domingo, 14 de marzo de 2010

Palencia. 2ª Parte, La Catedral y todo lo demas

El día siguiente amaneció queriendo nevar. Los tejados que se veían desde la ventana de la habitación empezaban a cubrirse con una tenue capa blanca.

Pero eso no me desanimo. Provista de ánimos y de paraguas me fui hasta la catedral, el monumento por excelencia de Palencia.

Ignorada, injustamente, casi siempre en la lista de las catedrales mas importantes de España, es por eso llamada, con justicia, la "Bella Desconocida".

La catedral, situada en el centro histórico de la ciudad, está rodeada de tres plazas, la plaza de San Antolín, al oeste, la plaza de Cervantes, al norte y la plaza de la Immaculada, al sur, todas ellas con fachadas del monumento.

Numerosas callecitas, que aún conservan el trazado antiguo, van a dar a estas plazas

La mas grande es la de la Immaculada, llamada así por la estatua de la Virgen que la preside.

Es una plaza preciosa y tranquila; desde ella se tiene una magnifica vista de la catedral.

El conjunto catedralicio, que hoy podemos ver, surgido a lo largo de mas de 1.000 años, es el resultado de numerosas reformas, añadidos y transformaciones.

Declarada Monumento Nacional en 1.929 y dedicada al patrón de Palencia, San Antolín, fue construida, principalmente, entre los s.s. XIV-XVI, aunque todavía está inacabada.

Es de estilo gótico, con añadidos posteriores renacentistas y barrocos. Presidida por una gran torre, que tuvo un carácter defensivo, a la cual se añadieron, posteriormente, pináculos y espadañas, como única decoración.

Por sus enormes dimensiones es una de las catedrales mas grandes de España.

Una de las cosas que me resulto mas atractiva del exterior, es su asimetría. Aunque inspirada en la catedral de Burgos, y por tanto en el gótico francés, la "Bella Desconocida" es muy española, pues a nosotros, de siempre, nos gusta mas... un cierto orden anárquico.

La catedral está levantada sobre otras más antiguas, que van saliendo a la luz con las nuevas excavaciones.

En este lugar hubo un templo pagano en la Antigüedad, al que debió suceder otro paleocristiano. No hay restos de estas primitivas edificaciones.

El vestigio mas antiguo está al fondo de la cripta de San Antolín. Son los restos del templo visigodo, del s. VII, construido con y sobre restos romanos.

En el s. XI Sancho III el Mayor encargo la restauración del templo anterior, con lo que quedo configurada la cripta de San Antolín, tal como la vemos hoy.

Casi dos siglos después, en el s. XII, se construyo una nueva catedral de estilo románico, cuyas columnas y capiteles están presentes, actualmente, en la capilla Mayor.

También quedan de ella objetos litúrgicos, el valioso sepulcro de doña Urraca, hija del rey Alfonso VII, un ara de piedra, y la reja de la capilla del Sagrario. Esta iglesia románica tuvo un siglo de existencia.

En el s. XIV se iniciaron las obras de la actual catedral, que en dos siglos se dieron arquitectonicamente por acabadas. Las obras siguieron en el interior para hacer trabajos de decoración y de restauración, hasta continuar hoy día.

Tanto por fuera como por dentro es magnífica.

Si por fuera puede resultar austera, el interior es todo lo contrario. El estilo gótico flamígero se extiende por todo el recinto, con añadidos renacentistas, platerescos y barrocos.

Al contrario que otras muchas catedrales, la de Palencia sorprende por tener, por así decir, dos capillas mayores, la del Sagrario y la capilla Mayor, propiamente dicha. Ambas tiene magníficos retablos.

La capilla del Sagrario fue la primera capilla Mayor, durante casi un siglo. El Retablo es renacentista, de tres cuerpos, banco y ático.

A destacar la reja, procedente de la catedral románica, que cierra una parte de la capilla.

La capilla Mayor data del s. XV. Se accede a ella a través de dos imponentes rejas de hierro forjado, realizadas por el rejero mas importante de la época, Cristóbal de Andino.

Dentro hay ocho soberbios tapices, cuatro a cada lado, de los talleres de Bruselas, del s. XVI.
El Retablo Mayor es una autentica joya del renacimiento castellano, en estilo plateresco.

Contando estas dos capillas hay dieciséis en total, alrededor de la girola, y de los muros.

Sería demasiado largo describir cada una, solo diré que contienen obras de arte de incalculable valor, rejas, retablos, imágenes, cuadros, sepulturas de las familias que las donaron, algunas de las cuales contribuyeron a la construcción de la catedral. Hay que ir con tiempo y disfrutar de ellas.

Tuve ocasión de oír y ver el reloj articulado que luce en uno de los muros de la catedral, encastrado en un arco flamígero

Cuando me había paseado entre tanta belleza, un encargado de los lugares, me llevo, para que no me lo perdiera, a visitar uno de las rincones, por su antigüedad, más interesantes del recinto: la cripta de San Antolín, de la que ya he hablado

Los restos de este santo y mártir habían llegado a Hispania en el cortejo del rey Wamba, en el s. VII, desde Narbona, antiguo reino de los visigodos. Fue este rey el que mando construir el enterramiento de san Antolín. Vértigo da conocer historias tan antiguas.

El día de San Antolín, 2 de septiembre, recogen los palentinos piadosos agua del pozo, que consideran milagrosa. Mas recientemente tiran los visitantes monedas, para tener buena suerte.

La catedral de Palencia bien merece al menos, una mañana entera. Yo deje de visitar el Museo catedralicio, que tiene verdaderas maravillas, pues lo conocía de mi anterior visita.

Aún había muchas cosas que ver en la ciudad.

En mi recorrido pase delante del Museo Diocesano, instalado desde 1.970, en el palacio Episcopal, sobria construcción neoclásica de finales del s. XVIII. Tiene muchas obras de arte procedentes de toda la provincia, pero no pude detenerme para verlas.

De allí, llegue a la calle de San Francisco en la que están una detrás de otra, iglesias y conventos de gran importancia, histórica y artística.

La primera que encontré fue la Iglesia de Santa Marina,

Preciosa pequeña iglesia del s. XVIII, adosada al Convento de La Piedad, y al lado del Convento de San Pablo, con el que forman un singular eje.

En toda Palencia las cigüeñas son huéspedes habituales en esta época del año; estaban ya aposentadas y hacían sus nidos; las había, por supuesto, en cada pináculo, o saliente de la catedral, y de todas las demás iglesias.

Adosado a esta iglesia, como he dicho esta el convento de la Piedad, hoy día de monjas Dominicas, que, por cierto, venden unas ricas pastas.

Fue construido entre los s.s. XVI y XVII. La iglesia estaba cerrada, así que solo lo vi por fuera.

Por último llegue al mas importante de la calle: el convento de San Pablo, en la plaza del mismo nombre.

Fundado por Santo Domingo de Guzmán, en 1.219, poco antes de su muerte, es uno de los conventos dominicos mas antiguos.

Hasta el s. XIX, la casa que habitó el santo, cuando era, primero estudiante y luego profesor en la Universidad de Palencia, estaba al lado del convento.

Al lado hay un convento moderno donde residen los actuales dominicos, ya que del conjunto conventual antiguo solo queda la iglesia.

Se empezó a construir en el s. XIV, continuando las obras hasta el s. XVI.

El Convento tiene una larga historia. En él se reunieron en tres ocasiones Cortes Generales, y una vez se celebro el Capítulo General de la Orden de Predicadores (Dominicos).

Durante la invasión de España por Napoleón, fue ocupada por las tropas francesas, utilizada, entonces, como hospital militar y cárcel, con el consiguiente saqueo y destrozo.

Con la Desamortización del 1.835, quedo en manos del estado y los monjes se fueron, para volver once años más tarde.

Es una iglesia de estilo gótico, con exterior austero.

En el amplio interior de tres naves, lo mas sobresaliente es la Capilla Mayor.

El Retablo Mayor, del mismo estilo plateresco que el de la capilla Mayor de la Catedral, puede competir con él en cuanto a arte y belleza.

En las paredes laterales están los sepulcros de distintos marqueses de Poza, benefactores de esta iglesia.

En el lado izquierdo está el suntuoso mausoleo de los primeros marqueses de Poza, del s. XVI.
En el derecho, el sepulcro, de estilo clasicista de los terceros marqueses de Poza, s. XVII.

Por su solemnidad y colocación me recordaron los de los reyes en el Monasterio de El Escorial.

Hay varias e interesantes capillas más, como la capilla de la Piedad, donde hay un precioso retablo hispano-flamenco y otras muchas.

Bien, pues ya había acabado con esta calle, llena de conventos e iglesias.

Había llegado a la Estación de Renfe, que tiene enfrente un pequeño parque llamado Jardinillos de la Estación.

No era el mejor día para disfrutar de un jardín, pues aunque ya no nevaba, hacía frío y algo de viento.

Al volver al hotel para reunirme con C. y emprender el viaje de vuelta, pase aún por varios lugares interesantes.

EL edifico de Correos, que data de 1.916, en la plaza de León, pequeña plaza, casi una rotonda, adornada con una reproducción de un pináculo de la catedral de León, donada por la misma.

También vi, sin pararme, la iglesia de la Compañía o de Nuestra Señora de la Calle, mandada a edificar por los jesuitas. Facilmente reconocible como de la Compañía, pues sigue el modelo de la iglesia de Jesú, de los mismos jesuitas, en Roma.

Como habréis podido ver, hay una larga historia de piedad y devoción en Palencia, que lleno la ciudad de iglesias y conventos, además de su magnifica catedral. Todo ello jalonado por acontecimientos históricos.

Una de las ciudades de España dignas de visitar.

Yo tuve que dejar varios monumentos, tanto civiles como religiosos, para otra visita.

El tiempo se me había acabado...

viernes, 12 de marzo de 2010

Croquetas de pollo

Este es uno de los platos preferidos en mi familia, y podría decir sin equivocarme demasiado, de todos los españoles.

Como en estos tiempos se cocina poco, lo ofrecen en gran cantidad de bares y restaurantes, donde es solicitado con frecuencia.
Generalmente, se compone sobre todo de masa, el relleno se nota y se gusta poco.

A veces se encuentran en tiendas que ofrecen platos preparados.
También hay croquetas congeladas.
Ninguna de estas variedades se puede comparar con unas croquetas caseras.

Hoy voy a poner la receta de croquetas de pollo, pero el relleno puede variar bastante, aunque no la técnica de hacerlas

Croquetas de pollo

Ingredientes
  • Restos de un pollo grande asado, en su jugo
  • Quitar a estos restos los huesos, y la piel.
  • Conservar todo el jugo del asado
  • 1/2 l de leche
  • 3 cucharadas repletas de harina
  • 1 cucharadita de ajo en polvo
  • 1 cucharada de mantequilla
  • 1 cucharada de aceite
  • 2 huevos
  • pan rallado
  • sal
Elaboración

Picar el pollo en pequeños trocitos.

Poner en una sartén, la mantequilla, el aceite, los trocitos de pollo y el jugo del asado.

Dar unas vueltas con la cuchara de madera.

Añadir la harina.

Dar vueltas a todo, de nuevo


Añadir la mitad de la leche

Dar vueltas con la cuchara de madera hasta que espese

Añadir la otra mitad de la leche

Seguir dando vueltas hasta que toda la leche este incorporada

Poner la sal y el ajo en polvo

Revolver bien hasta que se haya incorporado

Dejar cocer cinco minutos, dando vueltas a todo

Si se nota demasiado espeso, añadir algo mas de leche

Poner en una bandeja

Dejar enfriar del todo.

Poner el pan rallado en un plato

Batir primero un huevo, y cuando se consuma batir el otro

Envolverla en pan rallado, dándole la forma

Pasar por el huevo batido

Envolverla de nuevo en pan rallado

Continuar de la misma manera hasta acabar con toda la masa

Calentar abundante aceite en una sartén grande, hasta que empiece a echar humo

Poner a freír las croquetas en la sartén

Dejar que frian durante cinco o siete minutos o cuando se vean doradas

Sacar bien escurridas y servir

Nota: Si el jugo del asado es abundante, se pueden suprimir la mantequilla y el aceite, o uno de los dos; quedan mas ligeras, aunque un poco menos sabrosas

Pueden servir de segundo plato; o de cena con una ensalada.

Si son para aperitivo, hay que hacerlas mas pequeñas

martes, 9 de marzo de 2010

Palencia 1ª Parte. Desde el hotel hasta la Catedral

Hace unos días tuve ocasión de visitar Palencia.

Mi marido y yo habíamos estado en esta ciudad con ocasión de la exposición de las Edades del Hombre, que se celebro allí en el año 1.999, y ya nos había sorprendido por su monumentalidad.

Ahora tuve un día y medio para recorrer tranquilamente sus calles y plazas saboreando su, podemos decir, esencia, y contemplando las maravillas que contiene.

El tiempo estaba frío. Nada que un buen abrigo no pueda hacer soportable.

Digamos dos palabras sobre su pasado.

Palencia, ciudad de unos 85.000 habitantes, tiene una historia muy larga, desde los vacceos, romanos, visigodos, árabes, hasta Castilla, que le dio su carácter y esplendor.

Su nombre ha permanecido casi inalterado desde sus primeros pobladores, Pallantia, que quiere decir "cerro amesetado o meseta", muy apropiado para el lugar que ocupa, geograficamente, en la gran meseta.

Fue la primera universidad de España, con el Estudio General, donde estudio, hacia 1.184 Santo Domingo de Guzmán, que fue luego profesor de la misma.

El título de Universidad se lo debe al rey Alfonso VIII de Castilla, ya por el año 1.208.
Mas tarde está Universidad sería trasladada a Salamanca.

Algunos de sus antiguos habitantes han dejado muestras de su paso, pero sobre todo hay arte románico y gótico, renacentista y barroco, con iglesias y conventos, que ocupan el casco antiguo, uno a continuación de otro. Muestras del glorioso pasado de Castilla.

También hay edificios civiles interesantes, mas modernos, de los s. XVIII, XIX y XX, que forman un conjunto verdaderamente monumental.

La ciudad está cuidada; los edificios antiguos y más modernos restaurados, limpios, bien entretenidos. Da gusto pasear por ella.

Han hecho una serie de rutas temáticas para ayudar al visitante.

Paramos en un hotel muy agradable, buenas instalaciones, buen desayuno, al lado del casco antiguo.

Dispuesta a conocer la ciudad, cogí mi cámara de fotos y empecé la visita por la iglesia de San Lázaro, muy cercana al hotel. Delante de la iglesia hay una placita, casi un rellano, que la hace aun mas atractiva.

Esta iglesia construida en el s. XIV, en estilo tardorománico y gótico, fue fundada, según la tradición, en el s. XI, por el Cid Campeador, como hospital de peregrinos y leprosos, tal como indica una inscripción; el lazareto estaba entonces extramuros de la ciudad.

Después de muchas restauraciones, a través de los siglos, hoy día se la ve con un excelente aspecto.

Lo mas sobresaliente de ella es el Retablo Mayor, que no es el original, repartido entre el Museo del Prado, en Madrid, y la National Gallery of Art de Washington. El retablo que hoy vemos allí, de estilo renacentista plateresco, procede de la iglesia del pueblo vallisoletano de Tordehumos; es magnífico.

En el 2.008 se commemoraron los 500 años de la restauración y refundación del templo por D. Sancho de Castilla.

Muy cerca, en la misma calle esta el Monasterio de Santa Clara, popularmente conocido como de las Claras, edificio gótico, construido entre los s. XIV-XV.

Como todos los edificios antiguos ha pasado por mil vicisitudes y usos, pero, desde mediados del s. XIX, es nuevamente convento de clarisas, como en su fundación.

El Retablo Mayor de estilo barroco tiene siempre expuesto el Santísimo Sacramento.

En una capilla lateral, cerca de la entrada, esta el Santísimo Cristo de las Claras también llamado de la Buena Muerte, venerada imagen yacente, en una urna de cristal, tras una reja barroca. Su aparición e instalación en el Monasterio de las Claras están envueltos en leyendas. Ahora luce en su primitivo esplendor después de una concienzuda restauración.

En este monasterio sitúa el escritor José Zorrilla su leyenda Margarita la Tornera.

Si seguimos por la misma calle encontramos varios edificios civiles, mucho más modernos, el Teatro Principal, construido a principios del s. XIX, según los modelos italianos, restaurado en diversas ocasiones, la última en 1.993.

Casi al lado esta el imponente palacio de la Diputación Provincial, inaugurado en 1.916. Es un edificio de estilo ecléctico, con elementos neoclásicos, neorenacentistas y neobarrocos; me recordó el palacio de Monterrey de Salamanca, que debió de inspirar al arquitecto palentino Jerónimo Arroyo (1.871-1.946), para su diseño.

Enfrente está el Mercado de Abastos, otro notable edificio de la ciudad, de finales del s. XIX; arquitectura de hierro y cristal, propia de los mercados de esa época (similar al Mercado del Fontán de Oviedo) que tiene la particularidad, aunque parezca increíble, de estar hecho sin soldaduras. Debido a su singularidad tiene la consideración de Monumento Civil.

Del mercado se accede, un poco más allá a la Plaza Mayor.

Esta preciosa plaza, de gran simetría, cubierta en su tres cuartos por soportales de columnas prismáticas, tiene gran sabor castellano; fue creada en el s. XVII, y tiene su aspecto actual después de numerosas reformas.

El cuarto lado de la plaza está presidido por el Ayuntamiento, edificio neoclásico del s. XIX, pintado de rosa pálido, lo cual le da aspecto palaciego.

En el centro de la plaza hay un monumento a Berruguete (1.490-1.561), del renombrado escultor palentino Victorio Macho (1.887-1.966).

Como nota curiosa, y puede que práctica, diré que la oficina de turismo está en el primer piso del Ayuntamiento, sin cartel que la anuncie en ningún lado de la ciudad, yo al menos no lo vi; llegue a ella preguntando tanto fuera como dentro del edificio. En esa oficina están, sin embargo, bien surtidos de catálogos y mapas.

Deben tener, pues, escaso turismo. Una verdadera injusticia ya que la ciudad bien merece ser visitada y conocida.

De esta plaza se llega a la calle Mayor.

Arteria principal del casco antiguo, tiene casi un km de largo, recubierta de soportales en su cuarta parte, con columnas prismáticas como las de la Plaza Mayor, solo presentes en la parte izquierda, que sostienen los miradores de las casas mas caras de Palencia.

En uno de los lados porticados está el bonito edificio del Casino de Palencia.

Abastecida de buen comercio, aunque hay las mismas franquicias que en otras ciudades, me pareció que conservaba mucho del comercio antiguo, llamado hoy multimarca, mas interesante para el comprador.

La calle esta jalonada por edificios notables, con preciosas decoraciones como la del estudio del arquitecto Arroyo y Gallego, que hizo sus estudios en Barcelona, donde recibió las influencias modernistas y demás que estaban en boga en esa ciudad.

En su estudio se diseñaron buena parte de los edificios levantados en la ciudad a principios del s. XX, el palacio de la Diputación, el nuevo Instituto General y Técnico, la casa García Germán, el colegio de Villandrando, etc.

Este último está situado también en la calle Mayor. Fue fundado a principios del s. XX por una
benefactora palentina, la condesa de Villandrando, para acoger a niñas huerfanas.

La fachada muestra la influencia del gótico veneciano que Arroyo había conocido durante sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Barcelona. Está coronada por un gran friso en cerámica, de Daniel Zuloaga (1.852-1-921), que ilustra la vida de la fundadora.

Mas adelante, hacia la Estación de Ferrocarril, encontramos el Convento de Agustinas Canónigas

Antiguo convento, del s. XVI, hoy ocupado por el archivo y otras dependencias municipales.

La fachada del convento, en piedra y ladrillo, de gusto italianizante, contrasta enormemente con la iglesia, hoy devuelta al culto, enteramente de piedra, de estilo herreriano.

Todo esta reformado varias veces, pues fue saqueado y utilizado como cuartel durante la guerra de la Independencia por las tropas napoleónicas.

También sufrió los efectos de la Desamortización de Mendizabal, del año 1.836.

Nuestro conocido arquitecto Arroyo fue el último en restaurarlo.
Es un edificio atractivo, que se une a los otros muchos que hay en la calle Mayor.

De allí me fui a visitar el convento de San Francisco, situado en la trasera del Ayuntamiento.

El convento tuvo enormes terrenos y gran importancia social y económica en toda la región, desde su fundacion en el s. XIII.

Edificio histórico, pues aquí se celebraron Cortes generales en dos ocasiones, en el s. XIV; tambien acogió un Concilio nacional en 1.388, presidido por el cardenal Pedro de Luna, luego elegido Papa.

Ha sufrido muchísimo, con el paso de los siglos. Hubo dos grandes incendios en los s. XV y XVI, que hicieron necesaria su reconstruccion. Fue ocupado por las tropas de Napoleón en 1.808, que causaron, como en toda España, grandes destrozos. También sufrió con la desamortización.

Ahora solo queda el Claustro, en restauración, y la iglesia. Aún tan disminuido es uno de los rincones mas bonitos de la ciudad.

La iglesia es de estilo gótico y el Retablo Mayor, muy posterior, es barroco-churrigeresco.

Hay una interesante capilla, en estilo gótico con sepulturas de la familia Sarmiento, del s. XV.

Muy cerca, entre la calle Mayor y la iglesia de San Francisco donde estuvo adosada, encontramos la iglesia de la Soledad.

Por su pequeño tamaño mas parece capilla que iglesia. En su interior, la venerada imagen de la Virgen de la Soledad, preside el altar.

Sede de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, ya que la Virgen de la Soledad sale como paso en la procesión del Sábado Santo, durante la Semana Santa palentina.

Bien, pues mientras visitaba todos estos lugares transcurrió la mañana. Había que hacer un alto para comer.

Había quedado con C. y unos amigos en Casa Lucio, el mejor restaurante de la ciudad, en la céntrica calle Don Sancho.

Y en efecto hace honor a su fama. Entre otros platos comimos menestra palentina, que es deliciosa. Tiene como singularidad que la coliflor está rebozada. De segundo plato tomamos cordero asado, una de sus especialidades. Ya sabemos que el cordero se come muy bien en toda Castilla, pero este estaba superior.

Bien repuestos nos fuimos un rato al hotel a descansar y ordenar todo lo visto.

En un principio pensé hacer un solo artículo de Palencia, pero lo que hay que ver es tan importante y extenso que dejare otra parte para un próximo relato, empezando entonces por el monumento principal de Palencia: La Catedral.