viernes, 6 de mayo de 2011

Ecuador. Capitulo XIV. Islas Galápagos. Tercer día

Cuando salimos a desayunar la garua continuaba cayendo de forma suave y silenciosa pero constante; solo al mediodía, cuando la fuerza del sol es mayor se toma un descanso.

Ya no íbamos a salir mas de la isla Santa Cruz. La verdad es que tiene muchas cosas que conocer, y a parte de ellas íbamos a visitarlas hoy.

Aquí haré un inciso para decir, creo que mas bien recordar, pues ya lo he comentado, que para estas lejanas islas y un conocimiento  mas exhaustivo de las mismas, lo que me parece mas adecuado es un crucero entre islas. Cada una de ellas tiene características distintas, galápagos y aves diferentes, por otro lado la residencia en el barco tiene ventajas de comodidad y no habrá garua ninguna. Si alguna vez volviera por allí... ya se lo que haría.

La isla Santa cruz, es la segunda en tamaño del archipiélago, en el cual ocupa una posición central.
Su nombre se debe a la Santa Cruz, donde Cristo fue crucificado. Sirvió de base a piratas y balleneros durante tres siglos.

Fue colonizada a finales de 1.920 por un grupo de noruegos, que provenían de una desafortunada tentativa de colonización de la isla Floreana, donde pensaban dedicarse a enlatar pescado, proyecto que no pudo realizarse. Los que quedaron cambiaron los peces por la agricultura, estableciéndose en las alturas de la isla.

Con un cielo grisáceo, como es el mas frecuente por esos parajes, pero no frío, comenzamos por bajar a Puerto Ayora, capital de la isla.

Puerto Ayora, es la ciudad mas poblada del Archipiélago, donde residen cerca de 15.000 personas. Es el mayor destino turístico, por su cercanía con el aeropuerto, situado en la casi adyacente pequeña isla Baltra, separada solamente por un estrecho canal de 150 m.

Su nombre, de reciente cuño, se debe a uno de los buenos, aunque cortos, en cuanto a duración de su mandato, presidentes de la República, de 1.929 a 1931.

El minibús nos dejo en lo que podríamos llamar plaza del pueblo, cerca del embarcadero, que ya conocíamos, de nuestro viaje a la isla Isabela.

Desde allí fuimos andando, unos 15 minutos, hasta la Estación Científica Charles Darwin.

Este importante centro fue fundado en 1.959, bajo el auspicio de la UNESCO y de la Unión Mundial para la Conservación, con el fin de preservar y cuidar las islas, impulsado por la Fundación Charles Darwin de Inglaterra, cuyo director era, entonces, el eminente biólogo Julien Huxley.

En efecto, se necesita mucha colaboración y mucho dinero para realizar esa conservación, ya sumamente amenazada por la historia pasada, corsarios, balleneros, colonos acompañados de los animales domésticos, y mas recientemente turismo en crecimiento, que ha hecho que el archipiélago pase a ser incluido por la UNESCO en la Reserva de la Biosfera en peligro.

La Estación Científica Charles Darwin, empezó a funcionar, después de su fundación y construcción, en 1.964. A ella acuden científicos de todo el mundo, para realizar investigaciones y contribuir a la conservación de la biodiversidad de las islas.

La estación, fundación sin animo de lucro, depende enteramente de las donaciones de personas, fundaciones, empresas y gobiernos del mundo

Entre científicos, educadores, estudiantes y voluntarios cerca de 200 personas trabajan en el Estación, en estrecha colaboración con el Parque Nacional de Galápagos, en cuya construcción, en 1.968, colaboro en gran medida, así como con el Centro de Crianza de Tortugas Gigantes de la isla Isabela, y también en la isla San Cristóbal.

Sus principal misión es la de realizar estudios científicos, y acciones necesarias para la protección del suelo, el mar, la conservación de la flora y la fauna de las Islas Galápagos, en todas sus formas.

También hace educación ambiental entre los habitantes de las islas.

Toda esta encomiable labor necesita de ingentes cantidades de dinero, y se encuentra bastante amenazada por, digamos, la fuerza de los hechos entre los cuales el aumento de población residente y el turismo, son dos de los mas candentes.

La estación presenta información sobre la geología, evolución, endemismo, especies introducidas y asentamientos humanos, aunque su actividad mas evidente es la cría de galápagos de las distintas subespecies, traídos de las islas donde originalmente vivían.

La visita empezó por una breve toma de contacto con un miembro del personal, que nos explico los fines y medios de la estación. El programa mas desarrollado es el de la cría de tortugas gigantes y sus distintas subespecies, como decimos, para repoblar con ellas las diferentes islas.

Los galapaguitos están en corrales rotulados con el nombre de la subespecie, y la isla de que proceden, y con la edad que tienen.

El recinto tiene una gran extensión, con espacios diferentes según las necesidades de su habitantes.

Está lleno de plantas autóctonas; otra de las actividades de la estación es el cultivo y la conservación de las especies endémicas de plantas; el programa regala a los residentes plantones para sus jardines.

Andando por el extenso jardín llegamos a la "residencia" de uno de los grandes atractivos de la estación "El Solitario Jorge". Se cree que esta tortuga gigante es la única superviviente de la subespecie Geochelone nigra abingdoni, una de las once subespecies de tortugas de las islas Galápagos.

Fue encontrado en la isla Pinta, en 1.971 por unos cazadores de cabras, que se dedicaban a eliminar estos animales introducidos, en otro tiempo, por el hombre y que han provocado la casi extinción de las tortugas gigantes en esta isla. Fue llamado así por el personaje creado por el actor americano George Gobel.

Trasladado a la Estación Científica Charles Darwin, para su cuidado, se ha intentado allí que se reproduzca, poniéndole dos compañeras de la subespecie originaria del volcán Wolf , con la esperanza de que se pudieran conservar sus genes.

Los primeros veinte años El Solitario Jorge rechazo, mostrándose agresivo con ellas, la presencia de las hembras. Posteriormente, en 2.008, su actitud cambio, se volvió mas, digamos, colaborador y se reprodujo, pero por desgracia ningún huevo de los puestos por la hembra fecundada, se mostró viable.

Se supone que el Solitario Jorge tiene unos ochenta años, goza de buena salud, y es posible, aunque difícil, que se encuentre alguna hembra de su especie en la misma isla Pinta, donde él fue encontrado.

En esta pequeña isla el programa de erradicación de cabras se ha completado y la vegetación esta volviendo a ser lo que era.

Otro galápago famoso es Super Diego, llamado así por haber sido repratriado del zoológico de la ciudad californiana de San Diego, en 1.977.

Super Diego corresponde a la especie Geochelone Hoodensis, de la isla Española; se cree que tiene mas de 130 años .

A su vuelta a las Islas Galápagos, Super Diego se integro en un grupo de dos tortugas machos y doce hembras, únicos supervivientes de su especie, logrando la conservación de su subespecie en peligro de extinción.

Su éxito reproductor ha sido tan grande que cuenta con 1.700 hijos.

Super Diego y su grupo, con sus numerosos descendientes, serán reinsertados en su isla de origen, a finales de 2.011.

Super Diego y el Solitario Jorge están en las antípodas, en cuanto a éxito reproductivo.

En otro recinto estaban las iguanas terrestres (Colonophus Subcristatus); este reptil endémico de las islas, vive en las zonas áridas del interior.

Su alimentación es exclusivamente vegetariana. Pueden pesar entre 7 a 12 k. y varían de las iguanas continentales en su color, que es mas vivo, con trazos amarillentos y anaranjados.

Por su aspecto parecen venir de un mundo perdido en que los reptiles dominaban los mares, los cielos y la tierra. Son verdaderamente atractivas, aunque inquietantes.

Había también bonitas largartijas de lava, que abundan en todos lados, son variedades endémicas de las islas.

Los otros animales que poblaban el jardín eran las aves, con los simpáticos pinzones de darwin y otros de tamaño pequeño.

Habíamos estado toda la mañana en la Estación oyendo información y viendo todos esos fantásticos animales y plantas.

Era hora de comer y para ello nos llevaron a la Escuela de Cocina de Puerto Ayora.

Allí un personal encantador y bien preparado nos sirvió un excelente comida

El resto de la tarde lo pasamos en el pueblo, caminando a lo largo de sus calles y muelles.

Vimos algunas aves acuática, como esta garza real

Tuvimos un disgusto al ver en una de las plataformas de madera donde se ponen los lobos marinos a descansar, a uno con un enorme herida en su cuerpo. Pensamos que podría haber sido una hélice de motora, pero luego supimos que se debía al ataque de un tiburón.

Algunos de nuestros compañeros fueron a avisar a las autoridades del puerto, pero solo fueron escuchados, para oír, a continuación, que los tiburones contribuyen a mantener el equilibrio ecológico, ya que los lobos marinos a su vez, atacan y comen atunes; que era, por tanto una cosa "natural" y que ellos no intervenían nunca... El pobre lobo marino se las tendría que apañar solo, supongo, para morir lentamente.

Después del paseo y siempre contemplado el puerto y el océano, nos tomamos un cafecito.

Volvimos a nuestro hotel en la cumbre de la isla aún con luz, y aprovechamos para pasear, pues la garua se había tomado un respiro, siempre por los senderos acotados.

Había una bonita vista, con las montañas de la isla recortandose en el horizonte.

domingo, 1 de mayo de 2011

Rosquillas

Hoy he hecho un postre de los que hacia mi querida madre, con gran maestría.

Todos los días la recuerdo y lamento su perdida; con la desaparición de la madre se va mucho de nosotros, además del cariño.

Nadie nos ha conocido como ella, incluso antes de conocer nuestro rostro. Con nadie hemos estado tan unidos, antes de nacer y luego por largos años. Es una perdida que no tiene consuelo.

Pero.., dejemos las penas y conservemos los buenos recuerdos.

Estas rosquillas son uno de ellos; muy fáciles de hacer, y aun mas de comer

Ingredientes


  • 1/2 k de harina
  • 1 huevo
  • 4 cucharadas soperas de aceite
  • 4 cucharadas soperas de leche fría
  • 2 cucharadas soperas de anís
  • 6 cucharadas soperas de azúcar
  • 1 cucharadita de moka de levadura química
  • 1 l de aceite
  • azúcar glas

Elaboración

Batir el huevo en un bol o ensaladera
Añadir el aceite, la leche y el anís.
Batir para mezclar bien.
Añadir el azúcar y la levadura.

Añadir poco a poco la harina que admita, que será mas o menos el 1/2 k., hasta la necesaria consistencia.

Formar unos rollitos finos, del ancho de un dedo meñique

y darles la forma de rosquillas

Calentar el aceite.

Freír las rosquillas por tandas, empezando con el aceite caliente y cuando se hayan inflado las rosquillas, poner el aceite mas caliente, para que queden bien hechas por dentro y doradas por fuera.

Sacar y dejar escurrir.

Espolvorear con el azúcar glas cuando aun estén calientes

martes, 26 de abril de 2011

Ecuador. Capítulo XIII. Islas Galápagos. Segundo día

Por la mañana de nuestro primer día completo en la isla Santa Cruz, en nuestro hotel de las alturas, el tiempo seguía nublado y la garua continuaba cayendo.

Salimos a las ocho, después del desayuno, para dirigirnos a Puerto Ayora y embarcar allí en un pequeño barco, para dieciseis personas, las que componían nuestro grupo, el guía B. y el capitán del catamaran.

Nuestro destino era la isla Isabela, la mayor de las Galápagos; era un viaje para conocer, un poco, la fauna y flora de la isla, además de sus paisajes.

Navegamos durante dos horas y media. En el transcurso del viaje, con bastante movimiento del barco, el delegado de la agencia, que vino con nosotros desde España, N., se mareo completamente, y varios pasajeros se sintieron incómodos por el mismo motivo. Por fortuna yo no mareo en barco.

Durante el viaje además de contemplar el océano, vimos varias pequeñas islas y algunos islotes, de formas curiosas.

En la isla Isabela hacia algo parecido al calor, que nos conforto.

Isabela es la isla mas grande del archipiélago; su nombre es un homenaje a la reina Isabel I de España, Isabel La Católica, que propicio y financio el viaje de Cristóbal Colon, en el cual descubrió el Nuevo Mundo.

Tiene una sugerente forma de caballito de mar, que le ha proporcionado la fusión de sus seis volcanes, cinco de ellos activos. En cada uno de ellos habita una de las subespecies de tortuga gigante, única en el mundo.

El volcan Wolf es el punto mas elevado de la isla con 1.707 m de altura Es un volcán activo.

El volcán Sierra Negra tiene un cráter de mas de 10.000 m de diámetro, el segundo mas grande del mundo.

Los nombres de los otros volcanes son Alcedo, Cerro Azul, Darwin, Ecuador .

La isla tiene una población de 2.200 habitantes, siendo su capital Puerto Villamil, situada al sur de la isla.

La entrada a la bahía de Puerto Villamil es algo difícil debido a la gran cantidad de rocas y grietas profundas, todo ello con un mar agitado.

Al sur, la isla tiene grandes extensiones de pasto, del cual se alimentan el ganado caballar y vacuno de la zona.

Al llegar a Puerto Villamil, desembarcamos.

Un precioso paisaje nos rodeaba.

Íbamos a tener ocasión de contemplar muchos de los animales que pueblan las islas, además de las tortugas gigantes.

Fuimos primeramente al Centro de Crianza de Tortugas Gigantes "Arnaldo Tupiza", que trabaja junto con la Estación Científica Charles Darwin, de la isla Santa Cruz, situado a 1,5 km del embarcadero, donde tuvimos la oportunidad de contemplar el éxito del programa de protección y crianza de galápagos.

En el centro están recogidos galápagos de los diferentes volcanes de la isla, subespecies con características diferentes, algunos en peligro de extinción.

Ha habido varias actuaciones importantes en la vía de conservación de las diferentes especies de galápagos, como p. e. el rescate de cuatro machos y dos hembras en 1.994, de Cerro Paloma, uno de los conos menores de la isla. Una de las hembras resulto no fertil; la segunda hembra, finalmente, anido en 1.998 y ahora se cuenta con nueve galapagitos de Cerro Paloma.

Las tortugas de otro de los conos, Cazuela, no están en tan grave peligro de extinción; en su lugar de origen existen individuos adultos y juveniles, pero se hallan en grave competencia por el alimento con los chivos, traídos por los colonos, y el pisoteo de los nidos por parte de los burros salvajes, de la misma procedencia.

La subespecie que habitaba cerca del volcan Cerro Azul, tortuga de caparazón aplastado, estimada en 70 individuos, está amenazada por la depredación de sus nidos, por hormigas del genero Solenopsis; ante el grave peligro de extinción que supuso la erupción del volcán de 1.998, fueron evacuadas, con la ayuda del Ejercito Ecuatoriano, y trasladadas al Centro de Crianza de Puerto Villamil, ascendiendo a 17 el numero de individuos actualmente.

El Centro de Crianza esta poblado con plantas nativas, como el manzanillo (Hippomane mancinella), la margarita de galapágos (Darwiniaothamnus spp), algarrobo (Prosopis juliaflora), chililica (Caesalpinia bonduc), y un largo etc.

Las tortugas son alimentadas tres veces por semana. El agua la toman de las pequeñas lagunas que hay por las instalaciones.

Las vimos caminado con su característica lentitud, alimentandose con gran dedicación y energía, en fin, a sus anchas en esos amplios corrales.

Se podían observar su diferencias morfológicas a simple vista.

También vimos algún otro animalito, como esta lagartija nativa.

Puerto Villamil fue fundado en 1.897 por Antonio Gil, intendente de Guayaquil, para explotar el ganado salvaje, y las tortugas.

En la empresa se extrajo el aceite de las tortugas sacrificandolas por miles, se cazaban tambien focas y lobos marinos para obtener sus pieles, ademas de emplear a muchos obreros, en la importante fabrica de curtidos, que fue el objetivo principal de la empresa de Gil, con las pieles que obtenidas del ganado vacuno de la zona.

Toda la familia de Antonio Gil se traslado a Isabela, donde mandaron, de forma absoluta, hasta 1.935. Su empresa decayó cuando las leyes de Ecuador se endurecieron respecto a las condiciones de trabajo de los obreros y la prohibición de captura de ganado cimarrón.

En los años 70 del siglo pasado llegaron a la isla mas colonos, que se instalaron en las partes altas de la isla. Poco a poco el trabajo agropecuario se fue abandonando para dedicarse a la pesca, que actualmente tiene la mayor productividad de la isla; sin embargo, el turismo y la artesanía, son actividades económicas en crecimiento.

Al salir del Centro de Crianza de Tortugas y siguiendo un paseo que se creo con la ayuda de E.E.U.U., en la zona suroeste de la ciudad, se llega a la zona de manglares y lagunas saladas, a donde nos llevo nuestro guía B.

El manglar, que abunda en las costas de las Islas Galápagos, es un ecosistema formado por arboles llamados mangles, nombre tomado del guaraní, que significa árbol retorcido, muy tolerantes a la sal; albergan una gran diversidad biológica, que comprende aves, aves migratorias, peces, crustáceos, moluscos, etc.

Los manglares son anfibios, es decir que viven semisumergidos en la zona intermareal, entre la pleamar y la bajamar. Los mangles de diversas especies están asociados con otras muchas plantas herbáceas y leñosas, que tiene en común la gran tolerancia a condiciones extremas de salinidad y bajas cantidades de oxigeno, en aguas y suelo.

Desempeñan una función clave en la protección de las costas contra la erosión eólica y del oleaje. Además están considerados como uno de los sistemas mas productivos del mundo, por la gran cantidad de especies que lo habitan y la mucha materia orgánica que generan, fundamental en la cadena alimentaria.

Actualmente están protegidos por la ley y es un delito talarlos, ya que ha desaparecido el 70% del manglar costero en el archipiélago, por la tala indiscriminada.

Pudimos verlos en una laguna. El paisaje era fantástico, con el volcán mas próximo, Sierra Negra. El manglar era esplendido y todo el conjunto tenia un aire exótico y misterioso.

Antes de volver al pueblo para comer, visitamos otra laguna poblada por flamencos, y otras aves.

Los flamencos están asentados allí, como por otras partes del continente sudamericano.

Hicimos la comida en un bonito hotel llamado Iguana Crossing, que tenia interés añadido, podíamos decir, al estar al lado del camino que las iguanas marinas, especie única en el mundo, transitan desde una laguna en la trasera del hotel, hasta una magnifica playa, situada delante del mismo, para alimentarse, pues los machos pueden estar sumerguidos, un buen rato.

Fue nuestro primer contacto con este lagarto, y se puede decir que me dejo fascinada.

La iguana marina (Amblyrhyncus cristatus), es una variedad endémica de Galápagos, que vive en las costas rocosas, alimentandose de algas marinas; puede permanecer dentro del mar buceando, hasta cuarenta y cinco minutos y con su hocico característico, buscar las algas escondidas entre las rocas.

La actividad diaria de las iguanas marinas esta determinada por la temperatura y la marea.

Al ser animales de sangre fría necesitan del calor del sol. Aprovechan el mediodía, cuando el sol calienta mas y la marea esta baja para alimentarse en la orilla de la playa; si son machos grandes se sumerjen en el mar, a cierta profundidad, para buscar mas alimento.

La iguana marina tiene grandes facultades para nadar, sus colas son aplanadas, nadan ondulando lateralmente sus cuerpos. Sus garras son largas y afiladas para agarrarse a las rocas.

Bien pues cuando llegamos al hotel, era la hora de actividad de las iguanas. Solas o en filas venían de la playa donde habían estado alimentandose. Se dejaban ver y observar sin ningún reparo.

En la comida tuve ocasión de probar el famoso cebiche de pescado. Este plato consistente en carne, o mas frecuentemente pescado o marisco marinado con diversos cítricos, al cual se añade cebolla, o algún otro condimento, forma parte de la cocina de los países de la costa sur del Pacifico, entre ellos Ecuador. Tengo que decir que no me gusto demasiado, mas bien nada.

Después de comer nos fue sugerido un baño en la magnifica playa de blancas arenas coralinas, que estaba frente al hotel. Varios compañeros de viaje se dieron un chapuzón. Mientras, nosotros paseamos a lo largo de la playa; las iguanas estaban tomando el sol encima de las rocas basálticas, confundiéndose con el color negro de las mismas.

Los pájaros nativos, pelicanos, fragatas, algunos cuyo nombre no sé, volaban por encima de las olas, buscando su alimento. Fue un precioso paseo.

Luego nos montamos en la camioneta que nos trasladaba en Puerto Villamil de un lado a otro; hay que decir que en este pueblo las calles no están asfaltadas, solo el paseo al que hice referencia antes, para volver al embarcadero. Íbamos a visitar otra parte de la isla, a la que nos trasladamos en lancha: Las Tintoreras.

Este islote está a unos 10 minutos en lancha desde Puerto Villamil. Tiene una pequeña bahía de aguas transparentes, color turquesa, donde se pueden apreciar lobos marinos, iguanas marinas, cangrejos rojos en gran cantidad, pingüinos, rayas...

Al llegar vimos un par de pingüinos, a una buena distancia

La bahía está comunicada a una grieta de aguas cristalinas y de poca profundidad donde se pueden ver las tintoreras, un tiburón de pequeño tamaño.

Para llegar a la grieta hay un sendero de lava Aa. Este tipo de lava escoriacea, lleva este nombre hawaiano, que significa pedregosa con lava aspera, y también fuego y quemar, nombres todos ellos descriptivos. Es difícil caminar por ella, por su superficie rugosa y fragmentada. Hay que pisar con cuidado pues una caída supondría algo mas que un rasguño.

Vimos a las tintoreras en gran número, que estaban descansando en el fondo, pues apenas se movían, ya que tiene hábitos nocturnos de alimentación.

Había grandes colonias de iguanas, tomando el sol y amontonadas unas encima de otras.

Esta especie estuvo en peligro de extinción, pero la política de protección en las islas ha tenido éxito, por la ausencia de depredadores de las iguanas, que anidan en este islote, y la población de iguanas se ha recuperado.

Por las rocas cercanas al mar, entre el oleaje y los vientos, caminaban con sus largas y ágiles patas los cangrejos endémicos del las Galápagos (Grapsus grapsus). Los que se ven son los adultos de color naranja brillante; cuando son jóvenes, su color es oscuro, para camuflarse de los depredadores.

En una de las playas, rodeada de manglar vimos algunos lobos marinos; también estaban tumbados en unas balsas de madera que había en algunas lanchas. Cerca, andaban una pareja de pingüinos, así como las iguanas y los cangrejos.

Por último otro de los espécimenes, este no nativo de las islas, el Homo sapiens, en su forma de buceador, se había trasladado en considerable número y continuaba haciéndolo en botes y lanchas, provisto de gafas, tubo de buceo y chaleco salvavidas, para observar el mundo submarino.

Después de esta intensa visita a algunas de las maravillas de la naturaleza, se acercaba el regreso a nuestra residencia en la isla de Santa Cruz. Nos esperaban otras cerca de tres horas de viaje en el catamaran. Varios de nuestros compañeros, con tendencia al mareo, se habían provisto de remedios para el mismo y no lo pasaron tan mal como a la ida.

El sol se ponía ya cuando salimos; pudimos ver sus cambiantes resplandores, mientras se iba recortando, cada vez mas pequeña la isla Isabela.

En la húmeda cumbre de la isla Santa Cruz, donde esta nuestro hotel, la garua continuaba cayendo...