sábado, 7 de abril de 2012

Portugal. El Algarve

El tiempo seguía esplendido para nuestra visita del día a la región de Portugal, el Algarve, que limita con Huelva.

Siempre me es grato ir a Portugal, país que me encanta, y que por suerte conozco hace mucho tiempo, pero nunca había estado tan al sur, en el mismo sur.

Recorrimos de nuevo el camino hacia Huelva, contemplando los bosques de pinos piñoneros que ocupan una gran extensión, y que son explotados por el delicioso fruto que producen. Al parecer esta labor, y la consiguiente ganancia, ya que el piñón es uno de los frutos secos mas caros del mercado, se la encomiendan a personas sin otro trabajo, que así pueden tener algún ingreso, aunque la temporada es corta, solo algo mas de tres meses.

También vimos gran cantidad de invernaderos donde se cultiva intensivamente la fresa, y el fresón, durante todo el año, desde hace tiempo, y mas recientemente el arándano, que producen una gran riqueza en la región.

Otro cultivo que se ve son los campos de naranjos, y otros cítricos, aunque son mas pequeños que los del Levante.

Por último el olivo también tiene su parte en esta poderosa agricultura de Huelva

Otro de los accidentes geográficos destacados que vimos por el camino, es una enorme duna fósil, que está consolidada con los pinos que crecen en ella, la mayor altura, por esa parte.

Al pasar a Portugal el paisaje se vuelve mas abrupto y la agricultura menos desarrollada; abundan los higueras, los alcornoques y sobre todo los algarrobos, cuya harina utilizan aun, sobre todo en pastelería.

En el Algarve íbamos a visitar tres ciudades: Tavira, Faro y Vila Real de Santo Antonio.

El nombre de Algarve es de origen arabe, al-Garb, nombre descriptivo que significa oeste u occidente, referido a los antiguos territorios conquistados, y llamados por los musulmanes al-Andalus.

El rey Alfonso III de Portugal la reconquisto para los cristianos en 1.249, y se proclamo rey del Algarve, lo cual no supuso ninguna autonomía para la región, que siguió unida al resto de Portugal.

Hoy día, el Algarve es la región mas turística y visitada de Portugal, por gentes que provienen de muchos países europeos, debido a sus magnificas playas y paisajes naturales, como la Sierra de Monchique, y la Sierra de Caldeirao, además de su clima mediterraneo, pues las sierras cortan los vientos mas fríos, y sus magnificas playas.

Bien, pues empezamos nuestro recorrido por Tavira, preciosa ciudad a orillas del río Gilao, de unos 17.000 habitantes.

Al llegar a Tavira sorprende su gran puente romano, podríamos decir de base romana, aunque construido en el s. XVII, puente de siete ojos, que ofrece bonito espectáculo.

Siempre me ha sorprendido lo bien conservados que están los pueblos portugueses, con pocas muestras del tratamiento inmisericorde de la piqueta, y la construcción moderna, masiva y bastante fea de algunos pueblos de nuestro país.

Tavira, a poco mas de 30 km de la frontera española, es una de las mas atractivas ciudades del Algarve, desde el punto de vista arquitectónico.

Su origen data de alrededor de 2.000 a.C. Tuvo gran importancia durante la ocupación musulmana, que duro hasta 1.262, en que fue reconquistada por don Paio Peres Coreia, caballero de Santiago, que la anexiono a la corona portuguesa.

Durante la época de los descubrimientos portugueses fue un importante enclave, por ser el puerto mas cercano a África, convirtiéndose en base de aprovisionamiento y hospital, y también para la defensa contra las incursiones piratas, en el Océano Atlántico.

Varias desgracias, entre otras la peste que se declaro en 1.645, el terremoto de 1.755 y la desaparición de su puerto, ocupado por los sedimentos, iniciaron una larga decadencia, mitigada en el s. XVIII por la instalación de industrias pesqueras del atún, y la salazón de pescado.

Hoy vive, principalmente, del turismo.

Fue casi destruida por el terrible terremoto de Lisboa de 1.755, y reconstruida después, con muchos bonitos edificios diciochescos con balcones de forja, y nada menos que ¡¡treinta y siete iglesias!!.

Su casco antiguo de callejuelas estrechas y empedradas, se reparte a ambos lados del río, unido por el puente romano.

Paramos en la Plaza de la República, a orillas del río y cercana al Puente Romano, que ahora es peatonal, rodeada de las casas mas antiguas y elegantes y la totalidad del casco antiguo.

En el centro hay un monumento, bastante feo, que conmemora a los combatientes de la primera Guerra Mundial, y alrededor tiene un escenario con gradas de piedra semicirculares, para ver los espectáculos públicos que allí se realizan.

Casi en la misma plaza encontramos la Ermita de Nuestra Señora de la Piedad, pequeño templo del s. XVIII, construido después del terremoto de 1.755, y que perteneció a la Cofradía del mismo nombre. El portal está decorado con un corazón traspasado por un puñal.

La segunda iglesia que encontramos, ya en la cuesta que lleva a la zona del antiguo castillo, fue la Iglesia Matriz de Santiago, una de las mas antiguas de la ciudad; construida en el s. XIII, ha sufrido diferentes modificaciones. En la fachada hay un gran medallón con la imagen de Santiago a caballo, luchando contra los moros, como muchas de las representaciones que hay en España, con la misma evocación.

Su pobre estilo arquitectónico no tiene que ver, al parecer, con las valiosas pinturas y esculturas que guarda en su interior, que no pudimos ver, por estar cerrada.

Subiendo encontramos la Posada Convento de Graça, emplazado en el antiguo convento de Ermitaños de San Agustín, fundado por D. Sebastiao en 1.569.

Situado en la colina del Castillo, donde antiguamente estaba la judería, destacan en el interior su patio renacentista de los s.s. XVI y XVII y la escalinata de roble, así como la fachada, ambas del s. XVIII.

Tanto el interior como el exterior lucen esplendidamente restaurados, para albergar una de las Posadas portuguesas, establecimientos hoteleros de lujo de los que hay por todo el país.

Subiendo, subiendo llegamos a la Iglesia de Santa María del Castillo.

Construida en el s. XIII, sufrió enormemente con el mencionado terremoto de Lisboa, por lo que en su reconstrucción ha habido algunas modificaciones. Conserva elementos góticos, como la puerta de entrada, las gárgolas y adornos varios.

La torre del reloj pertenece a la construcción primitiva, pero los agregados decorativos son posteriores.

En cuanto al interior, no pudimos verlo al estar cerrada.

Esta adosada a las ruinas del castillo, construcción del s. XII, de origen musulmán, muy dañado por el terremoto de 1.755 y por los siglos posteriores, en que fue desmantelado.

Quedan parte de sus murallas, que tienen consideración de Monumento Nacional desde 1.939.

Pasear por el esplendido jardín que hay cerca de ellas fue muy bonito, pues, además, se pueden contemplar desde el Mirador allí instalado, las cúpulas de las iglesias de la ciudad, los Jardines del Castillo, y los techos de la ciudad moderna.

Al bajar nos encontramos con la cuarta y última iglesia que visitamos en esta ciudad: la Iglesia de Nuestra Señora de la Misericordia, que es, seguramente, la mas interesante de la ciudad. Data del s. XVI y está considerada como el mejor ejemplo de arquitectura renacentista en el Algarve.

En el interior, que en esta ocasión pudimos ver, hay magníficos azulejos y un impresionante retablo con mucho pan de oro.

Bajados de nuevo a la Praça da República, aprovechamos para tomar un zumo, y contemplar el río, el puente romano y las bonitas casas.

Seguimos nuestro viaje hasta llegar a Faro, la actual capital del Algarve y su mas importante ciudad, con mas de 60.000 habitantes.

Faro se encuentra en el espacio natural protegido de la Ría Formosa, lugar muy bello, y es desde hace años una dinámica ciudad que recibe el turismo de toda Europa. Su costa con excelentes playas, y su benigno clima, hace que sea visitada y deseada por muchos ciudadanos europeos, de tal manera que se encuentra llena de hoteles y apartamentos turísticos, para atender esta demanda, así como dispone, también, de un aeropuerto internacional.

Pero ni la estación del año, ni nuestra intención era la de disfrutar de playa alguna, sino de conocer la ciudad.

El entorno de la Ría Formosa estuvo habitado desde la Prehistoria. Los romanos fundaron una ciudad, llamada Ossonoba, que ocupo el mismo lugar donde ahora está Faro, en la que se desarrollo el comercio, llegando a ser un importante enclave del suroeste de Iberia.

Después de la caída del Imperio Romano fue ocupada por los visigodos y seguidamente por los moros, tras la conquista islámica de la península, hasta que fue reconquistada por el rey Alfonso III de Portugal, en 1.249.

En 1.596, sufrió el ataque corsario del conde de Essex, Robert Devereux, que la saqueo, y que se apodero, entre otras muchas cosas, de la biblioteca del obispo de Faro, libros que luego fueron donados a la Universidad de Oxford, donde forman parte de la Bodleian Library.

Con ocasión del terremoto de Lisboa de 1.755, varias zonas del Algarve sufrieron graves daños; el tsunami provoco grandes destrucciones en la zona costera, excepto en Faro, que resulto protegida por los bancos de arena de Ría Formosa. Desde entonces, la ciudad siempre ha sido la sede administrativa de la región.

Un triste acontecimiento sucedió en esas maravillosas playas en época reciente. Una niña británica, de casi cuatro años, Madeleine McCann, que pasaba unos días con sus padres y hermanos en una de las playas del Algarve, desapareció la noche del 3 de mayo de 2.007, sin que se haya logrado encontrarla, ni conocer que fue lo que paso para provocar esa desaparición, a pesar de la gigantesca operación mediática que sus padres montaron, y que duro muchos meses.

Finalmente, cuando, varios meses después fueron imputados por la desaparición, en Portugal, los padres de la pequeña regresaron con sus otros dos hijos a Gran Bretaña, y con mas de un millón de euros, que habían obtenido de donaciones de particulares, para la búsqueda por todo el mundo de Madeleine, que nunca ha aparecido. He leído que pagaron la hipoteca de su mansión, con parte de ese dinero.

Uno de esos misterios modernos, que ni la policía, ni los medios han conseguido resolver.

Empezamos nuestra visita por la catedral.

La catedral de Faro es una parte del conjunto que forman la Plaza de la Catedral, el Seminario, el Palacio Episcopal, el Ayuntamiento, la propia catedral y tras la catedral, en la adyacente Plaza de Alfonso III, el convento de Nuestra Señora de la Asunción.

Es un conjunto magnifico, muy bien conservado y mantenido.

Se llega a la Plaza de la catedral atravesando un precioso arco.

La Plaza rodeada de naranjos, que resultan de lo mas decorativo, es amplia, de manera que todos sus monumentos se pueden ver muy bien.

El Palacio Episcopal, construido en el s. XVI, residencia del obispo de Faro, es un gran edificio, que ocupa toda la manzana. Tiene adosado el Seminario Episcopal, el edificio mas grande de la Plaza, que sigue desempeñando la función de formación de futuros sacerdotes.

Otro gran edificio de la Plaza, es el Ayuntamiento. A pesar de ser mucho mas moderno que los anteriores, no desentona. Se inició su construcción, en estilo neoclásico, en 1.883, que se prolongo durante décadas.

La Catedral o Iglesia de Santa María, fue construida después de la reconquista cristiana en 1.251, y entregada para su administracion a la Orden de Santiago, pero no fue hasta 1.577 cuando llego a ser la sede episcopal del Algarve.

Después del terremoto de 1.755 la torre, que había pertenecido a la antigua muralla, fue reconstruida.

Su estilo es gótico, del cual han sobrevivido la torre, el gran pórtico de entrada, y dos capillas laterales, cubiertas con bóvedas de crucería.

Tuvo que ser reparada después del ataque corsario, en 1.596, del conde de Essex, que la saqueo e incendio.

Tiene también elementos renacentistas, y sobre todo barrocos, incorporados en el s. XVIII, como la Capilla de Nuestra Señora de los Placeres y la Capilla de San Letio, además del retablo mayor, todo en pan de oro.



También son notables los azulejos, tan típicamente portugueses, que adornan la Capilla de Nuestra Señora del Rosario.

Es impresionante el órgano barroco situado junto al Coro alto, adornado con motivos orientales, conocidos como "chinoiseries", del cual hay solo otro, en el mundo.

Seguidamente aprovechamos otra de las facilidades de la catedral, como es la subida a la Torre, desde la cual se contempla la esplendida vista de Ría Formosa, y de la ciudad.

Ría Formosa es un sistema de islas de barrera, que comunica el mar a través de seis ensenadas. Cinco de estas ensenadas son naturales y móviles, la sexta es artificial y fue abierta para permitir un mas fácil acceso al puerto de Faro. Parte del sistema es un Parque Natural, instituido en 1.987, pero también tienen gran importancia en la economía de la región, las granjas de marisco y la ultilización del puerto de Faro.

Es una zona de paso de las aves migratorias entre las cuales el calamón común, emblema del parque, es una de las especias mas raras de Europa, que vive, solamente, en España y Portugal, precisamente en Ría Formosa.
                                                                           

Desde lo alto de la torre pudimos ver una gran extensión de la Ría Formosa, grande y bonito espectáculo.

Justo detrás de la catedral está el Convento de Nuestra Señora de la Asunción, que alberga desde 1.976, el Museo Arqueológico y Lapidar "Infante D. Henrique".

Construido en el s. XVI como convento de monjas Clarisas, es de estilo renacentista. El Museo, que no visitamos, alberga piezas desde la Prehistoria hasta la Edad Media, siendo las mas importantes las del periodo romano, como el mosaico Océano y los bustos de varios emperadores, Agripino, Adriano y Galiano. También tiene una gran colección de arte sacro.

Algunas cigüeñas aprovechan las torres de Faro

Después de contemplar un buen rato la ría, bajamos para caminar por los alrededores.

Encontramos la muralla, que rodea el casco antiguo o Vila Adentro, en portugués, de forma ovalada y remoto origen, ya que se remonta a los romanos. Fue modificada durante la ocupación árabe; conserva de esa etapa dos torres albarranas que servían para proteger la entrada del Arco del Reposo; también quedan restos de la muralla bizantina.

A pesar de los estragos causados por el ataque corsario del s. XVI, y el terrible terremoto de 1.755, las murallas han sobrevivido hasta el día de hoy en Faro.

Otro de los símbolos de la ciudad es el Arco da Vila, una de las puertas medievales de entrada al casco histórico; en el interior del arco hay otro arco de herradura, que pertenecía a las murallas árabes.

Paseamos por su entorno contemplando al mismo tiempo la hermosa Ría Formosa, con la esplendida luz de esas latitudes.

Cuando llegamos cerca de la orilla muchas terrazas estaban ocupadas por turistas europeos, que vienen a estas ciudades costeras huyendo del frío y la poca luz solar, que hay en invierno, en sus países.

Nosotros dejamos Faro, del cual sin duda se pueden visitar mas monumentos y sus playas, que dejaremos para otro viaje, ya que se acercaba la hora de comer.

Para esto fuimos a Vila Real de Santo Antonio, ciudad que está en la frontera, en la desembocadura del río Guadiana, enfrente de la española Ayamonte.

Vila Real de Santo Antonio tiene algo mas de 10.000 habitantes. Sus orígenes están en la villa medieval de Santo Antonio de Arenilla, que desapareció anegada por el mar a principios del s. XVII.

Fue el Marques de Pombal, primer ministro del rey José I, y destacado representante del Despotismo Ilustrado en Portugal, el que ordeno su construcción, siglo y medio mas tarde, en 1.773, con el propósito de promover la pesca y aprovechamiento del atún, que abundaba extraordinariamente en esos mares.

El proyecto tuvo mucho éxito y en pocos años la ciudad se convirtió en pujante centro conservero del atún y la sardina.

Del s. XVIII conserva muchos edificios del centro de la ciudad, y de las margenes del Paseo Marítimo.

Bien, pues en uno de sus restaurante hicimos las comida; nos pusieron un plato conocido y apreciado por mi, brandada de bacalao, que estaba bien preparado, además de alguna otra cosa.

Después de la comida pudimos pasear por la bonita Plaza Marques de Pombal, rodeada de naranjos, y de edificios diciochescos, con un obelisco central, en honor del rey José I.

En la Plaza se encuentra la Iglesia Matriz de Nuestra Señora de la Encarnación, también del s. XVIII.

Por el Paseo marítimo llegamos a la orilla del Guadiana, río que hace de frontera.

Enfrente se veía el pueblo español de Ayamonte.

En un bar tomamos un cafecito y uno de los licores de la zona, Amarguinha, un licor dulce, que se elabora en Portugal, hecho a partir de almendras amargas, una mezcla entre limoncello y amaretto, en cuanto a sabor, mientras contemplábamos el gran río.

Nuestra visita al Algarve había finalizado. Esta parte de Portugal, no me defraudo, me gusto tanto como otras, de mis anteriores visitas.

domingo, 1 de abril de 2012

Pierna de cordero asada, con relleno de frutos secos

El cordero es delicioso, siempre que guste su especial sabor; relleno es un plato, diria yo, de fiesta; ahora que se aproxima la Pascua de Resurrección, que nosotros celebramos comiendo cordero, como es tradicional, os propongo esta variedad, un poco mas sofisticada, que queda muy bien tanto de sabor, como de presentación.

Ingredientes

1k1/2 de pierna de cordero deshuesada
75 g de azúcar
Sal y pimienta negra molida

Relleno

225 g de albaricoques secos, remojados una noche en agua fría
225 de ciruelas pasas remojadas remojadas en agua fría
75 g de pan rallado
25 g de mantequilla blanda
2 yemas
1 cebolla picada fina
4 cucharadas sopera de perejil picado
1/4 de cuchara de té de romero seco picado
1/4 de cuchara de te de tomillo seco
Ralladura de 1 limón
Pimienta de cayena al gusto
Sal y pimienta negra molida

Elaboración

Sacar de la nevera y dejar reposar el cordero 2 horas antes de prepararlo.

Mientras hacer el relleno.
Escurrir las frutas remojadas.
Picar en grueso 150 g de albaricoques y 75 g de ciruelas.
Poner las frutas picadas en una ensaladera, con el pan rallado, la mantequilla blanda, las yemas, la cebolla, el perejil picados, las hierbas secas, la ralladura de limón y la cayena.

Calentar el horno a 190ºC.
Poner el cordero abierto sobre una tabla, con la piel para abajo.

Extender el relleno sobre la carne.
Doblar hacia dentro lo que sobresalga de la carne y enrollar bien.
Atar con un bramante.

Coser el borde con una aguja gruesa, hasta que quede bien cerrado.
Poner el azúcar en un cazo con 150 ml de agua.
Llevar a ebullición revolviendo.
Agregar los albaricoques y ciruelas restantes y cocer suavemente 5 minutos.
Forrar con papel de aluminio una fuente de asar.
Sazonar el rollo con sal y pimienta.

Ponerlo en la fuente forrada.
Escurrir los albaricoques y ciruelas pochados y ponerlos alrededor del rollo de carne.
Regar con el almíbar.
Asar el rollo de cordero relleno durante 30 minutos. Subir luego la temperatura a 200 ºC y dejarlo otros 30 minutos.

Regar de vez en cuando con el jugo de la fuente.
Pasar las frutas a una fuente de servicio caliente.
Quitar la cuerda del asado y ponerlo en la fuente caliente.


Dejar reposar 15 minutos para que se "asiente".


Servir el cordero en la fuente con las frutas alrededor y el jugo caliente en salsera.




domingo, 25 de marzo de 2012

Parque Nacional de Doñana

Hoy íbamos a conocer uno de los lugares mas interesantes de la zona de nuestra residencia: el Parque Nacional y el Parque Natural de Doñana, gran espacio natural protegido que rodea por todos lados a Matalascañas, puesto que este pueblo turístico está construido en terrenos que fueron del parque.

Era una excursión de medio día, así que aprovechamos la mañana para pasear de nuevo por el largo paseo marítimo de Matalascañas, escogiendo la otra mano que el día anterior, es decir en dirección a Cádiz. El paseo es tan largo que no llegamos al final. Tiene partes mas anchas y mejores que otras. Las construcciones también son dispares, desde apartamentos de poca altura, bien retranqueados del paseo, como bloques mas próximos al mismo, que lo afean considerablemente.

El sol lucía sin ninguna nube, y todo el cielo resplandecía con la luz propia de estas latitudes, que no he visto en ningún otro sitio.

Después de comer salimos hacia Doñana, utilizando para visitar el parque unos microbuses todoterreno, ya que la mayor parte del trayecto se realiza por la arena. Primero por la propia playa, de la que recorrimos unos seis km., después por las dunas y el parque.

El coche daba unos tremendos saltos; subía y bajaba por la arena, pero todo eso valió la pena.

Doñana, está situado en la desembocadura del río Guadalquivir, se extiende por las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva, que es en la que tiene mas extensión. Creado como Parque Nacional en 1.969, está rodeado, a su vez, por el Parque Natural (pre-parque) creado en 1.989 y ampliado en 1.997, para aumentar la protección, comprendiendo en total, cerca 105.000 ha.

La mayor parte de su territorio es de origen fluvial, pero el mar también tiene protagonismo en su formación, estando influenciado por el Océano Atlántico y aunque, un poco mas lejano, por el mar Mediterraneo.

La variedad de sus ecosistemas, que veremos mas tarde, y los cambios climáticos de las estaciones, hacen que tenga una enorme biodiversidad.

Es un gran espacio natural, con una amplia extensión de marismas, donde hivernan numerosas especies de aves acuáticas, que pueden llegar a los 200.000 individuos, de mas de 300 especies.

Su nombre proviene de la duquesa doña Ana Gómez de Silva y Mendoza, esposa de don Alonso Pérez de Guzmán, VII Duque de Medina Sidonia, familia que fue propietaria de mas de la extensión de la provincia de Huelva, durante mas de 300 años.

El gran territorio fue destinado, sobre todo, a la caza, para la cual se introdujeron algunas especies no autóctonas, como el gamo, y se construyo un palacio o pabellón de caza, "Las Marismillas".

Tanto fue el uso cinegético que dio la casa de Medina-Sidonia al parque, que la primera estrofa de la Fabula de Polifemo y Galatea, que el gran poeta del Siglo de Oro Góngora, dedico al conde de Niebla, le pide que interrumpa esta actividad para escuchar sus versos.

Huésped ilustre del Coto fue el rey Felipe IV, que participo durante días, acompañado de una gran corte, en cacerías y banquetes, a cuenta del IX duque de Medina Sidonia, don Gaspar Pérez de Guzmán.

Otro huésped ilustre fue el gran pintor Francisco de Goya, invitado por la Duquesa de Alba, doña Cayetana de Silva, esposa del XV Duque de Medina Sidonia, don José Alvarez de Toledo, su mecenas. Durante su estancia compuso el Álbum de Sanlucar, una colección de dibujos, y realizo, al parecer, la maja vestida y la maja desnuda.

Mas visitantes, entre cazadores y naturalistas se interesaron por el parque, dándolo a conocer en Europa, y haciendo ver la necesidad de su conservación y estudio.

En 1.900, el XIX Duque de Medina-Sidonia, don José Alvarez de Toledo y Caro, se convirtió en el último duque propietario de Doñana, al vender la finca, que estaba en completo abandono y ruina, al industrial don Guillermo Garvey, el cual, con una excelente gestión, la doto de nuevo del esplendor que hoy conocemos.

Después de diversos avatares y dueños, fue declarada Parque Nacional en 1.969 y preservada, desde entonces, de aventuras inmobiliarias y turísticas que hubieran acabado con este espacio natural privilegiado y único en Europa.

Doñana cuenta con cinco ecosistemas diferentes.

  1. Playa
  2. Dunas
  3. Marismas
  4. Ver
  5. Bosques

Fue declarado Patrimonio de la Humanidad, por la Unesco en 1.994.

Veamos ahora, uno por uno, algo estos ecosistemas.

Una vez en el minibus todoterreno, recorrimos el primero de los ecosistemas, la playa, por la que circulamos durante unos seis km, de los treinta que tiene la playa del parque, con el brillante sol sobre el agua, por la derecha y las dunas vírgenes por la izquierda.

Todavía hay unos cuantos habitantes en el recinto del parque. Gente que vivía allí antes de ser declarado espacio protegido. Muchos se han ido marchando, a lo largo de los años, pero todavía quedan alrededor de media docena de familias. Tuvimos ocasión de ver alguna de sus viviendas, con aspecto de chabola, pero con antenas parabólicas y placas solares.

Pueden vivir allí todo el tiempo que deseen, pero tienen prohibido aumentar o reparar cualquier parte de la vivienda con obra de mampostería, lo cual contribuye al aspecto desastrado. Su medio de vida es el marisqueo, y en menor medida la pesca.

Pasamos cerca de otra torre defensiva, de siglos pasados, como las que hay de trecho en trecho por toda la costa, bien alta, pues no se vio afectada del derrumbe que provoco la caída de la torre de Matalascañas, durante el terremoto de Lisboa, de 1.755.

El todoterreno giro, después, para adentrarse en las dunas.

Este ecosistema es el que mas me intereso y fascino, ya que no sabia practicamente nada del sistema dunar.

Las dunas ocupan un amplio territorio en Doñana. Son acumulaciones de arena fina, generadas y regidas por el viento del suroeste, que sopla casi constantemente en el litoral de Doñana.

Cuando el viento tiene, como es el caso, una dirección dominante la duna adquiere forma de C, con la parte convexa en contra del viento, y movidas por él van avanzando, en lo que se llama Trenes de dunas, cambiando el paisaje y provocando el enterramiento de los arboles, sobre todo pinos, y matorrales, que crecen en las partes bajas y huecas que dejan las dunas, en lo que llaman corrales, y que acaban muertos. Este es uno de los fenómenos mas característicos de la zona de playa del parque.

Estas dunas se llaman moviles, en contraposición con las dunas que han quedado fijadas por arboles, generalmente pinos, que les impiden moverse, y que se llaman dunas fosiles.

Bajamos del bus en medio de las dunas, que son un gran espectáculo, por sus formas y colores.

Los corrales de pinos y matorrales estaban preciosos y... tan verdes; parece mentira que la arena pueda con ellos, tal se diría que esta viva.

Seguimos recorriendo el parque, hasta llegar a las marismas.

Aquí no tuvimos suerte pues por la larga sequía, que se ha prolongado durante todo el invierno, las marismas estaban casi secas, o al menos, aparentemente. Por lo tanto, además de que el paisaje era desolador, había pocas aves acuáticas a la vista, algunos patos, en algunos pequeños charcos y algunos flamencos a lo lejos.

Estas son ejemplo de lo que hay en las marismas, cuando están llenas de agua.

Atravesamos también varios bosques de pinos. En un claro de uno de ellos está el pabellón, llamado palacio de Las Marismillas,

que no es particularmente bonito. El otro palacio, el Acebrón, que no vimos, está en la zona del parque que no se visita, dedicada al estudio y conservación de este espacio natural.

Mientras transitábamos por los bosques y prados vimos algunos ejemplares de la fauna del parque, sobre todo gamos y algún ciervo y jabalí.

Tampoco tuvimos suerte con uno de los animales emblemáticos del parque: el lince ibérico. Este precioso felino autóctono, especie protegida por hallarse en peligro de extinción, es difícil de ver, según nos dijo el guía, y eso fue lo que paso, no lo vimos.

Para que se vea la belleza de este felino, pongo estas fotos que por supuesto, no son mías. ¿A que parece como si se hubiera maquillado para una fiesta de disfraces?

Tampoco nos fue dado ver al otro "habitante" emblemático de Doñana, todavía mas difícil de avistar que el lince: al águila imperial.

Hay también en el parque una cierta cantidad de animales domésticos, sobre todo caballos y vacas, que pastan allí a sus anchas, en una casi libertad. Digo casi, pues tienen dueño, que los controla.


En el Parque hay también una gran variedad en la flora, dada su gran biodiversidad. Muchas de ellas no son autóctonas, como p. e. los pinos. El pino piñonero, especie muy abundante en el parque, fue traído aquí para fijar el suelo, en el s. XIX y es hoy día un elemento importante del paisaje. Como especies autóctonas estaban las sabinas y el enebro, que hoy día son pequeños matorrales minoritarios.

Hay bastantes eucaliptos, que están siendo eliminados, y adelfas, destinadas, también, a desaparecer. Nos contaron que las adelfas fueron plantadas, como planta decorativa, por los duques de Medina- Sidonia, para conseguir arbustos con flores, en las ocasiones en que venían a cazar los reyes y su corte.

Por el bosque hay señalados unos senderos, que son utilizados una vez al año, por las Hermandades de la Virgen del Rocío, que vienen de Cádiz y de Sevilla, atravesándolo, para asistir a la Romería del Rocío, en la que se concentran en la Aldea del Rocío, en el municipio de Almonte, mas de un millón de personas, durante la celebración, cincuenta días después de la Pascua de Resurrección, el día de Pentecostés. Por esos senderos transitan las carretas cargadas de romeros, ataviados con trajes regionales, y también gran cantidad de gente a caballo, en carreta y andando.
                                                       

Gran fiesta tradicional y popular, que no deja de ser un atentado ecológico, por los destrozos que supone para el parque y la gran cantidad de basura que se acumula esos días.

Por último llegamos hasta el final del parque en la ribera del río Guadalquivir. Enfrente teníamos la provincia de Cádiz. Se podía ver la gran anchura del río y Sanlucar de Barrameda.

En esta parte se encuentra el Poblado de La Plancha, construido como se cree que fue en tiempos de los últimos pobladores antiguos de Doñana "gentes arcaicas, dotadas de inmemorial sabiduría para dominar la naturaleza", como las describe el escritor Caballero Bonald.

El poblado de chozas, se halla en un bosquecillo de pinos que han tomado formas curiosas debido al viento de la zona.

Volvimos a Matalascañas por la playa, en una carrera fantástica del todoterreno, que parecía, no un vehículo terrestre, sino acuático pues iba dentro de la ola de la orilla, de tal manera que el agua salpicaba con frecuencia en el parabrisas.

Nuestra ultima parada fue en el centro de Interpretación del Acebuche, que esta muy bien montado, pero que no nos fue de demasiada información.

Con el paseo por el interior del parque habíamos quedado mejor informados que de cualquier otra manera.