domingo, 15 de marzo de 2020

5º día Asturias, Los Picos de Europa, Asiego y la "Ruta del queso y de la sidra", Cueva de Tito Bustillo, Ribadesella

                           

Después del desayuno emprendimos la ruta que nos iba a llevar a los Picos de Europa.

Desde nuestra base en Unquera, son algo menos de 40 km para los que el bus empleo 45 minutos; una parte de los cuales fuimos viendo el curso del río Cares, ruta que es de gran aceptación para excursionistas y  senderistas, ya que es de las mas conocidas y frecuentadas de los Picos de Europa, toda ella entre Asturias y León

Digamos dos palabras sobre este espectacular entorno.

El Parque nacional de los Picos de Europa fue nombrado, entonces, Parque nacional de la Montaña de Covadonga, por el rey Alfonso XIII, en 1.918, siendo el primer espacio protegido del país.

Geologicamente diferentes plegamientos y glaciaciones han configurado un espacio modelado por el hielo y el efecto de las aguas sobre la piedra caliza, formando un grandioso karst de montaña, favorecido por la abundancia de agua, las bajas temperaturas, el tiempo de contacto agua-roca y otras cuantas circunstancias.

El parque consta de tres macizos que flanquean, por el oeste, el río Dobra, afluente del Sella, y por el este, el río Deva, mientras el río Cares y su afluente el Duje se encargan de distribuir el parque en los tres macizos.

El macizo central es el mas escarpado, con las cumbres mas elevadas de la Cordillera Cantábrica, los Urrieles, donde se levanta el Naranjo de Bulnes o Pico Urriello, con sus 2.519 m de altura; Bulnes, el pueblo que le da parte del nombre, solo tenía un sendero de montaña para llegar a él; ahora está comunicado, desde le año 2.001, con el resto del mundo, por un funicular.

                                                                       
Al este de los Urrieles se encuentra el macizo Oriental, Andara, el mas pequeño y de perfil mas suave.

El mas occidental de los tres macizos es el de los Picos del Cornión, cercano al Real Sitio de Covadonga, lugar de peregrinación religiosa de miles de personas al año, y donde don Pelayo comenzó la Reconquista, tras la invasión musulmana de 711.

En los alrededores de la cueva donde se venera a la Virgen de Covadonga,  tuvo lugar la batalla de Covadonga en 722, comienzo, con la victoria cristiana, de la recuperación del territorio invadido.

La superficie total del parque es de 67.455 ha. Está situado en la Cordillera Cantábrica entre las provincias de Asturias, Cantabria, y León, y tiene unos 4.600 habitantes.
                                                                               
                                                                             
Íbamos a poder observar una parte de este grandioso territorio durante el trayecto en el bus hasta Asiego, núcleo de población de la Parroquia de Carreño, en el Concejo de Cabrales, Principado de Asturias,

                                                                 
Asiego, situado a 425 m de altitud, tiene una vista privilegiada sobre el Naranjo de Bulnes, uno de los Picos mas elevados, conocidos y escalados de todo del Parque, a pesar de las dificultades que presenta para su ascensión.

El Naranjo de Bulnes fue escalado, por primera vez, el 5 de agosto de 1.904 por Pedro Pidal Bernaldo de Quirós, Marques de Villaviciosa, y por el pastor Gregorio Pérez de María, escalada que se considera historicamente el comienzo de este deporte, en España.

Bien, pues en el pueblo de Asiego íbamos a poder contemplar una panorámica privilegiada de los Picos de Europa y de su emblemático Naranjo de Bulbes o Pico Uriello; en esta ocasión, como frecuentemente, cubierto a ratos por alguna bruma y alguna nube.
                                                 
                                                                                   
Asiego con cerca de un centenar de vecinos, conserva parte de su patrimonio antiguo, con casas que mantienen la arquitectura típica asturiana, de corte popular.
                                                                           






Lo que lo hace mas interesante, además de su ubicación y de los magníficos paisajes que lo rodean, es el modelo de turismo rural que ha desarrollado.

Nosotros lo disfrutamos haciendo la "Ruta del Queso y de la Sidra" un recorrido de unas dos horas de duración, dividido en dos partes: una excursión etnográfica por el pueblo, y una espicha tradicional (degustación de sidra y platos populares asturianos).

Así que recorrimos el pueblo, donde, acompañados por un avezado guía, se nos mostró una antigua quesería, sin actividad ahora, con amplias explicaciones sobre la elaboración del queso de Cabrales, joya gastronómica de esta zona.
                                                           

 Para completar nuestro conocimiento sobre dicha actividad, hicimos una agradable caminata por bonitos paisajes de los alrededores



                                                                       

 hasta llegar a la cueva de Sotámbanos, donde, por medio de una reconstrucción, y de las oportunas explicaciones, pudimos hacernos una idea de como se hacia la curación y elaboración del queso de la región, el rico y apreciado Cabrales
                                                                 
                                                           
                                                                                       

                                                                   

                                                                               

El guía también nos dio, allí mismo, buena información sobre los terrenos comunales, ganadería y agricultura de la zona.

De vuelta al pueblo visitamos un lagar donde se elaboraba, antaño, sidra.
                                                                                 

Todo ello muy bien explicado  y bien escenificado, como si de una función de teatro se tratara .
                                                                        
Para acabar nuestra visita a Asiego nos fue ofrecida una, podíamos decir, original espicha en la que había elementos desconocidos por mi marido y por mi; en dicho ágape y algunos, que en general, siempre figuran y que no constaban, en este caso. Lo mejor de lo presentado, y para hacer honor al lugar, fue el queso de Cabrales. La sidra, en cambio, no era ni medianamente buena.
                                                               

                                                                     
   

Aquí vemos a nuestro polifacético guía escanciando la sidra, costumbre asturiana para que la sidra se oxigene y burbujee.

Como los compañeros, venían todos desde Tenerife para conocer estos parajes de Asturias y Cantabria, quedaron encantados y nosotros, con algunas reservas, que ya he mencionado, también.

Por la tarde cambiamos las altas montañas por la costa, distinta, pero no menos bella; en efecto, fuimos hasta Ribadesella, precioso enclave asturiano, para visitar otra de las joyas de España, la Cueva de Tito Bustillo.

La organización había reservado nuestra visita, pues hace años que hay que pedir un permiso para acceder a las cuevas.

Allí y con un guía entendido recorrimos el gran recinto, no todo por supuesto, ya que es enorme, sino la parte que está habilitada para pasear por ella.

La Cueva de Tito Bustillo, uno de los mas importantes conjuntos rupestres de arte paleolítico en Europa, se encuentra en el macizo de Ardines y forma parte del complejo kárstico sito junto a la desembocadura del río Sella.
                                                             

 Fue descubierta en 1.968 por el grupo de espeleología Torreblanca, guiado por varios jóvenes de la villa, entre los cuales se hallaban Celestino "Tito Bustillo" y su hermana.

Lamentablemente tres semanas después este joven fallecería en un accidente de montaña y en su honor se puso su nombre a estas cuevas.

Las cuevas de Tito Bustillo están incluidas en el Patrimonio de la Humanidad desde el año 2.008.

Hoy día no se utiliza la entrada de los descubridores, de difícil acceso, sino que se transita por una única galería de 700 m,  en la que abren estancias organizadas en 11 conjuntos, con mas de cien representaciones entre grabados y pinturas que corresponden a dos periodos del Paleolítico, el Premagdaleniense (entre 20.000 y 15.000 años de antigüedad) que se distingue por la utilización del color rojo y la escasa representación animal, y el Magdaleniense,(entre 17.000 y 10.000) con representación de animales y distinta técnica.
                                                                                     

Como vemos las representaciones rupestres varían según las épocas y se superponen entre si, dependiendo de los hombres que habitaron la cueva hace entre 22.000 y 10.000 años.
                                                           

Destacan los caballos y renos que gracias al uso de diferentes pigmentos y raspados, consiguen una policromía de gran impacto visual.

Nuestra visita se concentro en la Galería de los caballos,
                                                     
                                                                 
con la visualización del mas conocido de todos ellos, el famoso caballo violeta.


 Se siente uno, podríamos decir, en un recinto sagrado, donde nuestros antepasados, mas conectados con la naturaleza que nosotros, rendían pleitesía a la misma.

Tras una somera explicación sobre las técnicas y los materiales empleados para las pinturas y grabados y bien satisfechos de esta visita y del resto del día, regresamos a Unquera.  

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