jueves, 6 de enero de 2011

Ecuador. Capitulo III. Quito , 1ª Parte

Empezamos temprano nuestra visita a Quito, que iba a ser densa. En esas latitudes hay que aprovechar las doce horas de luz, que van de las seis de la mañana a las seis de la tarde, de forma constante todo el año.

Quito es la capital de Ecuador, una inmensa ciudad de casi dos millones de habitantes, a los pies del volcán activo Pichincha (4.794 m), que ha tenido numerosas erupciones históricas, la última en 1.999. la ciudad quedo cubierta de cenizas muchos días, pero no hubo víctimas, ni demasiados destrozos materiales, debido a que la lava vertió sobre el lado occidental del volcán, donde no hay población.

Debido a su ubicación en la sierra ecuatoriana, en medio de enormes gigantes andinos y amplios y también, a veces, estrechos valles, tiene 50 km de largo por solo 4 de ancho. Es una geografía espectacular para el visitante, pero no parece demasiado cómoda para el residente.

Las autoridades han tratado de mejorar las comunicaciones, en la ciudad hay una extensa red de servicios de transporte públicos, como los trolebuses, con numerosas paradas por las grandes vías interurbanas,

y variadas lineas de autobuses, que recorren la ciudad.

Mas volcanes la rodean, el Casitagua (3.200 m) al norte, y el Atacazo (4.463 m) al sur; también se puede ver, si el día esta despejado, lo cual no sucede a menudo, el volcán activo Cotopaxi, uno de los grandes Nevados andinos.

El clima de Quito corresponde, debido a su situación, a mas de 2.800 m sobre el nivel del mar, al templado de montaña, sufriendo pocas variaciones a lo largo del año. Allí no hay cuatro estaciones, sino dos, la seca, que dura cuatro meses, de junio a septiembre, y la húmeda que ocupa los otros ocho meses.

La temperatura es bastante uniforme. Mientras estuvimos allí, el tiempo permaneció nublado, con un chaparrón, al menos, diario, e hizo bastante fresco por la mañana y después del atardecer, lo cual no quiere decir que, si salia algún rayo de sol, al mediodía, no abrasara, ya que cae perpendicularmente, si no se iba protegido por sombrero, gorro, o crema solar.

Recientes estudios suponen el poblamiento de la zona donde se encuentra Quito desde hace 12.000 años.

Diversas tribus habitaron estos lugares, que sufrieron vicisitudes tanto de índole natural, erupciones volcánicas, terremotos, etc. que las hicieron desaparecer, como invasiones y guerras, como la sangrienta ocupación de los incas, que lucharon con las tribus de los quitus y de los caras allí establecidos, hasta dominarlos.

Los incas habían llegado, a lo que hoy es Ecuador, unos cuarenta años antes de que lo hicieran los españoles, y las luchas fratricidas por el control del Imperio los habían debilitado.

En el año 1.534 Sebastian de Belalcazar,

enviado por Francisco Pizarro, llego a Quito, que encontró devastado, en ruinas e incendiado por los últimos incas en su huida. Cerca de esas ruinas, junto a las faldas orientales del volcán Pichincha, fundo San Francisco de Quito, con una población de unos 200 habitantes.

Unos siete años después, Francisco de Orellana, partiendo de esta ciudad en busca del país de la canela, descubrió el río Amazonas el 12 de febrero de 1.542.

De ahí la celebre frase "Es gloria de Quito el descubrimiento del río Amazonas".

El rey Felipe II creo la Audiencia y Presidencia de Quito en 1.563, que dio origen, siglos mas tarde, a Ecuador y la convirtió en su capital.

Quito posee el centro histórico mas grande y mejor conservado de América, que fue de los primeros en ser declarado Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO, en 1.978.

Tiene alrededor de ciento treinta edificios monumentales, principalmente de carácter religioso, y otros cinco mil inmuebles, registrados como parte del patrimonio histórico.

Estuvo descuidado durante años, lo cual contribuyo al deterioro de muchos de sus edificios, siendo ocupado por el comercio informal y la marginalidad, conviertiendose en una zona poca segura. Esto ha cambiado radicalmente; se ha procedido a la restauración y conservación de iglesias, calles y plazas, recuperando, el centro histórico, su pasado esplendor.

Empezamos la visita en el punto en que Francisco de Orellana partió con su expedición, hasta descubrir el río Amazonas. En una pequeña plaza hay un busto a él dedicado

Desde esa plaza se ve el Santuario de Gualupo en el valle de Tumbaco, el lugar donde empezó la gesta de Orellana.

En el conjunto del antiguo monasterio construido en el s. XVII, se levanta la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, primer santuario mariano ecuatoriano, donde los quiteños siguen peregrinando, para venerar la imagen de la Virgen, traída a Quito por los españoles.

Vimos el complejo mariano desde las alturas.

En aquella parte alta, nos contó la guía, hubo, en marzo de 2.009, un terrible accidente cuando un pequeño avión militar chocó contra dos edificios de viviendas de la ladera, empotrandose en el cuarto de estar de unos vecinos, probablemente a causa de la intensa niebla. Hubo siete muertos y gran destrozo. El inmueble afectado aun se veía en reparación.

Seguidamente fuimos a conocer la sorprendente Basílica del Voto Nacional. Ya habíamos tenido ocasión de verla al pasar la noche anterior, muy bien iluminada.

Ahora íbamos a visitarla mas detenidamente. Y, en efecto, sorprende encontrar esta enorme iglesia neogótica en un entorno tan colonial.

La Basílica del Voto Nacional, también llamada de la Consagración a Jesús o Basílica de San Juan, es una iglesia neogótica, situada al lado del centro histórico de Quito.

La idea de su construcción surgió como perpetuo recuerdo de la Consagración de Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, en el año 1.883.

Para financiar la obra, el parlamento del país incluyó los primeros gastos en el presupuesto nacional. Posteriormente tuvo donaciones monetarias de particulares, así como aportaciones tanto de materiales de construccion, como de mano de obra.

Mas tarde el gobierno de Ecuador promulgo un impuesto sobre la sal, dedicado a la realización de la obra.

La construcción comenzó en 1.892. En 1.988 fue consagrada oficialmente, aunque todavía no ha terminado.

Debido a su estilo, la Basílica del Voto Nacional es comparada, en el nuevo mundo, a dos de las grandes catedrales góticas: la Catedral de San Patricio de Nueva York, y ya, mas inadecuadamente, la Catedral de Nuestra Señora de París.

Es un enorme edificio que se distingue desde numerosos puntos de la ciudad y ciertamente impresionante.

En la fachada hay sendas estatuas de la Virgen María y del papa Juan Pablo II, que visito y bendijo la basílica en 1.985.

Una de las características, que la diferencian de las demás catedrales góticas o neogóticas es la decoración, en los convencionales elementos de este estilo, sustituidos por representaciones localistas.

Así, en la puerta principal, una de las escenas representa a los indígenas cuando la llegada de los españoles; en los nichos, habitualmente ocupados por santos, se han colocado personajes de la vida social y política ecuatoriana; la vidrieras,

así como el rosetón están decorados con la flora endémica de Ecuador, constando debajo de cada flor su nombre;

y principalmente, donde mas se nota, es en las gárgolas, ya que estos no son animales mitológicos, como en las catedrales europeas, sino animales endémicos de la fauna ecuatoriana, como caimanes, galápagos, monos, pumas, etc.

La torre mas alta de la basílica, de 115 m de altura, está decorada con cóndores, el ave nacional de Ecuador, y su altura evoca el vuelo mínimo del cóndor

Deambulamos por toda la basílica, subiendo hasta la tribuna, desde la que se tenía una magnífica vista de la nave central, de 140 m de largo.

Contrariamente a las antiguas catedrales góticas , en esta basílica el altar se encuentra, no al fondo, sino, casi, en el centro de la nave.

Algunos de nuestros compañeros, mas bien pocos, siguieron subiendo hasta las torres, desde las que contaron hay una gran panorámica de Quito; pero yo no llevaba calzado apropiado, así que me tuve que conformar con el relato; aún desde la zona intermedia de la basílica ya se tienen buenas y bonitas vistas sobre la ciudad y su centro histórico, y sobre todo sobre el Panecillo, cerro que esta enfrente de la iglesia,

que era nuestro siguiente objetivo

Esta loma de 3.000 m sobre el nivel del mar, es un punto emblemático de Quito, visible desde muchos km antes de llegar; fue llamada así por los españoles, por su parecido con un pequeño pan.

Durante toda la época colonial marcó el limite sur de la ciudad. Las ruinas de un antiguo templo inca sirvieron de deposito de agua, que abastecía a la capital, llamado Olla del Panecillo.

Desde el año 1.976. el cerro, está coronado por una gigantesca estatua de la Virgen Alada realizada con siete mil piezas de aluminio, por el escultor español, Agustin de la Herrán, (Bilbao, 1.932), lo que la convierte en la mayor escultura mundial hecha con este material.

El artista realizo una replica de la escultura de 30 cm, del artista quiteño del s. XVIII, Bernado de Legarda, que se guarda en el Convento de San Francisco, por lo cual es llamada también Virgen de Legarda, y representa a la Virgen María tal como la describe el libro del Apocalipsis:

"Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer vestida de Sol, con la Luna bajo los pies, y en su cabeza una corona de doce estrellas... Apareció también otra señal: un enorme Monstruo, rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos.. Y la mujer dio a luz un hijo varón, que debe gobernar a todas las naciones con vara de hierro. El Monstruo se lanzo en persecución de la Mujer. Pero a la Mujer le dieron dos alas de águila grande para que volara lejos de la serpiente".

(Apocalipsis XII, 1-14)

A pesar de haber sido muy visitado el Panecillo desde siempre, por las espectaculares vistas de Quito, desde que la Virgen Alada reposa en la cima, y se ha procedido a un plan de regeneración de la zona, se ha incrementado notablemente el numero de visitantes.

Nosotros pudimos apreciar toda esa espectacular vista. Desde el Panecillo veíamos además del centro histórico, perfectamente trazado a escuadra, como todas las ciudades que fundaron los colonizadores españoles, la Basílica del Voto Nacional frente por frente

y una ladera del volcán Pichincha, además de, a nuestro lado, la colosal estatua de la Virgen Alada, que hay que decir que impone en el ánimo.

Todavía, aun habiendo visto algunas de las bellezas de Quito, nos quedaba el plato fuerte, el gran centro histórico de Quito.

Este, por su interés y grandeza, lo dejaremos para el siguiente capítulo

sábado, 1 de enero de 2011

Año Nuevo


El día 1 del 2.011 mi blog cumple un año, y todos empezamos un nuevo año.

Tengo que decir que aunque el blog me ha dado trabajo, no sabía lo difícil que es poner los recuerdos y las actividades en orden para que resulten inteligibles, también me ha gustado esta tarea de relatar lo que se ha hecho, se ha visto y se ha confeccionado en la cocina.

Así que por el momento, con más o menos rapidez, continuare con estos relatos, que nos vienen bien, a mi marido y a mi, como recuerdos de viaje y espero que le sirvan también a todos los posibles lectores, interesados en alguno de los temas, a los cuales agradezco sinceramente su atención.

Quiero desear buena salida y entrada de año; aunque el panorama es malo e incierto, y no se ven buenas perspectivas en el futuro inmediato, ni siquiera a medio plazo, voy a ser optimista, por una vez, y pensar que todo va a ir mejor en 2.011.

Es lo que os deseo de todo corazón, para todos los internautas y para todo el mundo:

FELIZ Y PROSPERO AÑO NUEVO


domingo, 26 de diciembre de 2010

Tronco de Navidad de chocolate y marron glacé

Tenemos en España unos dulces de navidad tradicionales y exquisitos, los turrones, mazapanes, polvorones, etc.

En otros países también tiene sus especialidades para estas fiestas, y hoy os presento una de ellas: el Tronco de Navidad (Buche de Noël), que hacen en Francia.

Es una variedad, sofisticada, de nuestro brazo de gitano. El relleno puede cambiar, y también los ingredientes del bizcocho, pero siempre va cubierto de chocolate.

Es un postre muy bonito, y muy rico.

Vayamos pues con la receta.

Ingredientes

Para el bizcocho


  • 6 huevos
  • 50 g de azúcar
  • 100 g de azúcar glas
  • 50 g de harina
  • 50 g de avellana tostada
  • 50 g de mantequilla
  • 100 ml de jarabe de azúcar
  • 2 cucharadas soperas de ron oscuro

Para el mousse.

  • 200 g de chocolate negro
  • 100 g de marron glacé
  • 50 g de azúcar glas
  • 20 g de azúcar
Para la cobertura

  • 100 g de chocolate negro
  • 100 ml de nata

Para decorar

  • 3 marron glacé
  • azúcar glas
  • hojas de chocolate


Elaboración

El bizcocho:

Separar las yemas y las claras
Batir las yemas con el azúcar glas hasta que la mezcla blanquee.
Moler las avellanas.
Añadirlas a las yemas batidas
Batir las claras a punto de nieve
Incorporarlas delicadamente a la mezcla de avellanas y yemas.
Añadir la harina tamizada
Añadir la mantequilla fundida y enfriada.

Cubrir la bandeja del horno con papel sulfurizado.
Barnizarlo con mantequilla
Extender la preparación
Meter en el horno, precalentado, a 200ºC durante 10 minutos.
Colocar, a la salida del horno, el bizcocho sobre un trapo húmedo.
Enrollarlo sobre si mismo.
Dejar enfriar

Para el mousse

Mientras tanto, cortar el chocolate en trozos
Fundirlo al baño maría o en microondas a baja potencia
Añadir la mantequilla en trozos, las yemas y el marron glacé cortado en trocitos.

Batir las claras a punto de nieve firme.
Añadirles el azúcar.
Incorporarlas a la mezcla anterior.
Reservar en lugar fresco.

Desenrollar con cuidado el bizcocho.
Separlo del papel.
Barnizar con un pincel el bizcocho, por un lado, con el jarabe al ron.
Extender regularmente el mousse de chocolate sobre el bizcocho.
Enrollarlo de nuevo.

Poner en la nevera, al menos 4 horas.

Una hora antes de servir preparar el glaseado

Partir el chocolate en trozos
Fundir al baño maría o en microondas a baja potencia
Añadir la nata.
Añadir la mantequilla, fuera del fuego

Acabado del pastel

Poner el tronco sobre una rejilla
Echar el chocolate, preparado anteriormente, por encima
Pasar un tenedor, a lo largo.
Ponerlo en una bandeja alargada


Decorarlo con marron glacé y con las hojas de chocolate(*), que se habrán espolvoreado de azúcar glas, según el gusto.

Reservar al fresco o en nevera

Y aquí lo tenemos, ya sobre el plato, preparado para el postre.

La receta es larga, pero no es nada difícil de hacer, solo hay que disponer de un ratito...

(*) Las hojas de chocolate se hace cogiendo unas hojas naturales del tamaño deseado, que se lavan, se secan bien y se barnizan, con una capa espesa de chocolate fundido. Se dejan enfriar bien y se desprende la hoja vegetal con cuidado. Como alguna puede estropearse en la última maniobra, conviene hacer algunas mas de las necesarias para la decoración.