Para nuestro tercer día, decidimos ir a la zona de los volcanes. Un paisaje
completamente distinto al que
habíamos visto anteriormente.
Bordeamos la costa este de la isla en dirección al sur, hacia el municipio de
Fuencaliente, donde se encuentra el
volcan Teneguía, cuya última erupción data de hace cuarenta años, en 1.971.
Hay en la zona gran cantidad de conos
volcánicos, con distintos nombres. En realidad todos son el mismo
volcán con distintas bocas eruptivas, de distinta antigüedad.
El nombre del
volcán es
Cumbre Vieja, llamado ahora
Teneguía, como el cercano roque con
pretroglifos aborígenes.
La erupción de 1.971 duro desde el 26 de
octubre hasta el 18 de noviembre, pocos días si se la compara con la que
sucedió en el s.
XVIII en la isla de
Lanzarote, en el que hoy es el parque
Natural de
Timanfaya, que duro seis años.
Produjo enorme
interés y gran cantidad de gente tanto de las islas, como de todo el mundo, se traslado a La Palma para ver el
volcán despidiendo un enorme chorro incandescente de lava y piedras;
según nos ha contado alguno de los asistentes, el cercano volcán de San Antonio
ofrecía un lugar propicio para la observación, como un anfiteatro.
Tuvo
también gran
interés para la atención y el estudio de los
científicos de la época.
Las coladas produjeron daños materiales en los cultivos de vid de la zona y destruyeron una playa, aunque luego se creo otra. Gracias a la
cercanía del mar la lava vertida, al
soldificarse, hizo crecer un poco el tamaño de la isla.
Toda la zona,
así como una
extensión grande de bosque de pinar canario y
laurisilva, forma parte del
Parque Natural de Cumbre Vieja, creado en 1.987
En 1.994 se segrego de este Parque el
Monumento Natural de los Volcanes de Teneguia, para preservar los conos y coladas
volcánicas, acaecidas en esta zona, desde las antiguas hasta la mas moderna de 1.971.
Y , por cierto, que tienen que estar protegidos, pues varios de los conos ya fueron eliminados, para hacer un aparcamiento para turismos.
Llegamos a la zona
después de varios km de pista, hasta donde no se podía seguir en coche, era cuestión de caminar y trepar;
había poca gente.
Empezamos a subir por un sendero, no muy largo, pero empinado e incomodo, no es
fácil de subir y menos de bajar, por el picón o lava desmenuzada, que es resbaladizo.
Arriba vimos dos expediciones , con un guía cada una, ya que en el programa de
senderismo de la isla
están incluidos los volcanes. Luego de escuchar la larga
explicación, fueron bajando serpenteando por los senderos.
Llegamos hasta una especie de espigón
detrás del
cráter, desde el que tuvimos una maravillosa vista de todo el entorno, con la nueva costa y las salinas, únicas en la isla,
y a lo lejos tres islas,
Tenerife, con la inconfundible silueta del
Teide, La Gomera, redonda y mucho mas baja y el Hierro, que
empezaba a estar envuelto en bruma.
El volcán ofrece preciosos panoramas lunares, casi irreales, como un viaje a otro planeta.
Permanecimos contemplando el paisaje un buen rato.
Nuestra siguiente parada, ya a la hora de comer, fue en
Los LLanos de Aridane.
Esta población, la mayor de la isla, con mas de 20.000 habitantes, es uno de los principales motores
económicos de La Palma, debido a las plantaciones de
plátanos y al turismo.
Esta situada en el centro oeste, en un ancho valle del cual toma el nombre, favorecida por el sotavento y la solana.
Los Llanos de
Aridane se constituyo en municipio independiente en 1.812, con un territorio amplio, que
comprendía El Paso y
Tazacorte. Posteriormente estas poblaciones se segregaron,
Tazacorte en 1925.
Llegamos al centro ciudad, muy bien conservado, como todo en esta isla, la Plaza de España, donde
teníamos para elegir entre varias terrazas, donde tomar algo. Escogimos una con sol y sombra pues el aire era
fresquito.
La plaza, de fuerte sabor colonial, esta sombreada por enormes laureles de Indias,
árbol tradicional en las islas, que da una gran sombra, por la que no se filtra un rayo de sol.
He observado que
ultimamente no se recurre a este magnifico
árbol en los nuevos diseños, cuando es, sin duda, el que mas sombra proporciona.
En su contra juega el hecho de que tiene unos
fruticos, que al caer, ensucian las aceras, calles y coches aparcados debajo de ellos, con una sustancia pegajosa.
Alrededor de esta plaza
están los edificios principales, como el
Ayuntamiento, la Casa de la Cultura,
y la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, del s.
XVI, que alberga, entre otros retablos y cuadros importantes, una talla flamenca de la Virgen de los Remedios del mismo siglo. No pudimos ver el interior, ya que a esa hora estaba cerrada.
Detrás de la iglesia hay un pequeño y bonito
rincón, la Plaza Chica, con unas
altísimas palmeras y una fuente, lugar para sentarse
allí y disfrutar del clima y de la
tranquilidad del entorno.
Después de pasear por plazas y calles de Los Llanos, nos dirigimos a
Tazacorte, distante algo mas de 4 Km.
El entorno de la población es espectacular, rodeada de plataneras
que llegan hasta el mar.
Cerca de ella desemboca el barranco de Las Angustias, donde hoy se encuentra el Puerto de
Tazacorte, por donde desembarco, el 29 de septiembre de 1.492, Alonso
Fernández de
Lugo, para conquistar La Palma e
incorporarla a la corona de España.
Allí mismo fundo la ermita de San Miguel, que con el
tiempo se
convertiría en la iglesia del mismo nombre, la mas antigua de la isla, recientemente restaurada, que preside desde lo alto el pequeño centro
histórico.
Al lado de la iglesia hay una
preciosa pérgola rayada, con azulejos de
cerámica y coronada de
buganvillas.
El Puerto de
Tazacorte tuvo gran importancia durante los s.
XVI al
XVIII, desde el que se exportaba caña de
azúcar, vino y otros productos insulares a la
Península y a Europa.
Hoy día es una pequeña y próspera población de algo más de 5.000 habitantes, dedicados a la agricultura y al turismo.
En el centro histórico o barrio del Charco, quedan algunas casonas, como la Casa
Massieu van Dalle, que está restaurada, y otras pocas que tienen mas
difícil arreglo.
Esta parte se halla separada del resto del pueblo y en un nivel inferior.
Nos quedamos un rato tomando un refresco en una terraza situada
detrás de la iglesia, para luego emprender la vuelta a nuestro refugio, donde disfrutamos de otra buena cena en el acogedor comedor del Parador.
Nos quedaba por visitar la Mayor atracción de La Palma, a decir de los conocedores:
la Caldera de Taburiente, pero esto sera para el
próximo capítulo