lunes, 22 de septiembre de 2014

3er día en Fuerteventura: Playas de Jandía. Playa de la Barca, Gran Tarajal

                                                                   

En nuestro tercer día en la isla, fuimos a disfrutar de uno de los mayores atractivos de Fuerteventura, una de sus maravillosas playas.

Hay donde elegir, desde luego, pero nos inclinamos por la proximidad al hotel y elegimos la Playa de la Barca, playa de Jandía, cercana a Costa Calma.

La playa es fantástica y el paisaje que la rodea también; lo malo es su acceso, tiene mucha pendiente desde el aparcamiento hasta la playa, y no está bien acondicionado. Los visitantes que han acertado son los que eligieron el hotel que está a mismo pie de playa; de él se puede salir andando y encontrarse en la propia playa. Pero el desconocimiento y la poca y mala información no nos dejaron conocerlo antes del viaje.
                                                                             
Bien, pues una vez llegados a la arena, el lugar es paradisíaco.
                                                                       

Dado que las playas de Jandía se suceden, solo interrumpidas por algún risco o saliente, hay que saber que la Playa de la Barca es la zona norte de la Playa de Sotavento.

Tuvimos mucha suerte con el día, pues a pesar del fuerte viento del que, al parecer, disfruta todo el año, por lo que la prefieren  los amantes y practicantes del windsurf y del kiteboarding, para sus pruebas y campeonatos, la mañana que pasamos en ella, había una calma casi total, que nos permitio dar largos paseos y un no tan largo, pero muy agradable baño en el mar, que estaba a una excelente temperatura.


Con la marea alta, el agua llega hasta el palmeral, nada frecuente en otras playas, que hay delante del mencionado hotel; el lago que se forma y que es uno de los elementos mas significativos de esta playa, ya que ocupa el 80% de la misma, no impide el paseo, pues apenas cubre, ya que en su momento mas alto tiene 40 cm.

Las montañas que rodean el lugar, que le hacen de fondo, al estar cubiertas de arena, lucen como gigantescas dunas petrificadas, pues son del mismo color que la arena.

 Otro paseo después del baño, completo nuestra mañana de estreno en las playas de Fuerteventura.

El único elemento, no del todo agradable, si no eres de ese "club", es que es una playa de nudistas, aunque no en exclusiva, y parte de la tercera edad alemana se paseaba como vino al mundo a todo lo largo de la playa, espectáculo solo para iniciados. Que se va a hacer, todos somos criaturas de Dios!

Por la tarde, ya no teníamos ganas de recorrer km, así que fuimos hasta otro núcleo turístico cercano : Gran Tarajal.

Gran Tarajal, es, como digo, un agradable pueblo turístico, con una estupenda playa de arena negra, distinta tanto en cuanto al color de la arena como a su longitud, que es menor que la de cualquier playa de Jandía, como que la playa, está en el pueblo.
                                                                                 

Gran Tarajal, pueblo de 8.000 habitantes, con buenas instalaciones hoteleras, pues vimos en el paseo marítimo un hotel con muy buen aspecto, pertenece al municipio de Tiuneje, que está tierra adentro como todas las poblaciones de antaño.

Cuando paseamos por el paseo marítimo, a lo largo de la playa, por un lado y del pueblo por otro, el sol estaba bajando y la luz de poniente iluminaba casas y mar con esos tonos dorados propios de esas horas. Disfrutamos mucho del paseo.
                                                         
         
Además del turismo de playa, durante todo el año, ayudado por el excelente clima del que disfruta Fuerteventura, como el resto del archipiélago, el pueblo tiene la playa y dos muelles, y entre sus actividades deportivas destaca la fiesta de la "Pesca de Altura", a finales del verano, a la que acuden participantes de todas las islas.
                                                                         

Una buena cena en el bufet del hotel, seguida de una copa en la terraza completo nuestro día.            

lunes, 15 de septiembre de 2014

Bizcocho cuatro cuartos de chocolate, relleno

                                                                           

Este bizcocho originario de la región francesa de Bretaña, es uno de los clásicos de la repostería-

Se llama así porque se utilizan cuatro ingredientes en las mismas proporciones, que representan cada uno, un cuarto del bizcocho,

Hoy os ofrezco una variación con cacao, de las muchas que se pueden hacer.

Ingredientes
                                                                                       

Para el bizcocho

el peso de 250 g en huevos, 3 0 4
250 g de azúcar
250 g de mantequilla
200 g de harina
50 g de maizena
50 de cacao en polvo sin azúcar
1/ bolsita de levadura química
1 pica de sal
1 bolsita de almendras laminadas

Para la crema pastelera
                                                         

3/4 de l de leche
100 g de harina
6 yemas
200 g de azúcar
1/2 cucharadita de azúcar vainillado
unas gotas de esencia de limón o la cascara de un limón
3 cucharadas soperas de ron moreno

Elaboración

Mezclar la harina, la maizena, el cacao y la levadura en polvo.

Añadir la mantequilla reblandecida y amasar todo.

Separar las claras de las yemas; añadir a las yemas el azúcar batiéndolas, hasta que la mezcla se aclare y sea espumosa.

Echar la pizca de sal a las claras y batirlas a punto de nieve.

Incorporarlas a la masa con cuidado, levantándola con la espátula.
                                                                       


Poner una hoja de papel .vegetal en un molde desmoldable.
                                                               

Untarlo con mantequilla y espolvorearlo con harina.

Echar la pasta en el molde y poner en el horno precalentado a 180ºC, durante 45 minutos.
                                                                 

Desmoldarlo y dejarlo enfriar.
                                                                           

Preparar la crema pastelera.

Echar en 1/2 l de leche 5 cucharadas de azúcar, unas gotas de esencia de limón y una pizca de azúcar vainillado, y llevar a ebullición.
                                                           

Mientras tanto separar las yemas de las claras y añadirles el azúcar restante y la harina, echándolo poco a sobre la leche, a punto de hervir, removiendo constantemente con una cuchara de madera-

Cocer durante cinco minutos.

Cuando la crema esta templada añadirle las 3 cucharadas de ron y remover de nuevo, hasta su incorporación.

Reservar.

Cortar el bizcocho en dos o tres rajas iguales.
                                                                         

Poner una capa de crema y montar cada piso de la misma forma,

Cubrir con mas crema y esparcir por encima las almendras laminadas.
                                                                                     

 

                                                                               




lunes, 8 de septiembre de 2014

2º día en Fuerteventura Antigua, Betancuria, Pájara

                                                                           

La primera sorpresa del día, no muy agradable, la tuvimos al abrir las cortinas del balcón: llovía!!!. Sí, en está isla tan árida y seca también llueve, y nos toco en suerte ese meteoro, pues los chaparrones continuaron durante todo el día.

Sin dejarnos impresionar por ello emprendimos nuestro recorrido comenzando por una de las villas del interior, situada mas o menos, en el centro de la isla: Antigua.
                                                                       

Antigua, situada en la extensa llanura central de Fuerteventura, tiene cerca de 12.000 habitantes; a su municipio pertenece el núcleo turístico de Caleta de Fuste, que dista de ella unos 8 km. En esta localidad costera queda una de las torres de vigilancia, que tenían una función primordial de defensa, durante la larga época de la piratería.
                                                                       
                                                                   
Desde el punto de vista histórico, o en este caso prehistórico, fue una de las zonas mas habitadas de la isla antes de la conquista, como demuestran los restos arqueológicos encontrados en ella.

Antigua empieza a poblarse inmendiatamente después de la conquista, cuyos colonizadores y evangelizadores se mezclan con la población indígena, y ya en el s. XVIII es un importante caserío.

En 1.785 se convierte en parroquia independiente de Betancuria, a la que hasta entonces estaba unida,
después de diversas disputas a lo largo del tiempo, con la, entonces capital, por su aspiración de convertirse en la misma, título que consiguió solamente un año, de 1.833 a 1834, en que la capitalidad paso a la población costera de Puerto de Cabras, llamado hoy día Puerto del Rosario.

En el extenso valle donde se halla Antigua, había buenas tierras de cultivo, con producción de cereales que proveían al resto de la isla, y eran incluso, exportados; esto, y su posición en el centro de la isla, camino obligado de personas y mercancías entre Betancuria y la costa, le dieron cierta prosperidad.

Paseamos, pues, por Antigua disfrutando de ese ambiente particular de los pequeños pueblos y villas insulares, en los que el tiempo parece detenido.

Llegamos a la plaza principal donde se encuentra la iglesia de Nuestra Señora, principal monumento de la localidad, de gran sabor canario.


El templo fue construido entre los s.s. XVI y XIX, sufriendo a lo largo del tiempo ampliaciones y remodelaciones de la primitiva ermita, que fue su origen.
                                                                             

Los únicos paseantes de la la plaza eramos mi marido y yo, se respiraba, casi, demasiada tranquilidad, pero con muy agradable sensación.

Nuestro siguiente destino fue la primera capital de la isla, Betancuria.

Antes de llegar al núcleo histórico, paramos en uno de los hitos fundacionales de Betancuria, las ruinas del convento franciscano de San Buenaventura, creado tras la conquista, que puedo decir que me emocionaron, por ser uno de los monumentos mas antiguos del archipiélago.

El convento levantado en 1.423, por monjes franciscanos, cuya orden empezaba siempre la evangelización, tras la conquista, y que después de diversas tranformaciones en su arquitectura, funciono como convento hasta 1.835, cuando la desamortización de Mendizabal, es hoy día una ruina, aunque el entorno parecía cuidado, y así lo espero, de un lugar tan histórico.
                                                                               

En el mismo entorno está la también histórica ermita de San Diego, tan linda y canaria, levantada segun la tradición, en el lugar de una cueva donde se retiraba a orar san Diego de Alcalá, durante su estancia en la isla entre 1.441 y 1.449.

La edificación que hoy se conserva fue levantada en la segunda mitad el s. XVII, después de la incursión berberisca, de 1.593, que asolo e incendio los principales edificios de Betancuria.

La cueva donde oraba san Diego está en la cabecera de la nave del evangelio.
                                                                     
                                                                       
Betancuria que cuenta actualmente con algo mas de 800 habitantes, está situada en un fertil valle, al amparo del macizo de Betancuria, de 724 m de altitud, una de las mayores elevaciones de la isla,
                                                                         

Casas y casonas forman el mayor y mas antiguo conjunto histórico de la isla, e incluso podíamos decir del archipiélago, ya que fue fundada por Juan de Bethancourt, que le dio nombre y Gadifer de la Salle, conquistadores de la isla, en 1.404.

En 1.405 paso a la corona de Castilla, ya que los conquistadores, mercenarios normandos, estaban al servicio del rey Enrique III de Castilla, y desde entonces hasta 1.833 en que la capitalidad paso por un año a Antigua, fue cabeza del Señorío de Fuerteventura.

Hoy día ofrece un sugestivo aspecto, con sus casas enjalbegadas, en las que hay que fijarse detenidamente, pues aun conservan en puertas y ventanas rasgos góticos y renacentistas, detalles arquitectónicos que aparecen aquí y allá, y que decoran las viviendas, también adornadas de bonitos geranios.

Es otro de esos lugares mágicos, detenidos en el tiempo.
                                                                             

Su principal monumento es la parroquia matriz de Nuestra Señora de la Concepción, también llamada Santa María de Betancuria, situado en la plaza de la Concepción; sus orígenes datan de 1.410, cuando Juan de Bethancourt mando construir el templo en estilo gótico francés, para sustituir una pequeña ermita levantada en tiempos de la conquista, donde se veneraba la imagen de la Virgen María, traída por los conquistadores

Esta primera iglesia fue destruida por las hordas del pirata berberisco Jabán Arraez, como el resto de la villa, durante su ataque de 1.593, y fue reconstruida en 1.691.

Tanto la plaza como la iglesia, están envueltas en una deliciosa tranquilidad, como se siente en esos pueblos interiores bien conservados y cuidados.
                                                                               

Mientras paseábamos por Betancuria, nos cayó encima unos de los chaparrones del lluvioso día.

Seguimos nuestra excursión hacia Pájara, villa del centro de la isla, y el  mayor municipio de la misma, con importantes núcleos turísticos como Morro Jable, Costa Calma y Solana Matorral, que tiene la mayor extensión de playas del archipiélago, entre las que destacan las de Sotavento, Cofete, y Morro Jable, por citar algunas ellas.

Pero nosotros solo queríamos conocer el primitivo pueblo de Pájara, donde, por cierto, seguía lloviendo.

Pájara, en la actualidad próspero municipio, de cerca de 21.000 habitantes, fue desde el punto de vista histórico el resultado de múltiples segregaciones e incorporaciones territoriales entre los s.s. XV a XIX, de los cuales se tiene poca o ninguna información, pues los archivos fueron destruidos durante los numerosos ataques de piratas y corsarios, que asolaron e incendiaron los pueblos de Fuerteventura, entre los cuales Pájara, durante casi trescientos años.
                                                                             

De tal manera que lo absolutamente cierto es que se constituyo en ayuntamiento independiente en 1.834, creado tras la abolición del régimen señorial.

Se sabe igualmente que en el siglo anterior, en 1.711 su parroquia, dedicada a Nuestra Señora de Regla, se segrega y se hace independiente de la Parroquia Matriz de Betancuria, debido a la protección, desde finales del s. XVII de la poderosa familia, originaria de Pájara, de los Sanchez Umpierrez , los "Coroneles", que tuvieron gran poder en la isla.

El edificio mas importante de Pájara es sin duda, la iglesia de la Virgen de Regla. Erigida como ermita, a principios del s. XVII, fue ampliada, cuando se produjo su segregación de la Parroquia Matriz de Betancuria en 1.711.

                                                                         
Lo mas llamativo del templo es su extraordinaria portada, paradigma de la arquitectura canaria. Está fabricada con piezas separadas de piedra rojiza, con numerosos elementos decorativos, como figuras geometricas, serpientes, soles, luna, cabezas humanas, etc., que han dado pábulo a interpretaciones arriesgadas, en las que los expertos en arte no se ponen de acuerdo.
                                                                     

En todo caso es muy bonita y sorprendente.

En los alrededores de la iglesia parroquial podemos ver varios ejemplos de los molinos, que se usaron en otras épocas
                                                                           

Era la hora de comer y además seguía lloviendo, por lo que nos refugiamos en uno de los restaurantes, ubicado en una casa canaria, donde su dueño, griego afincado en Pájara desde hacia años, nos puso un plato con diversos quesos majoreros, nombre para los naturales y los productos de la isla, verdaderamente excelentes, que con alguna otra cosa y unas cervezas, nos sirvió de almuerzo.

Tanto el restaurante como sus proximidades, tenían un gran sabor isleño.

                                                                             

El día había sido provechoso en recorrido y conocimientos, de la parte mas histórica de la isla de Fuerteventura. 

lunes, 1 de septiembre de 2014

Merluza al rojo blanco

                                              


Ingredientes

1 k de merluza
 g de jamón
1 huevo
6 aceitunas
1/2 l de leche
2 cucharadas de harina
30 g de mantequilla
3 cucharadas de aceite
1 hoja de laurel
Sal

Elaboración
                                                                     

Pedir en la pescadería que preparen la merluza quitando la espina del centro, e la del lomo y abriéndola en abanico.

Picar el jamón, el huevo cocido y las aceitunas y rellenar con este picadillo la merluza.
                                                                           

Cerrar atándola o con palillos para que no se salga el relleno.
                                                                                     

Salar y colocar la merluza en una bandeja de horno y hornear a 200º C, 10 minutos, pasados los cuales, sacar y cubrir con la salsa bechamel y con la de tomate y hornear otro 1/4 de hora.
                                                                                     
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Para la salsa bechamel

Poner la mantequilla en una cacerola.

Cuando la mantequilla este derretida añadir las dos cucharadas de harina, removiendo todo, sin que tome color. Añadir la leche templada sin dejar de remover y dejar hervir unos minutos.

Para la salsa de tomate

Cortar finamente una cebolla mediana, y freírla en las cucharadas de aceite, unos 5 minutos.

Agregar el tomate pelado y cortado y dejar cocer 1/2 hora.

Pasarlo por la batidora.