miércoles, 26 de enero de 2011

Ecuador. Capítulo V. La Mitad del Mundo

Era la hora de comer; para ello fuimos a un lugar, cercano a Quito, San Antonio de Pichincha, llamado también con el nombre sugerente y descriptivo de La Mitad del Mundo.

Como dice el nombre del pais: Ecuador, este paralelo, que divide el globo terraqueo en dos mitades, pasa muy cerca de Quito.

Comimos en un agradable restaurante, con un buen buffet. También tenían música en vivo, mucho mejor y mas agradable que la que habíamos visto en el bar de Quito, de la calle La Ronda.

Después de comer fuimos al Museo Solar Intiñan, que se supone está exactamente en la linea del ecuador.

El primero en determinar la linea ecuatorial fue Charles Marie de La Condamine, que dirigió, a principios del siglo XVIII, la Misión Geodésica, organizada por la Academia de Ciencias de París, a la llamada entonces, Real Audiencia de Quito, hoy día Ecuador.

El rey Felipe V dio su consentimiento a la incursión en sus dominios, aunque también debían ir cientificos españoles. Los elegidos fueron el científico y marino Jorge Juan y el científico, militar y escritor Antonio de Ulloa, ademas del criollo Pedro V. Maldonado, que entre otras cosas era astrónomo, topógrafo y geógrafo.

La expedición tuvo éxito; sirvió para conocer el tamaño de nuestro planeta y para el establecimiento, mas tarde, del Sistema Métrico Decimal, además de situar el paralelo 0º.00.00, lo cual tuvo un pequeño error, pues fue fijado, en 0º.07.83 latitud sur

Hoy, con el desarrollo del sistema GPS, la situación real del paralelo del ecuador ha sido determinada exactamente y el Museo Solar Intiñan, que visitamos a continuación, fue construido para marcar la verdadera localización de la linea ecuatorial.

Este museo al aire libre, es muy curioso. Una amable y jovencísima guía nos ofreció unos experimentos para que comprobasemos donde estábamos. Gracias al punto magnético y gravitacional que es la linea equinoccial, se equilibra, p.e., un huevo en la cabeza de un clavo;

otras pruebas se realizan con agua, el discutido efecto Coriolis; con el equilibrio de las personas, etc.; algunas parecen mas sobrenaturales que reales.

Para entretener a los visitantes se han puesto en este museo algunas esculturas étnicas en piedra; unos chozas con utensilios de alguna tribu; algunos objetos y curiosidades indígenas de lugares alejados de la zona, como la Amazonía; un corral con una llama, animal típicamente andino; un telar con artesano haciendo un tapiz;

y para finalizar una "danza" interpretada por un supuesto indígena, de la cual, y del cual no supimos la procedencia.

Después de esta última visita regresamos a Quito, ya de noche, recordemos que a las seis y diez es de noche cerrada.

Teníamos que descansar y prepararnos para la cena, que estaba programada en el magnífico Hotel Plaza Grande, por el cual habíamos pasado durante la mañana, situado en la Plaza Grande.

El Hotel es muy bonito. Ese día no había clientes. Los tienen esporádicamente entre los magnates de las finanzas mundiales, estrellas del espectáculo, cine, música etc. y ¿como no? políticos del mundo, que a veces van allí en alguna de sus lunas de miel...o escapadas diversas.

La cena fue muy buena, el servicio excelente.

Después de cenar salimos a la terraza, desde la que se tenía otra vista, todavía mas cautivadora de la Plaza Grande, que la que habíamos tenido por la mañana. No había nadie en las calles, solo los monumentos, maravillosamente iluminados

Digno final de un intenso día.




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1 comentarios: on "Ecuador. Capitulo IV. Quito, 2ª Parte y la Mitad del Mundo"



Conguito dijo...
Esto de la contraprogramación me ha recordado la anécdota que circula por ahí de nuestro actual presidente: cuando aún estaba en la oposición se dedicaba a poner una radio a todo volumen a las puertas de la iglesia de su barrio a la hora de la misa... si es que son todos iguales!

Muy bonita esta entrada. Cada vez tengo más ganas de visitar Ecuador... Son tantas las metas que necesito dos vidas. Menos mal que con estos relatos es casi como visitarlos.

Besos

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viernes, 21 de enero de 2011

Rollitos de ternera y jamón

Estos deliciosos rollitos de ternera y jamón, de origen italiano, son llamados por los romanos saltimbocca, "saltan a la boca". Son muy fáciles de hacer. Aquí va la receta.

Ingredientes

6 escalopes de ternera
6 lonchas de jamón serrano
6 hojitas de salvia
25 g de mantequilla
100 ml de vino blanco
Sal
Pimienta

Elaboración

Aplastar los escalopes de ternera con el mazo para carne
Hacer las lonchas de jamón lo mas parecidas a los escalopes, aunque algo mas pequeñas.
Cubrir cada escalope con una lincha de jamón y una hojita de salvia o si no se tiene en hoja salvia picada, que hay en el comercio.

Enrollar y sujetar con un palillo a lo largo del cierre

Saltear suavemente los rollitos de ternera en la mantequilla hasta que estén dorados.

Añadir el vino

Tapar y dejar cocer a fuego lento 15 minutos

Se pueden servir solos o acompañados de arroz, puré de patas o verduras al gusto.

Y ya están. Espero que os guste ese sabor, tan mediterraneo que tienen.

domingo, 16 de enero de 2011

Ecuador. Capitulo IV. Quito, 2ª Parte. La ciudad colonial

Teníamos un par de horas para conocer el plato fuerte de Quito, el centro histórico colonial.

Hay que pensar que los fundadores de la ciudad tenían amplias miras, pues la diseñaron a escuadra, con grandes espacios, grandes iglesias, grandes palacios, siguiendo los gustos españoles de la época.

Es un conjunto verdaderamente bello y por demás interesante. Fue una pena no haber aprovechado mejor el tiempo; nuestra guía, G., que unía a la ignorancia e incultura, la desidia, no nos condujo a todos los lugares que debíamos haber visitado. Aun con estas deficiencias, pudimos admirar el centro histórico, ahora rehabilitado, que ha hecho de esta parte de Quito la ciudad colonial mas bonita e interesante de Sudamericana.

Comenzamos la visita por la plaza de San Francisco donde se hallan la iglesia y el convento de San Francisco, uno de los monumentos mas importantes, no solo de Quito, sino de todo el arte colonial, conocido por ello como El Escorial del Nuevo Mundo.

La plaza es magnifica por sus enormes dimensiones, que permiten apreciar el monumental edifico de la iglesia y convento, en toda su amplitud.

Llegamos, mas o menos, a la hora en que se celebraba la misa dominical, pues era ese día de la semana. La parte baja de la plaza estaba ocupada por un grupo folclórico de danzantes, ataviados con ropa indígena y acompañados por música en vivo, que armaban bastante bulla; un corro de ciudadanos, no demasiado nutrido los contemplaba; un miembro de nuestro grupo llamo a este espectáculo apropiadamente "la contraprogramación".

Y es que el gobierno ecuatoriano, de corte chavista, como el dirigente de Venezuela, está empeñado en una campaña contra la iglesia católica, de gran influencia en toda América latina, y quisiera suplantar el poder de esta institución. Observamos esta contraprogramación en muchos otros lugares de culto, tanto en Quito como en otras ciudades.

Volviendo a lo que nos interesa que es la iglesia de San Francisco, digamos que su construcción empezó en 1.550, para acabar ciento cincuenta años mas tarde en 1.680. Es un edificio muy bello, con diversas influencias, aunque predomina el estilo barroco, que determino buena parte del arte colonial; siendo mas imponente, se parece mucho a las iglesias y conventos franciscanos de la misma época, de los cuales hay buenas muestras en varias de la Islas Canarias.

La decoración interior, de gran riqueza, muestra artesonados moriscos, con elementos mudéjares, se conserva integra la decoración del coro, del s. XVI, de este estilo; retablos barrocos, adornados con columnas y volutas, y gran profusión de pan de oro, como recubrimiento del Retablo Mayor,

que no pudimos ver pues estaba cubierto por un velo pintado con la representación de dicho retablo, en restauración.

A pesar de la contraprogramación que se desarrollaba en la plaza, la iglesia estaba llena, y la misa era muy preceptiva, con cantos y oraciones, seguidas por los fieles con devoción.

La pequeña escultura de la Virgen de Legarda adorna el altar mayor, así como obras de renombrados artistas de la escuela quiteña, que nació en los patios de este convento.

El Convento de San Francisco forma parte del conjunto y se encuentra unido a la iglesia. Por desgracia no lo visitamos, pues creo que tiene, entre otras cosas admirables, un patio magnifico; ahora no se si porque estaba cerrada por ser domingo, o por inepcia acreditada de la guía.

Desde la Plaza de San Francisco seguimos, por la calle Cuenca hasta la confluencia con la calle Chile, para encontrar la Iglesia y Convento de la Merced, otro de los monumentos del Quito colonial.

El primer conjunto fue construido por los padres mercedarios en el s. XVI; debido al terremoto de 1.660 tuvo que ser reconstruida en el s. XVIII, con pocas diferencias respecto al edificio anterior.

Su torre cuadrangular con cierto aire andaluz, es la mas alta del centro histórico de Quito; luce un reloj de luna negra, instalado en 1.820. Tiene una preciosa cúpula, que se ve muy bien desde la plaza de San Francisco.

El interior de la iglesia es muy bello y adornado, como todas las iglesia de la ciudad. En el Retablo Mayor hay una imagen de la Virgen de Las Mercedes, que sacan a veces en procesión.

Uno de los mayores atractivos, que tengo que confesar que no vimos, es su biblioteca, considerada como una joya tanto por su belleza como por el valor histórico de los libros que guarda.

Aunque tampoco lo vimos, tiene un patio, preservado por el terremoto, con el piso original, de amplias proporciones, con una fuente renacentista en el centro.

Delante de la iglesia hay una gran cruz, como la que acompaña a todas las iglesias coloniales de Quito.

Seguimos andando hacia la Plaza Grande o Plaza de la Independencia, el corazón del centro histórico.

Es una plaza muy bonita y armónica. Durante siglos la Plaza Grande fue una gran explanada, con una fuente en el centro, que abastecía de agua a los habitantes de la ciudad, alrededor de la cual se establecía una improvisada plaza de toros para celebrar las fiestas, hasta que en el s. XVIII se decidió hacer de ella una verdadera plaza mayor, al estilo de las europeas.

En 1.906 se colocó el monumento a la Independencia en el centro, desplazando la fuente, y se cambió el nombre de Plaza Grande por el de Plaza de la Independencia, a pesar de lo cual los quiteños siguen llamándola por el primer nombre.

La plaza se encuentra flanqueada en sus cuatro costados por diferentes edificios públicos
  • Palacio de Carondolet
  • Catedral Metropolitana
  • Palacio Arzobispal
  • Palacio Municipal
  • Hotel Plaza Grande
El Palacio de Carondolet, es la sede del Gobierno y residencia del Presidente de la República; fue restaurado y renovado por uno de los Administradores de la Real Audiencia de Quito, el barón de Carondolet, a finales del s. XVIII, con una bonita columnata y balcones de hierro forjado que adornaron el Palacio de Versalles, en Francia, traídos hasta aquí.

La Catedral Metropolitana, templo mayor de la ciudad, empezó su construcción en 1.562, concluyendo en 1.806.

Alberga gran cantidad de obras de arte, en pintura, escultura y objetos religiosos, pero no nos fue posible ver el interior, ya que solo abre de 7 a 9 de la mañana.

Este extraño y reducido horario puede que tenga que ver con la contraprogramación, de la que ya he hablado, pues, en efecto, cuando llegamos a la Plaza Grande, allí estaba el consabido grupo folclórico, bailando y saltando al compás de una estruendosa música, justo a las puertas de la catedral.

La primera construcción del Palacio Arzobispal, data de 1.653, en terrenos adquiridos por la Iglesia; ha sido restaurado y modificado a lo largo de los siglos, aunque conservando siempre un aire colonial;

dentro tiene un precioso patio con una fuente central y cuatro pisos de balconadas. Me recordó mucho los patios canarios, de la misma época, que abundan en las islas.

Ahora ha sido convertido, como algunos de las islas, en centro comercial. El Obispado conserva en él una oficina.

El Palacio Municipal rompe la armonía de la Plaza Grande, y es mirado con poca simpatía por los ciudadanos. En los años 60 del siglo pasado, la piqueta, manejada por las autoridades de aquella época, acabo con las casas antiguas de estilo colonial, tomando la decisión de hacer un nuevo edificio, que es el que ahora está allí.

Por fortuna se desechó el proyecto de construir una torre de cristal de catorce pisos, que hubiera acabado para siempre con el encanto de la plaza. En 1.973 se construyo el actual edificio de hormigón, de poca altura. Como está encalado y tiene tejado de teja, solo desentona, pero no es demasiado agresivo.

Al lado del Palacio Arzobispal está el Hotel Plaza Grande, sobre el cual volveremos. Solo decir que ocupa un bonito edificio de 1.935.

En una de las esquinas, ya fuera de la Plaza, enfrente del Hotel Plaza Grande, se encuentran el Convento y la Iglesia de la Concepción.

Este fue el primer convento de monjas fundado en Quito, en 1.577 . Como todas las iglesias y demás monumentos de Quito, ha sufrido mucho a través de los siglos, pero hoy luce completamente restaurado.

Otra de las iglesias que está casi en la plaza, en la adyacente calle Garcia Moreno, es la Iglesia del Sagrario, otra de las joyas coloniales de Quito; fue edificada en el s. XVII; de gusto italianizante, se encuentra junto a la Catedral, por lo que a veces se la llama "La Catedralilla". Fue originariamente la capilla principal de la catedral, construida para el culto del Santísimo Sacramento.

Desde su entrada no se ve la Plaza Grande y no se escucha la estruendosa música que acompaña los bailes folclóricos, así que estaba abierta y se estaba celebrando la Eucaristía cuando entramos, con lleno total. Como en todos los actos litúrgicos que pude ver en Ecuador, la gente vivía la celebración, con cánticos y rezos en voz alta.

Por la esplendida calle García Moreno, llegamos a uno de los mas visitados monumentos de Quito la Iglesia de la Compañía.

La calle, que sale de la Plaza Grande, está, toda ella, ocupada, por lo que fueron la Universidad San Gregorio Magno, fundada por los jesuitas en el s. XVII y el Seminario de esta Orden.

Los jesuitas llegaron a Quito en 1.575, para instalarse difinitivamente en 1.586. Lo primero que fundaron fue el Seminario Conciliar de San Luis; posteriormente establecieron un Colegio Máximo para estudios de Teología, Escolástica, Latín y Filosofía, que llego a ser Universidad en 1.622. Entre las instalaciones que tenia, destacaba su biblioteca, de las mejores de Sudamerica, que fue declarada Biblioteca Pública, mucho tiempo después.

Tras la expulsión de los jesuitas en el s. XVIII, la Universidad desapareció y los edificios fueron destinados a sucesivos y heterogeneos usos: Universidad pública, fábrica de tabacos, que funcionaba como prisión de hombres y mujeres, instalaciones militares, o cuarteles, e incluso hubo ¡un depósito de polvora!

En el s. XIX, después de la Independencia, se ubicó en ella la Casa de la Moneda; hasta que en 1.860 el Presidente García Moreno, llamó, de nuevo, a los jesuitas, a los cuales se devolvieron buena parte de los bienes e inmuebles incautados, construyéndose el edificio que hoy podemos admirar.

Toda la calle García Moreno, es monumental; el antiguo solar de la Universaidad jesuítica, está ocupado, hoy día, por el Centro Cultural Metropolitano, que contienen diversas dependencias,
  • Archivo Histórico
  • Museo de Arte Colonial
  • Biblioteca con mas de 50.000 volúmenes
salas de exposiciones, salas de conferencias y eventos, y otras de menor interés.

Contiguo a este edificio se encuentra la Iglesia de San Ignacio de Loyola, mas conocida como de la Compañía.

La iglesia, comenzada en 1.605, se concluyo en 1.765, en vísperas de la expulsión de los jesuitas de los dominios del rey de España y de otros varios países.

La fachada del templo es una de las maravillas del barroco y plateresco americano, realizada con el esquema de la Iglesia del Jesú, de los jesuitas en Roma, que fue el modelo para todas las iglesias de la Orden, aunque mucho mas adornada en el caso de la de Quito.

En cuanto al interior, entrar en el templo es quedar deslumbrado ante la síntesis de fasto y armonía, de barroco revestido de oro.

El Retablo Mayor es obra, como muchas otras en la ciudad, de nuestro conocido artista quiteño, del s. XVIII, Bernardo de Legarda.

Después de esperar casi una hora delante de la iglesia, pues nuestra guía no sabía el horario de visitas, por cierto bastante raro, la visita a este monumento empezaba a las 13:15, pudimos conocer el interior, que nos dejo maravillados; con su entero recubrimiento de pan de oro, artesonados, capillas volutas, etc., es como un enorme joyero; y también una muestra del poder y la riqueza que tuvo la Orden de los Jesuitas en este territorio.

En la esquina, enfrente de la Iglesia de la Compañía está el edificio, que fue el Banco Central, hoy día dedicado a Museo y Centro de las Artes Escénicas.

Habíamos acabado nuestro paseo de la mañana por Quito, recorrido para conocer y contemplar muchas, aunque no todas sus bellezas. Por ejemplo, de las famosas Siete Cruces, todas ellas delante de iglesias coloniales, habíamos visto cinco. Quizás sea demasiado ambicioso, querer ver todo lo importante; hay tiempos muertos, monumentos donde el grupo se detiene mas de lo previsto y deseable; sería aconsejable y estupendo tener un guía adecuado, etc., pero... habíamos aprovechado bastante; lo demás quedara para la próxima visita a Quito.

En resumen habíamos disfrutado mucho conociendo esta bella ciudad. La hora de comer se aproximaba.

Dejaremos para otro capítulo el resto del día.