martes, 29 de enero de 2019

Moraira y Benisa


Hoy visitamos dos localidades cercanas a Javea, la primera fue Moraira, precioso enclave en el litoral.

Esta pequeña población costera, que dista algo mas de 13 km de Javea, pertenece al municipio de Teulada, situado en el interior a 6 km de la costa.

De sus 14.000 habitantes el 60% son extranjeros, atraídos tanto por su templado clima, con una media anual de 18º, como por sus excelentes playas, ya que tiene 8 km de costa con siete playas, como por su buena infraestructura y servicios, como por su bonito y bien conservado casco antiguo, con edificios históricos, iglesias fortificadas, castillos y murallas.

En la temporada veraniega la población llega a doblarse.

Aunque el topónimo de Moraira es  muy antiguo, en otros tiempos se refería a algunos accidentes geográficos de la costa, como cabo, puerto natural o bahía y no había ninguna población en toda esta zona hasta los años 30 del s. XIX, facilmente comprensible pues la piratería marítima era frecuente, y solo paró con la conquista de Argel por los franceses en 1.830, que acabo con esta desgraciada actividad.

Fue hacia mediados del s. XIX cuando empezó a construirse alguna casa, alguna tienda, e incluso una taberna, que fueron el origen del pueblo.

Posteriormente, ya en los años 60 del s. XX empieza la llegada del turismo, acompañada del desarrollo urbanístico, con sus aciertos y disparates.

Empezamos nuestro recorrido por la iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, situada en el núcleo urbano de Moraira; construida entre 1.875 y 1.878, se utilizaron algunas piedras antiguas del castillo de Moraira que había sido derribado durante las Guerras carlistas.
                                                                           

Ha sido renovada en varias ocasiones, la ultima en 1.989, en la que cierto aspecto derivado del  tradicional riurau levantino, ha quedado desvirtuado, al cegar dos de los arcos, que han sido decorados con vidrieras.
                                                                         
                                                              
Tiene planta rectangular, con tres naves y campanario también de planta rectangular en la izquierda.

Mas interesante resulta el paseo marítimo donde se encuentra el Castillo de Moraima, antiguo castillo fortificado, enclavado en una elevación rocosa, desde la que se domina la Playa de la Ampolla.
                                                                               

El Castillo de Moraira fue construido en el s. XVIII. Encima de la puerta de acceso se encuentra el escudo real de los Borbones, con la fecha de 1.742, posiblemente la de la finalización de la obra.
                                                                     

Esta fortificación se levanto para protección de la costa, que estaba asediada e invadida con demasiada frecuencia por los piratas berberiscos, que a veces llegaban no solo a la costa sino hasta capital del municipio, Teulada, asolándola.

El edificio llego a estar en ruina pero fue restaurado en la década de los años 80, del siglo XX, tratando de dejarlo de la manera mas parecida al original.
                                                                       

El castillo estuvo en funcionamiento hasta mediados del s. XIX. Como ya he mencionado parte de sus sillares fueron utilizados en la construcción de la iglesia de Nª Sra. de los Desamparados, así como de otras casas de la población.

Es un edificio de planta de pata de buey, con fachada semicircular y entrada por el lado opuesto a la costa y debido a su situación, en la pequeña elevación resulta muy agradable de ver.
                                                                           

Paseamos por los alrededores del Castillo, de la playa, donde vi por primera vez a un particular con un detector de metales, recorriendo la Playa de la Ampolla, supongo que buscando monedas u objetos metálicos perdidos, como si fuera a encontrar un tesoro...
                                                                           

                                                                                 

A lo lejos entre dos grandes peñas se podían atisbar las casas de Calpe, aunque no el peñón de Ifax, característica principal del paisaje de este lugar.
                                                                                 

Tras estos paseos nos desplazamos hasta la próxima villa de Benisa, a poco mas de 11 km de Moraira, situada en el interior de la comarca, a 4 km de la costa, con un casco histórico, bien bonito y cuidado.
                                                                                   
                                                                                     
Benisa cuenta con mas de 13.000 habitantes de los que un 44% son extranjeros, que provienen sobre todo  de la UE, y principalmente de Alemania y Reino Unido.

Su topónimo viene del árabe, Ben Isa, que quiere decir hijo de Isa, pues se supone que fue un importante núcleo de población musulmana después de la invasión e implantación de los invasores en 720.

Paso a manos cristianas con la conquista del rey Jaime I de Aragón en 1.248, que la incorporo al reino de Valencia.

Formo parte, con otras poblaciones del Levante, del Señorío de Concetaina, que se concedió a Roger de Lauria, marino y militar, como recompensa por su trayectoria al servicio de la corona de Aragón.

Durante los s.s. XV y XVI sufrió numerosos ataques de los piratas berberiscos.

Tras la expulsión de los moriscos, asentados principalmente en el campo, se procedió a un repoblamiento con gentes de otras regiones cristianas y se amurallo la villa, así como se contruyó una torre de vigilancia para defenderse de los piratas, que como, como sabemos, en todo el Levante español asolaban las costas.

En Benisa los efectos de la Guerra de la Independencia (1.808-1.814) contra la invasión de España por las tropas francesas de Napoleón, fue acompañada de desastres de todo tipo, como requisas de alimentos, incendios, saqueos, asesinatos, violaciones y destrucción del patrimonio cultural, como se puede ver con la ocupación del convento franciscano, fundado en la villa en 1.645, que fue usado como cuartel de tropas, después de haber expulsado a su comunidad .Acabada la guerra los franciscanos pudieron volver a su convento.

Ya en Benisa dimos un agradable paseo por el pueblo que, como he comentado, es muy bonito,
contemplando algunas casonas antiguas que pertenecieron a los notables del lugar con familia numerosa, con su propia y gran capilla de la misma arquitectura que la casona.                                                                                   
                                                                             

Destaca entre estos edificios la Casa-Palacio parcialmente fortificada de los Torres Orduña, construida en el s. XVI y reformada en el XVII, donde vivió la familia que le da nombre, y que en el s. XX fue adquirida por el Ayuntamiento de Benisa, para Casa Consistorial.
                                                                     
                                                       
Pero, el monumento que mas llama la atención en Benisa, es la iglesia de la Purísima Concepción, advocación mariana que es Patrona de Benisa, llamada también la Catedral de la Marina Alta, comarca donde se encuentra la villa.
                                                                               
                                                                             
La construcción de esta enorme iglesia neogótica, fue financiada por suscripción popular, en la que contribuyeron, cada uno según sus posibilidades, todos los habitantes de Benisa.

La primera piedra se coloco en 1.901y la construcción concluyo en 1.929, sorteando todas la dificultades que a lo largo de esos veinte años se produjeron.

El templo se erigió en el solar donde había estado la iglesia fortaleza de San Pedro Apóstol.

 El interior consta de tres naves coronadas por un cimborio que tiene una espectacular claraboya, que proporciona luz al interior del templo.


La mas preciada joya del interior es un relicario incluido en una tablilla de la Purísima Concepción, atribuido a la escuela de Juan de Juanes, s. XVI.
                                                                     


En el interior destacan también las vidrieras de colores y las dimensiones de la nave central, así como toda la estructura negótica del templo, tanto interior como exterior.

Nuestra excursión había acabado. Unas visitas bien interesantes y bellas.

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