lunes, 26 de septiembre de 2011

Por los alrededores de Madrid: Buitrago. Pedraza. Turegano

El pasado mes de mayo fuimos a conocer algunos pueblos del norte de Madrid, en la Sierra de Guadarrama.

Nos acompaño nuestro primo A., gran conocedor de España y sobre todo de la provincia de Madrid, que nos hizo de guía, además de agradable compañía.

Salimos, pues, en un buen día, de lo mejor del clima de Madrid, que es una corta primavera, en el que se puede disfrutar del sol y buena temperatura, sin los cercanos agobios del termómetro.

Situemonos geograficamente, aunque sea brevemente, por los lugares de nuestra excursión.

La Sierra de Guadarrama pertenece al Sistema Central; su nombre proviene del río Guadarrama (del árabe Uar-ad-ramel, río del arenal), que nace en ella.

Se extiende por las provincias de Madrid, Segovia y Avila; hace de división entre las cuencas del Duero y del Tajo y su pico mas elevado es Peñalara de 2.428 m.

Sus montañas tienen gran afluencia de montañeros, senderistas y turistas, lo que hace que las infraestructuras para el turismo y los deportes estén muy desarrolladas.

Aunque la excursión estaba proyectada para conocer Pedraza, de la cual habíamos oído hablar mucho y bien, nuestra primera parada fue en Buitrago de Lozoya, a indicaciones de A.

Valió la pena la parada y aun se me hizo corta, pues este pueblo tiene historia y monumentos para detenerse mucho mas tiempo del que le dedicamos.

En esta queríamos ver, sobre todo, la coracha en el río, gran obra de ingeniería, que aun subsiste.

Buitrago, que dista 75 km. de Madrid, es un precioso pueblo de algo mas de 2.000 habitantes.

Es el único pueblo de la Comunidad de Madrid que conserva integro su antiguo recinto amurallado; fue declarado Monumento Nacional en 1.931 y todo el pueblo, Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural en 1.993.

El río Lozoya que lo circunda enteramente, menos en el sur, hace de foso natural de defensa, muy útil en otras épocas.

El paisaje de la zona es uno de los mas espectaculares de la Comunidad de Madrid. Los bosques de pinos se mezclan con las rocas graníticas, las aguas del río Lozoya y el limpido cielo de la sierra madrileña, que proporciona diferente luz en las distintas estaciones del año.

Buitrago de origen celtibero, sería, respecto a su historia la Libratum romana, aunque, como no se han hecho prospecciones arqueológicas, no hay prueba de ello.

La Reconquista la hizo cristiana a finales del s. XI, 1.083 o 1.085, cuando Alfonso VI de León y Castilla, amplio notablemente su reino con la conquista de estos territorios, y creo el Señorío de Buitrago, mas tarde concedido por Enrique II, en 1.368, a la Casa de Mendoza, Duques del Infantado, que lo mantuvo hasta la desaparición del Régimen Señorial en el s. XIX.

Buitrago conserva la configuración urbana que se creo en la Baja Edad Media. La zona mas antigua es el recinto amurallado, que se quedo insuficiente para la población ante el crecimiento demográfico, creándose entonces dos arrabales.

En los s.s. XV y XVI con la consolidación del poder de los Mendoza, se construyeron grandes edificios y se desarrollo el urbanismo.

Uno de sus miembros, Iñigo Lopez de Mendoza, Marques de Santillana, gran poeta, ilustre representante de la literatura española, fundo la Iglesia de Santa María del Castillo, única que se conserva en pie hasta el día de hoy, y el Hospital del Salvador, destruido durante la Guerra Civil (1.936-39).

Durante la invasión napoleónica, a principios del s. XIX, el ejercito francés ocupo Buitrago que sufrió enormemente, como otros pueblos y ciudades de España durante la Guerra de la Independencia. Todo el recinto amurallado fue pasto de las llamas.

La economía de la zona ha estado basada en la ganadería y la explotación forestal, aunque actualmente el turismo es el principal motor económico de todo el valle del Lozoya, que posee un entorno privilegiado, en cuanto a belleza e interés geográfico e histórico.

Como ya he comentado, no pudimos ver todos los monumentos de Buitrago, pero lo que vimos me gusto mucho.

Las murallas, los macizos torreones, la coracha, me parecieron un gran ejemplo de villa medieval bien hecha.

La muralla del s. XI, restaurada continuamente a lo largo de 400 años, tiene un recorrido de 800 m.

Debido a las posibilidades defensivas del río Lozoya, que corre paralelo a ella, es una muralla no muy alta, y no muy ancha; con sus 6 m. de altura fue suficiente para la defensa de la villa.

Los torreones de la misma se conservan casi en su totalidad.

La coracha es uno de los ejemplos mas importantes y mejor conservados de Europa; se trata de un apéndice de la muralla que se introduce en el río, cuya función era defensiva; la contemplamos largamente, pues era uno de los principales motivos para nuestra visita al pueblo.

Formando parte de la muralla se encuentra el Castillo de Buitrago, construido en el s. XV, dentro del estilo gótico-mudéjar.


Se conserva parcialmente. Algunos de sus elementos como el patio de armas se utilizan para festivales benéficos y otros festejos, y sirven también, durante las fiestas del pueblo, como plaza de toros.

Entre sus huéspedes ilustres están el citado Marques de Santillana y Juana la Beltraneja, que durante las disputas dinásticas sobre el reino de Castilla, con Isabel la Católica, se refugió en este Castillo, invitada por los Mendoza.

Paseamos contemplando la coracha, las murallas y el conjunto, pensando en volver para disfrutar de este pueblo monumental.

Seguimos hasta Pedraza.

Pedraza pertenece a la provincia de Segovia. Tiene unos 500 habitantes.

Se tarda mas o menos una hora desde Madrid, sin paradas.

Hace pocas décadas, y a pesar de su belleza y gran importancia en otros tiempos, Pedraza había caído en una gran decadencia y parecía en vías de desaparición.

Sin embargo, ahora es un floreciente foco turístico, lo cual no es difícil de entender pues es uno de los rincones mas bellos y pintorescos de España.

Desde que hace décadas empezaron los trabajos de recuperación del pueblo, se han rehabilitado casonas y palacios, mientras que las nuevas viviendas tiene que atenerse estrictamente al contexto arquitectónico.

Gracias a todo esto podemos ver un conjunto magnifico, muestra de su antigua importancia y esplendor.

Este "escenario" tan bello y preservado ha sido usado por el cine, pues allí se han rodado gran cantidad de películas; desde 1.924, en que J. Catelain inauguro la larga lista con el largometraje "La Barraca de los Monstruos", hasta la mas reciente, de 1.995 "Así en la tierra como en el cielo" de J.L. Cuerda.

Fue en Pedraza donde Orson Welles rodó en 1.966 su magnifica película "Campanadas a medianoche", y dos años mas tarde "Una historia inmortal".

Se han rodado en ella también, series de gran éxito como "Los desastres de la guerra", "El pícaro" o "Teresa de Jesús", además de servir de escenario al mundo de la publicidad, con campañas exitosas.

Antes de pasear por ella hagamos un poco de historia.

Pedraza ya fue habitada desde la prehistoria; se han encontrado objetos de cerámica hecha a mano perteneciente al s. IV a.C., probablemente de factura celtíbera.

Hay certeza de la ocupación romana, pero para tener datos mas seguros nos tenemos que trasladar a la Reconquista, cuando a finales del s. XI, el rey Alfonso VI la incorpora a su reino.

Desde mediados de s. XIV, hasta la abolición del Régimen señorial en el s. XIX, Pedraza fue un dominio señorial.

En el s. XV y a través de una dote matrimonial paso a manos de la Casa de Velasco, Duques de Frías, y Condestables de Castilla.

Con la llegada de los Duques de Frías el pueblo se llena de casas nobles cubiertas de blasones. También los ganaderos ricos vienen a avecindarse en la villa.

Pasados, hace tiempo, los siglos de esplendor, en el s. XX comienza un despoblamiento masivo. Las casas son abandonadas y vendidas a bajo precio.

A partir de los años 60 y hasta los 80, muchos ciudadanos de otros lugares compran casas para rehabilitarlas y convertirlas en residencia secundaria, lo cual da un giro completo a la situación.

La recuperación de Pedraza es un mérito reconocido por la Fundación Europa Nostra, que en 1.996 le concedió un diploma, por la labor de rehabilitación y conservación de la ciudad amurallada, muchas veces efectuada por la iniciativa privada.

Cerca de Pedraza nos detuvimos para contemplar la bonita estampa del pueblo, en la que destaca la imponente mole de su castillo, y sus bastante bien conservadas murallas.

Una vez encontrado aparcamiento sin ninguna dificultad, ya que era un día de entre semana en el mes de mayo, nos dispusimos a caminar, pues hay que recorrer Pedraza por sus estrechas calles empedradas, para contemplar debidamente sus muchas casonas y palacios.

Para entrar en la amurallada villa solo hay una puerta , cuyos orígenes se remontan al s. XI, aunque puede que sea mas antigua. Fue restaurada en el s. XIV por el señor de Pedraza, Iñigo Frenando de Velasco, cuyo escudo preside la puerta.

Empezamos la visita por el castillo,



construido como fortaleza en el s. XIII y reconstruido y restaurado varias veces, la primera en el s. XV, por García Herrera, Señor de Pedraza antes de la llegada de los Velasco.

Un siglo mas tarde los duques de Frías, lo reformaron de nuevo, añadiéndole un gran muro defensivo adherido a la torre del homenaje y un puente levadizo, hoy desaparecido.

Entre 1.525 y 1.529 vivieron en el castillo, como rehenes del emperador Carlos V , los dos hijos de Francisco I de Francia, Enrique, duque de Orleans, Delfín y posteriormente rey de Francia, como Enrique II, y su hermano menor Carlos, duque de Angulema, después de la derrota francesa en la batalla de Pavía.

La última restauración ha corrido a cargo del pintor Ignacio Zuloaga que lo compro en 1.926, instalando allí su taller.

Los herederos de Zuloaga, propietarios hoy día del castillo, han adaptado una de las torres para la exposición al publico de una parte de la obra del pintor.

Una de las torres de la muralla estaba "ocupada" por una cigüeña y su familia.

La historia nos rodeaba por todas partes mientras disfrutábamos del pueblo y llegábamos a la Plaza Mayor.


La Plaza Mayor, también conocida como plaza del ganado, es una de las joyas de Pedraza y de la arquitectura castellana. Se conservan en ella los pórticos de piedra y las balconadas del Ayuntamiento, que preside la plaza.

Otro edificio notable de la plaza es la Iglesia de San Juan Bautista, en la cual entramos , y en la que destaca la torre, que conserva vestigios de su trazado románico, así como también lo conservan otros elementos aquitectónicos de la iglesia, cuyo interior, sin embargo, fue transformado en estilo barroco.

En la plaza nos detuvimos y nos sentamos a tomar un vino, mientras apreciábamos el entorno.

Hay otros muchos monumentos dignos de visita en Pedraza, pero para una primera excursión ya habíamos visto suficiente. Hice propósitos de volver en otro momento.

Había llegado la hora de comer, y dirigidos por nuestro primo entramos en uno de los muchos restaurantes de Pedraza, con una balconada que da al río Cega, que transcurre por la villa.

Allí disfrutamos de otro de los encantos de Pedraza, el lechazo asado, que acompañado de una sencilla ensalada de lechuga, es uno de los mas ricos manjares del mundo.

Otro paseo, para ayudar a la digestión, nos llevo hasta el aparcamiento, que estaba al lado del castillo.

Después de contemplar otra vez esta impresionante construccion y el magnifico paisaje de la Sierra,

y cuando ya íbamos a volver a Madrid, A. menciono otro castillo, cerca de Pedraza y que podíamos ir a conocer: Turegano.

Así que ni cortos ni perezosos nos dirigimos hacia el norte de la provincia de Segovia, donde se sitúa este pueblo.

Turegano tiene unos 1.100 habitantes

La primera visión del pueblo es impresionante, con la enorme mole del castillo presidiéndolo.


Como todos los lugares en el amplio territorio de Castilla, Turegano tiene unos remotos orígenes, como poblado celtibero, anterior a los romanos.

Del castro romano aún se conservan algunas torres, alrededor del foso del castillo.

Convertido el castro romano en granero, mas adelante se edifico sobre él la iglesia románica de San Miguel Arcángel, que posteriormente fue fortificada y tras varias reformas se convirtió en la fortaleza que hoy podemos ver.

Tras la reconquista el lugar perteneció a Fernán González, primer conde de Castilla, que le dio el nombre de Turrem Vegam.

Otro acontecimiento histórico, sucedido tras sus murallas, fue el emprisionamiento en sus mazmorras, durante dos años, de Antonio Pérez, secretario del rey Felipe II.

Mas tarde perteneció al Obispado de Segovia, con un breve periodo durante el reinado de
de Carlos III, que lo adscribió a la corona, volvió de nuevo al Obispado, que lo conservo hasta 1.996, en que paso a pertenecer al Estado.

En el s. XV fue sede de la Cancillería y Audiencia de los Reyes Cátolicos y albergo al Condestable de Juan II, don Alvaro de Luna.

La imponente mole del castillo tiene la sorpresa de tener en su interior, como ya he comentado, la iglesia de San Miguel Arcángel de los s.s. XII al XVIII, que funciona como parroquia. Desde fuera el único elemento religioso que se ve es la espadaña, añadida en el s. XVIII.

El castillo de Turegano fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1.931.

Nos sentamos, un rato, en una terraza de la Plaza Mayor de Turegano, que está, como si dijéramos debajo del castillo, a tomar un refresco.

Ya estaba cayendo la tarde cuando emprendimos la vuelta a Madrid. El desconocimiento de los lugares hizo que nos perdiéramos por carreteritas secundarias, durante mas de un hora.

Cuando llegamos a Madrid era noche cerrada... pero el día había sido provechoso.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Tomates rellenos

El tomate es indispensable en la cocina por su sabor y sus beneficios para la salud, se puede consumir crudo, frito, cocido, en salsa o para deliciosas sopas frías, como el gazpacho o el salmorejo, o calientes, para el invierno.

Contiene oligoelementos como el potasio, el fósforo y el magnesio, necesario para la actividad normal de nervios y músculos, y vitaminas del complejo B y también vitaminas C y A.

He hecho una receta muy sencilla de preparar, que queda muy rica.

Ingredientes

12 tomates pequeños, iguales y muy lisos


  • 2 huevos duros
  • 20 g de harina
  • 2 cucharadas de queso rallado
  • 30 g de mantequilla
  • 1/2 k de tomate maduro
  • 1/4 de leche
  • 2 cucharadas de aceite
  • Pimienta molida
  • Nuez moscada

Elaboración

Hacer una circunferencia en la parte superior de los tomates

Levantar la tapa.

Vaciar de agua y pepitas con una cucharita. Quedara el tomate como una cazuelita

Poner dentro sal.

Colocar boca abajo para que salga el agua de vegetación

Para el relleno

Poner las 2 cucharadas de aceite en una cazuela.

Añadir el tomate maduro, pelado y troceado.

Salar.

Dejar un cuarto de hora.

Pasar por el pasapures o batidora.

Reservar.

Para la bechamel

Poner en un cazo la mitad de la mantequilla.

Calentarla.

Añadir la harina, y remover

Añadir la leche muy caliente y remover de nuevo hasta que espese.

Salar y sazonar con la pimienta y la nuez moscada.

Dejar cocer 5 minutos.

Picar los huevos duros.

Añadir a la bechamel.

Rellenar los tomates.

Espolvorearlos con el queso rallado.

Untar una bandeja para el horno con aceite.

Colocar en ella los tomates rellenos.

Regar con el resto de mantequilla.

Poner en el horno cinco minutos o hasta que se gratine la superficie.

Colocar unas cucharas de salsa de tomate en cada plato.

Poner el o los tomates rellenos encima.


viernes, 16 de septiembre de 2011

Opera en el Teatro Real de Madrid: Las bodas de Fígaro

El pasado 30 de mayo tuve la tercera función del abono de ópera, en el Teatro Real de Madrid.


Esta vez no tenía que molestarme en elucubrar sobre si la ópera que iba a ver me gustaría mas o menos, o nada, ya que era "Las bodas de Fígaro" de Mozart.


Así que la duda solo podría provenir del montaje, el director de orquesta o los interpretes.

Ya hablare de esto mas adelante; ahora hagamos un poco de historia sobre la función.

Las Bodas de Fígaro, ópera cómica en cuatro actos, con libreto de Lorenzo Da Ponte y música de Wolfgang A. Mozart, una de las tres óperas en las que ambos colaboraron, y con la que se superaron ampliamente las convenciones del genero bufo, supuso un notable éxito, ya en su estreno el 1 de mayo de 1.786, en Viena, del compositor.

Lorenzo da Ponte se inspiro en la aclamada, en el momento, comedia del escritor francés Pierre-Agustin Caron de Beaumarchais, una crítica de la aristocracia y de las relaciones sociales existentes a finales del s. XVIII, en los momentos prerevolucionarios, que vivía con intensidad la sociedad francesa de la época

Aunque estaba prohibida la representación de la obra de teatro en toda Europa, el emperador José II de Austria, dio su consentimiento para la composición de la ópera, después de pactar con Da Ponte y Mozart, que suavizaron las escenas mas violentas de denuncia política y social, dándole al conjunto un tono mas festivo que dramático, y potenciando la difusa sensualidad de la obra.

El argumento es una historia de enredos, amores y desamores bastante complicada.

Fígaro y Susana, ayuda de cámara y camarera respectivamente del conde de Altaviva y su esposa, la condesa, desean casarse y solicitan al conde que renuncie a su privilegio feudal de pasar con la novia la noche de bodas (derecho de pernada, por otro nombre).

Pero el conde, después de aceptar la petición, intenta, infructuosamente, seducir a Susana.

Empiezan así una serie de enredos, conspiraciones, juegos de falsas identidades, en los que también participa la condesa, dispuesta a dar su merecido a su marido.

Tras numerosas peripecias, los criados consiguen cumplir sus deseos de casarse, e incluso obtienen las disculpas del conde.

Es un argumento subversivo para la época, en que las capas sociales estaban estratificadas y no contaba mas que el lugar social donde cada uno había venido al mundo; la aristocracia gozaba de todos los privilegios y los demás dependían de ellos.

Esta obra cuestiona todo lo que se llama Antiguo Régimen, al cual le quedaba poco recorrido histórico.

Como de costumbre en Mozart, el argumento le sirvió para desplegar su maravillosa música. La ópera está llena de ricas melodías y pasajes soberbios, por lo que es difícil destacar unos números de otros. Están equilibradas las intervenciones de los solistas, arias, cavatinas etc., con los conjuntos.

Mozart no se inspiro en aires españoles. La única muestra relacionada es el fandango.


La ópera presentada en el Teatro Real es una reposición, ya que con el mismo montaje, aunque con distinto director de orquesta y cantantes, se había interpretado en 2.009.

A pesar de los aires rompedores del nuevo director del Teatro Real, G. Mortier, la dirección de escena de Emilio Sagi, con montaje de Daniel Bianco, es clásica.

El propio Sagi desvelo que deseaba que Las Bodas de Figaro fueran hiperrealistas, sevillanas y con perfume español.

La producción es bellisima y con momentos magníficos. Fue lo mejor de la función

Bien, pues ya estaba dispuesta a disfrutar, sentada en mi butaca.

Pero, al poco de empezar la Obertura, con la dirección musical de Víctor Pablo Pérez, ya me pareció que le faltaba brío; la orquesta estaba tocando como sin relieve, de una forma plana, poco apropiada.

No solo fue la lentitud, sino la monotonía con la que se interpretaba la ópera.

Para colmo la orquesta tapaba en ocasiones a los interpretes, alguno de los cuales andaba escaso de voz.

Y así continuo toda la función.

Los cantantes, el barítono norteamericano Nathan Gunn, en el papel de Conde Almaviva y la soprano alemana Annette Dasch, en el de la condesa, no se desenvolvieron demasiado bien, ni en el canto ni en la interpretación, aunque ella canto un par de arias pasablemente y me gusto mas.

La soprano polaca Aleksandra Kurzk estuvo a cargo de Susana; fue de menos a mas y por encima de los condes, aunque su interperetación no fue nada memorable.

Dentro de los principales personajes Alessandra Marinelli y Pietro Spagnoli como Querubino y Fígaro estuvieron a mas nivel, y cumplieron adecuadamente.

Pero fue uno de los secundarios, Carlos Chausson en el papel de Bartolo el que mas me gusto, sin duda.

Saco un chorro de voz que ponía en evidencia a los demás cantantes con sus pequeñas vocecitas; exhibió con acierto sus dotes histrionicas, e interpreto su corto papel con ímpetu y brillantez.


Aun con todo esto, Mozart es Mozart y su ópera magnifica.

Mozart, Sagi y Carlos Chausson, por destacar a uno de los cantantes, fueron las estrellas de la función.