritmos del jazz, del neo barroco, con el ragtime y la música popular, y algunos interludios de atonalidad, una mezcla que Weill consiguió con éxito.

De algunas de sus canciones, como Alabama Song, se han hecho versiones que cantan actuales cantantes e incluso roqueros.

La versión ofrecida en el Teatro Real fue integra, y en inglés; otras veces se representa en el idioma original, el alemán.

El argumento trata de la fundación de Magahonny, por tres delincuentes, escapados de la cárcel, que vagando por el desierto de Alabama, deciden y consiguen fundar una ciudad, donde se practica la depravación y el despilfarro.

Todo está permitido si puedes pagarlo. El único delito conocido, castigado con la pena de muerte, es no tener dinero.

La primera en aparecer por allí es la prostituta Jenny Smith, uno de los principales personajes, con sus compañeras de trabajo.


Llegan después varios trabajadores que se han enriquecido en Alaska trabajando duramente durante siete años.

Bill, Jack, Jim y Joe, se proponen divertirse y quedan encantados con lo que ofrece Mahagonny.

Después del anuncio de la próxima llegada de un huracán, que sin embargo pasa de largo y se aleja de la ciudad, todo se estropea.

Jack muere de indigestión, después de un enorme festín; Joe reta a uno de los fundadores de la ciudad, a un combate de boxeo, en el cual muere. Jim, que ha apostado todo su dinero en el combate, queda arruinado.

Bill no quiere prestarle dinero para saldar sus deudas y Jenny, con la que ha tenido lo que él cree un romance, pero que no es otra cosa que el despliegue de la profesión de Jenny, también lo abandona.

Hay un juicio sobre la muerte de Bill, en el que queda claro que matar no es un delito punible.

Sigue el juicio por deudas de Jim. No puede pagar, el castigo es la pena de muerte.

Mientras se ejecuta la sentencia todos protestan, no se sabe muy bien porque, pues las contradicciones son enormes, mientras los fundadores de la ciudad sonríen.

La versión ofrecida por el Teatro Real, es una producción de "La Fura dels Baus" dirigida por Carles Pradissa y Alex Ollé, que hacen su segundo montaje para para este teatro.

Para escenificar este "cuento cruel sobre un mundo en decadencia", en palabras de G. Mortier, han recurrido a un vertedero, donde transcurre toda la ópera.

Lo del vertedero es quizás algo exagerado, pero desde un punto de vista simbólico, no va descaminado.

En esa ocasión se centran en la dramaturgia, contando con unos cantantes que son, además, muy buenos actores

La soprano canadiense Measha Brueggergosman, que se ha recuperado de una grave intervención, y el tenor alemán Michael Köning, encabezan el reparto y debutan en sus respectivos papeles.

La soprano tiene una bonita y profunda voz, aunque algo corta, que se deja tapar por nada. Por otro lado casi ninguno de los cantantes estaba sobrado de voz.
Los demás cantantes estuvieron en esa linea, unos con mas voz y otros con menos.

El Teatro Real no va a tener director de orquesta titular, sino que sera contratado para cada función. De qué añorar a Jesús López-Cobos.

En esta ocasión la orquesta estuvo a cargo del joven director Pablo Heras-Casado, una apuesta de Mortier.

La verdad es que me gusto mucho. Dirigió con gran intensidad y sentido musical, acentuando los pasajes dramáticos sin exagerar.

El nuevo coro del TR "Intermezzo", también tuvo una destacable actuación.

Lo que no me gusto nada fue el tratamiento del final, con el escenario convertido en un mitin, con enormes pancartas aludiendo a valores contrapuestos, que solo pueden llevar a cierta perplejidad.

En resumen, disfrute mucho más de lo que hubiera supuesto.

No fue esta la impresión del público en general, pues p.e. en mi fila se fue una pareja en plena representación y después del descanso clarearon los asientos. Algún público de Madrid aún debe adaptarser a los nuevos aires que han empezado en el Teatro Real.

Hasta la próxima, y seguramente mas convencional ópera.