domingo, 21 de marzo de 2010

Opera en el Teatro Real de Madrid: Andrea Chenier

El día 24 de febrero me traslade a Madrid para asitir a le representación de la ópera Andrea Chenier, ya que tenemos un pequeño abono de la temporada. Esta vez C. no iba conmigo. me acompaño mi hijo mayor.

Siempre que hay una de las óperas del abono me hace gran ilusión.

Me encanta el Teatro Real. Su ubicación en la plaza de Oriente; los alrededores llenos de bares, donde ofrecen unos pinchos riquisimos; las casas de música, donde venden instrumentos, partituras, etc. Eso en cuanto al exterior.

Dentro me gusta todavía mas. Mi butaca, sin ser de las mejores, me deja ver y oír estupendamente. El escenario es grandioso.

Me gusta la decoración del teatro, acorde con la época en la que fue levantado.

Me gusta la tienda, que suelo visitar en el entreacto, bien surtida en cuanto a ópera enlatada se refiere.

En los intermedios solemos ir a alguno de los bares, bien surtidos de dentro del teatro a tomar algo, si no lo hemos tomado fuera.

En fin no le veo ningún inconveniente.

La polémica, si la hay, suele estar en el escenario.

Tengo que decir que no soy ninguna experta, ni en cuanto a música, ni en cuanto a nada de lo que lleva este espectáculo. Solo soy una aficionada y entusiasta de este género musical.

Me fio de mis oídos y de mis ojos; y después de muchas temporadas asistiendo a unas diez óperas al año tengo mi propio (y humilde) criterio.

La ópera que íbamos a ver esa noche, 25 de febrero, era Andrea Chenier, del compositor italiano Umberto Giordano (1867-1948), con libreto de Luigi Illica, basada en la vida del poeta francés André Chenier, guillotinado durante la Revolución Francesa

Esta ópera, estrenada en 1.896, pertenece a la corriente verista.

Ya había tenido ocasión de verla, otro año, en otro teatro.

Hay que saber que la puesta en escena y los cantantes influyen muchisimo en la percepción de cada ópera.

También, cuanto mas se conoce la música e incluso el texto, mas se disfruta con ella.

Esta puesta en escena del Teatro Real, obra de Giancarlo del Monaco, es magnifica, y clásica. Se atiene al argumento y a la época en que está situado, la Revolución Francesa, sin las concesiones modernas, que desvirtuan o tratan de cambiar el sentido de las tramas, para complacer a ciertos lobbys, que tiene gran predicamento en ese ambiente, y que las mas de las veces resultan de mal gusto.

Los cantantes eran acreditados; al tenor, Marcelo Alvarez, he tenido ocasión de oírlo otras dos veces. Tambien conocia a Felipe Bou, joven bajo, que tiene una buena carrera por delante.

En el programa de la noche venia una nota inquietante. El primer descanso iba a durar ¡40 minutos! por la complejidad del montaje, que tiene que ser cambiado enteramente. De qué hacer olvidar... hasta el argumento.

Bien, pues esta noche tuvimos, podríamos decir, triple espectáculo.

Al cabo de unos siete minutos de representación, cuando acababa de entrar la soprano, se empezaron a oír voces airadas que provenían de la parte alta del teatro, el llamado "gallinero". Protestaban por el uso de amplificadores de las voces, con frases como "-para esto me quedo en casa-", "-no hay derecho-", "-es como si estuvieramos oyendo un disco-" etc.

La cantante, Fiorenza Cedolins, intento seguir como si no pasara nada, pero no pudo, y aunque se mostro contrariada, el director de la orquesta, maestro Victor Pablo Pérez, la mando callar.

Se paro la orquesta y bajo el telón.

Mientras los espectadores hacíamos cábalas sobre lo sucedido, salió el director artístico del teatro, Antonio Moral, que trato de explicar, de una forma un tanto oscura, que la causa de lo que se oía arriba, (abajo el sonido era normal) había sido un asunto de cables mal puestos. Algunas opiniones avisadas murmuraban que los cantantes estaban usando amplificadores de sonido...

Ese día se retransmitía la función por RNC, emisión que fue suspendida en ese momento.

Dijo tambien que la ópera empezaría desde el principio.

Fue una suerte pues la segunda vez, el barítono, Marco Vratogna, cantó bastante mejor.

El segundo acto con impresionante decorado, transcurrió sin incidentes.

Despues hubo otro descanso de veinticinco minutos.

Seguidamente volvió a aparecer el director artístico para anunciarnos que el tenor, Marcelo Alvarez, estaba indispuesto. Ya había cantado las dos terceras partes de la ópera sin sentirse bien, pero entonces se retiraba y en su lugar iba a cantar el último acto Jorge de León.

Ante mi asombro, ya que el nombre me era desconocido, el "gallinero" mostró un gran entusiasmo, con bravos, vivas y aplausos. Ellos, sin duda, lo conocían.

Y, efectivamente, este tenor tiene una voz extraordinaria y enorme. Según parece es un tenor spinto, voz de lo mas adecuada para cantar una ópera veristica.

La voz del tenor consagrado quedo oscurecida por la de este otro cantante, que era solo el sustituo.

Según parece se abre ante él una gran carrera, a partir de ahora.

Una vez superados todos los "espectaculos" añadidos esa noche, disfrute de este último acto, en el que la soprano no quiso ser menos que Jorge de León, y canto de maravilla.

La última escena, de gran romanticismo, es vibrante y sobrecogedora .

Durante los aplausos, entre los que destacaron los dedicados a Jorge de León, se oyeron tambien algunos silbidos y pateos dirigidos al director musical, Victor P. Pérez.

No sé si por falta de ensayos, o por que no le interesaba esta ópera, no estuvo demasiado afortunado.

Yo disfrute con este preciosa ópera, y aunque tuvo cierta incomodidad, no deja de ser curioso asistir a un triple espectaculo,
  • La ópera en si misma
  • Las protestas más que justificadas del "gallinero"
  • El decubrimiento de un magnifico cantante

miércoles, 17 de marzo de 2010

Bizcocho al azafrán

Me parece a mí este bizcocho delicioso, tanto para el desayuno, la merienda o acompañado de crema inglesa o compota de frutas como postre.

Ingredientes

  • 200 g de harina
  • 200 g de azúcar
  • 200 g de mantequilla
  • 4 huevos
  • 50 g de almendras en polvo
  • 1/2 bolsita de levadura en polvo
  • 1 cucharada sopera de Cointreau
  • 1 cucharada sopera de agua de azahar
  • 1 cucharada sopera de leche
  • 1 pizca de azafrán
Elaboración

Hervir la leche con el azafrán lentamente, durante 1 minuto
Mezclar el azúcar y la mantequilla blanda en la batidora
Añadir los huevos uno trás otro

Batir hasta incorporación
Incorporar la harina mezclada con la levadura
Añadir las almendras, el cointreau, el agua de azahar y la lecha con el azafrán
Batir todo con la batidora

Untar con mantequilla y espolvorear con harina un molde redondo

Poner a horno precalentado a 210ºC y aire, durante 30 minutos
Desmoldar en una rejilla

Dejar enfriar

Servir con una crema inglesa o con una compota de peras, manzanas, ciruelas pasas y uvas pasas.

Nota: A pesar de que el azafrán tiene mucho sabor, en este bizcocho, como se echa tan poco, solo sirve para darle buen color

domingo, 14 de marzo de 2010

Palencia. 2ª Parte, La Catedral y todo lo demas

El día siguiente amaneció queriendo nevar. Los tejados que se veían desde la ventana de la habitación empezaban a cubrirse con una tenue capa blanca.

Pero eso no me desanimo. Provista de ánimos y de paraguas me fui hasta la catedral, el monumento por excelencia de Palencia.

Ignorada, injustamente, casi siempre en la lista de las catedrales mas importantes de España, es por eso llamada, con justicia, la "Bella Desconocida".

La catedral, situada en el centro histórico de la ciudad, está rodeada de tres plazas, la plaza de San Antolín, al oeste, la plaza de Cervantes, al norte y la plaza de la Immaculada, al sur, todas ellas con fachadas del monumento.

Numerosas callecitas, que aún conservan el trazado antiguo, van a dar a estas plazas

La mas grande es la de la Immaculada, llamada así por la estatua de la Virgen que la preside.

Es una plaza preciosa y tranquila; desde ella se tiene una magnifica vista de la catedral.

El conjunto catedralicio, que hoy podemos ver, surgido a lo largo de mas de 1.000 años, es el resultado de numerosas reformas, añadidos y transformaciones.

Declarada Monumento Nacional en 1.929 y dedicada al patrón de Palencia, San Antolín, fue construida, principalmente, entre los s.s. XIV-XVI, aunque todavía está inacabada.

Es de estilo gótico, con añadidos posteriores renacentistas y barrocos. Presidida por una gran torre, que tuvo un carácter defensivo, a la cual se añadieron, posteriormente, pináculos y espadañas, como única decoración.

Por sus enormes dimensiones es una de las catedrales mas grandes de España.

Una de las cosas que me resulto mas atractiva del exterior, es su asimetría. Aunque inspirada en la catedral de Burgos, y por tanto en el gótico francés, la "Bella Desconocida" es muy española, pues a nosotros, de siempre, nos gusta mas... un cierto orden anárquico.

La catedral está levantada sobre otras más antiguas, que van saliendo a la luz con las nuevas excavaciones.

En este lugar hubo un templo pagano en la Antigüedad, al que debió suceder otro paleocristiano. No hay restos de estas primitivas edificaciones.

El vestigio mas antiguo está al fondo de la cripta de San Antolín. Son los restos del templo visigodo, del s. VII, construido con y sobre restos romanos.

En el s. XI Sancho III el Mayor encargo la restauración del templo anterior, con lo que quedo configurada la cripta de San Antolín, tal como la vemos hoy.

Casi dos siglos después, en el s. XII, se construyo una nueva catedral de estilo románico, cuyas columnas y capiteles están presentes, actualmente, en la capilla Mayor.

También quedan de ella objetos litúrgicos, el valioso sepulcro de doña Urraca, hija del rey Alfonso VII, un ara de piedra, y la reja de la capilla del Sagrario. Esta iglesia románica tuvo un siglo de existencia.

En el s. XIV se iniciaron las obras de la actual catedral, que en dos siglos se dieron arquitectonicamente por acabadas. Las obras siguieron en el interior para hacer trabajos de decoración y de restauración, hasta continuar hoy día.

Tanto por fuera como por dentro es magnífica.

Si por fuera puede resultar austera, el interior es todo lo contrario. El estilo gótico flamígero se extiende por todo el recinto, con añadidos renacentistas, platerescos y barrocos.

Al contrario que otras muchas catedrales, la de Palencia sorprende por tener, por así decir, dos capillas mayores, la del Sagrario y la capilla Mayor, propiamente dicha. Ambas tiene magníficos retablos.

La capilla del Sagrario fue la primera capilla Mayor, durante casi un siglo. El Retablo es renacentista, de tres cuerpos, banco y ático.

A destacar la reja, procedente de la catedral románica, que cierra una parte de la capilla.

La capilla Mayor data del s. XV. Se accede a ella a través de dos imponentes rejas de hierro forjado, realizadas por el rejero mas importante de la época, Cristóbal de Andino.

Dentro hay ocho soberbios tapices, cuatro a cada lado, de los talleres de Bruselas, del s. XVI.
El Retablo Mayor es una autentica joya del renacimiento castellano, en estilo plateresco.

Contando estas dos capillas hay dieciséis en total, alrededor de la girola, y de los muros.

Sería demasiado largo describir cada una, solo diré que contienen obras de arte de incalculable valor, rejas, retablos, imágenes, cuadros, sepulturas de las familias que las donaron, algunas de las cuales contribuyeron a la construcción de la catedral. Hay que ir con tiempo y disfrutar de ellas.

Tuve ocasión de oír y ver el reloj articulado que luce en uno de los muros de la catedral, encastrado en un arco flamígero

Cuando me había paseado entre tanta belleza, un encargado de los lugares, me llevo, para que no me lo perdiera, a visitar uno de las rincones, por su antigüedad, más interesantes del recinto: la cripta de San Antolín, de la que ya he hablado

Los restos de este santo y mártir habían llegado a Hispania en el cortejo del rey Wamba, en el s. VII, desde Narbona, antiguo reino de los visigodos. Fue este rey el que mando construir el enterramiento de san Antolín. Vértigo da conocer historias tan antiguas.

El día de San Antolín, 2 de septiembre, recogen los palentinos piadosos agua del pozo, que consideran milagrosa. Mas recientemente tiran los visitantes monedas, para tener buena suerte.

La catedral de Palencia bien merece al menos, una mañana entera. Yo deje de visitar el Museo catedralicio, que tiene verdaderas maravillas, pues lo conocía de mi anterior visita.

Aún había muchas cosas que ver en la ciudad.

En mi recorrido pase delante del Museo Diocesano, instalado desde 1.970, en el palacio Episcopal, sobria construcción neoclásica de finales del s. XVIII. Tiene muchas obras de arte procedentes de toda la provincia, pero no pude detenerme para verlas.

De allí, llegue a la calle de San Francisco en la que están una detrás de otra, iglesias y conventos de gran importancia, histórica y artística.

La primera que encontré fue la Iglesia de Santa Marina,

Preciosa pequeña iglesia del s. XVIII, adosada al Convento de La Piedad, y al lado del Convento de San Pablo, con el que forman un singular eje.

En toda Palencia las cigüeñas son huéspedes habituales en esta época del año; estaban ya aposentadas y hacían sus nidos; las había, por supuesto, en cada pináculo, o saliente de la catedral, y de todas las demás iglesias.

Adosado a esta iglesia, como he dicho esta el convento de la Piedad, hoy día de monjas Dominicas, que, por cierto, venden unas ricas pastas.

Fue construido entre los s.s. XVI y XVII. La iglesia estaba cerrada, así que solo lo vi por fuera.

Por último llegue al mas importante de la calle: el convento de San Pablo, en la plaza del mismo nombre.

Fundado por Santo Domingo de Guzmán, en 1.219, poco antes de su muerte, es uno de los conventos dominicos mas antiguos.

Hasta el s. XIX, la casa que habitó el santo, cuando era, primero estudiante y luego profesor en la Universidad de Palencia, estaba al lado del convento.

Al lado hay un convento moderno donde residen los actuales dominicos, ya que del conjunto conventual antiguo solo queda la iglesia.

Se empezó a construir en el s. XIV, continuando las obras hasta el s. XVI.

El Convento tiene una larga historia. En él se reunieron en tres ocasiones Cortes Generales, y una vez se celebro el Capítulo General de la Orden de Predicadores (Dominicos).

Durante la invasión de España por Napoleón, fue ocupada por las tropas francesas, utilizada, entonces, como hospital militar y cárcel, con el consiguiente saqueo y destrozo.

Con la Desamortización del 1.835, quedo en manos del estado y los monjes se fueron, para volver once años más tarde.

Es una iglesia de estilo gótico, con exterior austero.

En el amplio interior de tres naves, lo mas sobresaliente es la Capilla Mayor.

El Retablo Mayor, del mismo estilo plateresco que el de la capilla Mayor de la Catedral, puede competir con él en cuanto a arte y belleza.

En las paredes laterales están los sepulcros de distintos marqueses de Poza, benefactores de esta iglesia.

En el lado izquierdo está el suntuoso mausoleo de los primeros marqueses de Poza, del s. XVI.
En el derecho, el sepulcro, de estilo clasicista de los terceros marqueses de Poza, s. XVII.

Por su solemnidad y colocación me recordaron los de los reyes en el Monasterio de El Escorial.

Hay varias e interesantes capillas más, como la capilla de la Piedad, donde hay un precioso retablo hispano-flamenco y otras muchas.

Bien, pues ya había acabado con esta calle, llena de conventos e iglesias.

Había llegado a la Estación de Renfe, que tiene enfrente un pequeño parque llamado Jardinillos de la Estación.

No era el mejor día para disfrutar de un jardín, pues aunque ya no nevaba, hacía frío y algo de viento.

Al volver al hotel para reunirme con C. y emprender el viaje de vuelta, pase aún por varios lugares interesantes.

EL edifico de Correos, que data de 1.916, en la plaza de León, pequeña plaza, casi una rotonda, adornada con una reproducción de un pináculo de la catedral de León, donada por la misma.

También vi, sin pararme, la iglesia de la Compañía o de Nuestra Señora de la Calle, mandada a edificar por los jesuitas. Facilmente reconocible como de la Compañía, pues sigue el modelo de la iglesia de Jesú, de los mismos jesuitas, en Roma.

Como habréis podido ver, hay una larga historia de piedad y devoción en Palencia, que lleno la ciudad de iglesias y conventos, además de su magnifica catedral. Todo ello jalonado por acontecimientos históricos.

Una de las ciudades de España dignas de visitar.

Yo tuve que dejar varios monumentos, tanto civiles como religiosos, para otra visita.

El tiempo se me había acabado...