domingo, 8 de marzo de 2015

Tortosa

                                                                                   

Cogimos dos autobuses de linea para llegar a Tortosa, una de las visitas de mas interés para mi, y fácil de llegar desde Peñíscola.

En efecto, casi un viaje sentimental, pues yo viví allí parte de mi primera infancia. Mis recuerdos urbanos son pocos, pero alguno hay. El resto de mis recuerdos son domésticos, y algo de la escuela. Sin embargo en Tortosa aprendí a caminar, a leer y a escribir, y  comencé a conocer el mundo, y la verdad es que desde esa ya lejana época, no había vuelto ni por allí, ni por la zona.

Así que cogimos en primer lugar el conocido autobús Peñíscola-Vinaroz, población que se encuentra en el límite con la provincia de Tarragona, y de allí hasta Tortosa. En Vinaroz no hay estación de autobuses; el bus llega a un paraje, desde el que salen vehículos para distintos destinos, indicados en una marquesina, y con un gran olivo como decoración, es decir, que hay que esperar en la calle, sometido a las clemencias o inclemencias del tiempo.

Tras un rato de espera, no muy largo pues nos habíamos informado sobre la hora de salida que nos convenía, salimos en el bus hacia Tortosa. Esta ciudad esta separada de Vinaroz unos 50 km, para lo cual invertimos una hora y veinticinco minutos, pues paramos en todos los pueblos de la ruta, una manera de conocer la comarca, si no se tiene prisa.

De la estación de autobuses, -en Tortosa si que hay- salimos hacia el centro de la ciudad. El día invernal era soleado, pero soplaba un viento fuerte que resultaba desagradable y que nos acompaño todo el día. El río Ebro que discurre grande y majestuoso por Tortosa lucia magnifico.

Antes de adentrarnos en al ciudad sepamos algo de ella.
                                                                           

Tortosa capital de la comarca del Bajo Ebro tiene unos 37.000 habitantes. Es una ciudad comercial y de servicios, aunque tiene, también, varios polígonos industriales y un importante sector agrícola.

Debido a su ubicación, muy cerca de la desembocadura del río Ebro, ha tenido desde antiguo una gran importancia estratégica, y es uno de los municipios españoles con mas historia, e importantes monumentos, algunos bien conservados y otros, actualmente, en restauración.

Los ilervacones, tribu íbera, ya ocuparon este territorio; fue romanizada después y tuvo rango de municipio, fundada a mediados del s. I a.C., con el nombre de Dertosa Municipium Hiberia Julia Ilervaconia, como se lee en las monedas de la época, como territorio donado a los legionarios, que habian participado a las ordenes de Julio Cesar, en la batalla, con victoria de Ilerda, .

 Por todo el casco antiguo hay lápidas e inscripciones, empleados, mas tarde, en edificaciones medievales, así como tambien se han encontrado numerosas monedas.

Fue importante sede episcopal durante el reino visigodo, que sucedió a los romanos, hasta que fue tomada por los musulmanes en 714, que la hicieron capital de la provincia de Turtusha. Estos edificaron un gran alcázar, aprovechando la fortificación anterior, de origen romano, que se conoce, hoy día, como Castillo de San Juan o de la Zuda.

En 1.148 fue reconquistada por el Señor de Moncada, vasallo y colaborador de Ramón Berenguer IV, príncipe de Aragón, por su matrimonio con Petronila reina de Aragon, y los Caballeros Templarios, pasando, posteriormente a ser una importante ciudad portuaria, bajo soberanía de los Templarios, hasta que paso a la Corona de Aragón en 1.294.

Los s.s. XV y XVI, fueron de gran prosperidad para Tortosa, que acabo con la Guerra de los Segadores (1.640-1.652), que hundió la ciudad en una profunda y larga crisis.

Durante la Guerra de Sucesión española tomo partido por el bando del pretendiente, archiduque Carlos de Habsburgo, en contra del ya rey Felipe V, que no la beneficio, al resultar Felipe vencedor.

Durante casi tres años y medio, de 1.811 a 1.815 fue ocupada por el ejercito invasor de Napoleón, sufriendo, como en el resto de España, importantes daños.

Las guerras carlistas también supusieron un gran desastre, con matanzas de uno y otro bando.

En la Guerra Civil (1.936-39), Tortosa sufrió grandes daños en su patrimonio monumental, con el saqueo e incendio de los templos, protagonizados por las hordas republicanas, en julio de 1.936, los bombardeos franquistas entre 1.937-38 y la durísima Batalla del Ebro, en 1.938, en la cual fue frente de combate.

En las últimas décadas se ha procedido a un gran trabajo de rehabilitación de su gran patrimonio.

Desde la estación de autobuses llegamos enseguida al Mercado Municipal, importante obra modernista, construida en el antiguo lecho del río Ebro, entre 1.884 y 1.887; la estructura metálica que sostiene la cubierta fue diseñada por el arquitecto Juan Torras Guardiola, llamado el "Eiffel catalán", aunque fue Juan Abril, el arquitecto municipal el que ejecuto la obra.
                                                                   

Su interior, de una sola nave, es un espacio diáfano, que presenta las mercaderías de forma atractiva y con bastante arte, tanto las verduras y frutas.

                                                 
Como platos cocinados, toda clase de mermeladas, salsas, especias, etc., como longanizas y bacalao.                                                                            

Nos paseamos por él, contemplando los puestos con interés.

La vista del Ebro desde el Puente donde empieza el casco antiguo es magnifica. A pesar del fuerte viento que soplaba caminamos hasta el centro del puente para ver las dos orillas                                                                                                                       

Seguimos a continuación por la margen derecha del río para llegar al casco antiguo, encontrándonos, en el paseo fluvial, en primer lugar, el Palacio de la Diputación,
                                                                         

edificio renacentista construido en el s.XVI, que fue la sede de las Cortes Medievales, de la Aduana y también residencia del ilustre médico y bacteriólogo Jaime Ferran, descubridor de la vacuna contra el cólera, además de otras vacunas contra el tifus y contra la tuberculosis.

Llegamos enseguida a la catedral, que junto con el castillo son los dos monumentos medievales mas importantes de la ciudad.
                                                                   

Encontramos la catedral en plena restauración, de la cual estaba muy necesitada.

La basílica-catedral de Santa María, se encuentra en el centro de la ciudad, a orillas del río Ebro, asentada al pie del promontorio donde esta el castillo.


El templo está asentado al pie del promontorio del castillo, en el mismo emplazamiento se han sucedido el Foro romano, una iglesia visigótica, una mezquita, y la precedente de la actual una iglesia románica.

Casi dos siglos después se decidió hacer un nuevo templo, cuya construcción comenzó en 1.347, finalizando en 1.597; debido al largo periodo de obras, en la catedral se pueden ver tanto el estilo gótico, con el que se empezó, como el barroco de la fachada, que se añadió posteriormente en 1.757, y que hace que la completa finalización llegara en el s. XVIII.


Del conjunto destacan, en el interior, la nave central sus dos naves laterales asi como el crucero y la ausencia de muros entre las capillas de la cabecera, hecho singular que convierte la girola en deambulatorio. Son a destacer los púlpitos y el retablo mayor de Santa María o de la Estrella, de madera dorada y policromada, y la capilla barroca de la Virgen de la Cinta, decorada con jaspe rosado de Tortosa, y otros mármoles.
                                                           



                                                                                 

 y el claustro, en cuyo interior se encuentran gran cantidad de lápidas, losas, capiteles decorados y restos renacentistas
                                                                             

En las dependencias de la catedral esta instalado el Museo Catedralicio, un magnifico espacio para disfrutar del arte acumulado por nueve siglos que tiene la Catedral de Tortosa.

Para entrar en el museo, instalado en el antiguo refectorio de los monjes de estilo gótico,

                                                             
se pasa por las profundas galerias subterraneas existentes bajo el suleo de la catedral, por las cuales se accede al museo.
                                                             
                                                                       
El museo tiene piezas magistrales de las cuales mostrare unas pocas, de diversas procedencias y épocas.
                                                                          
                                                                   

                             
                                                                                         

                                                                                           

Disfrutamos mucho con el museo, muy bien puesto y ordenado, con algunas piezas notables. El resto de la catedral es como otro museo por los adornos, en este caso arquitectónicos, aunque algunos también

Seguimos por la orilla del Ebro, donde esta instalado un monumento commemorativo de la Batalla del Ebro.                                                                 
                                                                             
             
 La Batalla del Ebro, una de las mas importantes de la Guerra Civil (1.936-1.939) tuvo lugar entre los meses de julio a noviembre de 1.938, en el cauce bajo del valle del Ebro; termino con la victoria del ejercito franquista y fue decisiva para finalizar la guerra.

Pasados cerca de 80 años desde el final de la contienda, y con el ambiente antifranquista,  sobrevenido y renovado por el sr. Rodriguez Zapatero, el Ayuntamiento de Tortosa propuso un referendum decidir el futuro de dicho monumento.

Realizada tal consulta, los ciudadanos de Tortosa decidieron por un 68% conservar el monumento.

El monumento, realizado por el escultor Luis M. Saumelles (1.915-1.999), se inauguro en 1.966; es un gran monolito de 45 nm de altura, que se erige sobre la pilastra de hormigon, del antiguo puente de la Cinta, en mitad del rio, desde la que se alzan dos puntas de hierro, la mas alta con una cruz adosada en uno de los angulos y coronada por un soldado guiado por una estrella. la punta pequeña finaliza con un águila  con las alas extendidas.

                                                                                         
Bien, pues ahí va la foto del monumento; vale mas una imagen que mil palabras.

Se acercaba la hora de comer, en la que pensábamos conocer el castillo que corona Tortosa, al cual es posible subir siguiendo las murallas.

Tortosa cuenta con unas murallas y fortificaciones muy extensas, que reflejan lo importantes que fueron para la defensa de la ciudad. Tienen diferente grado de conservación, ya que corresponden a diferentes epocas, y que por eso tienen variedad de materiales y distinta tipología.

Siguiendo, por la calle de los Capellanes, donde encontramos uno de los monumentos renacentistas mas importantes de Tortosa, el conjunto de los Reales Colegios, formado por tres edificios:

El Colegio de San Jaime y San Matías, fundado en 1.564 como Convento de la Orden de Dominicos,  para cristianizar a los conversos de origen musulmán, y que después de albergar varias instituciones, hoy es sede de Archivo Histórico comarcal.

El Colegio de San Jorge y Santo Domingo, otro convento dominico, fundado en 1.578.del cual solo se conserva la portada renacentista con el escudo de Felipe II, que fue una antigua universidad. A partir de 2.003 es sede de los Servicios Territoriales de Educación y de la Escuela Oficial de Idiomas.

El tercer edificio es la Iglesia de Santo Domingo, construida en el s. XV, de estilo gótico, que después de la Desamortización del s. XIX, se convirtió en un cuartel. Tras ser cedida al Ayuntamiento de 1.10 a 1.987, se convirtió en el Museo-archivo Municipal hasta 2.007.

Actualmente es el "salón noble"de la ciudad y sede del Centro de interpretación del Renacimiento.
Es bastante empinado por algunos trozos, pero asequible, si se está acostumbrado a caminar.

Después, y mientras contemplábamos, subiendo una empinada cuesta, las murallas y los paisajes que se extendían fuera de ellas, cambiamos la trayectoria, por la Calle del Castillo para llegar a la cima.

El castillo de San Juan o de la Zuda es desde 1.972 un Parador Nacional de Turismo,
                                                                               

 que entonces sufrió una profunda restauración y que, del antiguo edificio solo se conservan murallas, arcadas el antiguo polvorín, el patio de armas, una salón con ventanas trifoliadas, y algunas galerías subterraneas. 

                                                                       
El Parador está rodeado por un magnifico jardín y tiene las mejores vistas sobre Tortosa ya que se encuentra en la colina central que domina la ciudad antigua.
                                                               

Dado su gran valor estratégico y de defensa, fue ocupado desde época remotas. Se han encontrado restos íberos y romanos, y sobre todo de la dominación musulmana, ya que por ellos fue convertida en una alcazaba, o fortaleza.

Después de la reconquista fue convertido en residencia real por Jaime I.

En el restaurante del Parador comimos estupendamente, en un agradable ambiente.
                                                                                 

Nuestra excursión tocaba a su fin. Tras un paseito por los jardines, no muy largo pues el viento, que se pasea por esas latitudes, soplaba fuerte, y con el mismo procedimiento que a la llegada regresamos a Peñíscola, nuestra base.

Habíamos pasado un día estupendo y conocido a esta joya tanto histórica como cultural que es Tortosa, para mi también algo sentimental.                       

domingo, 1 de marzo de 2015

Crema de chocolate con merengue

                                                                         

Facil y delicioso

Ingredientes

                                                                     

1 l de leche
4 huevos
200 g de azúcar
100 g de harina
1 trozo de cáscara de limón
75 g de cacao en polvo

Elaboración


Mezclar la harina con un poco de leche fría y desleir hasta que quede una mezcla fina-.

Hervir la leche con la cáscara de limón.

Cuando empiece a hervir añadir la harina desleida  y remover 5 minutos mientras hierve. Si se ve que hay grumos de harina, utilizar la batidora eléctrica hasta que quede completamente homogeneo.
                                                           

Separar las yemas de las claras, que quedaran a la espera, y mezclar las yemas con el azúcar y el cacao, añadiendo unas cuantas cucharadas de la leche con harina y cuando este mas suelto verterlo poco a poco en el recipiente de la leche hirviendo, sin dejar de remover.
                                                                     

Cuando rompa de nuevo el hervor retirarlo del fuego y volcarlo en la fuente donde se va a servir.
                                                               

Dejar enfriar y adornarlo con merengue.

Ingredientes para el merengue
                                                     
4 claras
75 g de azúcar

Batir las claras a punto de nieve.
                                                     

Cuando tengan  esa consistencia, agregar poco a poco el azúcar y adornar con ellas la crema de chocolate.

domingo, 22 de febrero de 2015

Castellón de la Plana

                                                                       

Hoy íbamos a conocer la capital de la provincia, Castellón de la Plana.

Circulamos en el mismo sentido que cuando fuimos a Segorbe, es decir hacia el sur, discurriendo entre las montañas por un lado, y el mar Mediterraneo por el otro, hasta llegar a una extensa llanura, la Plana .

Castellón de la Plana capital de la provincia del mismo nombre y de la comarca de la Plana Alta, tiene cerca 175.000 habitantes y dos núcleos diferenciados, separados por mas de cuatro km. El principal, donde están los edificios históricos y administrativos, y muchos de los servicios que ofrece la ciudad, y el otro compuesto por diez km de costa, ocupada en su mayor parte por el puerto y la refinería de petróleo, aunque también tiene tres playas, aptas para el baño.
                                                           

La ciudad se encuentra en la Plana, que en realidad es la llanura fluvial del gran delta del río Mijares y otros tres riachuelos que allí desembocan, cuyos sedimentos han fertilizado este espacio, ocupado antes por el mar.

Su termino municipal parece haber estado habitado desde, al menos, el Neolítico. Sin embargo hay pocos restos arqueológicos que confirmen un asentamiento anterior a la fundación de la ciudad en el s. XIII, siendo su núcleo original el cerro de la Magdalena, que estaba protegido por un castillo.

Tras la invasión musulmana, la población permanecido diseminada, en diversas alquerías, por toda la Plana.

Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, reconquisto estos terrenos hasta el río Mijares, que, al poco tiempo, hubo que abandonar de nuevo, a los musulmanes; de principios del s.XI datan los primeros documentos en que se nombra a Castellón, y la donación del rey Alfonso II, el Casto, de los mismos, al Obispo de Tortosa.

Hubo de pasar mas de un siglo para que la reconquista de este territorio se hiciera definitiva en 1.233, a cargo del rey Jaime I el Conquistador ; este la dono en primer lugar a dos de sus parientes, para acabar, posteriormente, pasando a la Orden de Santiago.

Aunque en un primer momento cristianos y musulmanes convivieron en paz, en 1.247 se produjo una sublevación de mozárabes, que provoco el despoblamiento de la zona durante un corto periodo, de manera que no fue hasta 1.252 cuando el rey dio el permiso correspondiente para que se fundara la ciudad, en el lugar, mas conveniente, del llano.

 Esta fecha, que se considera fue el tercer domingo de la Cuaresma de 1.252, se celebra desde entonces con una romería, origen de las actuales fiestas de la Magdalena.

En el s. XV la villa sufrió una fuerte caída demográfica, debido a diversas epidemias. Otras catástrofes de tipo político, al haberse unido al bando perdedor durante la Guerra de las Germanías contra Carlos I, le hicieron perder peso político en la región.

No fue mejor el comienzo del s. XVII, ya que, durante la Guerra de Sucesión (1.700-10) , entre el ya rey de España Felipe V de Borbón y el aspirante, el archiduque Carlos de Habsburgo, Castellón,  opto, también en esta ocasión, por el bando perdedor, lo cual no la favorecio al finalizar la contienda. Además se produjeron en este siglo varias epidemias de peste, que diezmaron la población.

En el s. XVIII se derribaron las murallas, para ampliar la villa, ya que cierto desarrollo, debido, principalmente, a la industria del cáñamo, había producido un  incremento de la población.

Durante la Guerra de la Independencia contra la invasión de Napoleón, la ciudad fue ocupada durante tres años, de 1.811 a 1.815, años de desastres, matanzas y destrucción, a cargo de las tropas francesas, acabando con la incipiente prosperidad.

En la nueva división territorial  de España, efectuada en 1.833 por Javier de Burgos, Castellón fue nombrada capital de la provincia homónima.

En las guerras carlistas, Castellón se declaro a favor de los liberales, y para defenderse del asedio del general carlista Cabrera se elevo un muralla, llamada la Muralla Liberal, por lo cual, la reina regente María Cristina de Borbón le concedió el titulo de ciudad. en 1.843. La Muralla Liberal fue conservada hasta 1.882, debido a la continuada amenaza carlista.

Nuevos desastres se produjeron durante la Guerra Civil española (1.936/39), cuando la ciudad fue incendiada y la catedral gótica volada.

Desde mediados del s. XX la ciudad ha tenido un gran desarrollo industrial, con la creación de la refinería de petróleo, la central eléctrica de ciclo combinado y el desarrollo de la industria cerámica, una de las mas avanzadas del mundo, de tal manera que su población se ha triplicado.

Los años 70 del pasado siglo, como ocurrió en otras partes de España de gran desarrollo y aumento demográfico, supusieron una especie de catástrofe urbanística; se derribaron diversos monumentos históricos, se construyo en altura y no se hizo ninguna zona verde.
                                                                         

Sin embargo cuando visitamos la ciudad nos ofreció un aspecto cuidado y agradable; verdad es que no hay monumentos históricos, pues la catedral, que debía ser el principal de ellos, como he dicho, fue reedificada, al haber sido destruida en 1.936, entre los años 40 y su finalización en 2.009.
                                                                                 

Cuando llegamos, el autobús nos dejo al lado de la enorme carpa que alberga el "mercadillo", por llamarlo como era en sus orígenes, porque que hoy día le sobra el diminutivo, ya que ocupa un gigantesco espacio, donde se vende desde toda clase de alimentos, hasta textil, ferretería, muebles, etc.

Desde allí, por una ancha avenida nos dirigimos hasta el centro de la ciudad, es decir a la Plaza Mayor, lugar donde se hallan la Concatedral de Santa María y el Ayuntamiento de la ciudad; en el centro de plaza hay una fuente, que anteriormente tenia un gran laurel, ocupando el sitio.

Antaño se celebraban en ella corridas de toros, ofrenda de flores y toda clase  de espectáculos, y todavía se celebran actualmente fiestas y otros actos lúdicos.

El edificio principal de la Plaza Mayor es la Iglesia de Santa María la Mayor; iniciada a finales del s. XIII, en estilo gótico, ha sufrido muchas vicisitudes y destrucciones a través de los siglos, la última, que la redujo a cenizas, en el incendio provocado de 1.936. Su reconstrucción comenzo en 1.939 y acabo sesenta años mas tarde, en 1.999.

El templo actual, mas grande que el original, ocupa toda una manzana, tiene planta de cruz latina, con tres naves y ábside pentagonal.

Desde 1.960, comparte, con la diócesis mas antigua de Segorbe, la condición de Catedral, de ahí su nombre de Concatedral.
                                                                                     

La torre campanario de la Catedral, llamada El Fadrí, está separada de la misma, Su construcción comenzo en 1.440; tiene 58 m de altura, cuatro cuerpos, culminados por la cámara de las campanas, que son ocho, y una estrecha escalera de caracol que permite subir a lo mas alto.
                                                                                   

Hoy día, además de su función como campanario, está considerada el símbolo de la ciudad.

En la misma Plaza Mayor se encuentra el Ayuntamiento. Es un bonito edificio construido entre los siglo XVII y XVIII, que ha sido algo modificado a lo largo del tiempo.

                                                                         
En la misma plaza se encuentra el Mercado Central, inaugurado en 1.949, despues de la remodelación de la Plaza Mayor efectuada un año antes, lugar de gran colorido, donde se puede encontrar lo mejor en cuestión de alimentos
                                                                       

Seguimos paseando hasta llegar a la cercana Plaza de Santa Clara, interesante plaza porticada, que debe su nombre al antiguo convento de monjas clarisas que existió en esa ubicación, demolido después de la Guerra Civil.

                                                                                 
En esta plaza rodeada de bares y tascas, se celebran los principales eventos lúdicos de la ciudad.

En el centro de la plaza, se encuentra el Monumento a la Fundación de Castellón, gran mole de piedra tallada por ambos lados, que representa la fundación de la ciudad por Jaime I de Aragón, en 1.251 y el hallazgo de la imagen de la Virgen de Lledo, patrona de Castellón, por un labrador que la encontro bajo las raices de un arbol, en 1.366.
                                                                       
                                                               
Nuestro corto paseo por el centro de Castellón, había consumido el tiempo disponible; otros monumentos y lugares interesantes nos quedaron por ver, pero teniamos que volver a nuestra base.

En el camino de vuelta pasamos por el otro núcleo de Castellón, la costa, situada a cuatro km. Me parecio una buena cosa esta separación, cerca pero no juntos los dos lugares. La costa de diez km es principalmente industrial, aunque tiene tambien algunas playas.

Atravesamos despues distintos pueblos costeros, dedicados al veraneo y al turismo, pues en ellos se han construidos barrios enteros de diversas alturas, grandes y pequeños bloques, chalets y adosados, mucho ladrillo y no bonito. Sin embargo el mar Mediterraneo ofrece un aspecto tan bello como siempre.