miércoles, 29 de abril de 2015

2º día en la isla de La Gomera, Parque Nacional de Garajonay, Valle Gran Rey, Vallehermoso

                                                                                         
   
Hoy nos disponíamos a ver la parte central y norte de la isla de la Gomera, así que tras un estupendo desayuno en el Parador, salimos de buena hora hacia el centro de la isla, con intenciones, para aprovechar la temprana hora, de pasear un par de horas por el Parque Natural de Garajonay.

Todas las carreteras de la Gomera, en general, son empinadas y con muchas curvas.

El aire de abril era límpido y se veían los relieves de acantilados, simas y montañas con toda precisión.

Nuestra primera parada fue en el Mirador de la Lomada del Camello, desde el que se ve gran parte de San Sebastian y como fondo, una de las mejores panorámicas del Teide, la cima mas alta de España, en la vecina isla de Tenerife, que parece presidir o amparar la isla de la Gomera.

El mirador se encuentra en el cauce del barranco de La Villa, en cuya desembocadura está el principal puerto de la isla, el de San Sebastian.

Enseguida encontramos lo que se podría llamar puerta de entrada al Parque de Garajonay, uno de los accidentes geológicos mas emblemáticos y conocidos de la isla, el Roque Agando.
                                                                           

Este enorme pitón traquifonolitico, antigua chimenea volcánica, rellena de lava, de 1.182 m de altura, destaca sobre los otros tres roques que forman el Monumento de los Roques, los de Ojila, la Zarcita y Carmona
                                                                                 
                                                                     
El paisaje que se divisa desde el Mirador del Roque Agando es magnifico; como nuestra visita se realizaba en primavera, todo el suelo estaba cubierto de plantas en flor, formando a veces cascadas floridas, debido al enorme desnivel.
                                                                     

Y, al fondo, a través del mar, que aquí no se veía, el Teide.

En este lugar, el 11 de septiembre de 1.984, se produjo un pavoroso incendio, que tardo mas de una semana en ser controlado y extinguido, en el que murieron veinte personas.

Entre las víctimas del incendio se encontraban desde autoridades, como el gobernador civil de la provincia, Francisco Javier Afonso Carrillo, que se traslado desde su residencia en Tenerife a las inmediaciones del Roque Agando donde el incendio presento su mayor furor, y su séquito, que fueron abrasados por las llamas, ante un cambio imprevisto de la dirección del viento, hasta excursionistas, que se presentaron voluntarios ante la convocatoria realizada para tal fin, a base de megáfono, en San Sebastian, todos gente conocida, tanto en el Gomera como en Tenerife.

Los medios contra incendios que existían entonces, no pudieron acabar con el fuego hasta ocho días después de iniciado.

Al lado del Roque Agando hay una placa commemorativa de este desgraciado acontecimiento, con el nombre de cada uno de los fallecidos.
                                                                   

Por cierto que los incendios han continuado, por desgracia, en la Gomera, como el último, acontecido el 4 de agosto de 2.012, que tras cinco días, penetro en el Parque y arraso una pequeña parte, durante dos semanas. Hay que saber que, al contrario que el pino canario, que se recupera del fuego, y rebrota, los arboles de la laurisilva no se regeneran y lo que queda quemado, no se recupera.

Enseguida llegamos al Parque de Garajonay, sobre cuyo nombre hay una conocida leyenda de los amores entre la bella Gara y el apuesto Jonay, que había venido de Tenerife, y que ante la oposición de sus familias para su unión, decidieron suicidarse, en el punto mas alto del bosque de El Cedro, muriendo juntos.

Hay dudas sobre el origen de la leyenda e incluso sobre el nombre de los protagonistas, puesto que en idioma beréber, la traducción de Garajonay es Roque Alto, pero, esta versión isleña de Romeo y Julieta, es bien bonita.

El Parque Natural de Garagonay es una amplia zona de laurisilva, en la que es fácil caminar, pues los brezos, tan grandes como arboles, los tilos, las fayas y los demás arboles y arbustos, ofrecen una deliciosa sombra, y preciosos senderos, donde se siente uno transportado a eras lejanas.

El parque, declarado Parque Nacional en 1.981, tiene el único curso continuo de agua dulce permanente de todas las islas, y la mayor altura de la Gomera, el Garajonay de 1.487 m sobre el  nivel del mar, cerca de veinte especies arbóreas, gran cantidad de plantas con flores, muchas de las cuales endémicas canarias, algunas exclusivas del parque, y una variada fauna, con muchas especies únicas.
                                                                             
                                                                             
 Caminamos unas dos horas por el parque, haciendo la ruta circular por el sendero de El Reventón.
                                                                 
                                                                     
La Gomera es una sucesión continua de valles, barrancos, roques, acantilados y playas que proporcionan impresionantes paisajes.

En el camino que habíamos tomado hacia Valle Gran Rey, tuvimos que parar, para disfrutar de una de las mejores vistas de la isla, en el Mirador del Santo, que se encuentra suspendido en los riscos del Monumento Natural del Lomo del Carretón, desde donde se domina la amplia cuenca del barranco de Taguluche, con el caserío del mismo nombre, que se esparce por las laderas de la cuenca.
                                                           

Desde este mirador se tiene la mas bella panorámica del oeste de la isla, y con tiempo claro, como era el día de nuestra excursión, se ven las islas de La Palma, mas cerca,
                                                                   
                                                                       
 y de El Hierro, un poco mas lejana.
                                                                 
                                                                     
Los imponentes riscos, tajos y vegetación también impresionan.
                                                             

La llegada a Valle Gran Rey es un gran espectáculo, por las terrazas de los antiguos cultivos, salpicadas con gran cantidad de palmeras datileras, de las cuales hay en toda la isla, y cuya variedad es canaria.
                                                                        

En tiempos prehispanicos, este territorio, junto a la vecina comarca de Chipude, perteneció al cantón aborigen de Obone.

 Después de la conquista la población se asentó en la zona alta, donde los condes de la Gomera, señores de la Gomera durante mas de tres siglos, tenían una de sus residencias principales.

La ocupación de la zona baja, el valle, propiamente dicho, no se produjo hasta la segunda mitad del s. XVIII, introduciéndose un siglo después, a finales del XIX, los cultivos de plátanos y tomate, destinados principalmente a la exportación, actividades agrícolas que produjeron un destacado crecimiento de la zona costera, donde se situaron los principales núcleos de población, como La Calera y Vueltas. 

 Al separase del mencionado Chipude en 1.812, la capital del nuevo municipio se instalo en Arure, lugar en el que permanecio hasta su traslado a La Calera, en 1.880, por decisión del alcalde de la época. No sería hasta 1.927 cuando quedaron unidas en una sola municipalidad la zona alta y la costera, y fue en 1.940 cuando se produjo el cambio de nombre al actual de Valle Gran Rey.  

En la actualidad la mayor parte de la población se sitúa en las margenes del barranco, entre pequeñas huertas y palmeras datileras, mientras que en la costa el pequeño puerto de Vueltas es la base de una importante actividad pesquera y turística.
                                                                     

Hasta hace no muchos años el escarpado relieve del municipio, con profundos barrancos y riscos verticales, ha condicionado las comunicaciones, cuando solo existían caminos empinados y serpenteantes, que, en la actualidad, sirven para gran cantidad de senderistas y montañeros.

Aunque la base de la economía ha sido la agricultura y la pesca, en los últimos lustros han perdido importancia a favor del turismo, tanto residencial como de visita, gracias a su excelente clima, sus playas, sus imponentes paisajes y su oferta de viviendas desocupadas, debido a la emigración, que ofrecen precios económicos, y que, recientemente, han ido acompañados de la construcción de apartamentos turísticos que han aumentado, podíamos decir, demasiado. 

Cuando llegamos a la zona costera de Valle Gran Rey, había llegado la hora de comer, así que nos asentamos en una terraza con vistas sobre la playa, que es la mas extensa de la isla, de fina arena negra y gran longitud, a disfrutar de un rato de sosiego.
                                                                         


Después de comer y de dar un paseo por la playa seguimos nuestra excursión hasta llegar a Vallehermoso, otros de los importantes pueblos de la Gomera.
                                                                   

Vallehermoso esta situado en uno de los valles mas fértiles de la isla, al pie de la mole volcánica que es el Roque Cano, que junto con  el palmeral de Tamargada, de donde se extrae la apreciada miel de palma, le dan un atractivo especial.
                                                                 

Vallehermoso es el mayor municipio de la isla, pues va desde el norte hasta el sur de la misma, con magníficos paisajes.

Después de constituirse la primera parroquia, en 1.678, Vallehermoso tuvo un gran desarrollo agrícola, por el cultivo del viñedo, producción de vino y exportación a Inglaterra, y otras industrias, como la maderera, llegando a ser el núcleo con mas habitantes de la isla, hasta que, cuando desapareció el comercio del vino, entrar en una gran decadencia económica y demográfica, con gran aumento de la emigración a América, sobre todo a Cuba y Venezuela.

Al llegar recorrimos el pueblo que conserva mucho sabor, con algunas casonas, legado de su mejor época, y rincones que hacen pensar en el tiempo detenido.
                                                                     

También visitamos su bonita iglesia de San Juan Bautista, de principios del s. XX.
                                                             

y por último nos sentamos en la terraza de un bar en la plaza del pueblo, a disfrutar del tiempo, que estaba fresquito.
                                                                         

Al volver hacia San Sebastian, atravesando de nuevo la cima de la isla, que es el Parque de Garajonay, pudimos ver la parte quemada por el último incendio, que como he dicho es irrecuparable.¡¡ Lastima de incendio!!

Todavía nos quedaba un mirador para parar, y eso que nos saltamos algunos, de los muchos que abundan en la isla, el Mirador del Roque de Tajaque, desde el que se ve la Reserva Natural de Benchijigua, una amplia caldera, cabecera del barranco de Santiago.
                                                                     

Día bien aprovechado este 8 de abril, en un momento en que ver la naturaleza con sus mejores galas es una delicia.

Un rato de descanso en el Parador, y unas cuantas tapas en el bar completaron el día.

miércoles, 22 de abril de 2015

Pimientos rehogados con tomate y huevo duro

                                                                 

Mezcla de verduras, que aunque se toma templada es muy adecuada para los calores del verano que ya estan cerca

Ingredientes
                                                                         
1 k de tomate
1 cebolla
3 huevos 1 pimiento rojo
1 pimiento verde
1 diente de ajo
aceite de oliva virgen
sal
pimienta
hierbas provenzales

Elaboración

Hervir los huevos 10 minutos en agua salada

Refrescarlos en agua fría y pelarlos.

Pelar y picar el ajo y la cebolla.

Limpiar los pimientos y cortarlos en daditos.

Poner 2 cucharadas de aceite en una cazuela y freír el ajo 2 minutos.

Añadir la cebolla y rehogarla a fuego mediano 5 minutos mas.

Incorporar por ultimo los pimientos y proseguir la fritura 5 minutos.

Escaldar los tomates en agua hirviendo 10 segundos. Dejarlos enfriar y cortarlos en dados.

Añadirlos a la cazuela, con 1 cucharada de hierbas provenzales.
                                                                       

Salpimentar y cocinar 15 minutos mas.
                                                                           

miércoles, 15 de abril de 2015

Tres días en la isla de La Gomera. LLegada a la isla

                                                                               

El mes de abril del año pasado, seguimos con nuestro recorrido por las islas del archipiélago canario.

Después de visitar las islas que no conocíamos, ahora volvíamos a la Gomera, donde yo había estado varias veces desde mi juventud, ya que mis padres tenían unos amigos gomeros con casa en la capital de la isla, y también después de casada, con mi marido, pues mis padres vivieron en San Sebastián cinco años; los últimos cinco años de trabajo de mi padre antes de jubilarse, pues cansado de los nuevos tiempos en la Enseñanza Secundaria, prefirió un lugar mas tranquilo, como es esta pequeña isla, para acabar su vida activa, y nosotros los habíamos ido a ver varias veces y habíamos hecho alguna corta excursión por la isla. Otra de mis visitas fue cuatro años atrás cuando fui con mi hija, su familia y mis otras nietas, que pasaban el verano en Tenerife con nosotros, a pasar un  día en la isla.

Mi hija tiene una amiga, de sus tiempos de estudio en Madrid, D. que va con frecuencia a la Gomera y que nos hizo de guía, ese día.Tuvimos poca suerte, pues era el mes de agosto y hacia un no demasiado frecuente enorme calor, de 40ºC o mas, con el que hacer turismo es bastante pesado, y debido a esas temperaturas la calima cubría casi todo, y no se podía disfrutar de los esplendidos paisajes que hay en esta isla.

Así que quisimos volver a ella, para lo cual cogimos el ferry que va desde Los Cristianos, en el sur de Tenerife, donde pasábamos una temporada, y nos embarcamos los tres, C., el coche y yo.

El viaje es de una hora. El mar estaba en calma y la vista de la isla al llegar, de su capital San Sebastián de la Gomera, es magnifica, así que el viaje resulto placentero.

Un poco mas complicado fue encontrar el camino del Parador de Turismo, donde nos íbamos a alojar, pues hay atravesar un laberinto de calles, para luego subir un empinada cuesta llena de curvas.
                                                                         

Por fin lo conseguimos, y allí tomamos posesión de una habitación con vistas.
                                                                                 
                                                                               
 El Parador ocupa un lugar privilegiado por las esplendidas vistas sobre San Sebastian, el Teide, y el mar inmenso. Tiene un precioso y cuidado jardín, con plantas y algún pequeño edificio de madera que lo pone aun mas en relieve, todo con una arquitectura de estilo canario, muy afortunada.
                                                                                         
                                                                       
Nos quedamos a comer en el restaurante del Parador y después de un rato de descanso, dedicamos la tarde a conocer San Sebastián, la capital y la ciudad mas importante de la isla

Pero antes de sumergirnos en ella, sepamos un poco de la isla.

La Gomera, llamada también la isla redonda, por su forma, y la isla colombina, por el paso de Cristóbal Colón en su viaje de descubrimiento de América y también en los demás que hizo al Nuevo Mundo, es una de las islas occidentales del archipiélago canario, ya que pertenece a la provincia de Santa Cruz de Tenerife, junto a La Palma, El Hierro y la misma Tenerife.

Su origen es volcánico, como el de las demás islas del archipiélago, siendo la de formación mas antigua, pues las ultimas erupciones se produjeron hace dos millones de años. La erosión del agua ha trazado numerosos barrancos, y, en la costa, impresionantes acantilados.

Posee una de las joyas naturales mas antiguas del planeta, como es la laurisilva, bosque subtropical de la era Terciaria, que ocupa la cima de su parte central, el Parque Natural de Garajonay, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1.981, formado por una gran variedad de arboles, arbustos y otras plantas, que conservan su follaje durante todo el año, entre los que hay fayas, brezos, laureles, helechos etc., y es la única de las islas que tiene un pequeño río.
                                                                             
                                                                               
En esta zona y a esa altura, se posa el llamado mar de nubes, que provoca la lluvia horizontal, la cual hace que se produzca una gran condensación de agua en las hojas de los arboles y una gran humectación en el suelo.
                                                                         

Su economía ha estado basada tradicionalmente en la agricultura, a pesar de que su superficie, tan montañosa, no es demasiado adecuada para los cultivos, ha sido posible gracias a la construcción de terrazas, y a la amplia red de canales de riego.

Actualmente el turismo es su principal fuente de riqueza con lugares atrayentes como Playa Santiago, Valle Gran Rey o la propia capital, en los que se organizan campeonatos de deportes, como p.e. el golf, el bridge, o excursiones de turistas, procedentes de los cruceros que hacen escala en Tenerife o Gran Canaria.
                                                           

Aunque hay diversas teorías sobre el nombre de la isla, la mas pausible es su procedencia del beréber, ya que existe un lugar en el norte de Marruecos, en la provincia de Xauen, de nombre casi idéntico: Gomara, así como otro español, de un islote, también al norte de Marruecos, llamado Peñón de Velez de la Gomera.

Los primitivos pobladores de la Gomera, que se encontraban, a la llegada de los europeos, en la etapa prehistórica del Neolítico, haciendo la salvedad de que en las islas no hay metales, no tenían ninguna relación con las demás islas del archipiélago, pues desconocían el arte de la navegación; cultivaban algunos cereales, cuidaban de sus rebaños, sobre todo de cabras, a lo que los ayudaban los perros, y pescaban y marisqueaban, para completar su dieta.

No se sabe a ciencia cierta cuando llegaron esos pobladores a las islas, pero se supone que fue entre 1.000 y 1.500 años antes de su conquista por los españoles, se cree que en varias oleadas; ni se sabe de donde, aunque recientes investigaciones han concluido, que tanto por el idioma, como por la anatomía, como por algunos rasgos culturales, que eran de origen beréber.

Aunque algunos viajeros, como el genovés Lancelloto y algunos monjes mallorquines habían visitado las Islas Canarias y se habían quedado largos años en un caso y habían empezado su labor evangelizadora de los otros, en el s. XIV, no fue hasta los primeros años del s. XV cuando empezó la conquista de las islas.

En un primer intento esta corrió a cargo de dos mercenarios normandos, los señores Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle, que fueron encargados de tal misión por el rey Enrique III de Castilla, y que lograron establecerse en Lanzarote, a los que sucedieron algunos caballeros castellanos, como fue el caso para la Gomera, que fue conquistada por Hernán Peraza, al que el mismo rey había dado permiso para hacerlo.

Las islas pequeñas y menos pobladas, Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y la Gomera, fueron así incorporadas a la corona de Castilla en régimen señorial, en el que permanecieron hasta la abolición del mismo en 1.812, mientras que las tres mas grandes, La Palma, Gran Canaria y Tenerife fueron conquistadas en régimen de realengo, al haber sido mas difícil tal empresa.

La Gomera fue fácil de incorporar a la corona de Castilla, pues los habitantes, que eran pocos, no opusieron demasiada resistencia, aún así hubo diversos episodios guerreros entre conquistadores y conquistados, y también entre los propios españoles, hasta que la asimilación y evangelización, que acompañaba siempre la incorporación de nuevos territorios, completadas con el mestizaje, fue total.

Por citar algún personaje de los comienzos españoles de la Gomera, uno de los mas polémicos fue Hernán Peraza, señor de la Gomera desde 1.445, cuya familia permaneció varios siglos al frente de su gobierno, y su esposa Beatriz de Bobadilla, que tras el asesinato de su marido por un aborigen, tomo las riendas de la gobernación, consiguiendo no ser mas apreciada que el difunto Hernán Peraza, por la dureza en el trato a los que tenia bajo su mando.

En el año 1.492, Colon se detuvo varias semanas en la Gomera, para repostar y reparar sus navíos, haciendo que esta isla entrara en la historia, al ser la ultima tierra europea que piso, antes de llegar a América.

Beatriz de Bobadilla lo ayudo cuanto pudo y trabo con él una amistad, que venía, seguramente, de su posible encuentro en la corte de los Reyes Católicos, que quizás fue mas que amistad, extremo que no se ha podido aclarar, a pesar de los variados estudios que se ha hecho sobre este asunto.

Colón volvió a parar en la Gomera en sus dos siguientes viajes a América, en 1.493 y 1.498, siendo siempre bien atendido por doña Beatriz.

Durante el s. XVI la Gomera fue sometida a los ataques de los corsarios (piratas protegidos por sus reyes; de ahí viene la expresión "patente de corso") ingleses y holandeses, aunque el mayor ataque se produjo en 1.613, por piratas berberiscos que asolaron la isla.

La economía insular mantuvo cierta importancia que sostuvo una población estable, desde el s. XVI hasta el XIX, con la producción de la cochinilla, primero y la introducción de cultivos de regadío, como tomates y mas tarde plátanos.

Pero siendo como es tierra abrupta y agreste, que proporciona dificiles condiciones de vida, ha habido en todas las épocas emigración, antaño a América, sobre todo a Venezuela, y simultaneamente a las islas mayores.

Hoy día la isla cuenta con algo mas de 23.000 habitantes, de los cuales cerca de 9.000 viven en la capital, San Sebastián de la Gomera, llamada por sus habitantes también La Villa.

No se sabe a ciencia cierta la fecha de la fundación de San Sebastián, pero lo mas probable es que fuera hacia 1.440.

En este mismo año se estableció en ella Hernán Peraza "el Viejo", que hizo un pacto de convivencia con los aborígenes, para conseguir la paz, y construyo algunos de los mas antiguos y principales monumento de La Villa, como son la Torre de los Peraza, o Torre del Conde, la Iglesia de la Asunción y la Casa Señorial.

A la muerte de Hernán Peraza "el Viejo", le sucede su hijo Hernan Peraza "el Joven", que acaba con la colaboración con los indígenas, y sufre diversas revueltas por su tiránica manera de tratarlos, hasta que es asesinado en un emboscada organizada por los gomeros.

Queda entonces gobernando su viuda Beatriz de Bobadilla, que continua con la misma tiranía.

 En este escenario se produce, podemos decir, la parada técnica en la isla, para repostar agua y víveres, y descansar, de Cristóbal Colon, que ha emprendido su viaje a las Indias Occidentales, sin saber, aun, que se va a encontrar con América, como sucedió el 12 de octubre de 1.492.

No es Colón el único navegante que para en la Gomera para aprovisionarsé, un número no pequeño de futuros exploradores y conquistadores de América, pasan por la isla, como Alonso de Ojeda, Vasco de Gama, Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Nuñez de Balboa etc., etc.

En 1.522 Guillén Peraza se convertirá en primer Conde de la Gomera.

Mientras, diversos corsarios (piratas protegidos por sus reyes), deseosos de apropiarse de la isla, son rechazados por los habitantes, como en 1.553 ocurrió con  el corsario francés Jean Le Clerk, "Pie de Palo".

Mas tarde en 1.571, el pirata francés Jacques Capdeville, en compañía de hugonotes, con cuatro naves francesas y una inglesa intentan desembarcar en la isla, pero al ser rechazados matan a varios residentes y provocan un incendio que destruirá casi completamente el pueblo.

En 1.599 el corsario holandés Pieter Van der Goes, intenta atacar la villa pero es repelido con ayuda de la artilleria desde la Torre del Conde.

Los ataques duran hasta el s. XVII, en que el corsario ingles Charle Widman, intenta en 1.743, de nuevo, apoderarse de la isla sin conseguirlo.

También diversos acontecimientos como epidemias, inundaciones y terremotos, crisis agrarias, así como la emigración a América, en el s. XIX,  impedirán que aumente la demografía.
continuara.